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Prologo

 (...)

 Ya es el año 2030, y dos personas deciden compartír sus vidas en profundo amor.

 La linda pareja consiven 2 preciosas hijas, una muy social y femenina Yoojung y otra pequeña un poco mas reservada y con un amor por las maquinas igual que su padre, Yuri.

(2037)

 La vida era muy buena con ellos, hasta que... un día lluvioso y un viaje en la carretera lo cambiaron todo, no se veía nada, la pequeña Yuri solo recuerda todo el dolor que sentía en ese momento, el asfalto frío y mojado, las luces de la ambulancia, y... las peores noticias que podrían haberle dicho...

— ¿P-papá? —dijo mientras abría los ojos aún adolorida y trataba de levantarse de la cama del hospital.

— Yuri, —se levantó de su asiento y se acercó a ella y la detuvo— no te levantes, aún debes de seguir débil —le sonríe cálidamente con algunas lágrimas en sus ojos.

— ¿Donde estoy? —preguntó algo desorientada— ¿por qué estás así? —le preguntó al verlo con varias vendas en su cuerpo al igual que ciertos moretones y un yeso en su brazo derecho.

— Tuvimos un accidente, —acarició su cabello— Yoojung fue la que menos daño tuvo, pero tu llevas 3 semanas en coma... —le sonríe con una pequeñas lágrimas brotando de sus ojos— gracias al cielo que despertaste —la abrazó fuertemente casi dejándola sin aire.

— Bueno, ahora estoy bien, —le correspondió al abrazo— ¿y que hay de mamá? ¿ella está bien? — le preguntó muy curiosa y preocupada alejándose un poco.

— ... —solo silencio, fue lo único que hubo al hacer esa pregunta.

 La pequeña Yuri no entendía la reacción de su padre, casi al instante, perdió esa sonrisa que tenia hace rato, mas lágrimas brotaron de sus ojos pero estas no eran de felicidad, un sollozo desgarrador por parte del mayor sorprendió a a pequeña mientras la volvía a abrazar fuertemente colocando su cabeza en su hombro.

— ¿Papá? —estaba muy confundida— ¿Por qué sigues llorando? ¿¡Por qué no me contestas!? ¡¡Papá!! —lágrimas brotaron de sus pequeños ojos, porque, aunque su padre no le hubiera dicho nada, ya había entendido todo.

(...)

 Las cosas habían cambiado en casa, ya no se sentía esa felicidad que inundaba el hogar, ya que se fue con ella, Kim Chaewon.

 Felix estuvo deprimido durante muchos días, por las noches se le podía escuchar llorando desde su habitación, Yuri tampoco era la misma, se volvió mas reservada y menos sonriente lo cual la llevó a no tener amigos en la escuela primaria.

 Yoojung, aunque también dolida por la pérdida de su madre, y aunque solo tenía 7 años para ese entonces, con mucho esfuerzo, devolvió la alegría a su hogar mostrándoles siempre una sonrisa a su familia la cual logró contagiar a su padre y hermana menor.

(2049)

 Los años pasaron y cada una de ellas creció, con su padre dándoles mucho cariño, los tres se reconfortaban mucho los unos a los otros.

 Pero aunque la felicidad volviera a su hogar, Yuri siguió siendo muy reservada en la escuela, y por la pérdida de su madre no quiso esforzarse tanto en su apariencia ya que era ella la que la arreglaba, y aunque su hermana se ofreciera a ayudarle, esta siempre se negaba, yendo así, siempre con una coleta de caballo y sus enormes lentes, claro que para los bullyng, no pasó de por alto.

 Una chica muy callada, sin amigos y nerd, fue presa fácil en la escuela, pero aunque su hermana la solía proteger, el último año no hubo nadie que la cuidara ya que su hermana se había graduado e ido a estudiar al extranjero.

 Aparte de su padre, había alguien que le alegraba el día el tan solo verlo...

— ¡Han Seungwoo! —gritaban las chicas al verlo encestar una canasta en el partido de basket.

 A ella no le gustaban mucho los deportes, pero, el ver a Seungwoo, su amor platónico, valía la pena, no gritaba tan eufóricamente como las demás chicas, pero le gustaba, desde el día que la ayudó a bajar una pequeña maquina de firmas que ella misma había creado, de un árbol ya que sus otros compañeros lo lanzaron ahí, y al Seungwoo decirle que le parecía genial lo que hacia y tras una sonrisa, él hacia que su corazón latiera, aunque... Ella sabia que nunca se fijaría en ella.

 Una tarde normal, en el comedor de la escuela durante el almuerzo, algo pasó, mejor dicho, alguien.

— Hola, —se sentó frente a ella ya que estaba completamente sola— soy Chacha...