webnovel

Capitulo 17 Piso 7 (parte 2)

¡Con gran alegría, felicito a todos los valientes participantes por superar con éxito la primera ronda!", anunció el administrador con entusiasmo, su mirada se posó en Marck con un destello de reconocimiento.

"Y no puedo dejar de felicitarte a ti también, Marck, eres indudablemente el jugador más destacado entre estos adversarios", agregó con un tono de admiración palpable.

Marck recibió los elogios con modestia.

"Gracias, pero debemos recordar que esto es solo el comienzo. Queda mucho por delante",

respondió con humildad, consciente de que aún quedaban desafíos por enfrentar y obstáculos por superar.

El administrador asintió con aprobación. "Cierto, pero prepárense, porque la segunda ronda promete ser aún más emocionante", anunció mientras un portal misterioso se materializaba ante ellos, invitándolos a adentrarse en lo desconocido.

Uno tras otro, los participantes se encaminaron hacia el portal, incluido Marck, quien no dudó en seguir adelante en esta intrépida aventura.

Al cruzar el umbral del portal, se encontraron inmersos en un paisaje surrealista: el Mundo del Vacío. Un entorno desolado se desplegaba ante ellos, con un cielo nocturno desprovisto de estrellas o luna, y un suelo de arena plateada salpicado con vetas de negro, creando una atmósfera de inquietante belleza.

"¿Qué lugar es este?", se preguntó Marck en voz alta, reflejando la perplejidad compartida por todos los jugadores. En ese momento, el administrador y Elizabet hicieron su aparición, listos para guiarlos en esta nueva fase del desafío.

"En esta ronda, al igual que en la anterior, su objetivo es sobrevivir", anunció el administrador solemnemente, mientras revelaba el desafío de la segunda ronda.

[Ronda 2 de la Prueba del Piso 7: Sobrevive a las Almas Humanoides]

leyeron los jugadores en las indicaciones, mientras absorbían la gravedad del desafío que tenían por delante.

[Tiempo límite 2 horas]

Con un límite de tiempo establecido en dos horas, comenzaba una nueva y peligrosa etapa en su emocionante travesía.

Esta vez, hay un límite de tiempo", anunció el administrador con solemnidad, provocando sorpresa entre los jugadores, ya que en la ronda anterior no había un límite temporal establecido.

Ante la incertidumbre, algunos jugadores levantaron las manos, deseosos de obtener más información. Breit, observando a aquellos que buscaban respuestas, les concedió la palabra.

"¿Qué quieren saber?", inquirió con calma.

"Administrador, ¿qué son exactamente las almas humanoides?", preguntó uno de los jugadores con curiosidad palpable.

Sin embargo, el administrador se mantuvo firme en su posición. "No tengo por qué revelar esa información", respondió con determinación.

Los jugadores recordaron entonces una regla fundamental de la Torre: los administradores estaban estrictamente prohibidos de proporcionar detalles sobre las pruebas. Incluso Elizabet, a pesar de no ser una administradora, no tenía permitido revelar información directa; sin embargo, había dado pistas a Marck en el pasado.

"Según lo que Elizabet me mencionó, estas criaturas son una mezcla entre humano y espíritu", penso Marck, recordando las palabras de la misteriosa Elizabet.

"Son seres que se alimentan de las pesadillas de los jugadores y su principal método de ataque es psicológico."

El administrador asintió en aprobación. "Exactamente. Estas almas humanoides son entidades que adoptan formas basadas en los miedos y traumas de los jugadores. Esta ronda se centra en la resistencia mental; no es necesario eliminar a las criaturas físicamente, ya que son de nivel bajo. Sin embargo, no todas son iguales y representan un desafío único para cada jugador", explicó, arrojando luz sobre el desafío que les aguardaba.

Hay algunas almas humanoides que son tan poderosas como para matar a jugadores de nivel alto, pero carecen de habilidades de combate. explico Breit

[El dios del Vacío te mira con curiosidad]

Al percatarse de que un dios desconocido lo observaba, Marck notó que este tenía algo en mente, aunque no podía estar seguro.

[El dios del Vacío pregunta: "¿Quieres que te ayude?"]

"¿Por qué un dios querría ayudarme?", cuestionó Marck.

[El dios del Vacío responde: "Esta ronda será más difícil de lo que parece".]

