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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 426

Kain dejo descansar a Madara y Tobirama por hoy.

Kain nunca espero que le afectara tanto a su padre el hecho de descubrir que estuvo equivocado. Las personas buscan ser consecuentes con sus acciones y siguen un camino sin importar las consecuencias. Kain pensó que Madara se mostraría frio y no admitiría su error por su absurdo orgullo Uchiha, pero decirle que se había enemistado con el mundo por una mentira, fue más devastador de lo que pensó.

Kain sintió la necesidad de ir a ver a sus hijos. Así que viajo del campo de entrenamiento subterráneo a su habitación. La luz se encendió de inmediato, camino a la salida, la barrera de energía se desactivo y Kain deslizo la puerta corredera hacia un lado. Salió al pasillo, cerró la puerta por detrás de él y camino por el pasillo. Dobló a la izquierda y continuo por el pasillo sintiendo todas las presencias de su casa.

Kain podía haberse detenido en la habitación de sus esposas, pero continuo hasta la habitación de los bebés, donde las tres niñeras los cuidaban. Mana Uchiha cuidaba del gran Mugen, Megumi Sarutobi de Hashirama y, por último, la anciana Natsuko Hyuga cuidaba de Miyuki.

Las tres kunoichi vieron a Kain entrar a la habitación y se pusieron de pie, hicieron una suave reverencia y Kain les devolvió el gesto.

Kain se movió a la cuna de Mugen, como siempre, el gran pelirrojo estaba durmiendo, pero cuando se acercó Kain, abrió los ojos. Eran bonitos ojos azules. Kain mostró una suave sonrisa y notó que los ojos de Mugen eran un poco menos tristes que de costumbre. Kain lo levantó de la cuna y lo apego a su pecho. Con una mano le sostuvo la espalda y con la otra la nuca. Lo miró a los ojos, él bebé lo miraba con inteligencia. Kain no le dijo nada esta vez y solo lo abrazó contra su pecho. Mugen se relajó y se durmió pacíficamente.

Kain devolvió a Mugen a su cuna y fue por Miyuki. La pequeña estaba de pie, mirando a su padre y esperando su turno. Kain soltó una risita traviesa, pero tampoco le dijo nada, solo la tomo y la abrazó contra su pecho. La miró a los ojos, eran grandes, con un brillo inteligente, más que el de Mugen.

—Miyuki-chan— dijo Kain —oto-sama solo está esperando que hables para divertirnos— y le dio un beso en la frente. Miyuki lo quedó mirando y cuando Kain la apegó contra su pecho, ella se aferró a sus ropas. Kain paso más de media hora con ella en sus brazos y cuando estuvo seguro de que ella se durmió, la recostó en su cuna.

Por último, el muchacho entusiasta, Hashirama. Él era todo sonrisas. Él estaba de pie sujetándose de la baranda. Balbuceaba algunas cosas como si tratará de llamar a Kain, como si le gritara que con él estaba la diversión, que lo llevaba esperando horas para jugar.

Kain soltó una risita y miró a la niñera, era joven, cabello rubio y un flequillo que le cubría los ojos. Diferente de la anciana Noriko, Megumi tenía todo tipo de libros a su alrededor y juguetes para Hashirama. No del tipo de figuras, pero algunos con formas geométricas y letras. Kain asintió a Megumi y ella le devolvió el gesto con una expresión amable.

Kain se acercó a Hashirama y lo tomo en brazos. El bebé era inquieto, balbuceaba cosas, sonreía y lo miraba con un brillo intenso en sus ojos, como si fuera a explotar de tanta alegría. Kain lo abrazó, le dio algunos besos en sus mejillas regordetas y el bebé también quiso hacer lo mismo, pero más parecían mordiscos. Kain pudo sentir los pequeños dientes de conejo en sus mejillas.

—¿Cómo estás Hashirama?— preguntó Kain mirando al bebé a los ojos, tenía bonitos ojos azules como los de su madre —veo que estás lleno de energía como siempre—

El bebé sonreía y soltaba chillidos de emoción. Él intentaba acariciar a Kain, pero más parecían bofetadas que cualquier otra cosa.

