Su noche de bodas (2)

—¿Todavía te sientes con náuseas? —preguntó Dante, preocupado. Su mano que sostenía la de Annalise se fue a su vientre. Le dio una suave caricia a la protuberancia.

—Dante, estoy bien, y esta es la quinta vez que preguntas de nuevo —Annalise sacudió su cabeza con una sonrisa y también puso su mano sobre la de él.

—No sabía que el embarazo te haría sufrir así —él retiró su mano de la de ella y se levantó de la cama. Luego caminó hacia el otro lado y se quitó los zapatos antes de gatear y sentarse al lado de Annalise.

—Pero yo pensé que sabías —sus palabras confundieron a Annalise—. ¿No está su gracia embarazada?

Sus manos, que estaban a punto de traer a Annalise hacia sus brazos, se pausaron ante su pregunta.

En efecto, la duquesa está embarazada, pero él nunca se molestó en saber sobre el bebé. Ni siquiera sabe cuántos meses tiene el bebé en su vientre, ni lo ha sentido como lo ha hecho muchas veces con Annalise.

Sus primeros momentos con una mujer embarazada nunca fueron con la duquesa sino con Annalise.

—Sí, ella está —el duque no quería que esa incomodidad en su corazón volviera y apartó con fuerza sus pensamientos sobre su primera esposa. Abrazó a Annalise, con gentileza y cuidado por la protuberancia de su bebé.

—Pero nunca la vi de esta manera.

No, él no la ve regularmente, como un esposo y esposa normales. Su presencia siempre es escasa en el ducado, a pesar de ser su duquesa.

—Eso no puede ser. Escuchaste al doctor. Una mujer embarazada sentirá náuseas al principio de su embarazo —Annalise argumentó, sin creer sus palabras.

—Sí, mi amor. Pero, ¿por qué hablamos de la duquesa cuando nuestro pequeñín ha estado travieso en el vientre de su madre? —el duque se sentía incómodo hablando de su primera esposa y rápidamente cambió la conversación.

—No es culpa del bebé, Dante —Annalise se rió mientras se acurrucaba su cabeza en su pecho.

—Cierto... —el duque se rió. Después de un rato, hizo una pregunta que había estado en su mente desde que descubrió el embarazo de Annalise:

— Annalise... ¿cuándo lo hicimos?

Siempre había querido hacer esa pregunta.

Para concebir un bebé, deben haber tenido relaciones sexuales.

Dante se conoce a sí mismo. Puede que esté enamorado, pero no es alguien lujurioso. Nunca planeó tener un bebé con Annalise hasta después de su divorcio de la duquesa.

Se besaron, se abrazaron y tuvieron muchos momentos íntimos juntos, pero no sexo. Ahora que lo piensa, está muy seguro de que nunca hizo el amor con Annalise.

Entonces... ¿quién es el padre del niño en su vientre?

Mientras el duque estaba perdido en sus pensamientos, no notó a la persona congelada en sus brazos. El rostro de Annalise estaba como si la sangre que circulaba hubiera sido completamente drenada.

—Él no puede saber… Nunca puede saber... A menos que... —Annalise estaba asustada de que la verdad fuera conocida por su amante, que ahora es su esposo. No quería perderlo, incluso si lo estaba engañando.

Como esclava, era la primera vez que experimentaba este calor... este amor por otro ser humano, y no quería perderlo de ninguna manera.

—Dante, ¿dudas de mí? —preguntó con un sollozo.

—¿Dudas de nuestro bebé?

¿Cómo podría Dante soportar ver la cara llorosa de su nueva esposa?

—Shh, está bien —usó sus otros dedos para secar sus lágrimas y explicó—. Estoy solo confundido ya que estaba seguro de que no lo hicimos.

—T-Tú no recuerdas que tomamos una bebida. Querías que probara un vino que beben los nobles... —ella lo miró a través de sus lágrimas—. T-Tal vez lo hicimos ese día.

Dante la miró durante un rato, luego sus ojos rojos temblaron como si acabara de recordar ese momento, —Ah...

Él recordaba esa noche.

¿Cómo podría olvidarlo? Ese momento probablemente fue una de esas veces que realmente tuvo miedo de haber hecho algo muy malo.

Entonces, quería que Annalise, que nunca había bebido antes, probara por primera vez un vino que beben los nobles. Todo lo que recordaba era tomar el vino más suave del ducado y beberlo con ella.

La mañana siguiente, se encontró desnudo en la cama al lado de una Annalise dormida y desnuda. No podía creer que lo había hecho con Annalise y se fue antes de que ella despertara de su sueño.

Cuando la vio de nuevo, ella parecía la misma como si nada hubiera pasado, y no hablaron del asunto.

—Pensé que nada había pasado, pero parece que algo sí sucedió —soltó un suspiro y se disculpó en voz alta—. Lo siento, creo que estoy estresado. No puedo creer que te haya dicho eso.

—Está bien. Me alegra que lo recordaras, aunque estábamos borrachos —Annalise se rió a través de sus lágrimas, y Dante también sonrió y continuó secando sus lágrimas con sus dedos.

—Pero Dante... si el niño no es tuyo... ¿todavía me amarías? —Annalise preguntó con hesitación. Solo quería saber qué haría en caso de que llegue el momento en que la verdad sea expuesta.

Deteniendo sus dedos, Dante la miró como si fuera extraño que ella estuviera haciendo esa pregunta en serio. Aunque no estaba seguro de por qué preguntaba, dio una respuesta honesta.

—Sí, lo haré. Pero me dolería que no hayas tenido tu primer hijo conmigo. No obstante, amaré a ese niño como si fuera mío porque tú diste a luz al bebé.

Annalise lo miró y pudo ver que él decía la verdad.

No pudo evitar derramar lágrimas una vez más, ya que estaba feliz de ser amada por este hombre. Aunque él fue su objetivo desde el principio, él la encontró en esa panadería.

—¿Por qué lloras Annalise? —Dante estaba confundido ya que estaba seguro de que sus palabras no eran malas para alguien de corazón suave como el de ella. Sus dedos reanudaron secar sus lágrimas.

—No, solo estoy feliz de ser tu esposa y que tú eres el padre de nuestro hijo —ella sonrió a través de sus lágrimas—. Incluso si el bebé no es tuyo, Dante.

¿Quién es el padre del hijo de Annalise? Lee más para descubrir esta inesperada revelación. Como siempre, Vota, Vota, Vota, queridos lectores.