webnovel

Capituló 21 - El fin de algunas cosas, solo significa una parada en el camino.

Ars, la ciudad en movimiento, con un vitalidad que ya quisieran la mayoría de las capitales del mundo, sigue avanzando, progresando en su infraestructura y su forma de vida. Se escuchan los cascos de los caballos, la gente riendo y hablando. Por los sectores comerciales, es casi imposible transitar. La gran avenida es un lugar de entretención, con hoteles, restaurantes y tiendas con todo tipo de productos. La gente de la alta sociedad pasea, se regodea con cada precio y con cada producto. Algunos, los más selectivos, no compran nada en los pequeños puestos de la calle. Donde los productos son ofrecidos sobre una manta. Pero esos son solo los nobles. Los pobres siempre buscando ahorrar, buscan los mejores precios. También se puede ver uno que otro ladrón, pero gracias a los caballeros de Asura, son correteados en poco tiempo.

-La siempre vivida Asura- dice Kain desde su caballo

Maaya a su lado lo mira, después mirar las calles de Asura y las encuentra grotescas. A diferencia de Millis, el gris prima en Asura. ¿Qué es tan vivido? Se pregunta. Ella mira a Kain y lo trata de devolver a la tierra con una pregunta -¿Donde esta la tienda, Kain?-

-Un poco mas allá- le señala Kain con el dedo -tenemos que bajarnos de los caballos si queremos llegar. Es un lugar concurrido-

Una vez que llegan al lugar, se encuentran con una calle techada. Cuando Kain trabajaba aquí, esto no se veía tan ordenado, ni las tiendas eran tan hermosas. Muchas de ellas tienen enormes exhibidores de vidrio, ofrecen ropa y todo tipo de accesorios de la más alta calidad. Kain avanza dando una superflua mirada, llega a su local, abre la entrada lateral y deja a los caballos pasar. Una vez que los deja en el patio trasero, entran a la casa y empiezan a limpiar, a sacar las telarañas y a echar a los ratones. Como hoy no pudieron terminar. Kain lo conversa con Maaya y van a buscar alojamiento. Para tales efectos, se dirige al hotel de siempre.

-¿Cómo va el negocio?- pregunta Kain a la pareja

Son el ex caballero y su mujer. Ahora el hombre ya no tiene esa pinta de "Yo soy el dueño". Ahora tiene un rostro que dice "¿en que lo puedo ayudar?". Es muy agradable. La mujer por otro lado, conserva su lado amable, pero ya no está en el mostrador. Esta unos metros más allá meciendo un cuna.

-Muy bien señor- le responde el dueño del hotel -¿Qué tipo de habitación va a querer?-

-¿Tu habitación del ultimo piso esta disponible?- le pregunta Kain

-Por supuesto, es nuestra mejor habitación ¿Cuántos días se va a quedar?-

-Una semana por lo menos-

-Bien, serán catorce piezas de cobre-

-Aquí- le dice Kain mientras le tiende el dinero

Una vez que estuvo lista la reservación, Kain y Maaya fueron a un restaurante. Piden algo sencillo y mientras tanto, Kain escucha a los comensales. Algunos murmullan sobre un asesinato frustrado. Al parecer alguien trato de matar a la hija del rey. Como es la hija de una concubina, nadie le da la mayor importancia. Después están los problemas de sucesión de la casa Notus. Al parecer la familia principal, le quito los hijos a la familia de la rama. Y por último, pero no menos escandaloso, el primer ministro Darius está teniendo problemas con una casa noble. Los Purplehorse. Al parecer se negaron a realizar uno de sus comandos y ahora el primer ministro los quiere fuera del juego.

