Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 509

—Todo es energía— dijo Kain mientras miraba a las unidades de apoyo levitando en el centro del bosque de la meseta de los sabios.

Mito estaba a su lado, sostenía la mano de Kain y miraba con respeto reverente lo que había hecho Kain. Ni en un millón de años, ella se hubiera imaginado que los sellos Uzumaki se transformarían en esto.

Los dos diamantes cuyo tamaño no era superior al puño de un bebé, levitaban proyectando un haz de luz. El de la izquierda era azul y el de la derecha rojo. Allá donde la luz tocaba, la estructura, ya sea piedra, madera, pasto o cualquier forma de vida, se iba convirtiendo en diminutas partículas de energía que eran almacenadas dentro de los sellos internos de las unidades de apoyo. Como resultado, parece que todo era convertido en ceniza y absorbido. Al final, todo lo que quedaba era un terreno plano y predispuesto para la construcción.

Cada diamante proyectaba un haz de luz que tenía un rango de tres metros de alto y ancho con un metro de profundidad. Así que los largos árboles en la meseta de los sabios al perder su base se desplomaban. Una vez en el suelo, su destino era el mismo que el del resto de las cosas que estaban a su alrededor: ser descompuestos y ser almacenados para tomar la forma que después dispongan las unidades de apoyo.

Kain miraba con cierta admiración su trabajo y este gran impulso hecho con su nuevo conocimiento. En cierto sentido, Madara era un genio como ningún otro, pero no podía ver el gran potencial del rinnegan. Él era como el resto, solo veía su potencial para la guerra, la destrucción —Kain sonrió de forma burlona—. Ridículo, pensó. El rinnegan prácticamente convertía al usuario en un dios de la creación sin la necesidad de desarrollar algo tan complicado como una divinidad asociada a la creación.

Kain siempre supo que los ojos de los Uchihas eran especiales, pero ni siquiera en sus sueños más brutales pensó que podría ver el mundo hasta un nivel tan diminuto. Mirar al cielo y ver las estrellas era una visión sobrecogedora, pero ver el mundo que se oculta a simple vista era otra cosa. En muchos sentidos, así como existía un sistema planetario en lo grande, también existía un mundo en lo pequeño. Por eso:

—Todo es energía— murmuro Mito mientras observaba a las unidades de apoyo descomponer las cosas.

Ella vio como el bosque que era relativamente oscuro por la frondosa vegetación y el día semi nublado, se ilumino. Eso hizo circular el aire y llevar el olor a sabia y polen a su nariz. También estaba el olor a madera recién cortada y la humedad. Con más luz fue visible un pequeño riachuelo que alimentaba a toda la meseta de los sabios. Sin embargo, poco a poco su cause estaba siendo borrado y la tierra aplanada. Entonces una de las unidades de apoyo voló al centro de origen del riachuelo y se perdió en el bosque. La otra unidad de apoyo se quedó trabajando.

Todo el trabajo no se demoró más de treinta minutos. El espacio abierto era equivalente a lo que correspondía la casa y jardines de Mito.

—¿Quieres mantener la estructura de la casa?— preguntó Kain

Mito lo miró a los ojos, parpadeo en un estado de confusión como si ella no supiera que le hablaban a ella.

—Ya sabes— dijo Kain señalando con la mano y haciendo círculos como si señalara el entorno —la casa de Konoha aquí—

—Oooh— dijo Mito algo asombrada y nerviosa, ella miró al amplio terreno que habían dejado las unidades de apoyo. Estaba perfectamente nivelado —sí, deja espacio en los jardines para mis plantas—

—Claro, por eso habíamos acordado utilizar el modelo de Konoha en lugar de la casa en ciudad Tengu— dijo Kain

Mito parpadeo un par de veces y recordaba levemente esa conversación, pero se sentía rara —yo, lo siento, no lo recuerdo bien— dijo

—No te preocupes, para eso estoy yo— dijo Kain y miró al pequeño diamante con el ojo rojo levitando a tres metros del suelo —procede—

La unidad de apoyo voló y fue proyectando un haz de luz rojo. Los mismos materiales que había recogido fueron proyectados como pequeñas partículas que se fueron solidificadas y tomaron forma de lo que vendría a ser la pared izquierda de una casa tradicional como la que tenían en Konoha.

