455 Mundo Shinobi - El fin de la paz - 122

Hoy fue uno de esos días complicados para Kain, todo empezó temprano en la mañana. Eran los primeros días de invierno y justo le apareció una gotera en el techo. El problema es que la gota de agua caía justo sobre su cara, a la altura de la cabecera. Kain se despertó como a eso de las cuatro de la mañana, movió su futon hacia un lado y coloco una olla para que almacenara el agua. Sin embargo, con el constante goteo, que además parecía ser amplificado por el metal de la olla, le fue imposible dormir. Así que como a eso de las cinco de la mañana se levantó, se vistió y salió de la casa. Miró los alrededores del patio trasero y para más problema, llovía como si el cielo se fuera a caer. Kain soltó un suspiro y se subió al techo. Camino por el tejado labrado en piedra mientras una intensa lluvia lo mojaba y avanzo hasta donde más o menos calculo que podría estar la gotera. Como era imposible decidir donde estaba la gotera, Kain levanto su mano derecha a la altura del pecho y realizo un sello de tigre. Cerró los ojos y manifestó un jutsu similar a una capa de piedra que se extendía por sobre el techo. El ancho y largo fue similar al de su habitación. Kain lo miró desde varios ángulos y lo encontró razonable; destacaba porque era un parche, pero tampoco se veía tan feo.

Una vez que Kain volvió adentro de la casa, se dio un baño de agua caliente y trato de acostarse otra vez. Sin embargo, y a pesar de que la gotera había sido tapada, no pudo dormir. Así que como a eso de las ocho de la mañana decidió ir a la cocina y empezar a preparar el desayuno. Por lo general lo hacía Mito, pero Kain había empezado a ayudar en algunas tareas de la casa. Dentro del pensamiento tradicional de Mito esto era inaceptable, pero como Kain insistió, dejo que la ayudara.

Como a eso de la nueve de la mañana alguien llamo a la puerta y Kain salió vistiendo su usual kimono verde pasto y un delantal blanco amarrado a su cintura. Para su sorpresa eran sus amigos del equipo uno y Hiruzen. Akane se rio al ver a Kain con un delantal, Sakumo lo miró como sospechando algo y a Kaoru le brillaban los ojos. Hiruzen se mantuvo neutral, llevaba un par de meses de casado con Biwako y entendía que un hombre de vez en cuando pierde su posición de privilegio.

-Hola- dijo Kain -pasen, afuera esta frio-

-Permiso- dijeron los cuatro, entraron y Kain cerró la puerta corredera detrás de ellos. Todos se quitaron sus zapatillas shinobi y las dejaron a un lado.

-Kain mira- dijo Akane. En ese momento llevaba una mochila de doble tirante. Se la quito de la espalda y abrió el cierre. Desde el interior saco unas zapatillas shinobi y se las tendió a Kain, eran de un color azul oscuro.

Kain tomo las zapatillas y las quedó mirando, como estaban limpias, se las quiso poner de inmediato. Se aparto de la entrada y se puso donde empezaba el piso de madera. Dejo las zapatillas en el piso y abrió los cierres que estaban en los costados internos. Después metió sus pies y asintió al sentir la suave sensación del forro interno. Después cerró los cierres y dio unos cuantos pizotes.

-Me gusta, pero te demoraste mucho en traerme unas- dijo Kain en un tono burlesco

-Cállate, tarado- dijo Akane y le dio una palmada en la cabeza -lo hago porque somos amigos, se agradecido-

-Muchas gracias, Akane-neesama-

Akane tirito al escuchar a Kain llamarla así y puso un rostro cargado de repugnancia -llámame como siempre, cuando me llamas "nee-sama" me da asco, siento como si algo malo me va a pasar-

-Cállate tarada- respondió Kain frunciendo el ceño -solo lo digo en broma, además, realmente vas a ser mi nee-sama en el futuro-

-Sí, sí, lo que digas cabeza de ajo. Delante de Naoko-sama y oto-sama llámame nee-sama, pero cuando estemos nosotros llámame como siempre. No quiero tener pesadillas-

-Kain-sama, Kain-sama- dijo Kaoru acercándose con una tierna sonrisa, era solo un palmo más baja que los demás -si quiere, puede llamarme nee-sama. Yo lo sería con gusto, un otouto como Kain-sama sería algo lindo-

Kain hizo una gran sonrisa y le acarició el cabello -pero Kaoru sería más linda como una imouto que como una nee-sama-

-No Kain-sama, soy mayor que usted por un par de meses, así que está bien que me llame nee-sama-

Kain sonrió y Kaoru inflo sus mejillas en una linda expresión al saber que no la estaban tomando en serio.