Kain suelta un suspiro. toma su copa y bebe. Después de eso, juega con su copa. La mece, pero no bebe y la deja en la mesa. De repente siente que alguien le toma la mano y le pregunta -¿Qué sucede cariño?-

Kain mira a Maaya y le contesta -parece que ningún lugar es seguro. Cualquiera con un poco de influencia te puede atacar-

-No te preocupes, nosotros estamos seguros-

-Pero el resto no, Maaya. Un hombre caprichoso y con poder puede hacer arder el mundo-

Mientras los dos conversan, un hombre, joven, de unos veinte años se acerca a ellos. Él le da la espalda a Kain y le conversa a Maaya -señorita ¿le gustaría ir a mi mesa?-

-Señor, soy una mujer casada- le responde Maaya

El hombre con una sonrisa falsa le responde -eso no es un inconveniente ¿cierto?- y mira a Kain como queriéndolo intimar. Kain le da una sonrisa carnívora, lo toma por el cuello y lo levanta. El hombre empieza a patalear en su desesperación. Maaya se levanta para detener a Kain, pero un idiota va y le echa más leña al fuego.

-¿Qué haces, perro de mala vida?- le grita un hombre vestido de aventurero -es el nieto del ministro Darius-

-Oh, ¿y eso que? También lo puedo matar- le responde Kain

-Kain basta- le grita Maaya y Kain suelta al idiota, le pega una patada en el pecho y lo lanza a unos metros. El aventurero desenfunda su espada, pero Kain no le da la más mínima importancia y le dice -dile a su abuelo que ha ofendido a Kain Dragonroad. Si sabe lo que es bueno, se vendrá a disculpar-

Kain y Maaya se van del local. Se puede escuchar como ella lo sermonea mientras él se disculpa. Después vuelve todo a la calma, pero los aventureros experimentos que había entre el público, entienden lo que hizo el nieto del primer ministro. Se ha metido con el diablo. ¿Su abuelo es el primer ministro? Y un mierda. Ni aunque fueras el rey de Asura, estarías seguro. Después de recibir la información de que Kain mato a un enorme dragón, se había convertido en el dios de los aventureros.

-o-

Al otro día, Kain y Maaya siguieron con las remodelaciones de la tienda. En su mayoría era limpiar la tierra. Cuando llego el medio todo estaba limpio. Así que se bañaron y después se prepararon para almorzar, pero justo en ese momento tuvieron visitas. Kain fue sorprendido. Un hombre con una armadura de Asura se apareció en el dintel de la puerta. Sin embargo lo que más le llamo la atención, fue la mujer y la niña que lo acompañaban. Mientras la madre tenía el cabello rubio, la bebé tenía el pelo oscuro como su padre. Kain con una gran sonrisa los hizo pasar.

En un abrazo de oso, Kain dijo -a sido un tiempo Clark-

-Y que lo digas- respondió el emperador del agua -a sido un tiempo-

Después de palmotearse la espalda, Kain le dedico un amable sonrisa a Lara y a su bebé -gracias a dios que la bebé tiene tu cara- dijo -si se pareciera a Clark, diría que dios no te ama-. Kain estallo en una carcajada, Lara se rio con delicadeza y Clark le pego un palmetazo en la espalda.

Kain se acercó a Lara y le pregunto -¿puedo tomarla en brazos?- pero la bebé se escondió en los brazos de su madre y miraba por un pequeño agujero que se producía entre los brazos. Kain sonrió, se acercó y meneo sus orejas. Todos quedaron congelados por lo ridículo que se veía, pero él logro su cometido. La bebé le prestó atención. No debe haber tenido más de dos años.

-Ven con el tío- le dijo Kain. La bebé levanto su pequeño rostro y permitió que la abrazaran. Kain la miraba con una inmensa sonrisa, parecía que iluminaba la habitación. Le acaricio la pequeña cabeza y les pregunto -¿Cómo se llama?-.

-Isolte- respondió Clark

-Es preciosa, amigo. ¿A quién mataste para tener una bebé tan linda?- pregunto Kain mientras soltaba una carcajada. La pequeña Isolte estiro sus pequeñas manos. Jugaba con los largos cabellos de Kain, pero siempre buscando las largas orejas. Kain se divertía y entre medio de eso, Maaya salió de la cocina.

