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Saya y Maya

-En el planeta azul existen seis sexos, alfas femeninos y masculinos, ellos conforman el 12% de la sociedad, son fuertes, inteligentes y capaces, en sus genes esta la dominación y por eso ejercen una presión inconsciente sobre otros sexos; betas masculinos y femeninos, ellos son la fuerza laboral, conforman el 79% de la población, su mayor rasgo es su capacidad de trabajo, su presencia es visible en todos los ámbitos de la vida; por ultimo están los omegas masculinos y femeninos, son el 9% de la población, la característica más conocida de un omega es su alta fertilidad, no son tan fuertes como un alfa y son más delicados que los betas pero…

-Pero son bonitos como tu ¿verdad Maya?

Una voz inmadura interrumpió la explicación de la linda omega. Al ser halagada Maya le dedico una bella sonrisa al pequeño niño que hacía la tarea obedientemente

-Bueno, la apariencia de un omega es mayormente delicada, así que supongo que sí, somos bonitos

El pequeño sonrió y siguió escuchando la explicación de Maya. Saya observó a su hermana desde el sillón mientras terminaba de remendar una blusa para su gemela.

Solían vivir en el campo con su abuela, pero tras su muerte se mudaron a la ciudad, eran dos omegas en una gran urbe, solo podían confiar el uno en el otro para salir adelante; cuando se mudaron solo podían vivir en un pequeño cuarto con goteras, pero ahora, gracias al arduo trabajo de los hermanos, se habían mudado a un mejor lugar, las cosas estaban mejorando.

Maya había conseguido una beca en la universidad, estudiaba por la mañana y por las tardes trabajaba dando clases a los hijos de sus vecinos, en los fines de semana y feriados solía trabajar como mesera en una cafetería; Saya trabajaba como lavaplatos en un restaurante chino por la mañana y por las noches trabajaba como dependiente en una tienda de 24 horas. Ambos habían ahorrado para que el próximo año Saya se inscribiera en la universidad.

El timbre sonó haciendo que el niño que originalmente se comportaba bien, cerrara sus cosas y corriera desenfrenado a abrir la puerta, Saya dejo la aguja y corrió detrás del niño con temor de que algo le pasara. Afuera estaba una vecina, la madre del pequeño

-Maya, gracias por cuidarlo. Aquí esta lo de esta semana.

Saya estaba cansado de explicar que no era su hermana así que solo sonrió y aceptó el dinero despidiendo a la mujer. No podía culpar a su vecina, Maya y él eran idénticos: grandes ojos almendrados con la misma marca de nacimiento bajo el ojo derecho que los hacía ver astutos, rostro pequeño con rasgos suaves en lo que aun tenían grasa de bebé, ya que eran recios a gastar demasiado Maya se encargaba de cortar el cabello de ambos, pero solamente sabía hacer un corte, incluso compartían una gran parte de la ropa… eran idénticos.

Hubo ocasiones en las que Maya cubría a Saya en el trabajo y viceversa, nunca nadie se dio cuenta.

-Estoy cansada- Suspiro Maya tirándose en el sillón-además creo que mi celular podría estar roto

-Cuidado con la aguja- Saya retomo su lugar para seguir remendando la ropa- ¿Qué pasó con el viejo?

-Choque con un alfa maleducado ayer al salir de la cafetería, quería reclamarle, pero solo me miró y se subió a un auto. Olvídalo, solo tomare mas turnos en el café.

Saya terminó con la ropa y se giró para ver a su hermana, se veía cansada, bajo sus ojos había ligeras sombras negras y parecía haber bajado un poco de peso, ambos ya eran delgados, si su hermana adelgazaba más solo podría ser considerada desnutrida.

-Puedes usar mi teléfono mientras tanto, has trabajado mucho este mes, tomate un descanso. La jefa del restaurante me recomendó para ayudar a una de sus amigas en una floristería.

-No puedes ¿A qué hora dormirías entonces? Yo soy la hermana mayor, así que solo mírame ganar dinero…

-Puedes ser la hermana mayor cuando no necesites que te despierte por las mañanas. Estaré bien, ya no pienso hacer horas extra en la tienda

Dicho esto, Saya se dirigió a la cocina para hacer la cena, Maya fue a la habitación a tomarse una pequeña siesta. Maya lavaba la ropa y limpiaba la casa, Saya se encargaba de las comidas, y comprar los víveres de la casa, esa división del trabajo se había establecido desde que vivían en el pueblo.

Por la noche se dirigió a la tienda para su turno, la noche transcurrió con algunos clientes ocasionales, un hombre de mediana edad que siempre llegaba a comprar cervezas fue el último cliente de su turno, el hombre era un cliente frecuente, su llegada marcaba el final del turno.

-Saya, estas tan lindo como siempre

Elogio el hombre, sus ojos estaban rojos y su aliento olía a tabaco, en cualquier otra persona ese elogio se consideraría de un adulto a un niño, sin embargo, ese hombre le daba a Saya una sensación incomoda, su mirada parecía desnudarlo. Como omega esta no era la primera vez que alguien lo miraba así, pero este hombre era persistente y, si había que decirlo, algo espeluznante.

-Gracias, son 67.50

La sonrisa cortes de Saya y su tono alienado hizo que la mirada del hombre se volviera hosca. Pago y después de un par de intentos infructuosos de iniciar una plática se fue con pasos pesados.

-Nunca es tan insistente- Comentó su compañero de turno, una mujer beta de mediana edad. Los hombros de Saya se sentían rígidos y solamente quería irse a dormir, pero aún había que cerrar el local- Puedes irte, cerrare yo. Ten cuidado al regresar, un omega que camina por las calles a esta hora es peligroso.