"¿A qué te refieres?", indaga Marck.

[El dios del Vacío repite: "Lo diré una vez más, ¿quieres que te ayude?"]

Marck se quedó pensativo por un momento. Si un dios lo ayudara, pasaría la segunda ronda con facilidad, pero ¿qué pasaría con sus tres compañeros? Ellos no recibirían la ayuda de este misterioso dios.

"¿Qué pasa, señor?", preguntó Julia.

"Nada, solo estaba pensando en algo", respondió Marck.

[El dios del Vacío dijo: "¿Aceptas, sí o no?"]

Marck tenía clara su respuesta. Lo pensó detenidamente y finalmente dijo: "No, no lo acepto".

[El dios del Vacío mostró su decepción.]

"No me importa si te decepcionas. Después de todo, los dioses no son lo que parecen", agregó Marck con firmeza.

["La ronda 2 ha comenzado. Resiste a las almas humanoides", anunció el administrador.]

La segunda ronda comenzó y, por unos segundos, nada sucedió. De repente, una niebla surgió en el horizonte, revelando figuras con forma de humanos.

"Eso son..." empezó Marck.

De repente, Marck se encontró en un lugar blanco. El extraño entorno cambió y una voz se escuchó a lo lejos.

"Marck, Marck", el nombre de Marck resonaba una y otra vez.

Marck giró la cabeza hacia donde provenían las voces, pero no vio nada inusual.

"¿Qué pasó? ¿Quién estaba diciendo mi nombre hace un momento?" se preguntó Marck, confundido.

"Hola, hijo", una voz familiar resonó en sus oídos.

Marck reconoció de inmediato la voz. Comenzó a temblar, dejando caer su espada mientras su mente intentaba procesar lo que estaba sucediendo. De repente, se encontró dentro de un automóvil, sentado en el asiento trasero.

"¡Mamá!", exclamó Marck, las lágrimas brotaron de sus ojos. Una mezcla de alegría y tristeza invadió su rostro, mientras se enfrentaba a la presencia reconfortante de su madre.

"¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?", preguntó ella, preocupada.

"Estás despierto, Marck", continuó ella, buscando respuestas en la mirada de su hijo.

Marck levantó la cabeza, aún temblando. Cuando sus ojos se encontraron con los de la persona que le hablaba, se encontró con un rostro hermoso y joven, de aproximadamente 28 años.

"Es... es mi madre", murmuró Marck, sorprendido y emocionado por su inesperada presencia.

"¿Qué pasa, hijo? ¿Por qué estás llorando?", repitió su madre, con cariño y preocupación.

Marck se sintió aliviado y feliz al ver a su madre frente a él. Sin poder contener las lágrimas, siguió mirándola a través del espejo retrovisor del automóvil.

***

En un lugar misterioso, tan vasto como un abismo interminable, cuatro figuras enigmáticas estaban sentadas alrededor de una mesa larga, de unos diez metros de longitud y tres metros de ancho.

["Parece que no te hizo caso"] murmuró una voz desde las sombras.

["Ja, debería haber aceptado mi propuesta"] respondió otra voz, con tono de desdén.

["¿Qué piensan de este jugador?"] preguntó una tercera voz.

["Que es muy habilidoso, pero arrogante a la vez"] opinó la cuarta voz, en un susurro oscuro.

Las cuatro personas, cuyos rostros permanecían ocultos en las sombras, debatían acerca de un jugador en particular.

Crujido.

Sonido sordo

De repente, un sonido sordo resonó en la sala, anunciando la apertura de las puertas del misterioso lugar donde se encontraban los cinco individuos.

Una mujer hermosa entró, con el cabello liso y plateado, y unos ojos rojos como rubíes. Tenía piernas largas, un abdomen firme y curvas que recordaban a las de una modelo. Estaba vestida con el mismo traje negro que llevaban los administradores, pero con una pequeña diferencia: en cada borde del atuendo, había líneas de color amarillo.

La misteriosa mujer sostenía en sus manos una esfera del tamaño de un balón de fútbol, que emanaba un brillo desconcertante.

["¿Qué te trae por aquí?"]preguntó una voz desde la penumbra.

"Perdón por la interrupción, pero me dijeron que les trajera esto", respondió una figura misteriosa, portando un objeto que parecía importante.