-Hola- los saludo Maaya con una sonrisa amable

Clark quedo asombrado con la belleza de cabello azabache. Lara por otro lado, miraba a Kain con malos ojos.

Kain les dio una mirada de soslayo y les dijo -ella es mi esposa, Maaya-

Maaya se ruborizo, los invito a la cocina, donde hasta el momento no había mucho. Se sentaron los cuatro alrededor de la mesa y conversaron de como los ha tratado la vida. Se rieron, comieron y bebieron. Después de eso, Kain y Clark salieron al patio y conversaron como lo hacían hace años, bajo el naranjo.

-¿Fumas?- le pregunto Kain

-No, para nada. Cuando nació Isolte, lo deje- respondió Clark

Mientras Kain prendía su pipa, miro a Clark y le pregunto -¿de que quieres hablar?-

-Toma- le dijo Clark. Saco una bolsa de su cinturón y le explico -es una disculpa del primer ministro-

-Bien- respondió Kain y guardo la bolsa en su anillo

-¿No lo vas a revisar? Es una disculpa del primer ministro-

-Solo es un pequeño alago para que no los mate. Dejemos eso de lado ¿Cómo te ha ido?-

-Se podría decir que bien. Isolte esta grande, Lara esta sana y mi suegra mas gruñona que nunca. Solo le sonríe a su nieta-

Kain sonrió mientras negaba con su cabeza y le pregunto -¿Cómo esta tu técnica?¿haz mejorado?-

-Por supuesto, quieres probar-

Ambos amigos se pararon en el patio trasero. Solo el pasto y el naranjo eran sus testigos. Clark desenvaino su espada y espero a que Kain se preparara. Sin embargo las cosas no salieron como esperaba. Kain se cruzo de brazos y le dijo -ataca-

-¿hablas en serio?- le pregunto Clark con incredulidad

-Por supuesto, he tenido una pequeña lucha con alguien fuerte, así que tengo algo de confianza-

-Lo que tu digas-

Clark concentro su touki, miró a Kain con la determinación de cortarlo. Tomo su espada con las dos manos y lo ataco. El metal produjo un nítido tintineo y gracias a eso apareció Lara y Maaya en la puerta, con un rostro lleno de preocupación, pero nada paso. Kain estaba indemne y Clark sintió como el impacto reverberaba en su cuerpo, pero la espada no se rompió. Si hubiera sido otra espada, se hubiera hecho añicos.

-Como se esperaba de un discípulo de Reída. Comprimiste el touki y lo enfocaste en un solo punto- dijo Kain

-¿Con quien luchaste?- le pregunto Clark

-Con Orsted-

Tanto Clark como Lara se quedaron congelados, miraron a Maaya y ella asintió. Todavía recuerda el momento en que Kain volvió. Durante la espera sintió que había perdido años de vida. Maaya les dijo -así es, este hombre irresponsable desafío al dios dragón-

Tanto Clark como Lara se acercaron con expectativas y bombardearon a Kain con preguntas. Este último tomo a la pequeña Isolte en sus brazos y les empezó a relatar su aventura. Después de esa tarde, Kain entendió dos cosas. Una, que todavía tenía amigos en Asura y dos, que ahora tiene dos fans.

