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CAPÍTULO 14: CERRANDO CICLOS.

Alexa.

Los días pasan y estoy totalmente enfocada en recuperarme, en hacer mis ejercicios respiratorios y en tratar de trabajar un poco para mantener mi mente ocupada, pero Kelly y mi tío no me dejan trabajar mucho.

Un día, mi nana entra algo seria a mi habitación.

- Alexa, tengo que consultarte algunas cosas y como veo que estas mejor tanto física como mentalmente, me voy arriesgar para decírtelas. - Me dice un poco preocupada.

- Siéntate nana y dime qué pasa?. - Le digo desde mi cama, ya que sin ayuda no puedo moverme, pero ya mañana me quitaran esos yesos tan incómodos.

- Qué quieres que haga con los regalos de la boda?. - Me pregunta nerviosamente y sosteniendo su respiración.

- Eso todavía está acá?. - Pregunto en voz alta y luego continúo.

- Nana regrésalos todos, no los quiero acá y tampoco me parece justo que me quede con los regalos de un evento que no se llevó acabo.

- Muy bien, los devolveré a sus remitentes lo más rápido posible y… qué hago con esto? - Me pregunta nuevamente mientras se acerca a uno de los cajones de mi closet para buscar algo.

- Me lo entregó una enfermera cuando estabas en el hospital, lo mande a lavar pero igual tiene muchas partes destrozadas. - Me comenta al sacar mi vestido de novia de una caja que saca de mi closet, bueno lo que queda de él y yo me quedo mirándolo por un tiempo.

- Nana, todavía tienes la maleta que prepare para la famosa luna de miel, verdad?.

- Si mi niña, esta como la dejaste. - Me responde bastante sorprendida.

- Llama a Andy y a Damián por favor, luego baja al jardín la maleta con todas las cosas de la luna de miel, absolutamente todo y todo lo que tengas de mi vestido de novia, accesorios, el velo… no sé. - Le digo a mi nana, ella me mira con sorpresa y con cara de no entender nada.

- Hare lo que me pides, pero se te olvida que el velo y los zapatos los dejaste no se en dónde. - Me dice riéndose y saliendo de mi habitación.

Se me había olvidado por completo que esas cosas desaparecieron en medio de mi maratón.

Unos minutos después, escucho que alguien toca la puerta.

- Adelante por favor. - Respondo al toque de la puerta.

- Nos mandó a llamar señorita Alexa?. - Pregunta Andy desde la puerta junto con Damián.

- Si, entren por favor.

- Primero que todo, buenas noches, que pena con ustedes molestarlos muchachos a esta hora, pero necesito que me hagan unos favorcitos. - Les digo muy apenada.

- No se preocupe por eso, además solo son las siete de la noche. En que podemos ayudarla?. - Me dice Damián con cara de preocupación y un poco ansioso.

- Andy, necesito que hagas una fogata enorme en el jardín. Dile a mi nana que te muestre en dónde está la madera seca y la gasolina y lo demás que puedas necesitar para encenderla por favor. - Andy inmediatamente asiente con la cabeza y sale de mi habitación cerrando la puerta al salir.

- Qué se propone hacer señorita?. - Me pregunta Damián al quedarnos solos en mi alcoba con la ceja levantada.

- Algo que creo que será muy bueno para mí, has escuchado hablar sobre cerrar ciclos?. - Le respondo con una media sonrisa.

- mmmm… cerrar ciclos. - Me dice mientras se pasa una de sus manos por el cabello.

- Ven, acércate y ayúdame a bajar al primer piso por favor. No veo la hora de que sea mañana para que me quiten estos yesos tan incómodos.

- Señorita, no crea que porque le van a quitar los yesos usted va a poder caminar normal. Recuerde que tiene que hacer terapia para que los huesos y los músculos recobren su fuerza. - Me dice mientras se acerca a la cama para quitarme el edredón y así poder cargarme.

- Damián… ya lo sé, pero esto estorba mucho y es demasiado incómodo. - Le comento mientras mira mi brazo en el cabestrillo y mi pierna paralizada por el yeso.

- Sé que es incómodo, pero prométame que no se va a exigir demasiado. - Me vuelve a decir mientras retira el edredón y lo coloca a un lado de la cama.

- Te lo prometo. Perdón por pedirte que me cargues, sé que debe ser muy molesto hacerlo todo el tiempo. - Le digo sonriéndole y algo apenada por colocarlo tanto en esta situación.

- Para mí no es ninguna molestia, ni mucho menos un problema ayudarla en lo que pueda. - Me contesta mientras me ayuda a sentarme en el borde de la cama.

Damián va hasta la puerta para abrirla y luego se devuelve por mí, cargándome como si fuera de cristal y me fuera a romper en cualquier momento. Cuando llegamos al primer piso, me deposita en la silla de ruedas y me lleva al jardín.

Él me pidió que le permitiera llevarme supuestamente para no hacer esfuerzos pero la silla es eléctrica, por lo que la puedo manejar con mí otra mano que tengo libre, pero he de confesar que me he chocado un poquito con las paredes de la casa en el primer piso, por lo que es evidente que él ya sabe de mis dotes como conductora de sillas de ruedas eléctricas.

Damián me acomoda en todo el frente de la fogata pero sin acercarme peligrosamente, mientras Andy y otros dos agentes avivaban la llama del fuego de la fogata.

- Todo está listo señorita Alexa. - Me dice Andy.

