560 Mundo Shinobi - PGM - 225*

En medio de un bosque, Tobirama estaba en cuclillas con sus discípulos frente a él. Eran las ocho de la noche y entre combates y emboscadas de los shinobis que trabajaban con los hermanos de Oro y Plata, no pudieron llegar a la costa de la nación del Trueno. Se mantenían en un bucle infinito entre avanzar y retroceder a través del bosque.

Tobirama y sus discípulos habían matado a una treintena de shinobis recibiendo pequeños daños a través del intercambio de golpes, pero pese al resultado, parecía que esta lucha no tenía fin. La pregunta que rondaba a todos era ¿Qué estaban esperando?

—Yo seré el señuelo— dijo Hiruzen —de esa manera ustedes podrán escapar a la costa y avanzar hasta los muelles de la nación de La Escarcha—

—De ningún modo, yo lo seré— dijo Danzo levantando la voz, parecía enojado con Hiruzen —tu hijo—

—¡¿Eh?!— pronunciaron los otros cuatro discípulos con asombro

—Te conté porque eres mi amigo, no necesitas andar diciendo esas cosas en estos momentos— respondió Hiruzen enojado

—Por eso mismo, debes apreciar mejor tu vida. Yo lo haré, no tengo nada que perder—

—¡Suficiente los dos!— dijo Tobirama mirando a Hiruzen y Danzo, ambos parecían furiosos uno con el otro, pero era solo la preocupación de dos amigos que crecieron juntos. Después miró a Koharu, Homura y Torifu. Dejando de lado a este último que lo miraba como si fuera su enemigo, Koharu y Homura estaban callados y más preocupados por ellos que por los demás. Lo cual era normal, pero no era suficiente para comandar a un ejército. Esto reafirmo la decisión de Tobirama al no haberles dado ninguna responsabilidad. Por otro lado, Hiruzen se preocupaba por ellos y al igual que como lo hizo en las montañas nubladas, estaba tomando la responsabilidad por las vidas de todos. Por otro lado, Danzo era emocional, dependiente y reactivo, no era apto para hokage.

—Yo seré el señuelo— dijo Tobirama, lo que dejo a todos congelados.

—Sensei— dijo Danzo alzando la voz —no puede, usted es el hokage—

—Solo soy uno que carga con la voluntad del fuego, ahora les toca a ustedes— respondió Tobirama poniéndose de pie y mirando con seriedad a Hiruzen —desde hoy en adelante, serás el tercer hokage, Hiruzen Sarutobi. Lleva la voluntad del fuego hasta el día de tu muerte y protege a la aldea—

Hiruzen frunció el ceño, su boca se deformo en una mueca de tristeza, pero apretó la mandíbula para no llorar. Asintió con los ojos húmedos mientras Danzo a su lado, miraba a Tobirama como si el alma se hubiera escapado de su cuerpo.

—Sensei— dijo Danzo con una voz suplicante

—Suficiente Danzo, nada es para siempre. Sin embargo, tampoco nada es definitivo. Ustedes intentaran escapar e informaran de la situación a Konoha. Si puedo escapar, todo bien, pero siempre debe haber un plan de respaldo—

—Sí— dijo Danzo en voz baja —sensei—

Tobirama sonrió al verlos preocupados, algunos responsables y otros inmaduros, pero a pesar de todas las cosas, se alegró de haberlos conocido —protejan a los que aman la aldea y aquellos que creen en ustedes. Por último, eduquen a aquellos en quienes confían para que sea la siguiente generación— guardo silencio durante un instante, miró Torifu y continuo con voz suave —si en algún momento les he fallado, quiero que entiendan que todo lo hice por Konoha—

Torifu frunció el ceño, se mordió el labio inferior y apretó los puños conteniendo toda la furia que había en su corazón. Sin embargo, solo agacho la mirada mientras se le llenaban los ojos de lágrimas y digirió todo ese odio en silencio.

Tobirama agacho la mirada por un momento, tomo una profunda respiración y después miró hacia la derecha —váyanse, aquí vienen— dijo

—Sí, sensei— respondieron los cinco y avanzaron hacia la izquierda

—Tengan cuidado, aún queda uno que otro shinobi por esa dirección—

Los discípulos se detuvieron, dieron la vuelta e hicieron una reverencia agradeciendo sus cuidados. Después de eso saltaron a la rama de un árbol y se movieron con dirección a la costa.

—Bien, ahora que estoy solo es momento de ponerme serio— dijo Tobirama llevando su puño derecho a la palma de su mano izquierda y haciendo tronar sus nudillos. Movió su cuello de lado a lado haciendo tronar sus vertebras y se lanzó a toda velocidad contra los shinobis que venían en su dirección.

