810 Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 474

Yoruichi se encontró a sí misma tirada en un bosque rodeado de niebla. Por la densidad de la niebla, debieron ser las dos de la mañana. Recordaba haber alcanzado la nación de las Aguas Termales. A su alrededor se veía un bosque de niebla densa producto de las aguas termales de la región y del terrible hielo que bajaba desde la zona norte.

Yoruichi respiraba con dificultad, recordaba haberse movido a gran velocidad. Ella estaba adolorida, pero eso no la detendría. Ya había matado a ese monstruo con piel humana. Ella lo había hecho, pero su brazo derecho no dejaba de desmoronarse como si estuviera hecho de ceniza.

Ella trato de llevar su mano izquierda para tocarse el brazo derecho y sentir cuánto se había deteriorado, pero al no sentir su brazo izquierdo, supo que estaba muy mal. Ella comenzó a respirar con dificultad, miró hacia adelante, pudo ver el cielo estrellado a través del follaje y la niebla. Ella trato de articular algunas palabras, pero solo podía tragar saliva y sentir que el aire le faltaba. Ella comenzó a jadear, era consciente de que estaba mal, pero no cuánto.

En este momento a ella solo le queda el torso y cabeza. Su rostro estaba mostrando los primeros signos de empezar a resquebrajarse como si ella estuviera hecha de arcilla. Ni siquiera entendía por qué había terminado así, en ningún momento Kain había hecho algo especial como para decir que él la hirió. No, él, como dijo, solo estaba jugando. Yoruichi sonrió al pensar en lo tonto que era él. Presumido, pensó en su mente. Sin embargo, comenzó a llorar por todo el mal que había hecho al matarlo. Ahora ella ni siquiera podría completar su misión y le había quitado al mundo una persona importante.

—Vaya, qué antiestético— dijo una voz

Yoruichi pudo escuchar la voz lejana y apagada. Dicha persona camino por la hierba alta y se detuvo a su lado cubriendo la luz de las estrellas y la luna. Se veía como una silueta negra, pero el cabello blanco le dio la impresión de que era la luna mirándola directamente.

Yoruichi cayó inconsciente.

Yoruichi se despertó en un lugar cómodo y cálido.

—¿Se encuentra bien hime-sama?— preguntó Rizu

Yoruichi abrió los ojos de golpe y miró hacia los lados. Entonces ella vio a Rizu, joven, hermosa, de cabello rojo hasta los hombros, piel morena y hermosos ojos verdes. Yoruichi se levantó de la cama en la dirección contraria, se puso de pie y quedó mirando a Rizu. Yoruichi frunció el ceño y le preguntó con un tono fuerte —¡¿Qué haces aquí?!—

Rizu sonrió con dulzura y le dijo —Kain-sama la rescato y me preguntó si yo podía cuidar de usted. Por supuesto, yo dije que sí— Rizu se mordió el labio inferior y se levantó de la silla, al otro lado de la cama. Ella miró a Yoruichi a los ojos e hizo una profunda reverencia —yo, lo lamento hime-sama— ella enderezo su espalda y miró a Yoruichi a los ojos con seriedad —pero si fuera necesario, lo volvería a hacer—

—¿Traicionarme?—

—Sí, de nuevo la intentaría lastimar si usted intenta dañar a Kain-sama. Él fue bueno con usted, pero usted planeaba matarlo a él y su hijo—

—¡¿Qué sabes tú de ese monstruo?!—

—Kain-sama no es un monstruo y sé lo suficiente para entender que es una buena persona. De lo contrario, usted no estaría aquí—

Yoruichi cayó en cuenta de algo importante, estaba viva y más importante. Ella miró hacia abajo y vio sus senos, brazos, después su estómago, sus caderas, piernas y pies, pero ¿Cómo?

Yoruichi se iba a dar la vuelta, pero Rizu le dijo —debería tranquilizarse—

Yoruichi se quedó congelada y miró a Rizu.

