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Capítulo 19.

Revisaba por todos lados y no había nada: cajones vacíos, estantes desocupados, la alacena desierta; vaya problema que era vivir en una pobre y desgastada choza, ¡pero aun así no debía de ser excusa para no tener ni un maldito fósforo!

Max: 『 ¡¡Maldita sea!! ¡¡Justamente tenía que ser hoy!! 』

Mi cabeza empezaba a nublarse por la angustia. Necesitaba darme prisa, Shun estaba peleando solo allá afuera, si no lo ayudaba pronto, no aguantaría por mucho más y los invasores entrarían a la colonia.

Buscaba cualquier cosa que pudiera servirme a encender el mechero de la bomba. Inspeccioné entre los muebles de nuestro cuarto y únicamente estaba nuestra poca ropa que teníamos y algunos libros viejos y arrugados que conservamos, pero nada que fuese útil.

Pasé a la alcoba de mamá e hice un desorden con sus cosas. Sin querer hallé su ropa interior y me avergoncé, evité tocarla y decidí mejor tomar la caja por fuera y vaciarla. Hurgaba entre sus ropas, su buró y su tocador, pero no tuve suerte, solamente atiné con más ropa y maquillaje.

Me maldije a mí mismo por tan mala suerte que tenía. Veía mi decepcionante cara en el espejo de mi madre, llena de estrés y lástima. Entonces se me ocurrió la idea. Tarde mucho en notarlo. 『 ¡¿Cómo no se me ocurrió antes?! 』Agarré el cajón de ropa que extraje del chifonier y lo lancé al cristal, fracturándolo en múltiples trozos. Recogí el más curvo y salí corriendo de casa.

Max: 『 ¡Muy bien! ¡Con esto podré−! 』

Obreros: 『 ¡¡¡AAAAAAAAH!!! 』

Escuché de nuevo los gritos de terror de los obreros. Corrí al patio para ver que sucedía y todos huían de un grupo de soldados que los perseguían entre las calles de la colonia. Debí suponerlo antes, fui muy lento y las cosas ya se estaban agravando.

Entraban a las casas y masacraban a cualquiera que encontraran dentro, no importaba si eran niños o ancianos, ellos simplemente los asesinaban. Algunos intentaron resistirse para salvar a sus familias y darles tiempo de escapar, pero pagaban el precio y terminaban mutilados por los despiadados soldados grises.

Por cada casa que pasaba, encontraba la misma y horripilante imagen de una puerta abierta mostrando ensangrentados cuerpos sin vida en el suelo. Fueron mínimo diez hogares los que hallé así; una pareja de ancianos, una madre abrazando a su hija, un matrimonio joven que esperaba a su primer hijo; más de una docena de personas perdieron la vida en manos del asalto de los invasores.

Si hubiera sido tan rápido como Shun, habría evitado que tanta gente muriese. Mi incapacidad para dirigirlos provocó que perdieran la calma y se dispersaran, en vez de mantenerlos en grupo y evacuarlos ordenadamente y a tiempo. Esto fue mi culpa.

Trataba de alcanzar a los invasores para detenerlos, pero eran varios y estaban esparcidos por toda la colonia, no podía ir por todos a la vez.

Niña aterrada: 『 ¡¡¡Papá!!! 』

Obrero angustiado: 『 ¡¡Quédate atrás!!... ¡¡¡A−ALÉJESE!!! 』

Soldado invasor burlón: 『 ¡¡Ja, ja, ja!! 』

Sin embargo, aún debía recomponer las cosas. Llegué a tiempo a una casucha para frenar a uno de ellos antes de que acuchillara a un padre y su hija. Clavé el vidrio en su pierna y se arrodilló, le arrebaté su lanza y lo golpeé con la misma.

El padre quedó helado del susto y respiraba agitadamente. Su hija fue corriendo a él y abrazó fuertemente su mano, aferrándosele con los ojos cerrados y llenos de pavor. El hombre la tomó y la estrechó entre sus brazos.

Niña aterrada: 『 ¡¡Papá!! 』

Obrero angustiado: 『 ¡¡Oh, hija!! ¡No te preocupes, ya todo pasó! Ya pasó… Gracias. 』

Obreros: 『 ¡¡¡AAAAAAAAH!!! 』

Los gritos volvieron a aparecer. Apenas había salvado a un par de personas, pero muchas más seguían en riesgo. Salí a tiro de esa casa, buscando al resto de invasores entre las demás calles y chozas. Y justo en el frente de otra, una mujer acorralada en el suelo por la espada del soldado gris pedía por auxilio. Aceleré tan pronto la vi, pero estaba muy lejos para llegar a ella. Pensé en arrojar la lanza, pero detrás del hombre apareció la sombra de otro, quien sin dudarlo, perforó su abdomen con una larga barreta y evitó que la mujer saliera herida.