Tobirama corrió atravesando la espesura del bosque, saltó a un árbol y comenzó a saltar de rama en rama. Una vez que llegó al primer shinobi de kumo que venía a la vanguardia, saco un sello explosivo, lanzó un puñetazo y el shinobi lo atajo con la mano. Sin embargo, Tobirama después lo pateo para que el shinobi saliera volando y chocara con sus compañeros que venían más atrás. No obstante, el shinobi dio una pirueta en el aire y cayó sobre la rama de un árbol sonriendo. Miró a Tobirama en la rama del frente a diez metros de distancia y se mostró seguro de sí mismo. El resto de sus compañeros cayeron en la misma rama y se rieron de Tobirama porque parecía que había hecho un movimiento inútil. No obstante, Tobirama levantó la mano izquierda y señalo con la derecha. El shinobi de kumo se miró la mano, vio el sello explosivo, se lo quiso quitar, pero estallo de inmediato, matándolo a él y a otros tres shinobis.

—Cuatro menos— murmuro Tobirama, saltó a la rama de un árbol y comenzó a buscar más enemigos, pero de repente se detuvo y vio una bola de fuego pasar por delante de él. Después miró a la derecha y vio a un shinobi de pie en una rama. Por el ángulo de la rama y del tronco del árbol hubiera sido imposible verlo, pero Tobirama no necesitaba ver, él percibía.

Tobirama saltó hacia el shinobi, este último reacciono realizando una rápida seguidilla de sellos, pero Tobirama lo alcanzo antes y le dio un puñetazo en el estómago. El shinobi se agacho y Tobirama le tomo la cabeza con ambas manos para después girarla hasta que tronaran las vértebras del cuello.

De esa manera Tobirama siguió buscando shinobis hasta que la cuenta sumo veintisiete y se detuvo delante de los hermanos Oro y Plata. Ambos habían vuelto a su estado normal y portaban esas estrafalarias armas que supuestamente eran parte del legado del Sabio de los Seis Caminos.

Tobirama se detuvo sobre la rama de un árbol y miró hacia abajo a los hermanos Oro y Plata —¿No les basto con la última vez? Todavía quieren probar otra derrota— dijo

El hermano Plata levantó esa extraña espada rectangular y lo apunto mientras sostenía bajo el otro brazo la gran cantimplora de calabaza —no nos venciste, solo ganaste tiempo. Venimos para devolverte el favor—

—¿En ese caso por qué te demoraste tanto?— preguntó Tobirama cruzándose de brazos —pensé que los legendarios y estúpidos hermanos podían sobrevivir a todo, incluso a las fabulas de sus propias hazañas—

—¡No son fabulas!— grito el hermano Oro mientras lo apuntaba con el abanico con plumas blancas y rojas —realmente estuvimos en el estómago del Kyubi—

—Bueno, antes pensé que solo eran patrañas, pero tu truco anterior cambia mucho las cosas—

—¿Verdad?— preguntó Plata con una sonrisa rebosante de confianza

—Ahora creo que son unos tontos peligrosos— respondió Tobirama, saltando hacia abajo a una gran velocidad y sorprendió a los hermanos de Oro y Plata. Ambos quisieron retroceder, pero Tobirama fue más rápido, cayó delante de ellos y lanzó un puñetazo con la izquierda dirigido al abanico y una patada con la derecha dirigida a la espada rectangular. Ambas armas salieron volando por los aires mientras los hermanos las veían elevarse. Ellos quisieron saltar para atraparlas, pero Tobirama aprovecho de darles un puñetazo a cada uno en el estómago y los dejo sin aire. Ambos hermanos cayeron arrodillados y sin aliento mientras Tobirama saltaba y tomaba ambas armas. Una vez que cayó al suelo, las miró por un momento y después la lanzó a lo lejos.

—Bien ¿Dónde estábamos?— preguntó Tobirama cruzando de brazos

—No nos has vencido— dijo el hermano Oro con la voz apagada por la falta de aire

—Sí, ahora veras— añadió el hermano Plata en el mismo estado.

Al instante siguiente apareció una cola hecha de chakra naranja oscuro en la espalda del hermano Oro. Este último giro y lanzó un golpe de barrido a Tobirama. Este último saltó hacia atrás y se cubrió con los brazos. No pudo escapar, pero soporto el ataque con el revestimiento del chakra. No obstante, su cuerpo salió volando hasta caer al suelo, rodar varias veces y chocar de espaldas contra un enorme árbol.

—Maldición— dijo Tobirama llevándose la mano a la boca y limpiándose la sangre de la comisura de los labios. Después miró a los hermanos envueltos en el chakra y se lanzó a correr en su dirección.