-o-

Si has ido alguna vez a la playa, entenderás que es incómodo ir con zapatos. Das dos pasos, te quitas la arena de un zapato, das dos pasos más y el otro lado te empieza a incomodar. Mas o menos esa era la situación de Kain. Ya que el padre de Victoria, un viejo "zorro" como lo llamaban sus hijos, estaba llegando al final de su vida. Una vez que Victoria fue transportada a Asura, junto con todos los demás, Kain la acompaño a una gran mansión. Victoria y Robert habían descrito a su padre como un hombre robusto, jovial y con una sonrisa en su cara. Así que cuando Kain entro a la habitación, tenía algunas expectativas. A lo mejor podría estrechar manos, conversar y después despedirse. Sin embargo, cuando miro la enorme cama con un dosel blanco, no quedaba ningún rastro del hombre robusto del que le habían hablado. Parecía más un cuerpo reseco y frágil. Un saco de huesos para ser preciso. Una vez que Victoria vio a su padre, se quebró igual que un copa de cristal. Lloraba sin consuelo, lloraba como si le hubieran arrebatado lo que más quería en la vida. No aguanto más de tres minutos y se desmayó. Así que a Kain le ofrecieron una habitación. Cargo a Victoria y mientras avanzaba por un pasillo blanco con una alfombra amarilla. La madre de Victoria le hablaba.

-Muchas gracias por haber venido- le dijo la mujer llamada Barbara. Al igual que su hija, era de baja estatura, con una físico curvilíneo similar al de un reloj de arena. Donde sus senos resaltaban por sobre todas las cosas. Su pelo castaño opaco y sus tímidas arrugas en la comisura de sus ojos, remarcaban su edad. Ella sin lugar a dudas era una mujer hermosa. Prima segunda del rey. Criada por las mejores institutrices. Podría emitir un aire noble y un espíritu robusto como una montaña. Pero en esos momentos, lo único que podías sentir de ella, era la fragilidad. Tan delicada, tan pequeña, que si la tomas en tus manos, se podría romper.

Mientras Kain llevaba a Victoria en sus brazos, le respondió en un tono bajo. Como cuando no quieres mas problemas y lo único que buscas es la paz. Quieres alejarte de las cosas complicadas y vivir sin tener que preocuparte. A Kain le dolió ver a Victoria tan frágil. Casi al punto de querer llevársela. Sin embargo, Kain duda que Victoria apruebe tal acción. Así que hizo lo mejor que pudo y se dio ánimos.-No es ningún problema- dijo -era el deseo de Victoria venir a ver a su padre. Como su marido, es lo mínimo que puedo hacer-

-Gracias- repitió Barbara en un tono mas relajado -es importante para mi que mis hijos me acompañen. Por favor, si puedes, mañana trae a mi nieto. Quiero verlo-

-No hay ningún problema- dijo Kain con una sonrisa cansada

Una vez que llegaron a la habitación, Barbara los dejo, pero antes de retirarse, le dijo que podía tocar la campanilla que está en el velador. Una sirvienta vendría enseguida. Kain una vez más le agradeció su hospitalidad y se despidieron. Una vez que entro acomodo a Victoria en una enorme cama con dosel. El día afuera estaba precioso, incluso la luz alcanzaba a entrar e iluminar, pero la casa se sentía fría. Como si estuvieran en un cementerio y con un silencio que lo llenaba todo. Así que mientras Victoria dormía en la cama, Kain abrió el ventanal que daba a la terraza. Era un recuadro de concreto de tres metros largo y tan ancho como la habitación. Solo había una mesa y tres sillas. No había ningún toldo para cubrirse del sol. Cosa que no fue necesaria, ya que lo que buscaba Kain en estos momentos, era el calor de la luz. Ese calor que te aparta de todo lo triste.

Camino hasta la mesa y se dejó caer sobre un silla. El sol lo bañaba de pies a cabeza, quitándole ese frio mortal que parecía filtrarse en su alma. Mientras se preguntaba ¿Por qué la muerte de un ser querido era algo tan doloroso? Se entretuvo bebiendo y fumando. Las respuestas lógicas llegaban una detrás de otra, pero cuando amas, la lógica pierde su lógica. El sencillo acto de querer retener a tu ser querido se vuelve la norma. El egoísmo era primordial. Aunque esto signifique prolongar el sufrimiento de esa persona. Ya cuando Kain iba por la tercera copa de vino, apareció Victoria con un rostro demacrado. En la mañana se veía preciosa. Parecía una reina, con sus labios carmesí y su estilizado vestido café claro. La esmeralda en su collar resaltaba haciendo juego con sus ojos. Pero toda esa majestuosidad, toda esa opulencia, se había ido a alguna parte. A lo mejor nadie se dio cuenta y paso la muerte. Como una ladrona de dedos hábiles y se la llevo en garantía. Como una recompensa por extender un día más la vida del viejo.