Sr. Jakob: 『 ¡Ufff, eso estuvo cerca! ¿Está bien, señorita? 』

Max: 『 ¡¿Sr. Jakob?! 』

Sr. Jakob: 『 Disculpa por la demora, muchacho. Nuestro granero era un desastre y tardamos en prepararnos. 』

Max: 『 ¿Prepararnos? 』

Me señaló a la calle y observé al resto de soldados invasores combatir contra cinco campesinos que usaban sus herramientas y portaban elementos de armaduras viejas y desgastadas. Eran los señores Evers, Ventura, Heeren, Roig y el chef Capello; todos impidiendo que los invasores fueran contra la gente de la colonia. Pelaban con sus herramientas, manteniendo a raya a los soldados y "aleccionándolos" a cómo combatir con clase, no les costaba nada desarmar en tres golpes a su contrincante.

Sr. Roig: 『 ¡Ese fue el último! 』

Sr. Jakob: 『 ¡Recibido, Roig…! Creo que las cosas se salieron de un poco de control. 』

Max: 『 … Es mi culpa… Yo fui quien planeó la evacuación y lo eché a perder. Si los hubiera organizado mejor a todos− 』

Sr. Jakob: 『 ¡Oye, oye, ¿qué estás diciendo, chico?! Esto no es culpa tuya… Cuando el miedo y la incertidumbre invaden la mente de las personas, cosas como estás ocurren, y créeme, suceden mucho más seguido de lo que piensas… Cierto, perdimos a varias personas hoy, sin embargo, de nada nos sirve lamentarnos ahora. Nuestra misión sigue siendo la misma: ¡hay que evitar que más gente muera hoy! ¡No es momento de poner esas excusas! Así que…, ¡alza la cabeza y sigue peleando, muchacho! 』

Tenía razón, no era momento para desanimarse, de nada servía que siguiese lamentándome por mis errores. Shun me confió esto, y no pensaba defraudarlo, ni a él ni a toda esta gente que necesitaba una esperanza, una luz para que recobraran la confianza. No titubearía más sobre mis decisiones, me convertiría en el líder que los guiara a un camino que les devolviera la fe. No me rendiría aún.

Max: 『 ¡¡Escuchen todos, sé que están asustados y que las cosas se ven mal, y también sé que están dudando de si vale la pena seguir adelante por esto, incluso yo!! ¡¡Pero quiero decirles que, sin importar lo difícil o doloroso que sea, tienen que levantarse!! ¡¡LEVÁNTENSE Y PELEEN POR ELLOS, POR SUS HIJOS, SUS ESPOSOS, ESPOSAS, PADRES, MADRES, PELEEN POR SUS FAMILIAS…, POR USTEDES MISMOS!! ¡¡Sigamos adelante por todos aquellos a quienes hemos perdido y a quienes aún tenemos!! ¡¡AVANCEN POR ELLOS!! ¡¡¡VIVAN POR ELLOS!!! ¡¡ES MUY PRONTO PARA RENDIRNOS AÚN!! ¡¡NO DEFRAUDEMOS SUS ESPERANZAS!! 』

Sr. Jakob: 『 … ¡¡YA LO OYERON, GENTE!! ¡¡Salgan de sus casas y agrúpense!! ¡¡Hay que evacuarlos a todos de aquí!! ¡¡VAMOS, VAMOS!! 』

Tímidamente, los aldeanos salieron de sus casas y sus escondites. Gracias a la simpatía del Sr. Jakob, el ánimo y la confianza de todos se restauró, ahora se mostraban más audaces y seguros. Estaban decididos a no volver a huir.

Más pasos metálicos resonaron por el agujero, otro grupo había ingresado, pero se mostraba más cauteloso al ver a los trabajadores unidos. La gente tomó coraje y agarraron cualquier cosa que pudiesen usar como arma. En ese momento era un pequeño batallón contra un ejército.

Max: 『 ¡¡NO TENGAN MIEDO, PODEMOS CONTRA ELLOS!! ¡¡UNIDOS PODEMOS!! ¡¡¡A LA CARGAAAAA!!! 』

Obreros: 『 ¡¡AAAAAAAAAAH!! 』

Nos abalanzamos contra ellos y comenzamos un ataque masivo y arrollador. Por más que llegaran refuerzos enemigos, la gente imponía condiciones y sobrepasaba a los soldados grises. El poderoso ímpetu y la inspiración que recibieron provocaban una enorme presión sobre los invasores que caían derrotados.

A la distancia, podía ver a Shun rodeado por decenas de soldados que lo atacaban sin descanso e intentaban apuñalarlo. Estaba en un grave aprieto y requería de apoyo inmediato.