Al mismo tiempo, un poderoso chakra estalló en el aire lanzando una ráfaga de viento mientras dos monstruos envueltos en chakra naranja oscuro rugían al cielo.

Tobirama hizo una rápida seguidilla de sello y grito —Suiton— reuniendo toda el agua ambiente —Suiryudan no jutsu— entonces el agua tomo la figura de un wyrm y voló hacia los hermanos Oro y Plata. El manto de chakra los había transformado en criaturas similares a enormes osos de color naranja oscuro con dos largas orejas y varias colas. Uno de ellos se lanzó hacia adelante dando un manotazo para golpear al jutsu de Tobirama. No obstante, el wyrm de agua se movió por debajo del brazo y ascendió golpeando a la bestia de chakra en el estómago. El golpe fue tan fuerte que la bestia de chakra se elevó más de cincuenta metros de altura. Por otro lado, la otra bestia se lanzó hacia Tobirama y este último saltó por encima. La bestia pasó de largo y cuando Tobirama quedó a la altura de la nuca, le coloco un sello explosivo. Su cuerpo siguió la inercia del salto y cayó al suelo rodando dos veces y después poniéndose en pie.

Al mismo tiempo, la bestia freno su avance y se volteó para atacar, pero Tobirama activo el sello explosivo que le puso en la nuca y genero una poderosa explosión. Por supuesto, no era suficiente para herir a la bestia con esa gruesa capa de chakra, pero lo ralentizo lo suficiente como para que Tobirama colocara una decena de sellos explosivos bajo sus pies. La bestia se tambaleo al mismo tiempo que su hermano comenzó a caer atraído por la gravedad. Tobirama espero que atacara la bestia frente a él y no se demoró mucho en saltar desde el mar de llamas de la anterior explosión. En ese momento Tobirama realizo una seguidilla de sellos y murmuro —kokuangyo no jutsu—. Entonces la bestia de chakra entro en un genjutsu por unos segundos y su golpe se detuvo a unos centímetros de Tobirama.

Tobirama saltó hacia atrás realizando varias piruetas, espero tres segundos cuando justo la bestia se liberó del genjutsu y la otra bestia caía al suelo a gran velocidad. Entonces Tobirama activo la decena de sellos que había puesto en el suelo y explotaron todos al mismo tiempo. Eso genero una enorme explosión lanzando tierra, piedra, pasto y destrozando los árboles de los alrededores. La explosión también mando a volar a las bestias de chakra y dejo un cráter de veinte metros a la redonda.

Tobirama también fue afectado por la explosión y enviando a volar, pero solo se podría considerar un empujón considerando el estado de los otros.

Varios minutos después, Tobirama soltó un gruñido de dolor mientras se daba cuenta que estaba acostado en el suelo, apoyo sus manos y se empujó para sentarse con un terrible dolor corporal. Entonces miró en todas las direcciones y empezó a percibir lo que había a su alrededor. Todavía podía sentir a las dos bestias de chakra, pero algo las retenía a cincuenta metros de donde estaba él.

Tobirama se arrastró por un par de metros hasta quedar detrás de un árbol. Respiro con dificultad sintiendo un terrible dolor de costillas, pero se forzó a moverse y mirar que era lo que retenía a las bestias de chakra. Poco a poco se fue acercando y buscando el ángulo correcto entre los árboles que le permitiera mirar desde la distancia. Mantuvo la distancia de cincuenta metros de los hermanos Oro y Plata y entre los árboles vio algo que lo dejo en shock. Una persona encapuchada estrangulando a ambas bestias con las manos desnudas mientras estos últimos no se movían ni respondían.

Tobirama se apoyó en un árbol y asomo su ojo izquierdo para mirar. A simple vista parecía que no pasaba nada y el encapuchado solo estaba sosteniendo a las bestias de chakra por el cuello, pero poco a poco el manto de chakra comenzó a retirarse hasta que quedaron los hermanos de Oro y Plata. Una vez que el encapuchado tomo el chakra naranja oscuro de ellos, los lanzo al suelo. Después miró en todas las direcciones, Tobirama reacciono escondiéndose detrás del árbol y espero que no lo encontraran. El encapuchado tomo a los hermanos por los tobillos para después arrastrarlos con dirección Oeste, subiendo por las montañas hasta el templo.

—¿Quizá que cosa hicieron esos terribles monjes?— murmuro Tobirama aliviado de que ellos se fueran en la otra dirección. Entonces se levantó y comenzó a caminar por el bosque con dirección a la costa. Se sentía cansado por el uso de chakra y adolorido por la explosión y golpes. Los shinobis en sí no fueron un problema, pero los hermanos con el manto de chakra casi lo matan. No obstante, se podía contar como que había sobrevivido.