—Esto se va a demorar un poco— dijo Kain —volveremos a la noche—

—¿Adónde vamos?— preguntó Mito

—A un lugar entretenido— dijo Kain con una sonrisa suave.

Mito asintió, lo tomo de la mano y Kain se la acaricio con el pulgar en un gesto suave e íntimo.

Kain dijo —laboratorio 15— y ambos desaparecieron.

Cuando Mito fue consciente del cambio, vio un extenso vivero. Había caminos que separaban grandes grupos de flores y plantas. Más de las pequeñas unidades de apoyo estaban dando vueltas por aquí y por allá como si fueran abejas. Viajaban a un grupo de flores, proyectaban un haz de luz y después se movían a otro grupo de flores.

Mito se asombró por lo raras y hermosas que eran las flores. Ella elevó la mirada y se dio cuenta que eran cientos de metros de largo antes de alcanzar la pared. Los grupos de flores formaban cuadrados de colores rojos, amarillos, verdes, purpura, fucsia, azul y así sucesivamente.

De repente, frente a los ojos de Mito apareció una gran mariposa de alas amarillas, muy grande, una de las más grandes que hubiera visto. Con sus alas extendidas era tan grande como la cabeza de una persona.

—La familia de Shiori-chan tiene algunos especímenes de insectos especiales. Si a eso le sumamos mi conocimiento y la mejora en la alimentación, damos paso a esto— dijo Kain

Mito miró a Kain y sonrió, pero se dio cuenta que más allá de él había más flores y enormes mariposas viajaban de flor en flor como lo harían las pequeñas unidades de apoyo.

Kain sonrió al ver su expresión de asombro y le dijo —ven, vamos a dar una vuelta—

Mito sonrió, le tomo la mano y Kain la condujo por todo el vivero.

—Todavía no tenemos abejas, pero estoy preparando una reina y un nuevo panal— dijo Kain mientras ellos avanzaban por la calle que separaba los grupos de flores.

—¿Son tan grandes como las mariposas?— preguntó Mito llena de emoción

—No, para nada. El tamaño de las mariposas se debe a la mejora en la alimentación, pero no estoy modificando su estructura. En ese aspecto, las abejas serán más grandes que las que existen de forma natural, pero eso será todo. Por lo demás serán iguales a las que encuentras en los bosques y praderas. Serán de ayuda para el proceso de polinización—

—Entiendo— respondió Mito y sonrió al ver las hermosas flores, algunas que nunca había visto en su vida anterior. Sin embargo, se dio cuenta de que, de forma selectiva, las mariposas no se acercaban a algunas flores.

Mito se acercó a un grupo de flores doradas con largas espigas. Ella miró a Kain y este sonrió de forma juguetona, pero asintió. Mito lo quedó mirando con desconfianza, pero él solo seguía sonriendo. Mito frunció el ceño cada vez más desconfiada, pero no le dio más pensamientos y se acercó a la flor. Ella extendió su mano para tocar la flor, pero al hacer contacto con la punta de sus dedos, soltó una chispa y ella apartó su mano. Mito sujeto su mano y la apego a su pecho, ella miró a Kain y él sonrió.

—Se llama Electrina— dijo Kain, se acercó y se puso al lado de Mito. Él sacó un kunai de la manga de su haori, después estiro su mano y tomo la flor por el tallo. No hubo reacción eléctrica. Kain acercó el kunai y la cortó. Después se la tendió a Mito y ella la tomo por el tallo.

