webnovel

dia tranquilo

Domingo:

"Reese, despierta", dijo Lois mientras me aventaba una almohada en la cara. "Buenos días, mamá", dije mientras me estiraba. Al parecer, me quedé dormido en el sofá, no fue tan incómodo como pensé que seria.

"¿Qué hay de desayunar, mamá?", pregunté mientras me sentaba en la mesa.

"Huevos con tocino, come antes de que se despierten tus hermanos", dijo Lois.

Al poco tiempo, el resto de la familia fue despertándose.

"Buenos días, mamá", dijo Malcolm.

"Yo quiero cereal", decía Dewey mientras entraba a la cocina.

"Oye, mamá, ¿pueden venir unos amigos hoy?", preguntó Malcolm.

"Está bien, Dewey se quedará contigo y tu papá estará en casa, así que nada de travesuras, ¿entendiste?", dijo Lois mientras apuntaba con su dedo a Malcolm.

"Además, Reese se quedará a vigilarlos", dijo Lois.

"Está bien", dije.

"¿Que no vas a reclamar o gritar?", dijo Lois.

"No, ¿quieres que reclame?", contesté mientras ponía mis trastes en el fregadero.

"Bien, me voy. Hoy trabajo temprano", se despidió Lois.

"Oye, Malcolm, si viene Dabney, dile que si tiene los billetes que los traiga. Ya conseguí su reloj", dije mientras salía al patio trasero.

Hoy quería relajarme un poco y pensar en el futuro. El contrabando daba dinero, pero yo quería más. Me senté en una silla de playa mientras ponía música en mi walkman, y qué mejor que estrenarlo con música de Eminem

Empecé a pensar en nuevas formas de ganar dinero y me vino el recuerdo de cuando Reese extorsionó a un trabajador del hipódromo para que el hiciera las apuestas. Pero para eso, tengo que conseguir las fotos y la ayuda de Malcolm. Bueno, esa sería una buena forma de ingresos extra; tendré que pensar en eso.

Habían pasado unas horas y me había quedado dormido en la tumbona con mi música puesta. "Oye, Reese, tienes el reloj. Aquí tengo los 500 dólares", dijo Dabney.

Abrí los ojos y pude ver a Dabney tapándome el poco sol que me daba.

"Sí, dame un minuto. Ahorita vengo", dije mientras me ponía de pie y me dirigía a mi habitación a recoger mi mochila.

Malcolm se encontraba en la parte trasera de la casa con sus amigos, sentados en la mesa, platicando sobre sus programas y series, lo normal de siempre.

"Oye, Malcolm, ¿de dónde sacó Reese el reloj? ¿Sabes?", preguntó Lloyd.

"No sé de dónde lo sacó. Ni siquiera sé cuándo lo trajo a casa", dijo Malcolm.

"Bien, aquí tienes, Dabney", dije mientras le entregaba una caja.

"Aquí tu dinero", dijo mientras abría la caja.

"Bien, placer hacer negocios. Si ocupas algo más y tienes el dinero, solo dime", dije mientras guardaba el dinero en el bolsillo.

"¿Qué es eso?", preguntó Stevie.

"Es un walkman", dije mientras se lo pasaba.

"¿Me puedes conseguir uno de estos?", preguntó emocionado mientras lo inspeccionaba.

"Sí, claro, 100 dólares", respondí sin darle importancia.

Después de pasar un tiempo con ellos, me aburrí y decidí salir a comprar unas cosas a la tienda. Quedaba a 15 minutos de casa, no era mucho. Me preparé para salir.

"Quiero ir contigo", dijo Dewey mientras estaba parado detrás mío.

"¿Cuándo demonios llegaste ahí?", dije impresionado.

"De acuerdo, vamos", dije.

En la tienda

"Bien, si quieres algo, ve y agárralo", le dije a Dewey.

Mientras miraba en la tienda, no pude evitar ver a una hermosa mujer que atendía la caja registradora. Ella tenía ojos verdes y expresivos, con una hermosa sonrisa. Su pelo era largo y oscuro, y el cuerpo de una diosa. En mi mente, ya era mi esposa, pero ella no lo sabía.

Después de comprar lo que necesitaba, me dirigí a la caja para pagar.

"Hola, ¿es todo lo que quieres?", preguntó la cajera.

"Eh, sí, y lo que lleva mi hermano", dije, sin quitar la mirada de su sonrisa.

"Bien, son 35 con 85", dijo mientras me volvía a mirar a los ojos y me dedicaba una sonrisa.

Después de pagar, estaba listo para irme, pero justo en la puerta me detuve y voltee a verla, simplemente pregunté:

"Disculpa, ¿cuántos años tienes?", dije con una sonrisa.

"22 años", respondió algo confundida.

"Definitivamente me gustan las mayores", dije con una sonrisa de idiota. "Tengo 17, por cierto", dije antes de salir completamente. Justo antes de que la puerta se cerrara, pude escuchar cómo se reía.

"Definitivamente volveré a esta tienda", pensé.

Íbamos de regreso a casa mientras Dewey disfrutaba de sus galletas con chocolate, y yo saboreaba mis "papitas" y mi Coca. También llevaba varias cosas para Malcolm y sus amigos. El trayecto fue tranquilo; notamos cómo los vecinos nos evitaban y alejaban a sus hijos de nosotros. Al parecer, nadie nos quería en el vecindario; era gracioso, la verdad.

Así pasó el tiempo. Una vez en casa, le lancé la bolsa con papitas y jugos a Malcolm en la mesa. "Vaya, trajiste papitas. Gracias", dijo Malcolm mientras abría la bolsa. "Sí", respondí mientras me sentaba en el sillón a ver televisión. Pasaron las horas; los chicos se fueron, Hal finalmente salió de la cochera, y mamá llegó a preparar la cena. Hizo algo simple, pero a mitad de la comida, el teléfono sonó, y Lois fue a contestar.

"Bueno, Francis, ¿qué pasa?" contestó Lois.

"Mamá, dejé la escuela militarizada", dijo Francis.

"¿Cómo que dejaste la escuela, Francis? Sabes lo mucho que tu padre y yo pagamos cada mes. Además, no puedes dejarla; necesita nuestras firmas", terminó Lois en espera de respuesta.

"Sí, bueno, la otra noticia es que me independicé", dijo Francis soltando una pequeña risa al final.

"¡¿Qué, tú qué, Francis?!" gritó Lois con toda su fuerza....

Next chapter