1 LLEGADA I

Malibú, LA

Era una buena noche de verano. 

La brisa del mar era fresca y el sonido de las olas transmitían tranquilidad. 

Sin embargo, en estos momentos las cosas parecían estar muy animadas en un determinado lugar.

Una gran fiesta se llevaba a cabo en una de las tantas casas ubicadas frente a las blancas arenas de la costa. 

El bullicio de la música, aunque estaba atenuado por las paredes de dicha casa, contrastaba con el calmado ambiente exterior.

Y es que esta playa de California es uno de los tantos puntos de encuentro de celebridades, turistas y gente de dinero que quieran pasar un buen fin de semana veraniego, disfrutando de todo lo que la ciudad les pueda ofrecer.

No obstante, alguien parecía no estar disfrutando del momento. 

Un apuesto sujeto estaba caminando de aquí para allá en la arena frente a dicha casa mientras estaba atendiendo una llamada.

[¿Por qué te fuiste tan de repente? ¡Recuerda que prometiste acompañarme este fin de semana!]

La voz de una mujer se escuchó al otro lado del teléfono, y por su tono parecía estar molesta.

"Nena, si vas a llamar a gritar, al menos empieza con un hola" – el sujeto respondió con tono de voz sarcástico.

[No me interesa saludarte Robert] – la chica respondió con un bramido molesto – [¿Te fuiste a California no es así?] 

"Haaa… no es mi culpa, simplemente pasó" – el sujeto llamado Robert se sobó la cara mientras sonreía irónicamente – "Tuve que salir de viaje para poder cerrar un negocio"

[Claro, te fuiste hasta la costa oeste en un viaje de negocios en pleno verano ¿aun crees que ese truco te funcionará?] – la chica respondió también con ironía – [¿Crees que soy idiota?]

El joven miró al cielo con ojos cansados mientras pensaba en cortar la llamada.

La furiosa mujer que estaba al otro lado del teléfono era su nueva novia, una chica con la que llevaba saliendo apenas un mes a lo mucho, a quien había conocido en una pasarela de modas recientemente. 

Ella era una modelo amateur que estaba buscando hacerse un nombre en el negocio y Robert era uno de los patrocinadores que habían invertido dinero en dicho evento.

Después de un par de salidas más, ella le propuso que fueran pareja, cosa que el muchacho aceptó ya que no tenía nada que perder.

Y como no iba aceptar, si ella era un bomba sexy.

Esa chica tenía una figura espectacular, la cual cuidaba muy bien ya que pensaba vivir de su imagen.

No obstante, eso parecía ser su única cualidad rescatable, pues si quisieras definirla con unas cuantas palabras, podrías catalogarla como "mujer de alto valor"

Aunque Robert sabía la razón por la cual la chica quería ser su novia, no se quejaría.

No era la primera vez que alguna mujere intentaba colgarse de su dinero y muy probablemente ella no sería la última en hacerlo. 

Además, el sexo con ella era lo que más impresionante. 

Robert tenía los recursos necesarios como para hacerse de la vista gorda por un tiempo mientras disfrutaba del calor que podía ofrecerle. 

Sin embargo, ese tiempo ya había llegado a su fin.

Y es que escuchar los reclamos de la mujer con el paso de las semanas comenzó a hacerse molesto.

Por muy sexy que fuera, si su personalidad es el de una acomplejada que piensa que el mundo gira a su alrededor, no valía la pena quedarse con ella un minuto más.

Ese tipo de mujer solo exigen y exigen, sin aportar nada sustancial más que su apariencia.

Por ello es que el joven buscó un alivio este fin de semana y luego de ello terminaría la relación ya que no iba a soportar este tipo de cosas.

"Vale, vale, tienes razón" – Robert ya no quería seguir en esta discusión sin sentido, quería regresar a la fiesta ya que había dejado a una belleza latina esperándolo y no desaprovecharía el momento – "Si, me fui porque quería divertirme solo ¿contenta?" 

[¡¿Y me lo dices así de fresco?!] – la muchacha gritó al otro lado del teléfono.

"Mira, no quería hacerlo de esta forma, pero no me dejas opción" – la voz del joven pasó a un tono serio – "Eres linda nena, eres muy sexy, pero en verdad tienes un carácter de mierda y ya no te aguanto. Asi que te deseo la mejor de las suertes, pero ya no quiero seguir contigo"

[¡¿E-Esto es una broma verdad?! ¡No puedes estar diciendo esto!] – la voz de la jovencita sonó realmente asustada cuando escuchó las palabras del muchacho.

"Es verdad cariño, ya no soporto tu carácter" – dijo Robert mientras regresaba lentamente a la casa en donde se estaba llevando a cabo la fiesta – "Perdón por no decirte que me iba de vacaciones, pero así son las cosas ahora"

[¡Robert, no puedes hacerme esto, no puedes hacerlo!] – la mujer sonaba muy histérica en estos momentos.