—La electrina tiene una propiedad especial como otras flores en este vivero. Su espiga es capaz de producir electricidad de forma natural. Crece en ambientes desérticos, consume poca agua y se alimenta de mucho, mucho sol—

Mito miró los alrededores, no había tanta luz solar. El techo del vivero era especialmente brillante, pero no se sentía tan pesado como estar a la luz del sol —pero esto— dijo confundida

Kain sonrió, ella no lo podía ver, era claro —está en el aire— dijo. Mito lo miró y Kain continuo —no lo vas a poder percibir, pero la esencia del sol está en el aire. Por su puesto, está disuelta junto a otros gases que favorecen el crecimientos de las plantas— Kain miró los alrededores y se fijó en las pequeñas unidades de apoyo Akari —es consumido de forma natural y regulado por las unidades de apoyo—

Mito miró al frente, a un grupo de flores diferentes. Tenían pétalos muy rojos, pero no eran rosas. Los pétalos estaban cayendo sobre la tierra húmeda —pero esas—

—Bueno— dijo Kain, se dio la vuelta y sonrió mientras miraba las flores que veía Mito —no todas las flores pueden vivir de la misma forma. Parece que habrá que hacer un ambiente especial para estas y muchas otras. Además, estas en especial, no pueden vivir sin el proceso natural. Por eso estoy trabajando en las abejas—

—Todavía no es perfecto— dijo Mito

Kain la miró a los ojos y asintió con suavidad. Él miró la flor con espigas doradas que sostenía Mito —ya la puedes tocar— dijo

Mito miró la flor que sostenía por el tallo y acercó su mano. Al tocar la espiga no hubo chispas. Mito miró a Kain y sonrió con dulzura. Kain le tendió la mano y ella se la tomo. Después siguieron dando vueltas por todo el vivero hasta llegar a los ventanales del fondo. Mito se quedó mirando la enorme cueva que rodeaba la torre subterránea. Ya la había visto una vez, pero ahora le parecía tan diferente. Sobre todo, el hecho de que afuera estuviera oscuro, pero las piedras preciosas incrustadas en las paredes reflejaran la luz de la torre y brillaran como estrellas. Ella miró hacia abajo y vio el extenso lago en la base.

—¿Qué planeas hacer con todas estas plantas?— preguntó Mito mientras miraba el reflejo de Kain en el ventanal. Él se veía alto, con el cabello blanco, liso y largo, peinado hacia atrás. Lo que más resaltaban eran sus ojos azules. Kain tenía una expresión lánguida y caprichosa.

—Estoy investigando— dijo Kain —viendo el comportamiento de la naturaleza a diferentes estímulos—

Mito levantó su rostro y lo quedó mirando —¿Estímulos?— preguntó

Kain asintió y le fue explicando todos los tipos de energía que había descubierto durante los últimos años. Como funcionaban y de qué manera influenciaban la vida.

—¿Para qué?— preguntó Mito

Kain la miró a los ojos y sonrió —me encanta saber ¿A ti no?— preguntó

Mito miró a Kain sin saber que decir, él tenía una mirada lánguida y una expresión desenfadada, como si todo esto. Este enorme vivero, todas esas maravillosas maquinas que volaban y cuidaban de las plantas, fueran su juguete. Todo esto fuera para saciar su sed de conocimiento.

—Creo que ya debe estar listo— dijo Kain y le tendió la mano

Mito ladeo su rostro y le preguntó confundida —¿Qué cosa?—

—La casa, ven, vamos— dijo Kain

Mito le tendió su mano y sin que se dieran cuenta, viajaron de regreso a la meseta de los sabios. Mito sintió de inmediato el cambio. Aquí corría un viento fuerte y el aire tenía un aroma exquisito a naturaleza. La luz no estaba controlada ni los espacios delimitados. Sin embargo, lo que antes ocupaba un bosque, ahora era ocupado por una mansión tradicional de esas que tenían en Konoha. Prácticamente era una copia exacta de la casa de Mito.

—Vas a amar esto— dijo Kain y la guio hacia la puerta de la casa.

Mito fue observando los alrededores y salvó por el bosque, todo era lo mismo, incluso tenían una puerta torii roja en el frontis.