["Colócalo en el centro"] ordenó otra voz desde la oscuridad.

"Entonces me voy", dijo la figura, preparándose para retirarse.

["Espera, queremos que te quedes y nos digas qué piensas de este jugador"] solicitó otra voz, interrumpiendo su salida.

La misteriosa mujer se sorprendió ante la petición de la figura sentada en las sombras.

La esfera que llevaba la figura comenzó a brillar, iluminando casi toda la sala. En su superficie, se proyectaba la imagen de Marck, sentado en el auto y llorando. La mujer reconoció de quién se trataba.

["Dinos qué piensas sobre este jugador"] ordenó una de las voces.

"Bueno, al ver que cuatro dioses lo miran juntos, creo que debe ser un jugador muy interesante", respondió la mujer, con cautela.

["Dinos, Silvia, si vale la pena"] insistió una voz.

Silvia, la misteriosa mujer, pensó por un momento. Ya tenía algo de información sobre Marck: sus logros, sus registros de dónde había ido y con quién había interactuado.

Silvia reflexionó por un momento.

"Creo que es alguien muy interesante", respondió finalmente.

["Bien, puedes irte"], habló Zeus, dando por terminada la conversación.

"Sí, Lord Zeus", respondió Silvia, obediente.

Mientras se dirigía hacia la salida, Silvia no podía dejar de pensar en Marck. El hecho de que más de cuatro dioses estuvieran interesados en él la intrigaba profundamente.

"Creo que se llamaba Marck... es muy apuesto. Espero que llegue al piso 10 pronto para poder verlo", murmuró para sí misma.

Silvia era una administradora de alto nivel, perteneciente al grado Dios. Estos administradores, vestidos con atuendos negros, tenían un estatus especial que les permitía moverse libremente por todos los pisos sin sufrir penalizaciones.

El interés de Silvia por Marck creció aún más al notar que incluso cuatro dioses lo observaban. A pesar de estar sola, no pudo evitar sentirse atraída por el jugador.

"Estoy sola, pero este jugador es muy apuesto e interesante", pensó para sí misma.

Mientras tanto, los dioses continuaban observando a Marck.

["Hércules, ¿le diste algo a este jugador, verdad?"] preguntó uno de los dioses.

["¡Jajaja, me descubrieron!"], confesó Hércules, entre risas.

["¡Eres tan impaciente, Poseidón!"] comentó Zeus.

["Bueno, solo le di cien estadísticas de fuerza y resistencia, ¿qué más da?"], respondió Hércules con despreocupación.

["Aun así, creo que también me gustaría hacer lo mismo"] agregó Zeus, pensativo.

Los dioses, reunidos exclusivamente para observar a Marck, tenían preparada una misión para él. Aunque Marck no confiaba plenamente en los dioses, sabía que podía aprovechar las misiones que le encomendaban.

"[Creo que Caos ya conoció a este jugador en persona]", dijo Poseidón.

["Sí, Silvia me lo mencionó"] confirmó Hércules.

["Y aun así no nos lo dijo a nosotros"], reclamó otro dios.

["Ustedes siempre están en sus territorios"], respondió Hércules, justificando la omisión de Silvia.

Los dioses continuaron discutiendo entre ellos mientras Marck enfrentaba el desafío de la segunda ronda.

***

Marck no entendía por qué su madre estaba frente a él, pero no notó nada inusual en su presencia.

"Soy pequeño, tengo 8 años, creo", murmuró, desconcertado por la situación.

En ese momento, Marck tenía la estatura de un niño, a pesar de que el Marck de 18 años medía 1.80 metros de altura. Ahora, apenas alcanzaba los 1.52 metros.

Mientras tanto, Elizabet observaba el cuerpo inmóvil de Marck sin hacer ningún movimiento. Esto se debía a las almas humanoides que lo mantenían atrapado en un recuerdo feliz, aunque al final, no sería tan feliz.

"Espero que Marck no ceda mentalmente", pensó Elizabet con preocupación.

El jugador que se desplomara sería el que fracasara en la segunda ronda y en la prueba del piso 7.

"Una prueba de mentalidad que hace sufrir a los jugadores, confrontándolos con recuerdos que eran felices pero que terminaban en tragedia."

"Vamos, hijo, deja de llorar", murmuró la madre de Marck, cuya cabeza se giró levemente hacia donde él estaba sentado.

