31 Capítulo 31: Enfrentamiento

Translator: Adrastea Works Editor: Adrastea Works

Dorian tardó una fracción de segundo en reaccionar.

Esta era la primera vez que se reunía con otro miembro del rebaño. Mientras se tomaba un instante para pensar qué decir, repasó lo que había dicho el oso.

Había enviado 'diez mil clones'. Incluso si todos los miembros del rebaño han empezado como él, sin nada, todavía no debería estar solo en la clase Caelum después del tiempo que habían estado vivos.

Por lo tanto, este debería ser uno de sus clones. Y envió diez mil de ellos… no había forma de que cada clon fuera súper fuerte.

De manera casual, lo había lanzado hacia atrás con un solo golpe cuando usaba su habilidad de garras de fuego. Aunque se había regenerado, no se había sentido muy amenazado por el oso delante de él. Asintió mentalmente mientras repasaba estos hechos en su cabeza, llegando a una decisión.

Tampoco le diría al oso que él era el primogénito, mentiría o elegiría un número diferente… o no le daría un número después de todo.

—¿Qué número soy? Hmph. Sólo la basura dependería de su número para la fuerza. Puedes llamarme Dorian—. La voz de Dorian era dominante, cubierta con confianza. Tal vez podría haber usado un nombre falso, pero se encogió de hombros mentalmente. Nadie aquí sabía su nombre aún.

Decidió fingir a su manera, en lugar de revelar que él era el Primogénito. Sentía que sería mejor ocultar ese hecho en particular hasta que fuera extremadamente poderoso. Llevar tal título atraería sin duda la atención y quizás la envidia de los otros miembros del rebaño.

Su objetivo aquí, al menos el establecido por el Dios Rey, era crear al ser perfecto. No se podía saber si los otros miembros serían amistosos o no.

—Eh, no te equivocas—. El oso asintió con su cabeza, pareciendo tomar con calma lo que Dorian decía.

—Esa forma…¿un titán? Ya veo, todavía debes de estar en el período de adaptación, ¿eh? No es una mala forma, aunque carece de belleza—. Estudió el diminuto cuerpo de Dorian, una mirada extraña para un oso tan grande.

Fue entonces cuando Dorian recordó que estaba en una forma humanoide, y también desnudo. Se sonrojó un poco, incapaz de contenerse. Al menos su piel era roja y ocultaba el rubor. Su forma era la de un niño pequeño ahora, así que difícilmente importaba. Pero, aun así, no podía evitarlo. Algunos hábitos esenciales morían difícilmente.

—Bueno, Dorian, iré al grano—continuó el oso—. Estoy creando una alianz…

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, lo interrumpió un grito.

—¡MUERE MONSTRUO!

ZUMBIDO

Un rayo invisible de fuerza fue lanzado hacia adelante, casi un metro arriba de la cabeza de Dorian, y chocó con el oso. Este rayo de fuerza era poderoso, lo suficiente como para haber cortado en dos el cuerpo del oso de clase Caelum, destruyéndolo. La sangre negra salpicó el aire cuando la mitad superior del oso fue lanzada volando, y su mitad inferior cayó al suelo a algunos metros de distancia.

Dorian se quedó en shock. Su boca temblaba mientras se regañaba mentalmente. Casi había olvidado al mago detrás de él.

Varios de los guerreros corrieron hacia adelante, rodeando el vagón principal y mirando fijamente a Dorian. Algunos de ellos sostenían sus espadas hacia él, en guardia, mientras que otros corrieron para atender a los combatientes caídos.

El mago dio un paso adelante, con una mirada de cansancio en su cara mientras miraba a Dorian, la confusión, curiosidad y la alerta se mezclaban en su rostro.

En la distancia, varios de los osos cayeron al suelo, dejando solo un oso que permanecía de pie.

—Eso de ahora estuvo fuera de lugar, ¿eh, mago?—. La misma voz profunda con un extraño fondo entusiasta resonó cuando el último oso avanzó, fulminando con la mirada al mago que acababa de matar al primer oso.