Con unos ojos sin brillo, Victoria se sentó en las piernas de Kain, como queriendo encontrar un refugio del mundo. Como buscando un lugar cálido que la aparte de este frio mortal, llamado tristeza. Kain por su parte la abrazo, la escucho sollozar. Su camisa blanca denotaba pequeños rastros de humedad sobre su pecho. Pero él no miro, solo le dijo que todo iba a estar bien y que él estará con ella. No importa lo que pase, siempre, hasta el final de sus días, siempre va a estar con ella.

-Gracias- le respondió Victoria con un tono melancólico

Kain sintió como un pequeño deja vu y pensó en la madre de Victoria. Sin lugar a dudas eran madre e hija. En estos momentos podrías fácilmente confundir sus voces. Kain trato de confortar a Victoria, pasando su mano por la espalda. Con la punta de sus dedos le levanto el delicado mentón y le dio un pequeño beso. Victoria lo contrarresto, con varios más. Cada uno especial, como el picoteo de un ave. Como pequeños juramentos de amor. Tan breves, tan cortos como un suspiro, pero cargados de sentimiento. Al cabo de un minuto, se detuvieron. Victoria se acomodó en el pecho de Kain y le dijo en un tono suave -quiero ver a mi hijo-

-Vamos a buscarlo- le dijo Kain -tu madre lo quiere ver. A lo mejor con él a tu lado, te sientes mas fuerte y puedes ver a tu padre-

Y así lo hicieron. Victoria y Kain viajaron a la casa en el distrito comercial y pasaron por Elías. Al instante en el que vio a su madre, Elías movió sus brazos con vigor y Victoria se quebró una vez más. Abrazo a su bebé con todo su cariño y se refugió en él. Como un efecto reflejo, Elías también se puso a llorar. Victoria lo besaba, le decía que lo amaba y que nunca, nunca lo iba a dejar. Al final, tanto Elías como Victoria se cansaron de llorar y se durmieron.

-o-

Al otro día, tanto Victoria como Robert se presentaron en la mansión. Ambos iban acompañados de sus bebés y sus parejas. Sin embargo no se sabia quien dependía de quien. Mas daba la impresión de que sus parejas estaban ahí para socórrelos, en caso de que no se pudieran valer por si mismos. A su vez, sus bebés estaban ahí para darles la fortaleza mental que les hacía falta. La gran comerciante y el rey del agua, se habían ido de vacaciones y en su lugar, habían dejado a dos tímidos niños a cargo. El hermano menor de Robert y Mayor de Victoria, se hizo presente. Al parecer era un pequeño artista sin dedos ni manos para el comercio. Gracias a dios que sus padres tenían dinero, porque al parecer, tampoco era bueno para la pintura. Sin embargo, era alguien que te hacia sentir en compañía. Era como si todo lo que carecía en habilidad, lo tuviera en humanidad. Sus hermanos lo amaban con todo su corazón. Victoria y Robert conversaron con él. Lo regañaron por aun no sentar cabeza, pero lo perdonaron cuando dijo uno que otro chiste.