Al escucharla Saya pareció volver a la vida, agradeciendo felizmente se quito el uniforme de la tienda y salió de regreso.

Afuera la noche era fría, el suéter de Saya era delgado y le quedaba un poco grande haciéndolo parecer mas pequeño, sus pasos sonaban por la calle vacía recordándole un montón de películas de terror que vio de pequeño, tal vez en el siguiente cruce algo saltaría hacia el…

-Saya ¿Necesitas que te lleve?

La voz familiar de ese cliente extraño asustó a Saya sintiendo que el alma se le había ido. Al voltear a ver, el hombre que lo esperaba recargado en un auto negro, tenía miedo, casi podía ver los titulares de los periódicos de mañana "Omega es encontrado sin vida en la carretera", las alarmas rojas de su cerebro sonaron a toda marcha

-Señor…- había olvidado su nombre, probablemente se había presentado antes, pero él no lo recordaba-No, estoy bien. De echo planeaba tomar un taxi

Las manos sudorosas de Saya buscaron en sus bolsillos en busca de su celular, pero recordó que se lo había dejado a Maya. La sonrisa del hombre desapareció y dio un par de pasos hacia Saya

-Te llevare- Era una afirmación, no una pregunta, una ola de sudor frío recorrió a Saya, dio un par de pasos hacia atrás asustado pero el hombre lo tomo del brazo- A esta hora no encontraras uno fácilmente, sube al auto

Saya hizo ademan de soltarse, pero el hombre era bastante fuerte, al ver la renuencia de Saya parecía molesto. Por suerte para Saya parecía venir la luz de un auto, Saya estaba listo para pegarle una patada al hombre en la entrepierna y saltar a la carretera para obligar al auto a frenar, afortunadamente era una zona de baja velocidad e incluso si era golpeado no pasaría nada.

Antes de que Saya hiciera algo el auto freno cerca de ahí, un joven se bajó del auto, era un alfa guapo, llevaba unos pantalones negros y una camisa gris lisa, obviamente era algo que podías comprar en cualquier supermercado, pero en su cuerpo parecía ropa de marca. Saya lo reconoció y el alivio casi le suavizó las piernas, él lo conocía.

- ¿Saya?

Al ver que se conocían el hombre de mediana edad soltó a Saya e hizo ademan de irse

-No camines solo tan tarde. Si necesitas un aventón otro día puedes decirme, estas calles son peligrosas, incluso las cámaras de seguridad no funcionan

Parecían palabras de preocupación, pero Saya entendió el subtexto "No hay cámaras de seguridad, no hay pruebas" de hecho no había pasado nada, si nadie interrumpía… sin testigos… Saya solo podía ver como el hombre de mediana edad se iba.

-Tu hermana me llamó, dijo que tenía tu celular y que estaba preocupada por ti

Después del alivio de sentirse a salvo Saya casi quería agradecerle de rodillas a su hermana. El alfa frente a él era su cuñado, Noah, era un estudiante de la universidad de Maya, se habían conocido en la biblioteca, el hombre era casi tan pobre como los gemelos, pero era amable y educado, Maya y Noah estaban enamorados y Maya le había confesado en secreto a Saya que planeaba casarse con él, pero temía asustar a Noah con sus planes futuros así que no lo mencionaba frente a su novio

-Gracias- No quería discutir lo que había pasado, decírselo a Noah era decírselo a Maya y no quería preocupar a su hermana, simplemente renunciaría, tenía algunos ahorros que lo ayudarían a llegar a fin de mes, también estaba ese trabajo en la floristería, si era contratado renunciar no significaría ningún problema- Perdón por hacerte venir en la madrugada

-No es ningún problema, fui aceptado en una pasantía así que tengo bastante trabajo. Pero el sueldo es generoso así que probablemente pueda cambiar de auto, quería dejarle este a ustedes, andar de noche es peligroso y tener un auto sería mejor para ir a la universidad, es solo que ella lo rechazó

Se subieron al auto, Saya observó a su alrededor, los asientos parecían algo viejos y tenían rasguños pequeños que asomaban el relleno, había un pequeño estéreo al que le faltaban los botones, la ventana del copiloto solo podía abrirse a la mitad, por fuera la pintura café del auto parecía caerse en algunos lugares y tenía rayones en otros lugares además de algunas abolladuras, en resumen, el auto parecía que se estaba cayendo a pedazos; sin embargo, el interior estaba limpio y el auto funcionaba perfectamente.

Saya tampoco estaba a favor de recibir algo gratis, Noah era el novio de Maya, pero no tenía ninguna responsabilidad de proveerlos, los gemelos no eran tan desvergonzados como para simplemente tomar gratis un auto que podría venderse bien, pero era cierto que sería conveniente tener un auto

-mmm, no podemos tomarlo gratis, pero si es un descuento podemos hablarlo, tengo algunos ahorros, puedo pagar un poco ahora y…

-Realmente son hermanos

Suspiro Noah indefenso, la respuesta era la misma que la de Maya. Saya estaba haciendo cuentas en su mente, si tomaba un par de horas extras en la tienda… no, ya había dicho que renunciaría ¿Podría trabajar horas extra en una florería?

En algún momento la mente de Saya razonó ¿era esta la razón por la que su hermana tomaba tantos trabajos los últimos días?

- ¿Y si es un regalo de cumpleaños? - Preguntó tentativamente Noah. Faltaba un mes para el cumpleaños de los gemelos, dar un auto era un poco excesivo, pensó Saya- también estaba pensando en cambiarme de apartamento

- ¿las pasantías pagan mucho?

Noah se quedó sin palabras.

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