SUBASTA 4

La multitud estaba asombrada por lo que escucharon.

—¿500 millones? ¿Por una pieza de joya? Eso era medio billón, el precio de un diamante. ¿Quién querría derrochar tal cantidad enorme por una piedra? —Después de unos segundos de silencio, se armó un alboroto en la sala.

Todos miraron colectivamente hacia el piso de arriba para ver a la persona en el segundo piso. Quién podía ser tan rico para derrochar tal cantidad, la persona debía valer cientos y cientos de miles de millones.

En la baranda del cuarto VIP en el segundo piso, había una mano con un anillo brillante y reloj de pulsera de diamantes que a veces se posaba sobre ella.

A través de las pequeñas brechas que se daban, la gente podía distinguir una figura oscura sentada en un sofá. Aunque no podían ver su rostro, la dignificada y poderosa aura de la figura oscura era tan impactante que les quitaba el aliento.

Pegada al hombre había una figura esbelta y hermosa sentada justo a su lado. Ambas personas irradiaban un aura autoritaria que dejaba a todos sin palabras.

La gente comenzó a preguntarse quiénes eran.

—¿Quiénes son la pareja rica sentada allí?

Cuando vinieron hoy, la gente decía que la sala VIP del segundo piso estaba cerrada a todos y no se permitía la entrada.

No tenían ni idea del porqué antes, pero ahora sabían la razón.

Ese hombre había comprado todo el piso solo para él y su esposa.

Noah fue capaz de meter a los más grandes personajes de la ciudad en una sala solo para hacer suficiente espacio para su esposa. ¿Qué tan poderoso puede ser?

—¿Medio billón? —Alguien susurró aún mirando a la figura oscura que los observaba a todos volverse locos con solo una palabra suya.

—¿Escuchamos bien? —Preguntó otro hombre.

—¿Quién es ese hombre?

—¿Cómo puede uno gastar tal cantidad de dinero en esa mujer? —Una mujer preguntó mirando con enojo y celos la figura de Anna. Aunque no podía ver a la hermosa Anna, Anna podía verlos claramente a todos.

El rostro de Nari se puso pálido ante la escena frente a ella. Todo el mundo solo estaba hablando de ella hace un momento y ahora estaban hablando de alguien más.

Nunca pensó que llegaría el día en que encontraría a alguien más rico que Noah en Summerlane. No había manera de que otra mujer pudiera ser más rica que ella, necesitaba saber quién era ese hombre.

Medio billón era la mitad del patrimonio neto de Mack, ¡no había manera de que él estuviera dispuesto a gastar la mitad de su fortuna en ella!

Aprieta sus manos con fastidio mientras levantaba la vista para mirar a los dos mientras los observaba con ira mortal. Ella quería que ese hombre fuera para ella.

No podía creer que la hubieran reducido a nada tan fácilmente. Ahora mismo a nadie le importaba si ella estaba sentada allí, todo lo que hablaban era de las dos figuras desconocidas arriba.

—¡No! —Ella no dejaría que esto le sucediera. Nadie puede robar su fama jamás. Ha trabajado tan duro para lograr esto y no dejaría que nadie se lo quitara.

—No, no te preocupes por eso —dijo al ver cómo uno de los labios de Noah se curvaba hacia arriba. Sus ojos oscuros brillaban hacia ella. Ella podía ver que al hombre le encantaba y disfrutaba todo lo que estaba sucediendo.

—La mejor venganza contra esa cosa es quitarle todo lo que pertenece gradualmente. En cuanto al hombre, no tienes que preocuparte por él —dijo Noah brevemente.

—¿Acaba de llamar a Nari una cosa? —pensó y sonrió. Aunque Nari no le había hecho nada a él, ¿la odiaba de repente por ella?

—Conseguiremos el diamante y lo llevarás para el evento solo para mostrar mi amor —el corazón de Anna dio un salto ante su cariño hacia ella. Se mordió la mejilla interior para suprimir sus emociones.

Este hombre realmente va a ser su perdición. Ella parpadeó sus largas pestañas, sus ojos azules contenían un calor inexplicable en ellos mientras murmuraba:

—Gracias —dijo.

Su agradecimiento no era solo por el diamante. Anna se dio cuenta de que no había tenido tiempo para agradecer a este hombre por salvar su vida. Si no hubiese conocido a Noah ese día, no podría decir lo rota y decaída que habría estado. Especialmente desde que su familia la había rechazado.

—No tienes que agradecerme. Lo que es mío es tuyo mientras seas mía —Noah sonrió.

Anna miró a Nari, quien la observaba con los ojos entrecerrados. Podía notar lo desesperada que se había vuelto Nari por el dinero y el poder. Todavía era impactante cómo la que una vez fue la bondadosa Nari se convirtió en una oportunista desesperada.

Nari y Mack la habían arruinado sin piedad, ella no se molestaría si Noah hiciera lo mismo con ellos. Se merecen todo lo que están enfrentando después de lo que le hicieron.

El anciano Vincent no pudo soportarlo más y entró en la habitación que sostenía a Noah y su esposa. —Eres un granuja —llamó y tanto Anna como Noah se volvieron para mirarlo.

—¿Cuándo pensabas decírselo a tu abuelo? —Vincent preguntó mirando fijamente a su nieto. Cuando sus ojos cayeron sobre la mujer al lado de Noah, le sonrió dulcemente y Anna le devolvió la sonrisa.

—Buen día, señor —La voz de Anna sonaba como melodía en sus oídos, le recordaba a las frescas y dulces bayas que su madre solía regalarle en aquellos días y siempre se dormía en sus brazos después de comerlas.

—Es tan hermosa, Noah —dijo.

—Este es mi abuelo. Abuelo, Anna —Noah presentó, girando hacia la puerta para ver a Paul de pie junto a ella. El hombre sonrió cuando vio los ojos de su maestro sobre él, pero Noah no devolvió la sonrisa. Miró al hombre con dureza.

—Es maravilloso verlo, señor —No, llámame abuelo —Vincent rió sosteniendo las manos de Anna tan tiernamente y ella depositó un beso en su frente. El anciano sonrió tímidamente. Se sentía realizado.

Anna se volvió para mirar a Noah, que tenía una expresión sombría en su rostro. Miró a su abuelo con dureza y en ese momento parecía que podría matar al anciano. Se preguntaba qué había cambiado su humor tan rápidamente y por qué estaba actuando de esa manera de repente.

—Déjame invitarte a cenar la próxima semana. Asegúrate de venir con Noah —Vincent miró fijamente a su nieto, ambos hombres intercambiaban una mirada antes de girar para sonreír a Anna.

—Por supuesto, abuelo —respondió Anna. El anciano le hizo un adiós con la mano antes de irse con Paul.