—Señor— dijo Megumi

—¿Sí?— preguntó Kain con una sonrisa más tranquila, miró a la muchacha

—Si gusta ¿Por qué no le cuenta un cuento al bebé?— preguntó Megumi

Natsuko y Mana miraron a la muchacha. Las dos venían de una época en donde un hombre no hacia ese tipo de cosas. El simple hecho de que Kain viniera a ver a sus hijos varias veces al día era algo extraordinario.

—¿Por qué no?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios

Megumi se levantó de la silla y buscó un libro, se lo tendió a Kain y le dijo —le recomiendo este, tiene varios dibujos interesantes—

Kain asintió y lo intento. Claro, lo intento, porque al parecer, los libros no eran lo de Hashirama o puede que el muchacho se relajó demasiado. El hecho es que, a los cinco minutos, se durmió en los brazos de Kain.

—Puede que en esto te parezcas más a tu abuelo— susurro Kain recordando como Madara no había tocado los libros.

Kain llevó a Hashirama a su cama y lo recostó. Espero durante un par de minutos y como el niño no se despertó, se dio la vuelta y le devolvió el libro a Megumi.

—Muchas gracias— dijo Kain, Megumi asintió y él observo una vez más a sus hijos. Entonces, al ver que todo estaba en orden, salió de la habitación.

—Nii-san— dijo una voz joven y femenina

Kain se detuvo y miró hacia atrás. Entonces vio a Tsunade, quien lo miraba con timidez. Llevaba el cabello rubio y suelto. Ella iba vestida con un kimono verde pasto que le llegaba hasta las rodillas y un obi azul en la cintura. Como el kimono era tan corto y tenía dos tajos a los lados, ella utilizaba un pantaloncillo negro por debajo.

Kain sonrió, últimamente Tsunade se había vuelto bastante tímida y dócil, sin los comentarios mordaces o las descalificaciones.

Kain se acercó a Tsunade y le preguntó —¿Qué sucede, Tsuna?—

Tsunade llevó sus manos detrás de la espalda y se balanceo de atrás para adelante en un gesto de nerviosismo —bueno, tú dijiste el otro día que me enseñarías ninjutsu médico— dijo

—Sí, conozco gente bastante talentosa que te puede ayudar—

—¡No!— dijo Tsunade alzando la voz, pero se dio cuenta de lo fuerte que hablo y miró a la habitación de los bebés. Ella se cubrió la boca con las manos y miró a Kain. Entonces se dio cuenta de que también le grito a él. Ella agacho la mirada, triste, pensando que de nuevo lo había arruinado todo —yo— murmuro —yo quiero que tú me ayudes— ella levantó la mirada y continuo —no quiero a otro—

Kain hizo una sonrisa incomoda. Tsunade agacho la cabeza pensando que él se negaría.

—Está bien, pero tengo poco tiempo. Espero que sea suficiente— dijo Kain

Tsunade levantó su rostro y sonrió de forma brillante —es una promesa, nii-san— dijo y levantó su dedo meñique.

Kain soltó una risita y acercó su dedo meñique para realizar la promesa. Kain apartó su meñique y le preguntó —¿Qué pasa con ese cabello? Parece desordenado—

—Bueno, verás— dijo alguien saliendo de la cocina, un par de metros por detrás de Tsunade. Era Mito, llevaba un delantal blanco sobre su kimono —cierta persona lleva media hora acechándote—

—¡Abuela!— grito Tsunade y se dio la vuelta. Ella miró a Mito como si fuera su peor enemiga, pero Mito solo se rio y disfruto avergonzar Tsunade como quien come algo delicioso.

—Kain— dijo Mito —ayúdame con esta mocosa. Parece que el tener bebés cerca la devolvieron a su infancia y ni siquiera se sabe peinar el cabello—

—Eso no es verdad, yo sé— dijo Tsunade frunciendo el ceño

—Está bien, sensei, no te preocupes— respondió Kain

—¡Nii-san!— protesto Tsunade y se dio vuelta para mirarlo. Ella vio a Kain acercar su rostro, se enfocó en los hermosos ojos azules y después en los labios. Tsunade sintió que su corazón palpitaba demasiado rápido y cerró los ojos esperando algo mágico.

