1 Prólogo

—Otra vez ese sueño…— dije mientras frotaba mis ojos con la palma de mis manos. Al quitarlas, pude ver rápidamente que algo se hacía presente entre las cobijas, justamente ubicado por la zona de mi entrepierna. —¿Por qué eres así conmigo?— le dije a mi miembro que se notaba duro. Me levanté de la cama con pesadez, como si no tuviera ganas de nada. Últimamente es así… Bueno, realmente creo que ha sido así desde que acepte mi realidad.

[°°°]

Tomó mis brazos e hizo que rodeara su cuello con ellos. Mientras que él con los suyos tomó mi trasero con fuerza, maldición, eso me gustó. ¿Qué estoy haciendo? Pude sentir como mi miembro comenzaba a endurecerse y sabiendo como funciona el cuerpo masculino, sabía que el suyo no tardaría en hacer lo mismo. ¿A dónde me está llevando esto? ¿A dónde va esto? Nos empezamos a mover hacia un cubículo sin dejar de besarnos. Escuché como cerró la puerta, no quería abrir los ojos, no quería ver lo que estaba haciendo. Me recargo en la puerta y escuché quejidos por un momento. Abrí mi ojo izquierdo lentamente, abrí ambos al verlo sentado en la tapa del baño con los jeans abajo y su miembro de fuera, erecto. ¿No querrá que yo…?

[°°°]

Aunque… cada vez que pensaba en ese día, en lo que pasó en el baño de ese billar… Todo vuelve a dar vueltas.

[°°°]

¿Por qué me estoy negando tanto? Después de todo, sigo aquí, ¿No? Si no lo quisiera, lo hubiera detenido desde el primer acercamiento, tal vez solo me sirva de experiencia para poder decir que he probado a un hombre y que no me ha gustado. Sin darme cuenta ya le estaba haciendo el oral, a esto me refiero, si a mi cuerpo no le gustase ya hubiera salido del baño. Aunque estoy confundido, estoy seguro de que otro par de chicos han coqueteado conmigo en el pasado y que no he visto ningún interés por ellos. ¿Por qué ahora si?

[°°°]

—Ya pasó un año, por favor, supéralo…— me dije con molestia mientras me veía en el espejo. Veía mi ridículo bigote y casi nula barba. Mi cabello desordenado casi a la altura de los hombros, solo le faltaban unos centímetros. —¿Por qué lo sigues recordando?—

[°°°]

Alto, alto. ¿Qué está pasando? Estar pensando tanto en éste momento me sacó del mismo, me estoy bajando el pantalón mientras el me espera sentado encima de la capa del baño. Es extraño, como si mi cuerpo lo quisiera, pero mi mente sigue aquí, no podía detenerme, el deseo y la curiosidad dominaban mi cuerpo, tal vez necesitaba eso para saber quién soy, no lo sé. Me abrí de piernas y comencé a bajar lentamente sobre su miembro. bastante lubricado por el líquido preseminal. Rápidamente empecé a dar pequeños saltos, lo que hace años chicas me hacían a mi ahora yo se lo estoy haciendo a un completo desconocido.

[°°°]

—¡Supéralo!— me grité al espejo. Lleno de coraje. Por un año entero había intentado olvidar aquello, la idea de que había descubierto algo nuevo en mi, era ridícula…

[°°°]

Torcí los ojos al sentir el placer de otra manera que no había sentido antes. Comenzaron a escucharse los clásicos sonidos de choque de cuerpos.

—¿Te gusta?— lo escuché preguntar, excitado.

—Sigue, sigue...— repetí con una voz diferente, no era mi voz, de eso estoy seguro. Parecía de una chica. Sentí una palmada en mi trasero, que obviamente recibí con un gemido. Mientras estaba en aquel acto, me imaginé a mi vestido como una chica, falda negra, blusa roja, unas medias del mismo color y unos converse negros. E imaginaba como otros chicos me quitaban esa ropa, como si fuera alguna clase de premonición, tenía el cabello más largo, como si fuera una chica por completo, lo cual fue extraño…

[°°°]

—Sigues teniendo esos sueños. ¿Verdad?— me preguntó Kevin del otro lado de la pantalla, estábamos en una videollamada hace un rato. Yo acostado sobre el lado izquierdo de mi cuerpo y el sentado en su sofá.

—Siempre los tengo… Es difícil no saber quien eres.— respondí con seriedad.

—¿No te has cansado de seguir así?— lo miré con molestia. —Nunca intentaste ser tú realmente.— terminó de decir, rodé los ojos. —¿Hay algo que quieras decirme?— me preguntó, lo miré nuevamente. Tenía una expresión seria, difícil de evadir. —Creo que me merezco saber la verdad… Toda la verdad…— dijo para después enviarme una foto a WhatsApp. —¿Quién es Annie Storm?— volvió a preguntar, no respondí. Solo veía la foto, que mostraba a una chica con falda negra tableada que apenas tapaba sus muslos, medias negras, blusa en V de color negro ajustada, cabello café suelto, un poco más debajo de los hombros.

—Soy yo— respondí sin más, viendo la foto que era mía, a simple vista, podía engañar a cualquiera, pensarían que es una chica la que está en la foto, pero no. Soy yo, un chico.

avataravatar
Next chapter