-Oye, tonto Kain- dijo Sakumo acercándose con las manos detrás de su nuca -deja el moe-moe para otro momento, tenemos algo que decirte-

-Sakumo, baja esos brazos- dijo Akane -el otro día casi me pegas un codazo en el ojo porque siempre caminas así ¿Te crees modelo?-

-Cállate mujer, así es como me gusta caminar, no es tu problema-

-Tonto-

-Tonta-

Ambos miraron hacia los lados y bufaron como si estuvieran enojados.

Kain soltó un suspiro y miró a Hiruzen, mucho más alto que el resto de los niños. Se había dejado una barba de chivo en el mentón.

-¿Cómo estas Saru?- pregunto Kain acercándose, le ofreció su puño derecho y Hiruzen acerco su puño derecho y le dio un ligero choque de nudillos. Kain continuo -¿Cómo va la vida de recién casados?-

Hiruzen miró en diagonal hacia arriba, con las mejillas ruborizadas y poniendo una mirada disimulada -bien, tiene muchas…ventajas- dijo

-Claro, para un pervertido de closet-

Kain se rio con un jijiji. Hiruzen sonrió y se rasco la mejilla derecha mientras soltaba un jejejeje. Ambos se daban miradas significativas, como si entendieran lo que significaba estar casado. Bueno, al menos, tenían un entendimiento mutuo.

-Par de pervertidos- dijo Akane con cierta molestia, miró a Sakumo y le dijo -tú no te juntes con ellos, no vayas a terminar igual-

Sakumo bufo hacia un lado, pero miraba a Hiruzen y Kain como queriendo saber de qué se reían tanto. Le causaba curiosidad.

Por otro lado, Kaoru se acercó a Kain y le tiro de la manga. Kain se volteo y Kaoru le dijo -Kain-sama, no aprenda malas cosas. Saru-san no es un buen ejemplo, si sigue su ejemplo, su alma se perderá en los dominios del rey Yama-

Kain asintió y le pregunto -¿Y bien? ¿A qué vienen?-

-Vamos a tener una súper misión, es rango s…- respondió Kaoru

-Kaoru-chan- dijo Hiruzen tornando su rostro solemne

Kain torno su rostro en una expresión severa y miró a Hiruzen como si fuera su enemigo -¿De qué va esto?- pregunto

Hiruzen dio un paso atrás, trato de calmarse y se tapó la boca con la mano, para después toser. Miró a Kain a los ojos y dijo -lo que pasa…-

Muchas cosas estaban cambiando en Konoha y ese aire a incertidumbre que se respira en el aire tiene su significado. Todos los reinos vecinos habían cerrado sus fronteras con la nación del Fuego.

Konoha era el líder en poder y cada nación en el mundo los tenía en la mira. Gracias a eso, como una línea de defensa contra Konoha, las grandes naciones (Tierra, Viento y Rayo) habían creado un aro de reinos vasallos para mantener cierta "distancia" con la nación del Fuego. La nación del Agua carecía de ese problema, ya que tenía el extenso mar como separación de la nación del Fuego.

El hecho es que, con los cierres fronterizos, los precios de los bienes estaban subiendo y a su vez, gracias a la incertidumbre que provocaba esto, la economía se estaba desplomando. Así que el hokage (Tobirama), había mandado a los mejores equipos a realizar reconocimiento en las fortalezas conocidas en los reinos vasallos. Esas que se conocen como puestos mercantes, pero en realidad son puestos de avanzada que utilizan las grandes naciones para mantener a la nación del Fuego bajo vigilancia.

-¿Qué más dijo Tobirama?- pregunto Kain mirando al suelo y evaluando la información. Tratando de diferenciar de lo que era verdad y de lo que le estaban ocultando. Kaoru lo miraba preocupada desde el lado.

-Que solo sería una misión de reconocimiento- dijo Hiruzen -solo entraríamos, veríamos el estado de la economía en las fortalezas y reportaríamos cualquier movimiento extraño-

-¿Solo eso?- pregunto Kain levantando su rostro y mirando con frialdad a Hiruzen.