Sin embargo, Kain solo se acercó a Tsunade y le susurro —solo dile que sí a sensei o ella te seguirá molestando—

—¡Eh!— respondió Tsunade y abrió los ojos. Kain apartó su rostro y la miró con una sonrisa en los labios. Tsunade se puso roja, se agarró el dobladillo de su kimono y lo arrugo. Ella agacho su rostro y asintió.

Kain apoyo su mano en la espalda de Tsunade y miró a Mito. Esta última le dio una mirada cómplice, ya que sabía que la primavera había llegado para su nieta.

Kain llevó a Tsunade a su habitación, al final del pasillo y se detuvo bajo el dintel —¿Puedo pasar, Tsunade?— preguntó

Tsunade miró hacia arriba, Kain le pareció un gigante, pero también muy atractivo. Ella miró hacia adelante, reviso todo por decima vez y como todo parecía en orden, asintió —sí, nii-san— dijo

—Bien— respondió Kain —muchas gracias—

—Eso es un poco exagerado, nii-san— dijo Tsunade, sonrió y miró hacia arriba —solo estás entrando a una habitación—

—La habitación de una persona es su castillo, si alguien te deja entrar a su habitación, te deja ver su corazón—

Tsunade de nuevo se puso roja y miró su habitación por todos lados para ver que no hubiera dejado nada que la delatara. Sería demasiado embarazo, pero todo parecía en orden.

Kain se sentó en medio de la habitación y le dijo —busca un peine y el broche que quieras utilizar hoy—

Tsunade asintió con una pequeña sonrisa y los fue a buscar. Después volvió, se sentó delante de Kain, le dio la espalda y le tendió el peine. Kain lo tomo, se acercó un poco más y le comenzó a peinar el cabello.

—Nii-san siempre ha sido bueno peinando el cabello— dijo Tsunade feliz de poder compartir este momento con Kain.

—Sí, es porque Nii-san es un experto— respondió Kain —desde pequeño le peinaba el cabello a mi okaa-sama y a mi abuela. Ellas tenían el cabello muy largo. Tsunade también lo tiene largo y bonito—

—Gracias— dijo Tsunade con un rubor que se extendía a sus mejillas, incluso le dio calor.

Sin embargo, su felicidad no duro mucho. A los pocos minutos se escucharon un par de pasos. Mito desde el pasillo amenazo a un ruidoso y los pasos siguieron hasta la habitación de Tsunade.

En ese momento, Kain le iba a amarrar el cabello a Tsunade con el broche que le paso, pero esta última no lo dejo. Ella se puso de pie, corrió a la puerta e intento cerrarla, pero ya era demasiado tarde. Orochimaru y Jiraiya la habían visto.

Tsunade frunció el ceño y les preguntó —¿Qué quieren?—

—¿Qué te paso hoy, pecho plano?— preguntó Jiraiya espantado al ver a Tsunade de tan malhumor

—Nada, ahora habla— dijo Tsunade en un tono feroz

—Tsunade— dijo Orochimaru, vio por un costado de la puerta a Kain sentado en el tatami y entendió el motivo de Tsunade. Diferente de Jiraiya, Orochimaru era más observador. Incluso entre los otros equipos de shinobis, era un tema candente entre las chicas que Tsunade tenía la oportunidad de ver a Kain todos los días. Se preguntó si tanta admiración era algo proporcional a como de mal hablaban los adultos de su primo.

—¿Qué quieres Orochimaru?— preguntó Tsunade con la misma dureza con que respondió a Jiraiya

—Tenemos una misión ¿Te acuerdas?—

—¿Eh?— preguntó Tsunade y de repente recordó que tenía una misión. Entonces se puso roja y se comenzó a reír de forma tonta. Sin embargo, soltó un suspiro y miró hacia atrás. Kain se estaba poniendo de pie y parece que se iba a ir. Su tiempo feliz se había ido sin que se diera cuenta.