Como no iba a estar histérica la chica, si había encontrado una fuente de ingresos muy rentable estando en una relación con el muchacho.

¡Ahora se estaba quedando sin dinero! 

"Oh, claro que puedo baby" – Robert cortó la llamada y bloqueó el numero de la muchacha para que ya no lo molestara.

"Joder, ahí va otra mujer ¿Por qué siempre me tocan todas locas?" – el muchacho suspiró con una falsa tristeza ya que no sentía pena o algún tipo de remordimiento.

Él sabía lo que valía.

Era alguien rico, apuesto, alguien con una buena figura. Disfrutaba tener una vida sociable y conocer mujeres con quienes acostarse. 

No tenía que sufrir por nadie que no valía la pena.

Si bien había intentado tener una relación 'estable' con alguna de sus conquistas en el pasado, siempre terminaba en estas situaciones.

Quizás sea por su personalidad desinhibida y mujeriega, su visión de cómo debía ser el mundo era muy diferente a la del resto.

Y las relaciones amorosas no era la excepción. 

Como dicen por ahí, si tienes amor suficiente para muchas ¿Por qué dárselo solo a una? 

"Qué bonito fuera le mundo en donde las mujeres entendieran que puedo darles amor a todas, algo así como en los sultanatos del medio oriente… aunque ahí las cosas también eran problemáticas… haaa… quizás si las cosas fueran como en esos animes, todo el mundo estaría contento"

El muchacho sonrió irónicamente mientras pensaba en esas cosas.

Si bien no era un ávido consumidor de mangas y animes, sí que había visto lo suficiente como para saber del tema ya que poco a poco eso se había convertido en parte de la cultura popular de su pais.

Jugadores de futbol, artistas, estrellas de las redes sociales… todo el mundo poco a poco estaba comenzado a consumir este producto japones, por lo que comenzaba a hacerse tema de conversación en varios aspectos.

Como anécdota, una de las tantas novias con las que salió en el pasado lo introdujo al mundo 'otaku' al enseñarle algunos animes muy conocidos.

Y si bien no se quedó con esa chica ya que descubrió que tenía un gusto muy enfermizo por el BL, sí que le quedó la costumbre de mirar de vez en cuando algún anime que le llamara la atención, en especial los que eran muy explícitos (cof, cof, hentai)

Ya saben, siempre hay que saber de todo un poco.

Además, lo anecdótico de esa relación fue el sexo cosplay, lo cual le daba un plus a los candentes encuentros.

*Pip, pip, pip*

En eso una alarma comenzó a sonar, haciendo que Robert revisara nuevamente su celular.

"¡Oh! ¡los Astros le ganaron a los Red Sox por una diferencia de 5! jeje, creo que volví a obtener una buena cantidad de dinero… gastaré a lo grande este fin de semana"

El joven sonrió mientras revisaba los resultados de los últimos partidos de béisbol. 

Esta era una de las razones por la que podía darse sus lujos y fiestas, esta era la fuente de donde provino su capital para comenzar la mayoría de sus negocios.

Se había metido de lleno en el mundo de las apuestas. 

Cualquiera pensaría que ese era un mundo arriesgado, y tendrían toda la razón. 

Pero contra todo pronóstico, Robert no tuvo problemas ya que poseía una gran habilidad para acertar en los resultados la mayoría de las veces, logrando hacer una fortuna en los últimos años.

"Bueno, bueno, ya no perdamos tiempo, es hora de conquistar tierras sureñas, como tiene que ser" – guardando su celular Robert se dio unos golpecitos en la cara e ingresó a la casa para seguir con su diversión.

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(Dentro de un local de comida)

En una de las mesas más alejadas de un pequeño restaurant de comida rápida, dos personas estaban sentadas frente a frente mientras se miraban de una manera extraña.

Al menos una de ellas lo hacía.

El sujeto más joven tenía una apariencia muy por encima del promedio, con un cuerpo muy destacado. Sin embargo, ahora mismo estaba vestido descuidadamente. Tenía puesto una sudadera manga corta, una bermuda azul y un par de hawaianas, una vestimenta que encajaría más en una playa que en este lugar.

Por el contrario, el otro sujeto, quien se parecía muchísimo al actor británico Sean Connery, tenía puesto un bello traje Tom Ford pinstripe azul, como si fuera uno de los abogados más reconocidos de la gran manzana.

"¿Puedes… Puedes repetir lo que dijiste" – dijo el muchacho con un tono un poco confundido. 

"¿No me entendiste? Creo haberlo dicho lo más claro posible" – el hombre del traje habló mientras se acomodaba sobre su silla – "Estás muerto Robert"

El muchacho, quien no era otra persona que Robert, se quedó quieto en silencio. Parecía estar en trance mientras arrugaba el entrecejo. 