Una vez que estuvieron preparados. Los tres hermanos y la madre entraron a ver al viejo. Kain y Clarisse se quedaron afuera cuidando de sus hijos. A la hora después los llamaron. El viejo aun demacrado, vio a sus nietos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Su rostro rejuveneció y una sonrisa lo ilumino. Aunque no tenía las fuerzas para incorporarse, Robert y Victoria acercaron sus hijos. El viejo con sus arrugadas y huesudas manos, tomo las manos de los bebés y lloro de alegría. Su sonrisa nunca se esfumo. Pregunto por sus nombres y cuando se enteró de que uno de los bebés, se llamaba como su difunto hijo, lloro más aun. Tanto así que Kain tuvo que darle un pequeño tratamiento para que se calmara. Gracias a la pronta ayuda, no fue para tanto. Una vez que se calmó, le pidió a Clarisse y Kain que se acercara. Les agradeció por cuidar de sus hijos. Converso durante media hora más y se durmió. Al parecer fueron muchas las emociones.

Al otro día fue un día demasiado triste. El anciano murió en el sueño. Parece que una vez que vio a sus hijos y nietos en un buen estado, se soltó de las ataduras que lo mantenían en este mundo. Victoria lloro sin consuelo, se aferraba a Kain y a su hijo. Todo el mundo lloro, todo el mundo sintió el dolor. Porque Kain y Clarisse no eran de la familia, pero podían sentir la pena de sus parejas. Era el vacío de la perdida. Incluso Clarisse se desmayó cuando pensó en su padre. Aún tiene que verlo. Kain le contó que el anciano estaba bien, lleno de energía. Sin embargo no era suficiente. Solo se iba a sentir aliviada, una vez que lo vea con sus propios ojos.

-o-

Con la cosas zanjadas en Asura. Solo se quedó Robert y Clarisse, los cuales tenían que ir a ver al viejo Mitto. Por otro lado, Victoria se fue a la casa, pero no trabajo. Por lo menos, durante todo un mes no trabajo. Paso todos los días con su hijo, visitando Asura una o dos veces a la semana. También estaba el tema del testamento, sin embargo, nadie estaba de ánimos para esas cosas. En sus últimos años, después de en apariencia haber "exiliado" a Robert, su padre vendió la mayor parte de los activos y acumulo su fortuna. Paso todos sus días con su esposa. Visitaron un montón de lugares, comió todo tipo de comidas y se divirtió. Aunque gastaron una buena suma, quedaba mucho efectivo. No habían empresas que administrar, solo la casa y mucho oro. ¿Cuanto? Nadie lo sabe. Por lo menos Kain les pregunto a Victoria y Robert y ninguno tenía idea. Estaban bien con el dinero que tenían. Incluso si no recibían nada, aun serían ricos. Así que les daba lo mismo. Su única preocupación era su hermano (que era un tiro al aire) y su madre. Una mujer con los más finos modales, pero que en estos momentos, era solo una cascara de lo que alguna vez fue. Al final Victoria se la llevo a Millis y una vez a la semana iban a ver la mansión de Asura.

Por otro lado, Kain tomo el mando de la empresa. Al menos por los dos meses siguientes. Ya, cuando llego el verano, Victoria recién estuvo en condiciones de trabajar. Su mente estaba más clara, pero nada fue lo mismo. Sus jornadas ya no fueron tan extensas. Boto una de las bodegas que tenía en el tercer piso y construyo una especie de sala de juegos. No para ella, pero para los bebés. Incluso invito a Lilia a permanecer. Al final solo quería pasar más tiempo con su hijo. Robert también hizo lo mismo.

Con respecto a la herencia, solo se vio a finales del verano. Cuando los ánimos se habían calmado y todos podían pensar con más calma. Robert se quedó con la mayor parte de la herencia, una suma de cuatro millones de oros Asura (u ocho millones de notas reales). Por otra parte, tanto Victoria como su madre y su hermano, recibieron un millón de oros cada uno. Era una colosal suma para la mayoría de la gente, pero cuando lo obtienes por perder a tu ser querido, no vale ni el estiércol que hay en la calle. Al final, la repartición de la herencia hizo más mal que bien. Tanto Robert como Victoria se deprimieron, ni hablar de la madre. Del hermano, bueno, él vivía su vida. Así que no se supo nada de él.

Next chapter