- Muy bien, gracias Andy. Nana, acércame la caja del vestido por favor. – Le Digo a mi nana mirándola a los ojos.

Ella se acerca y me la acomoda en las piernas, después le digo a Damián que me acerque al fuego, por lo que no le gustó mucho la idea pero no tuvo mucha opción.

Luego él me ayuda a tirarla y esta comienza a quemarse.

- Nana, tira el resto de las cosas que eran para la boda por favor. Para mí es algo incómodo así como estoy. - Esta vez le digo sin apartar la mirada del fuego consumiendo la caja junto con el vestido.

Cuando termino de hablar, todos se miran como si me hubiera vuelto loca y por un momento hay un silencio absoluto, solo se puede escuchar la leña quemándose en la fogata junto con la caja y su contenido.

- Nana… has lo que te pido, Aurorita ayúdala por favor. - Les digo a las dos para que reaccionen y comiencen a quemar las cosas.

- Estas segura Alexa?. - Me pregunta mi nana nuevamente preocupada.

- Si, hazlo, necesito poner fin a todo esto y esto de alguna manera me libera, son cosas que nunca voy a usar en mi vida y que representan una mentira vivida. - Le digo con toda la seguridad y el alivio que puedo sentir en este momento.

Mi nana y algunos empleados comenzaron a tirar todas las cosas al fuego, mientras que yo le hago señas a Andy para que se acerque y le comento unas cosas al oído, él asiente muy complacido y sale del jardín.

A los pocos minutos, Andy llega con Lisa y con unas enormes bolsas de malvaviscos. Él inmediatamente comienza a repartir a todos los presentes y yo me acerco con Lisa al fuego para asar algunos y después todos terminan comiendo también, hasta terminaron divirtiéndose y disfrutando de los malvaviscos.

- Qué están haciendo todos aquí?, esas son tus cosas del matrimonio Alexa?. - Me pregunta Gisselle cuando entra al jardín para averiguar lo que está sucediendo, pero la sorpresa la deja boquiabierta.

- Si, son mis cosas o eran, quieres malvaviscos prima?. - Le pregunto mientras la observo con una bolsa de ellos en la mano que tengo sin yeso.

- No, eso me engorda, pero si voy hacer lo siguiente... – Dice al sacar su celular del bolso para comenzar a grabar con él, sonriendo como una maniaca.

- Qué estás haciendo?. - Le pregunto mientras le coloco otro malvavisco a Lisa en el palo.

- Le estoy haciendo un regalito a Ryansito tu ex, te molesta?. - Me pregunta sin dejar de grabar.

- Para nada, diviértete. Antes si vez su reacción al video y lo puedes grabar, sería un gusto verlo. - Le digo comiendo un malvavisco.

- Hecho. - Contesta mientras graba los mejores ángulos del espectáculo.

Ya es bastante tarde, todos se habían ido a descansar o eso creí. Miraba y miraba como se terminaba de consumir la fogata que ya comenzaba apagarse.

- Creo que le falta esto señorita?. - Me dice Damián con algo en su mano.

Observo lo que él tiene en su mano extendida con mucha atención y me doy cuenta que es la peineta que él y Lisa me habían regalado para mi supuesta boda.

- Me voy acercar para tirarla al fuego o quiere hacerlo usted? . - Me pregunta mirándome a los ojos, arrodillado frente a mí.

- Nooooo!!!!, no lo tires, dámelo… es el regalo que ustedes me dieron, además es lo más puro y hermoso que alguien me ha dado porque sé que fue de corazón y con mucho cariño. Es hermoso y me encanta. - Le digo agarrándolo del brazo para evitar que se acercará al fuego.

- Señorita, es algo que le va a recordar su boda y por lo que ha vivido últimamente. Se lo regalamos para ese día. - Me dice con tono de preocupación y de tristeza, suspira y luego continúa:

- No quiero que siga sufriendo más de lo que ya ha sufrido en todos estos meses. - Me dice con una media sonrisa que transmite tristeza mientras al mismo tiempo coge un mechón de mi cabello que vuela por el viento de la noche y lo coloca atrás de mi oreja. Cojo sus manos y lo miro a los ojos.

- Yo lo veo como un amuleto que un par de ángeles me dieron para protegerme. Además, créeme cuando te digo que lo miro y pienso en muchas otras cosas que son muy diferentes a la razón por la que me lo dieron.

Después de terminar mis palabras, él abre mi mano y me lo entrega. Sus ojos tienen un brillo muy especial, hasta podría jurar que él parece feliz.

Pasa un tiempo más y el fuego está prácticamente consumido, el viento comienza a soplar algo fuerte y siento frío por un momento. No me acordaba que estoy en pijama de pantalones cortos y blusa de manga corta, pero segundos después, Damián me coloca su saco sobre mis hombros.

Terminamos acostados en el pasto sobre un edredón, viendo las estrellas y hablando de las constelaciones y de épocas pasadas, bebiendo té caliente, luego nos quedamos un momento en silencio, sintiéndome libre y sin tantas cosas en la cabeza.

Damián es como mi tranquilizante, después de mis padres no me había sentido tan bien con alguien como con él.

- Señorita Alexa, usted está completamente segura sobre lo que acaba de hacer?. - Me pregunta Damián sacándome de mi meditación, a lo que de inmediato dejo de ver las estrellas para encontrarme con sus ojos.

- Si Damián, totalmente segura… porque en esa fogata no solo se quemaron las cosas físicas que representaban mis ilusiones, sino también lo que alguna vez pude haber sentido por él.