A parte de las palabras dichas por el anciano frente suyo, lo único que podía sentir era una fuerte jaqueca que aumentaba con el bullicio de la gente.

El viejo sonrió al ver la expresión del muchacho y sacudió la cabeza, extendió su mano y cogió la hamburguesa que estaba servida frente suyo.

"Mmm… no voy a negar que estas cosas siempre saben tan malditamente bien" – exclamó luego de dar un buen bocado – "Incluso cuando esto no es real, siempre cumplen más expectativas"

"¿Esto es una joda?" – luego de un tiempo, finalmente el joven reaccionó.

"Joo… ¿Por qué crees que es una broma?" – el viejo contestó sin dejar de comer.

"Si esto es una broma… en verdad es muy buena" – Robert giró su cabeza y miró para todos lados mientras comenzó a tocar sus bolsillos en busca de su celular – "Pero no me está gustando para nada"

Lo último que recordaba era una esa gran fiesta en la playa, la llamada que le dio su ahora exnovia y la noche de sexo salvaje que tuvo con un par de candentes latinas a quienes se llevó a la cama.

Y si bien había tomado como vikingo, no creía que eso sea suficiente para dejarlo inconsciente. 

En ocasiones pasadas también se había emborrachado hasta las últimas consecuencias y a la mañana siguiente solo se despertaba con una fuerte resaca, pero recordaba todo lo que había hecho la noche anterior.

¡Sin embargo, hoy cuando abrió los ojos lo primero que vio fue al sujeto con traje sentado frente suyo, dentro de un local de comida rápida!

¿Esto era una broma de mal gusto?

"Ya basta de esto, dame mi celular y acabemos con esto" – Robert se puso de pie con lentitud mientras miraba con molestia al tipo de traje. No solo no tenía su celular, sino que tampoco tenía su billetera.

Ahora mismo tenía una dolor de cabeza tan fuerte que solo quería gritar, y el viejo frente suyo lo estaba empeorando. 

Si no fuera una persona de la tercera edad, ya le hubiera partido la cara.

"Bueno, lo descubriste, te felicito" – el tipo del traje respondió sarcásticamente – "Pregúntale a uno de los mozos, ellos te dirán en donde están tus cosas"

"Si, si, maldito viejo, lo que tu digas" – el joven rechinó los dientes y se dio media vuelta. Su cabeza le dolía mucho y lo último que quería era estar involucrado en una estúpida broma – "Tengo todo el fin de semana libre, así que déjame disfrutar tranquilo"

Justo cuando estaba a punto de preguntarle a uno de los mozos por sus cosas, sus ojos se abrieron como platos por lo que vio.

Si bien había estado escuchando el bullicio de la gente, no le había prestado verdadera atención ya que con las justas estaba escuchando al anciano frente suyo.

Solo en este momento se dio cuenta que el lenguaje en el que todos estaban hablando era un idioma que no entendía, pero se le hacía familiar.

Además, Tanto las personas que estaban comiendo en este lugar como los encargados de atenderlos, todos ellos eran asiáticos.

"¡¿Que carajos? ¿Dónde estoy?!" – el joven exclamó mientras daba unos pasos hacia atrás, chocando contra la mesa.

"Hey, ten cuidado, aún estoy comiendo aquí" – el sujeto de traje exclamó graciosamente mientras cogía su bebida para evitar que se derrame – "Sal de este lugar, seguro que te darás cuenta en donde estas"

El muchacho visiblemente ansioso solo atinó a correr fuera del local mientras trataba de no chochar con las personas.

Sin embargo, su sorpresa fue aún mayor para cuando cruzó la puerta.

"¡¿Q-Qué mierda es esto?!"

Cientos de luces multicolor y gigantescas pantallas LED contrastaban con el cielo oscuro. Una ingente cantidad de personas caminaban en todas direcciones, copando toda la moderna calle en su totalidad.

Lo primero que le vino a la mente del joven era estar en el Times Square ya que este lugar se parecía mucho. Sin embargo, el idioma en el que todos hablaban y las características físicas de la gente que caminaba lo hizo cambiar por completo sus pensamientos.

Este lugar ya lo había visto antes en algunas fotos y videos y era imposible que esté en este lugar… no había forma.

¡Era el famoso cruce de Shibuya, en Tokio!

¡¿Cómo carajos llegó al otro lado del mundo?!

"Bueno ¿Aun crees que es una broma de mal gusto?" – de pronto la voz del sujeto de traje se escuchó a su costado, asustándolo aún más.

¡Justo en ese momento el muchacho sintió una presión aterradora proviniendo del anciano, una presión tan fuerte que por un momento dejó de respirar!

¡En ese preciso instante se sintió como si fuera nada más que una hormiga al lado suyo!

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