—Todo lo que hice fue tratar de matarte y absorber tu linaje—. Mello sacudió su cabeza con tristeza mientras giraba sus hombros, ajustándose y volviendo su atención hacia Dorian. La llovizna constante comenzó a disminuir, cambiando a gotas ocasionales.

Los hombres aeth, los guardias y el mago por igual, miraron al oso en shock y con horror. El mago se estremeció de agotamiento cuando juntó sus manos, pareciendo como si fuera a desmayarse en instantes.

—Como decía, Dorian, mi nuevo amigo. Estoy creando una alianza entre los miembros del rebaño. Todos poseemos poderosas habilidades y linajes. Si bien nuestro objetivo es el mismo, no hay razón por la que no podamos aliarnos para matar todo en nuestro camino. Los 30.000 están lejos de ser amables con nosotros, y estar solo es una opción estúpida—. El oso sonrío, sus afilados dientes brillaban.

Mientras hablaba, comenzó a dar un paso adelante, hacia los guardias y el mago que rodeaban el vagón. Su cuerpo se expandió ligeramente mientras sus músculos crecían, con una poderosa fuerza concentrándose en ellos. Sus ojos brillaron de un rojo oscuro, amenazantes,

—En cuanto a ustedes gusanos… Sus linajes serán una excelente adición a mi colecc…

GOLPE

RUIDO SORDO

La voz de Mello fue interrumpida cuando el enorme oso fue mandado a volar, su brazo derecho se desintegró debido a la fuerza del golpe de Dorian.

En el momento en que el oso comenzó a correr, para atacar a los guardias y al mago, Dorian había dado un paso adelante y lo había interceptado.

La sangre negra escurrió de su brazo cuando el oso se lanzó por el aire y aterrizó bruscamente, estrellándose contra el suelo. Giró sus pies en un instante, el pelaje de su cuello estaba erizado mientras fulminaba a Dorian con la mirada.

—¡¿Te atreves a atacarme?!—. La voz de Mello estaba llena de una ira apenas oculta. No obstante, al mismo tiempo, se podía ver una ligera vacilación en sus ojos.

—¿Vas a hacer algo o solamente vas a estar de pie ahí mientras sangras?—. Una abrumadora confianza goteaba de cada palabra que decía Dorian mientras caminaba hacia adelante, golpeando el suelo con fuerza y haciendo que aparecieran grietas.

¿Era mejor ser amigo de un asesino? ¿O ser temido por un asesino? El estado de ánimo de Dorian era macabro mientras fingía una imagen de una figura poderosa, manteniendo su cabeza en alto.

Si fuera verdaderamente una bestia poderosa, no habría ninguna razón por la que se dignara a aliarse con alguien más débil que él, ni mostraría ni una sola señal de miedo. Esta primera impresión era algo increíblemente importante de mantener, especialmente si se encontraba con este miembro del rebaño, o alguno de sus aliados, nunca más.

Existía la posibilidad de que Mello estuviera siendo honesto en su intento de aliarse con él. Pero este era un mundo de matar o morir, y Dorian dudaba de si las intenciones del oso seguirían siendo buenas.

E, independientemente de todo, una matanza sin sentido estaba mal. Matar en defensa propia era comprensible, ¿pero atacar gente inocente solo porque sí? Eso cruzaba su mínimo aceptable y era algo que no podía permitir.

El hocico de oso de Mello se torció en una sonrisa cruel,

—Hmph, eres como el número once, ¿eh? Solo porque empezaste fuerte no significa nada y…

Antes de que el oso pudiera terminar de hablar, Dorian se lanzó hacia él. Una mirada de ira apareció en los ojos de Mello mientas gruñía, con su cuerpo temblando. El oso clavó sus garras hacia adelante, intentando ensartar el diminuto cuerpo de Dorian.

