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Sensual

La música es como agujas delgadas que atraviesan mi piel y me hacen moverme a su ritmo.

―¡Dame una mamada con esos labios!― grita un animal. bufo, me detengo y me inco ante él.

―¿Cómo dices?― pregunto lentamente. El hombre me sonríe. Sus asquerosos dientes amarillos me causan náuseas y me quitan las ganas de seguir bailando.

―¿Quieres darme un privado, perrita?― pregunta el hombre. Me levanto y tras una seña, Austin llega a mi lado.