Rizu se mantuvo tranquila y le dijo —Kain-sama la sano, le devolvió sus extremidades, pero no le dio permiso para andar deambulando a su voluntad. Por favor, compórtese como una princesa—

—¿lo dice quien intentó matarme?—

—Yo jamás intente matarla, solo la quería herir para retrasarla. Cuando la ataque lo hice como usted me enseño, evitando los órganos internos, con una daga pequeña para que no quedara una gran herida y con un mango amplio para que funcionara como tapón y evitar que se desangre—

—Palabras superficiales, al final, igual me traicionaste—

—Y usted quería matar a un niño que ni siquiera había cumplido el año de vida—

—¿Qué sabes tú, Rizu? No sabes lo terrible que fue esa persona. Si tú lo dejas crecer en este mundo, todo el planeta ardera en llamas—

Rizu agacho la mirada, tomo una profunda respiración y negó como si estuviera decepcionada de su princesa. Ella se volteó y camino por detrás de la silla.

Yoruichi la siguió con la mirada y vio una cuna de madera. Ella vio como Rizu tomaba un bebé en sus manos. Era grande, el cabello castaño oscuro y hermosos ojos azules. Tenía una bonita sonrisa, los labios separados y la encía rosada con dos dientes pequeños y cuadrados como si fuera un conejo.

Rizu camino con el bebé en brazos, lo llevó hacia donde estaba Yoruichi, pero diferente de lo que esperaba Rizu, Yoruichi comenzó a retroceder a cada paso que daba ella. Yoruichi choco con la pared, miró hacia atrás y vio la muralla. Después ella miró hacia adelante y vio a Rizu sosteniendo el bebé.

—Kain-sama me dejo a su hijo para que usted lo verificara por sí misma, para ver si el bebé era tan malvado como usted decía— dijo Rizu

Yoruichi sentía que su corazón latía y en lugar de sentirse aliviada, grito —aléjate, aleja a ese demonio de mi— pero Rizu no se detenía. Yoruichi entró en pánico y le dijo —está bien, lo entiendo, lo entiendo, pero aléjalo de mi—

—No, Kain-sama dijo que debía mirarlo. Usted debe mirarlo a los ojos y después decidir si lo iba a matar o no— dijo Rizu con determinación

—Tú no entiendes, aléjate, no quiero hacerte daño una segunda vez—

—Míreme Yoruichi-sama, yo la quiero mucho, usted es la persona que más amo en esta vida. Usted es mi amiga de verdad, por eso quiero que entienda lo que iba a hacer—

Yoruichi soltó un grito y en un arranque de nervios, saltó hacia Rizu y la apuñalo con su mano atravesándola a ella y al bebé.

Rizu cayó al suelo convulsionando con los ojos abiertos e incrédula de lo que había pasado. El bebé cayó un par de metros más allá.

El suelo se manchó de sangre y Yoruichi miró su mano ensangrentada. Ella soltó un terrible grito y cayó inconsciente.

Yoruichi se despertó jadeando y todo su cuerpo cubierto de sudor. Ella estaba en una cama metálica dura, su respiración era forzada y todo su cuerpo se sentía adolorido. No había Rizu ni el bebé por ningún lado, en su lugar estaba el molesto Kain Uchiha mirándola desde la altura. Él ya le parecía grande, pero ahora que ella estaba recostada en la cama metálica, él parecía enorme como un gigante.

Yoruichi se dio cuenta que tenía una mascarilla sobre su rostro y le dijo con dificultad —yo…te, mate—

Kain sonrió de forma burlona, acercó su mano y le peino el cabello hacia atrás en un gesto suave. Yoruichi se sintió tranquila y soltó un suspiro de alivio al creer que todo lo que vivió fue un sueño. Ella se sentía terriblemente cansada, la angustia de no saber si lo que hizo valió la pena. No entendía nada ¿Por qué su cuerpo era tan débil y no resistía su poder? ¿Por qué sus emociones fluctuaban con tanta facilidad? ¿Qué estaba pasando? Ella estaba segura de que estaba muriendo, pero ¿Por qué?

Yoruichi se despertó un par de horas después. En ese momento eran doce de la noche en la nación de los Pastizales y la madrugada en la nación del Rayo. Ella todavía tenía la mascarilla sobre su rostro, lo cual le permitía respirar con mayor facilidad. Ella se sentó en la camilla y la sabana cayó revelando su piel morena. Yoruichi estaba desnuda y como nunca, ella fue consciente y se cubrió con la sábana.

—Veo que te despertaste— dijo Kain desde una silla a tres metros de la camilla.