Sin embargo, antes de que alcanzara el oso, Dorian sonrió. Una cálida sensación surgió en su pecho. Luego escupió una enorme ola de llamaradas que brillaban de un vivo verde esmeralda. Los ojos de Mello se abrieron enormes en shock y rabia cuando vio el fuego dracónico ardiendo hacia él.

—Bastar…—. Las últimas palabras del oso fueron interrumpidas cuando las llamas chocaron con él, y mataron al oso al instante, abrasándolo completamente.

RUIDO SORDO

El cadáver del oso cayó al suelo, quemado por completo. Su cuerpo entero estaba derretido, ni un solo punto quedó sin cicatrices. El olor de la carne quemada se agitó en el viento, combatiendo el olor agrio de la lluvia.

Después de que sus llamas esmeralda alcanzaron su máximo nivel de crecimiento, se habían vuelto más fuertes y más poderosas. Su potencia era, en la opinión de Dorian, aterradoramente fuerte.

Y estas eran solo las llamas de un dragón de clase Magnus Magister. Se estremeció al pensar en el poder que podría tener un dragón de clase Dominus.

Un repentino silencio pasó sobre la caravana cuando las llamas verdes que quemaban el cuerpo comenzaban a apagarse lentamente, chisporroteando en la ligera precipitación.

Dorian lentamente se volteó a mirar a los diversos aeth, y luego les dio un saludo amistoso.

—¿Les importaría si es hago algunas preguntas?

..

—Ese astuto bastardo…—murmuró Mello, un trasfondo de rabia crepitó fuera y ocasionó una mini onda de choque.

Una enorme ola de agua fue lanzada al exterior de la pequeña isla en la que había estado meditando, sacudiendo los límites de un lago de tamaño mediano. El rastro de un aura de clase Dominus se desató, haciendo que cualquier bestia cercana huyera.

La isla era de solo una docena más o menos de metros de ancho, con un solo árbol pequeño que estaba ligeramente fuera del centro. Tierra marrón y rocas abarrotaban el resto de la isla, dándole una apariencia salvaje.

La isla estaba ubicada en un lago de ochocientos metros de ancho, con una forma como de círculo. El agua del lago era profunda de un color azul oscuro, llena de vida acuática, y unas pocas tortugas aqua de clase Terra. El lago estaba rodeado de un enorme bosque, a unas dos docenas de millas de distancia de la gran ciudad de Mill, la ciudad más grande en el Reino Bullion del planeta Yelter.

Una zona normalmente tranquila y pacífica, escondida, sin nada interesante en ella.

Mello se tranquilizó mientras recuperaba rápidamente el control de sus emociones. Su cuerpo humanoide temblaba mientras apretaba fuertemente sus manos, la piel azul y las escamas que lo cubrían se estremecieron. Sus ojos color verde oscuro brillaron a la luz de la tarde, no obstante, su ira aun ardía.

Su apariencia era muy similar a la de la raza de seres conocidos como aeth, a excepción de su delicada piel azul y escamas, y al par de agallas que se encontraban en los lados de su cuello.

Mello sabía que tenía que mantener un bajo perfil en Yelter.

Era un mundo controlado por la Familia Aurelius, y sus propios encuentros con esos malditos vampiros ya habían demostrado ser suficientemente molestos.

A pesar de que era una bestia muy poderosa de clase pseudo-Rex, se reducía en ese momento.

Sacudió su cabeza mientras miraba su forma humanoide. Era una débil miseria en comparación con la majestuosa y hermosa forma que le había otorgado el Dios Rey. Se estremeció de placer al recordar su fuerte y poderoso cuello, aquellas atractivas escamas azules y esa hermosa boca llena de miles de dientes afilados.

Casi se le escurrió una lágrima del ojo.

Pero, desgraciadamente, cuando usaba su habilidad de diez mil cabezas, era imposible proyectarse con toda su fuerza. Esta forma de aeth marino era apenas un sustituto tolerable. Quería que uno de sus clones trajera de regreso el linaje de uno de esos aeth, y ese maldito bastardo lo había interrumpido.