-Solo eso-

-Mmm- respondió Kain, asintiendo -entiendo. Lo único que puedo decirles es que sean cuidadoso y estén atentos a todo lo que ven. Sobre todo, de los insectos y pequeños animales. Tus ojos serán fundamentales para eso, Kaoru. Los maestros de Invocaciones y los Criadores mantienen un hilo de chakra unido a la conciencia de sus mascotas y es fácil de identificar-

-Sí Kain-sama- dijo Kaoru asintiendo con su pequeño rostro en una expresión seria.

-Akane y Sakumo, son agiles y fuertes, como son más bajos que Saru, así que sería bueno que se infiltren en los edificios gubernamentales, pero sin lastimar a nadie. Traten de ser sigilosos, la suela de caucho de sus zapatillas será de mucha ayuda. Saru…-

Kain lo miró a los ojos como si le estuviera suplicando con su sola mirada -sé que eres un shinobi hábil y responsable- dijo -cuida de mis amigos. No te pido que te sacrifiques por ellos, pero que los cuides con lo mejor de tu capacidad-

-No tienes que pedirlo, Kain- dijo Hiruzen en tono serio -es mi deber como su líder de equipo-

-Lo sé, pero igual quería decirlo-

Ninguno se quedó a comer, solo intercambiaron un par de palabras más y le dijeron a Kain que cuando volvieran, los tenía que invitar una parrillada. Kain hizo una pequeña sonrisa y asintió sin poner monto tope.

Kain se fue a la cocina y siguió preparando los ingredientes para hacer el desayuno. Su madre llego al poco tiempo, vestida con un hermoso kimono rojo y un haori purpura. Kain levantó la ceja al verla tan hermosa.

-Buenos días, okaa-sama- dijo Kain

-Buenos días, Kain- respondió Naoko con una gran sonrisa

Kain se preguntó que la hacía tan feliz. Al rato siguiente llego Mito, vistiendo un kimono oscuro en señal de luto. Kain se preguntó, quizá durante cuántos años ocupe el mismo tipo de vestimenta. Sin embargo, y pese a la ropa oscura, esgrimía una gran sonrisa igual que Naoko.

-Buenos días, sensei- dijo Kain

-Buenos días, mocoso- respondió Mito -te dije que yo podía hacer eso-

-Yo le dije que podía ayudar- respondió Kain, termino de cortar las últimas verduras y limpió la hoja del cuchillo que había quedado con residuos de verduras. Después tomo la tabla de picar y la llevo al lavaplatos, para dejar la verdura en un gran colador metálico. Mito lo abrazo por atrás, le beso el cabello y después le tomo los antebrazos. Después lo condujo fuera del lavaplatos y ella continúo lavando las verduras.

-Ve a ver a tu madre- dijo Mito con una gran sonrisa

-¿Paso algo?- pregunto Kain algo confundido -las dos parecen muy felices-

-Jejeje, ya verás, ya verás-

Kain se puso alerta, ya que, ese tipo de comentarios traen resultados inesperados. Sin embargo, hizo como le dijo Mito y salió de la cocina, camino hasta el comedor y encontró a su madre sentada a la mesa. Ella estaba sentada sobre un cojín café oscuro y pelaba unas mandarinas. Por otro lado, su largo cabello oscuro caía como una cascada hasta su cadera, donde terminaba amarrado en un listón purpura.

Kain camino hasta ella, Naoko levanto su rostro, como si enfocara sus oídos en los pasos. Tomo un gajo de mandarina y lo levanto entre sus delicados dedos.

-¿Quieres Kain?- pregunto

Kain se acercó y mordió el gajo de mandarina junto a la punta de los dedos. Lo hizo con poca fuerza, pero de todas maneras asusto a Naoko. Ella dio un respingo y le dio leves manotazos en los brazos. Después se largó a reír.

-Tonto jajaja- dijo Naoko con una gran sonrisa -me diste un susto-

-Solo era una broma, okaa-sama. Nunca te haría daño- dijo Kain, comiendo el gajo de mandarina.

-Lo sé, tesoro- respondió Naoko -ven, hace tiempo que no te acuestas en mi regazo-

Kain, ni tonto ni perezoso, se colocó al lado de Naoko y se recostó en el suelo, apoyando su nuca en el regazo de su madre. Naoko le peinaba los finos cabellos blancos en un gesto suave, amoroso y lleno de cuidado.

-¿Por qué okaa-sama está tan feliz? No recuerdo haber hecho algo genial últimamente-

-Ya lo sabrás- dijo Naoko con una suave sonrisa

Kain levanto la ceja izquierda, en un gesto de extrañes. Aquí pasa algo, pensó.

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