Yoruichi miró en la dirección de la voz y lo vio. Él llevaba su cabello blanco peinado hacia atrás como era costumbre. Él tenía sus hermosos ojos azules enfocados en un libro, los labios semi abiertos haciendo ver sus labios más gruesos y tentadores.

Yoruichi se encogió y se ocultó debajo de la sábana al ser consciente de sus sentimientos.

Kain cerró el libro de golpe, se levantó y camino hacia ella. Él se detuvo a un par de centímetros de la camilla y quedó mirando el bulto que constituía a Yoruichi bajo las sábanas.

—¿Cómo se siente, señoríta Yoruichi?— preguntó Kain

Yoruichi asomo su rostro con timidez, ella se relamió el labio inferior, se sentía culpable, tonta, superficial y enojada consigo misma —yo— dijo con tristeza —te mate—

Kain soltó una risita y le dijo —estimada princesa, mi juego es demasiado complicado para que usted puede si quiera dimensionarlo. Es verdad, usted me mato, pero no es nada que estuviera fuera de mis cálculos—

—¿Cómo?— preguntó Yoruichi con voz pequeña —¿Yo también morí?—

—No, no ha muerto. Yo estabilice su energía y restaure sus extremidades, un pequeño regalo de Rizu—

—¿Cómo?—

—Es una larga historia, ahora, podría salir de su escondite y dejarme inspeccionar su cuerpo. Necesito saber que todo está en su lugar—

Yoruichi le dio una mirada acusatoria.

Kain sonrió y levantó sus manos en señal de rendición —puede que nos veamos casi de la misma edad, pero yo soy médico. Además, ya estás desnuda ¿Quién crees que te trajo y te recostó en esa camilla?—

Yoruichi se sintió peor y ocultó su rostro en las piernas. Ella se quedó así durante un par de minutos. Kain se quedó de pie mirando el estatus de Yoruichi a través de la interfaz visual. Su nuevo cuerpo funcionaba a la perfección, era totalmente normal, pero más que lo sexual, Kain quería ganar la confianza que conlleva dejar que otro cuide y te vea en tu estado más indefenso.

—Yoruichi, no tengo todo el día— dijo Kain con seriedad

Yoruichi levantó su rostro, quedó mirando a Kain: alto, de cabello blanco, ojos azules, la mirada seria. Sin embargo, solo ahora ella era consciente de los tatuajes que ascendían por el cuello. Ella miró las manos y noto que también estaban tatuadas. Hace un par de horas, él no tenía todos esos tatuajes.

Yoruichi miró a Kain a la cara y le dijo —camina dos metros más allá y date la vuelta—

—Si me doy la vuelta no te podré revisar— dijo Kain

—Tu, tu— dijo Yoruichi con timidez —solo has lo que te pido—

Kain sonrió, dio cuatro pasos hacia atrás y se volteó.

Yoruichi salió de debajo de las sábanas y bajó de la cama. Como Kain dijo, ella estaba desnuda. Ella tomo una profunda respiración y miró la espalda de Kain con el cabello blanco cayendo hasta la mitad de la espalda —ya puedes darte la vuelta— dijo

Kain se dio la vuelta, miró a Yoruichi y de repente abrió los ojos amplios —¡Santo cielo!— gritó.

Yoruichi se cubrió los senos y la vagina con las manos —¡¿Qué cosa?!— grito en respuesta

—Nada, solo quería ver tu reacción— dijo Kain y se comenzó a reír a carcajadas.

Yoruichi entre que sonrió y se puso furiosa, apretó sus puños, estaba a punto de lanzarle un puñetazo a la cara, pero al verlo tan risueño, se sintió tonta y soltó un suspiro. Ella quito sus manos enseñándole su cuerpo y dijo —vamos, termina con esto—

Kain se reía mostrando una amplia sonrisa. Él camino hacia Yoruichi y se quedó delante de ella. La miró a los ojos, ella agacho la mirada y se ruborizo. Kain soltó un suspiro y le dijo —levanta tu brazo derecho—

Yoruichi así lo hizo y quedó mirando a Kain para ver como él reaccionaba. Él se puso serio dentro de lo posible, pero no paraba de sonreír. Ella lo encontró en algún punto tierno, un poco tonto, pero agradable.

avataravatar
Next chapter