Poco importaba, el sólo apuntaría a una caravana diferente. Aun así…

—Al igual que el Undécimo nacido. Arrogante pero poderoso—murmuró con sus ojos sombríos.

¿Debería enviar algunos clones para atacar a Dorian? Podría forzarlo a revelar su verdadera forma, y si tenía suerte, tomar algo del poderoso linaje de su poderosa forma original. Tenía un par de clones decentes de clase pseudo-Dominus en Taprisha, después de todo, había una oportunidad.

Sacudió su cabeza después de un momento, el recuerdo de esas llamas dracónicas cubriéndolo se quedó grabado a fuego en su mente.

Intentó repasar la información almacenada en su matriz de hechizos del alma que coincidiera con la habilidad, pero encontró demasiadas posibilidades. Echó abajo su puño en la pequeña isla con frustración, causando que se hundiera ligeramente un poco más en el lago, con sus cimientos de tierra resquebrajándose.

Al menos había sido capaz de identificar la forma que el nuevo miembro del rebaño tenía como titán. Esa era información valiosa. Eso significaba que pronto tendría la habilidad condensar, haciéndolo aún más fuerte.

Estaba claro, por sus acciones que se trataba de un número más alto, probablemente mucho más alto que él. Sería tonto confrontarlo directamente.

No podía juzgar con precisión su fuerza cuando se enccontraba en el periodo adaptativo de una nueva forma, pero suponía que su forma original era la dracónica, y una fuerte.

—Justo como ese arrogante Undécimo nacido…—. Una extraña sonrisa apareció en la cara de Mello cuando se dio cuenta de algo—. Se dirige a Taprisha, ¿verdad? Esa era la dirección hacia la que se dirigía el Undécimo… Parecía que aterrizó en un grupo relativamente cercano—. Mello sonrió ampliamente—. Puedo contar con eso.

..

Helena miró a su alrededor imperiosamente mientras se acercaba al murciélago negro gigante, manteniendo su calmada compostura. La bestia era grande y poderosa, una bestia de transporte de clase Magnus Magister a menudo usada por los miembros de alta clase de la Familia Aurelius.

Tenía una enorme envergadura, y solo el tamaño de su cuerpo era de casi diez metros de largo y varios metros de ancho. Tenía una piel negra y curtida, y una cara bulbosa y oscura con ojos grises, pequeños y brillantes.

El murciélago gigante podía transportar hasta doce personas a la vez, y volar a una velocidad extremadamente rápida.

Actualmente se encontraba al borde de la meseta que albergaba el castillo de la oscuridad, la sede central de la Familia Aurelius, y donde su héroe, el Gran Señor Marcus vivía.

Sonrió, mirando hacia atrás cuando otros miembros de la Familia Aurelius se le unían. Ella no tenía ningún subordinado personal, pero ya que estaba técnicamente sirviendo bajo el mando del general Carus en los Reavers, había tomado prestados algunos de sus hombres, incluyendo un rastreador de sangre, varios magos de sangre de clase Magnus Magister, y dos asesinos de sangre, poderosos asesinos que se especializaban en los ataques sorpresa.

Los rastreadores de sangre eran maestros de la magia de sangre que se centraban en comunicarse con las leyes del mundo en lo que respecta a la sangre de diversas criaturas. El campo de la magia era muy similar a la magia del destino, pero tenía sus propias características únicas y, a menudo se conectaba con el rastreo físico y búsqueda de otras pistas dejadas por un objetivo.

Finalmente tenía la posibilidad de probarse a sí misma, especialmente después de su vergonzosa actuación cuando el Gran Señor se enfrentó al Rey Sombra. Se sonrojó de vergüenza ante el simple pensamiento, sacudiendo rápidamente su cabeza mientras recuperaba su enfoque.

—De acuerdo, ¡todos listos! ¡Vamos hacia el puente de mundo a Torrin, y después de eso, a Taprisha!

—¡Movámonos!

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