"Espera, este es el momento", se dijo Marck a sí mismo, logrando recomponerse al recordar que su madre ya había fallecido.

De repente, un estruendo interrumpió el momento de reflexión. El monstruo que había matado a la madre de Marck apareció, justo cuando ella estaba por limpiarle los ojos llorosos.

"¡Kiaaaaar!",

Rugió el monstruo mientras agarraba el automóvil en el que se encontraba Marck. La madre gritó y, con un acto de valentía, empujó a Marck fuera del auto.

"Cuídate, mi querido hijo", fueron las últimas palabras de la madre antes de que el monstruo se llevara el automóvil con ella dentro.

"No, no puede ser... ¡otra vez!", exclamó Marck con desesperación, gritando el nombre de su madre.

Marck cayó al suelo, pero en un instante se puso de pie. Sin embargo, su rostro no reflejaba tristeza, sino una profunda furia.

"Los brazos, la cabeza y todo el cuerpo de Marck empezaron a marcarse con venas debido a la furia que lo consumía.

Pronto, su cuerpo recuperó su estatura original, adquiriendo la apariencia de un joven de 18 años.

Fuera del recuerdo de Marck, Elizabet notó algo sorprendente en su estado.

"¿Qué está pasando? ¿Por qué Marck está liberando tanta presión?", se preguntó Elizabet, desconcertada por la transformación que presenciaba.

Del cuerpo de Marck comenzó a emanar una energía de color morado y violeta. Marck estaba acumulando una cantidad inmensa de energía, tanto que incluso el administrador no podía respirar.

"Pero... ¡no puedo...!" Breit luchó por hablar, doblándose de rodillas debido a la presión ejercida por Marck.

"Debes terminar esto, Marck", pensó Elizabet, con determinación, mientras observaba la situación con preocupación.

"Maldición...", gruñó Marck entre dientes, su rostro contorsionado por el esfuerzo.

Con un grito desgarrador, Marck dejó escapar toda la energía acumulada, liberando una explosión de poder que sacudió la sala y a todos los presentes.

Breit, con todas sus fuerzas, intentó levantarse.

"Un simple jugador me ha puesto de rodillas", murmuró, frustrado por su situación.

Mientras tanto, Marck apretaba los puños con furia al ver cómo el automóvil que contenía a su madre era agarrado y aplastado como si fuera un vaso desechable.

La ira de Marck crecía con cada segundo que pasaba.

Levantó la cabeza y fijó la mirada en el monstruo, pero no pudo distinguir su rostro debido a la intensidad del sol que brillaba con fuerza en ese momento.

Con un grito de rabia, Marck se lanzó hacia adelante, apuntando sus puños hacia la cabeza del monstruo.

Un estruendo ensordecedor resonó por toda la zona cuando el puño de Marck impactó contra el cráneo del monstruo, reduciéndolo a polvo. Sin embargo, el cuerpo del monstruo quedó intacto, ya que el golpe solo había alcanzado su cabeza.

"¡Madre!", exclamó Marck, observando cómo ella caía al suelo. Se acercó rápidamente, pero lo que vio a continuación fue aún más terrible.

"¡Maldición!", gritó con impotencia.

El cuerpo de la madre de Marck quedó hecho pedazos cuando él se acercó.

Mientras Marck gritaba, el entorno se volvió blanco y una figura apareció a lo lejos.

"Tú...", murmuró Marck con furia al darse cuenta de quién era el culpable del terrible recuerdo que acababa de presenciar: un alma humanoides.

"Kekeke", se rió el alma humanoides sin parar, mientras Marck adoptaba una expresión vacía. De repente, una presión aún más intensa emanó del cuerpo de Marck.

"Rayos, Marck, no podré aguantar", dijo Elizabet con frustración.

Tanto Elizabet como Breit yacían en el suelo, aplastados por la presión que Marck ejercía. No podían creer la monstruosa fuerza que poseía.

Marck se lanzó hacia adelante, enfocando su mirada en su espada y agarrándola con determinación.

Con un estruendo ensordecedor, Marck blandió su espada hacia el alma humanoides.

"¡Kiaaa!", gritó el alma humanoides al ser partida por la mitad y caer al suelo mientras se desintegraba.

Un mensaje apareció frente a Marck.

"La ronda 2 ha terminado".