CAPITULO SEGUNDO - EL TRATO SOBERANO DE DIOS

Y Nosotros Tomamos

Como Regla De Conducta

Lo Que Tan Solo Fue

Un Consejo Del Padre Eterno

Eva: es que no sé como hacerles comprender que no necesitamos de la ley para llegar a la comprensión de tu voluntad, basta con aprender a operar en el DON DE AMOR PERFECTO para hacerlo, pues la sola Ley se perfecciona en el cumplimiento de tu voluntad.

"… y luego del destierro, iban Adán y Eva por el Desierto, cuando el Señor le habló a Adán, exclusivamente a él, en un intento desesperado por enseñarle ahora bajo su naturaleza caída, a honrar y cuidar a su mujer, lo hizo hablándole a su pensamiento.

D: Adán, ponle velo a tu mujer en el Rostro.

El Señor Dios lo hacía porque el Sol estaba en su punto más fuerte y su rostro le parecía hermoso y apreciable, digno de cuidarlo, además se acercaba una comarca de hombres barbaros que podría fijarse en su belleza y querer arrebatársela.

Y Adán, le puso velo, pero en su condición de naturaleza, lo asumió como regla general y permanente, cuando tan solo era un consejo temporal del Padre, para protegerla del sol y de una comarca de hombres barbaros que Adán aún no sabría como enfrentar solo, para cuidarla"

En la práctica muchos usaron y tomaron el mismo consejo para, golpear a sus mujeres cuando descubrían su rostro así fuera para beber agua porque "mujer indigna has desafiado la voluntad de Dios" y otros para argumentar que con el único que DIOS quería comunicarse era con el Hombre, el único autorizado a restablecer comunión con el padre, Adán, como si ni Dios mismo hubiera perdonado a su hija por la desobediencia que desde su Soberanía Él (DIOS) ya había anticipado y asignado.

Cuando se comunicó con Adán, exclusivamente con él, era porque intentaba enseñarle a honrarle, y cuidarla desde los más pequeños detalles, pero el hombre en su carnalidad todo lo toma como regla general. Y DIOS les hizo un par de túnicas antes de despedirlos del paraíso, porque así actúa el paternal, protector y comprensivo amor del Padre, siempre intentado cubrir, nuestra desnudez, símbolo de nuestra deshonra y también procurando protegernos del frio, al igual que de cualquier otra condición inclemente del clima. Es como si después de tejerles las túnicas los enviara al paramo y les dijera "ni se te ocurra tejerte un saco, te quedas con las túnicas que te hice para el clima del desierto porque esa es la ropa que te ordene por tradición llevar, de malas si te da pulmonía el todo es que mueras siéndome fiel" No, así no funciona el amor protector del Padre, y así tampoco opera la fidelidad que espera recibir de los hombres. ¡Somos nosotros quienes asumimos como reglas, tradiciones que ni siquiera nosotros entendemos! Y luego nos ofendemos cuando el Todopoderoso en su comprensivo amor intenta adoptar mil voces para hacernos entender, o se vale de múltiples instrumentos para exhortarnos o confrontarnos, y ni hablar cuando ya no le queda más alternativa que valerse de la misma programación natural y los recursos del enemigo para hacernos comprender todo lo excelso que en realidad quería darnos.

A los que están perdidos en la carnalidad de relaciones sexuales casuales, les ofrece un amor más que romántico idolatra, como contrapeso a lo que por las buenas no quiso reconocer, y a quien se niega a disfrutar del sexo como una manifestación mas de cariño no prohibida ni satanizada por Dios entre la pareja, entonces se vale de contenidos y recursos del enemigo para hacerles "perder en conductas inmorales" pero en realidad solo lo permite para hacerles perder el miedo y mientras tanto alista el callado para no dejarnos perder en la satisfacción del pecado, el problema cuando volvemos es que no comprendemos su plan y nos consideramos indignos por haber fallado, no logramos salir de la culpa, nos aferramos tanto a la norma, el deber ser y la tradición, que vivimos en eterna confusión sin siquiera notarlo.

Cuando tu operas en el don de amor perfecto: no solo no condenas, no juzgas no asumes nada, tampoco deseas para otro el mal que a ti te han hecho, tampoco esperas que otro reciba de tu parte el trato que a ti no te gustaría recibir.

Cuando aprendes a operar en el Don de amor perfecto, refutas la ley no bajo espíritu de rebeldía sino en confrontación directa con tus sentimientos. Pierdes el miedo a preguntar porque aprendes a amar a Dios, le pierdes el miedo, y cuando pierdes el miedo, no te avergüenza hacerle todo tipo de preguntas, y si tu entendimiento no las discierne, PUES SÍ, Él se vale de los ataques del enemigo para hacernos comprender, pero lo hace como un acto de amor desesperado, no como castigo o prueba.

ANTE TODO DIOS AMA Y COMPRENDE y siempre vela por nuestro cuidado. Pero nosotros no lo entendemos a Él, entonces exigimos su trato severo.