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Survivors of the End

Cien Millones de Personas se Salvaron del Final, Cien Millones de Sobrevivientes que ahora vivirán en Otro Mundo muy Diferente al Suyo. Autor: The Wind Jaeger. Editor: The Wind Jaeger. Fan #1: The Wind Jaeger.

The_Wind_Jaeger · Fantasy
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61 Chs

Pueblo de Esperanza

Luciel quien recién acaba de ver una increíble escena, empezó a mirar alrededor de él.

"Oh." – exclamó el joven que finalmente vio a lo lejos un pueblo. – "Al parecer tengo suerte, no estoy tan lejos de un poblado." – pero antes de dirigirse hacia allá, Luciel volvió a apreciar el inmenso bosque y aquellas montañas blancas a lo lejos que parecían llegar hasta lo más alto del cielo.

"Vaya… es… es demasiado hermoso." – dijo el joven. – "Aun así, me preguntó como serán las personas de este mundo."

Realmente aun le costaba mucho a él en pensar que realmente se encontraba en otro mundo, que la Tierra había sido destruida, y jamás podría volver.

"Uff." – tomando un respiro y volviendo a mirar el cielo pintado por más de una luna que de nuevo le confirmaba que realmente esto no era la Tierra, Luciel pidió a los Dioses. – "Por favor, os pido, os ruego, por favor, que mi familia este bien, que estén sanos y salvos, que no sufran, que se encuentren en este mundo, que se encuentren vivos, por favor." – y, una vez dicho eso, él comenzó a caminar hacia donde se encontraba el poblado.

El joven se acercaba cada vez más y más hacia el pueblo, pero con cada paso que él daba, él más nervioso se ponía, después de todo, se encontraría con personas de otro mundo, que según por el mensaje del Dios Alamud, este mundo era muy diferente a la Tierra.

Él no podía evitar sentirse diferente, y empezaba a pensar en que clase de mundo sería este realmente, que tan diferente sería de la Tierra, y mientras él caminaba, logró llegar a lo que parecía ser un camino, y en ese momento, un carruaje se acercaba.

"¿Eh?" – Luciel se sorprendió, porque no había escuchado o visto al carruaje anteriormente, aunque eso se debía principalmente a que aun estaba lejos y a que él estaba distraído por su propio nerviosismo.

Él se apartó del camino para que le carruaje pasase, y en ese momento, ��l se sorprendió aun más al poder ver a los animales que jalaban dicho carruaje. – "Whoa." – exclamó con sorpresa él, mientras veía a unos animales parecidos a caballos, pero con algunas diferencias, eran grandes, cuando pasaron al lado de él, eran al menos el doble de altos que Luciel, quien medía 155 centímetros de altura.

Además de eso, poseían dos cabezas y seis patas, y tenían un pelaje violeta, las patas eran inclusive más gruesas que el propio cuerpo de Luciel.

"…" – por un momento, las piernas de Luciel temblaron hasta que él cayo de rodillas al piso.

Él solo miró al carruaje y los animales (sí es eso lo que eran) alejarse rumbo al pueblo.

"No pasa nada, no pasa nada, no pasa…" – decía Luciel una y otra vez mientras intentaba calmarse.

'Demonios… ¿Qué eran esas cosas? ¿Caballos? ¿Monstruos?' – se preguntaba Luciel mientras seguía calmándose, y una vez logró dejar de temblar, él se paró, y volvió a caminar rumbo al pueblo.

El nerviosismo de Luciel se encontraba en el nivel más alto posible, después de todo, era mucha sorpresa para él ver tal clase de criatura de tan cerca, que, aunque paso de largo e hizo caso omiso a Luciel, las criaturas lograron dejar en shock al joven.

Cuando él ya se encontraba a unos metros de distancia del pueblo con murallas de madera que solo permitían la entrada por un sitio, él logró ver un letrero escrito en una letra desconocida para él, pero que aun así entendía a la perfección.

El letrero de madera decía lo siguiente: Bienvenidos Sean Todos al Maravilloso y Tranquilo Pueblo de Esperanza, el Pueblo del Reino de Arcadia más cercano al Gran Bosque Oscuro.

'Pueblo de Esperanza.' – Luciel, quien realmente no tenía idea en que parte del continente se encontraba, se alegraba en conocer en que pueblo se encontraba, además de poder comprobar que podía leer a la perfección tal y como decía la carta.

"¿Hm? ¿Reino de Arcadia?" – ese era la nación en el que él apareció. – "¿Gran Bosque Oscuro? Así que así se llama ese vasto bosque."

Al ir acercándose aun más al pueblo, él ya podía ver la entrada, la fila de personas y carruajes que deseaban entrar, y a lo que parecía ser guardias que impedían la entrada. Él se puso al final de la fila, y fue esperando su turno para poder entrar al poblado.

Cuando finalmente llegó el turno de Luciel, un hombre de mediana edad, con una vieja armadura que mostraba signos de ataques en ciertos sitios, lo cual decía que el guardia de seguro había tenido un enfrentamiento muy peligroso, se acercó a Luciel.

El hombre era algo alto, tenía músculos, pero no tan definidos, no se le podía llamar guapo, pero tampoco feo, aun así, su rostro se podía decir que era pasable. Él usaba un casco, y claramente tenía una espada envainada.

'¡Un arma!' – pensó Luciel. – 'Pero… ¿Una espada?' – era extraño para el joven ver una espada, en especial viendo a un hombre en armadura.

"Oh, ¿No eres muy joven para viajar por tú cuenta?" – preguntó el hombre.

"…" – Luciel no sabía que decir, solamente se quedó callado.

"Bueno, eso no es de mi incumbencia, ¿Verdad?" – el guardia sonrió. – "Bueno, por favor joven viajero, me podrías mostrar tú Tarjeta de Identificación."

"…" – está vez, en vez de ponerse nervioso, él realmente no entendía a lo que el guardia se refería. – "¿Qué es eso?" – preguntó de repente Luciel que realmente no tenía idea de lo que una Tarjeta de Identificación era.

"…" – el guardia se quedó callado por un rato.

"…" – Luciel tampoco habló de nada.

"Estas bromeando… ¿Verdad?" – preguntó el guardia que veía al joven, a lo que Luciel seguía sin decir nada. – "Vamos, la Tarjeta de Identificación, como viajero deberías saber que es un requisito mostrar tú Tarjeta de Identificación para poder entrar a alguna villa, pueblo o ciudad del reino." – dijo el guardia como si fuera algo de sentido común.

"¿En serio?" – preguntó nerviosamente Luciel, quien claramente no poseía ninguna Tarjeta de Identificación. – '¿Por qué en la carta no se mencionaba eso? ¿Por qué no se me dio una?' – se preguntó Luciel.

"Claro que habló en serio, ¿En serio no posees ninguna?" – preguntó el guardia.

"…" – Luciel cada vez se ponía más y más nervioso, de su frente sudor empezaba a recorrer por su rostro. – "No."