Max: 『 ¡¡Sr. Jakob. Necesito que alguien vaya y auxilie a Shun!! ¡¡Está peleando solo allá adelante!! 』

Sr. Jakob: 『 ¡¡Recibido!! ¡¡CAPELLO, ROIG, DEFIENDAN ESTA POSICIÓN!! 』

Chef Capello: 『 ¡¡Ya escuchaste, Roig, corta más rápido esa carne!! 』

Sr. Roig: 『¡¡A la orden, chef!! 』

Sr. Jakob: 『 ¡¡ANDANDO, MUCHACHOS, EL JOVEN SHUN NECESITA APOYO!! 』

Los señores Evers, Ventura y Heeren acompañaron al Sr. Jakob. Sorprendieron al enorme pelotón que rodeaba a mi hermano y de a poco fueron despejando el lugar. Los aldeanos seguían pelando sin temor y los señores Capello y Roig cubrían la abertura. Por fin podía encender la bomba para intentar cerrar el gigantesco hoyo, pero necesitaba darles tiempo a esos cuatro para que limpiaran un poco más la zona. 

Shun recibió alguna orden del Sr. Jakob y empezó a correr derecho, adentrándose a la zona militar y sin detenerse, distanciándose más y más de la colonia. Posiblemente fue por los refuerzos que llegaron después a ayudar al pequeño escuadrón de empleados. Supuse entonces que saldría por la puerta principal de la academia y se dirigiría a la intersección, tal y como acordamos.

Sin embargo, y a pesar del apoyo de los soldados y cadetes de la escuela militar, el número de enemigos no se reducía por más que pareciera que sí. Cuando un invasor era abatido, otro venía desde el palacio y lo reemplazaba. Ya no había mucho más tiempo, los ataques no cedían y varios empezaban a cansarse. ¡Tenía que cerrar el agujero, ya!

Max: 『 ¡¡Sr. Jakob, regresen!! ¡¡Cerraré el muro!! 』

Sr. Roig: 『 ¡¿Y qué hay de su hermano, joven?! 』

Max: 『 ¡Quedamos de vernos en la intersección, así que saldrá por el frente! 』

Sr. Jakob: 『 ¡¡YA ESCUCHARON, ADENTRO!! 』

Con el trozo de espejo ensangrentado, busqué el ángulo óptimo y alineé la luz hacia la mecha. Sin embargo, el clima no me estaba ayudando, las grises nubes me tapaban el Sol y me daban muy poca luz; el viento y el frío tampoco contribuían de buena manera y me dificultaban las cosas aún más.

Max: 『 ¡¡AH, VAMOS!! 』

Tenía que pensar otra vez en algo mejor. Miré por si en algún lugar cercano las nubes no eran tan densas y la luz se concentraba mejor. Entonces vi sobre la huella de ceniza una pequeña llama que había prevalecido. Corrí a ella antes de que se extinguiese para que me compartiera su fuego, acerqué la mecha y con bastante lentitud y angustia se pudo encender al fin.

Max: 『 ¡¡TODOS, ATRÁS!! 』

Me preparé para lanzar, pero obligué a mi brazo a detenerse en seco cuanto observé que el Sr. Jakob seguía allí adelante. Era el único que quedaba afuera y se mantenía luchando contra los invasores.

Max: 『 ¡¡SR. JAKOB, ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO?!! 』

Sr. Jakob: 『 ¡¡NO TE PREOCUPES POR MÍ, CHICO!! ¡¡TERMINA CON ESTO!! 』

Max: 『 ¡¡PERO−!! 』

Sr. Jakob: 『 ¡¡¡SOLO HAZLO!!! ¡¡¡VUÉLALO, SALGAN DE AQUÍ!!! 』

La mecha estaba llegando a su final. Aunque quisiera, ya no podía esperarlo más. Sin otra opción, arrojé la bomba hacia arriba de la abertura, chocando contra el submuro y estallando por encima. Grandes piedras colapsaron y bloquearon el acceso por debajo. Con eso ya no podían seguir entrando más soldados, al menos de momento. Ganamos el tiempo suficiente para tomar nuestras cosas y partir de una vez por todas de ese infierno.

Max: 『 … ¡¡RÁPIDO!! ¡¡TODOS AFUERA, HACIA LA INTERSECCIÓN!! 』

Ahora nos dirigíamos a los caminos del Norte; lo más viable era ir a Anton, el país vecino, a advertir de la situación y solicitar auxilio. 

Ya no había marcha atrás. Tuvimos que abandonar todo aquello que teníamos, todas nuestras cosas, nuestros preciados recuerdos, nuestro hogar. Deseaba que esos dos pudieran conseguirlo y que nos encontráramos en el punto de reunión, solo podía rezar por que así fuera.