—Hola, sensei— dijo una persona que Tobirama conocía demasiado bien

—Torifu— murmuro Tobirama con voz apagada y la vista borrosa. Se volteó, entorno los ojos y poco a poco enfoco su vista hasta que vio a Torifu, alto y robusto mientras su rostro se veía serio. En su mano derecha tenía un kunai apretado con tanta fuerza que sus dedos estaban pálidos.

—Sensei ¿Por qué? Ooyama-nii, Sora-nii y Kento-nii amaron a Konoha. Recién dijiste que protegiéramos a los que aman la aldea y aquellos que creen en nosotros. Entonces ¿Por qué?—

—¿Amaste a tu hermano con todo tu corazón?— preguntó Tobirama parpadeando varias veces y con dificultad para mantenerse en pie.

—Sí, mi hermano siempre fue bueno contigo—

—¿Entonces qué sentido tendría que te explicara?—

Torifu deformo su expresión en una de completo odio, derramo lágrimas y lanzó un grito desgarrado mientras corría hacia Tobirama. Lo apuñalo en el pecho al mismo tiempo que lo atropellaba con su gran cuerpo y caían al suelo juntos. Torifu siguió gritando como si estuviera enloquecido y apuñaló a Tobirama en el pecho una y otra vez. Incluso si la luz había dejado sus ojos lo siguió apuñalando hasta que la ropa táctica quedó desgarrada y cubierta de sangre.

Torifu soltó un llanto desgarrador y cayó acostado al lado de Tobirama mientras este último yacía muerto. Se mantuvo así durante media hora, pensando en lo que sentía y lo que había hecho. Después se levantó con un cuerpo cansado y una mente aletargada. Tomo el cuerpo de Tobirama y lo cargo, caminando a paso lento como si le estuviera mostrando al mundo lo que había hecho.

—Mmm, parece que alguien se me adelanto— dijo una voz sibilina en la oscuridad del bosque —¿Quedaste conforme?—

Torifu se detuvo, miró al suelo avergonzado, pero después levantó su rostro y miró al anciano Orochi escondido entre los matorrales como si fuera una serpiente blanca al acecho.

—Yo, no me siento bien— respondió Torifu con la voz quebrada —mi hermano murió, ahora maté a mi sensei y no obtuve ninguna gratificación ¿De qué valió todo esto? Me siento igual de vacío—

—Así es la venganza, niño— respondió Orochi con tranquilidad —déjame aliviar tu dolor—

Entonces Orochi dejo salir una enorme serpiente de la manga derecha de su kimono verde. Esta última repto por el suelo extendiéndose más de diez metros. Torifu solo escucho el roce con la maleza, pero entendía lo que venía. Cerró los ojos y al instante siguiente la enorme serpiente saltó mordiéndole en el cuello y decapitándolo en el acto. El cuerpo de Torifu cayó al suelo apartado de su cabeza mientras que el cuerpo de Tobirama cayó al suelo, siendo maltratado una vez más.

Orochi salió de detrás de los matorrales y la serpiente repto hasta meterse de nuevo por su manga y desaparecer. Entonces se acercó al cuerpo de Tobirama y vio el desastre que hizo Torifu. Al igual que como lo que dijo Torifu, Orochi no se sintió mejor. Al contrario, pensó que todo esto fue su error.

—Ojalá hubiera sido como Hashirama-sama y en vez de tenerte miedo, te hubiera cuidado y guiado por el camino correcto- dijo Orochi con voz sibilina -lo siento, Tobirama, tus errores como ser humano y discípulo, son mis falencias como maestro. Lo siento, realmente lo siento—

Orochi derramo lágrimas mientras la pequeña serpiente negra que siempre cuidaba, subía por su cuello hasta llegar a su cabeza, se deslizo hacia abajo y las sorbió las lágrimas con su lengua viperina. Después de un minuto, Orochi miró el cuerpo y cabeza de Torifu Akimichi y los tomo cada uno en una mano. Los cargo dejando el cuerpo de Tobirama recostado en el pasto y se alejó. En unos veinte o treinta minutos volverían los discípulos de Tobirama en su testarudes para ayudar a su sensei, solo para encontrarlo muerto. Konoha no necesitaba más problemas ni conflictos entre clanes, por eso Orochi apartó a Torifu para incinerarlo. Era mejor que Tobirama fuera conocido como un gran sensei que dio su vida por sus discípulos a que todos supieran que murió a manos de su propio discípulo.

Orochi soltó un suspiro y miró a la luna recordando a su amada Naori. Por primera vez en varios meses, maldecía el todavía estar vivo.

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