La Peste de los Cien Días

Año 9988, Día 8 del Mes de la Lluvia.

Ahora que había pasado ya más de un año desde que los terrícolas habían llegado a este mundo, la gran mayoría ya se habían acostumbrado a sus nuevas vidas en el Gran Mundo de Gea.

Pero, para Luciel, este mes comenzaría un evento extraño para él, porque menos clientes llegaban al Restaurante del Espadachín Carmesí, cuando él salía a caminar, veía a poca gente, e inclusive por lo que Alec y los otros le decían, pocos aventureros realizaban misiones últimamente.

Cuando Luciel quiso descubrir el porque sucedía esto, él fue a hablar con Don Armando sobre lo que sucedía, en un principio, Don Armando no sabía lo que ocurría, pero en el día de hoy, Don Armando le dijo que se trataba de la Peste de los Cien Días.

"¿Qué es eso?"

"Una enfermedad."

"¿Enfermedad?"

"Sí."

"¿Qué tipo de enfermedad?"

"No lo sé, es la primera vez que sucede esto en el Pueblo de Esperanza, ten cuidado al salir, he escuchado que es muy contagiosa y que es muy peligrosa."

"Hm, creo que iré con el doctor Aris a preguntarle."

"No le molestes."

"No se preocupe, no le molestaré, además, me llevo muy bien con el doctor."

"Aun así, no creo que sea bueno que vayas con él ahora mismo, de seguro estará muy ocupado ahora mismo."

"Puede ser, pero tengo curiosidad por saber más acerca de esta peste de los cien días." – dijo Luciel quien, al no haber clientes, se dio el lujo para ir a la clínica de Aris a pesar de que esta era la hora en la que solía haber más clientes en todo el día, aun así, Luciel pensó que al igual que ayer, solo vendrían algunos guardias que terminarían sus turnos al atardecer.

"Doctor Aris." – dijo Luciel al entrar a la clínica.

"Oh, Luciel, ¿Qué hueso te fracturaron el día de hoy?"

"Ninguno." – dijo Luciel.

"Y, ¿A que debo la visita de hoy?"

"Vengo a preguntarle algo."

"¿Hm? ¿Qué es lo que quieres preguntar?"

"¿Usted sabe lo qué es la Peste de los Cien Días?"

"Claro que sí."

"Me puede decir."

"Claro, tal y como lo dice su nombre, es una enfermedad que ocurre durante cien días, y que afecta a los habitantes del continente de Skypea. Nadie sabe la razón del porque existe, solo se sabe que ocurre en el mes de la lluvia cada año, y afectar diferentes lugares al azar cada año, y como puedes notar, esta vez le tocó a la región alrededor del pueblo, he oído que personas de los pueblos cercanos ya han presentado síntomas."

"¿En serio? ¿Qué tan grave es?"

"Muy grave, esta enfermedad ataca al cuerpo del paciente, debilitándolo, carcomiendo su energía y su cuerpo, si logra soportar días de intenso malestar, desmayos y sangrados, una vez pase el día treinta de su enfermedad, usualmente podrá recuperarse y solo quedará en el recuerdo la enfermedad, pero en ese lapso de treinta días, muchas personas se ponen muy graves, no pudiendo respirar, teniendo inmenso dolor alrededor del cuerpo y una enorme fiebre, este tipo de síntomas son los que al final hacen que muchos mueran, pues con los síntomas anteriores sumados a estos, el cuerpo del paciente no aguanta mucho, y usualmente a los diez o quince días de enfermo muchos mueren."

"¡¿En serio?!"

"Sí, es una enfermedad con un alto índice de muertos, alrededor del setenta al ochenta por ciento de los que se enferman mueren."

"…" – el rostro de Luciel se puso pálido al oír tales palabras. – "Y… ¿No existe cura?"

"Sí la hay."

"Entonces ya la esta suministrando a las personas que estén enfermas, ¿Verdad?"

"No es tan fácil Luciel, casi todos los ingredientes para la cura son comunes y fáciles de conseguir, todos a excepción de uno."

"¿Uno?"

"Sí, la Hierba de Mil Años."

"¿Hierba de Mil Años?"

"Es una hierba de color amarilla que tarda en crecer mil años, y una vez ha crecido, se puede usar para crear diferentes pócimas y pastillas para aliviar diferentes enfermedades." – dijo Aris que le mostró en uno de los libros que él tenía, un retrato de la hierba a Luciel.

"Whoa."

"Sí, pero el problema es que son muy difíciles de conseguir, no solo son raras de encontrar, sino que encontrar una con mil años intacta es extraño, usualmente a través del tiempo muchas personas han logrado hallar una, pero usualmente les faltaban décadas o siglos para estar listas para usarse."

"Vaya…"

"Sí, aun así, ya pedí al Gremio de Aventureros para que se busque tal hierba. Es bueno que el Gran Bosque Oscuro sea un sitio en donde se pueda hallar."

"¿Pero no es peligroso?"

"No te preocupes, los aventureros son cuidadosos al realizar este tipo de misiones, aunque se tarden un poco más de lo esperado, de seguro pronto hallaran la Hierba de Mil Años."

"Oh…"

"Sí, por lo tanto, no salgas mucho sí es necesario, y cuídate."

"Lo sé." – dijo Luciel que salió del lugar.

"Ah…" – Aris suspiró mientras vio a Luciel irse. – "Quien lo diría Liz."

"¿Qué cosa?"- preguntó la asistente que le traía una copa de té a Aris.

"Que nos encontraríamos con la misteriosa Peste de los Cien Días en este pueblo."

"Bueno, al menos sabemos que nosotros somos inmunes."

"Sí, por alguna razón solo a los nativos de este continente se pueden enfermar, me preguntó sí los terrícolas también son inmunes."

"Pues para ellos serían lo mejor sí son inmunes, después de todo sus cuerpos no aguantarían la enfermedad."

"Puede ser." – dijo Aris que bebía del té que le dio Liz.

"¿Preocupado?"

"Hm, ¿Preocupado de qué?"

"Del chico."

"Bueno, sería un mal sabor de boca sí algo le pasase al chico al que he atendido más de cien veces en los últimos meses."

"…"

"Ah, ojala nada malo pase, después de todo, solo nos quedan unos pocos días más…"

"Sí."

"¡¿En serio?!" – preguntó Billy.

"Sí."

"Whoa, no puedo creer que eso sea la Peste de los Cien Días." – dijo Billy asustado.

"Sí, y pensar que esta enfermedad ahora se encuentra sobre el Pueblo de Esperanza." – dijo Fred preocupado. – "En este tipo de momentos no me gusta que mi familia tenga una posada."

"Tienes razón, ojala ese doctor consiga hacer la cura."

"No te preocupes Billy, el doctor Aris es un muy buen doctor, de seguro una vez le traigan la Hierba de Mil Años, él hará sin problemas la cura." – diría Luciel con confianza en las habilidades del doctor Aris.

"Sí, ahora solo resta esperar a que los aventureros encuentren la cura." – dijo Fred.

"¡Sí!" – dijo Billy con la esperanza de que no se enferme con esa terrible 'Peste de los Cien Días.'

"Bueno, ya me tengo que ir."

"Nos vemos Fred."

"Hasta luego Fred." – dijo Billy quien también se iba a su casa. – "Nos vemos luego Luciel."

"Sí, cuídense." – dijo Luciel quien se quedó en el Restaurante del Espadachín Carmesí.