29 Capítulo 29: Tercera evolución

Translator: Adrastea Works Editor: Adrastea Works

El primero que Dorian eliminó de la lista fue el lobo agresivo. Era cierto que el lobo parecía tener algunas habilidades y poderes increíblemente útiles, y su poderosa regeneración sin duda sería una gran ayuda. Pero lo que Dorian más necesitaba en este momento era poder. Fuerza pura, inalterada.

Sólo tenía una absorción restante, y no podía confiar en eso para salvarse. El aura de clase Rex que había almacenado se había ido. La había usado con prisas cuando luchaba contra ese titán, y casi murió.

Mentalmente se reprendió por esto. Podría haber sido capaz de darle algo más de uso si hubiera sido más cuidadoso. Sin embargo, el impacto puro y la sorpresa del ataque lo habían forzado su mano.

A continuación, Dorian miró entre las otras dos opciones. Convertirse en un vampiro, o convertirse en un titán. Después de unos momentos de consideración, la elección se hizo clara para él.

Primero se convertiría en un titán. Esos vampiros nobles habían sido muy poderosos cuando se enfrentó a ellos, y había presenciado personalmente su imponente magia de sangre.

Pero Dorian conocía sus límites. Por lo que sabía, tomaba años el llegar a algo serio con la magia, e incluso si adquiriera un sentido innato para ello, todavía le tomaría tiempo tomar ventaja total de él. Después de todo, nunca había practicado magia antes.

La magia, a través del bautismo de las leyes de de este universo, podría mejorar a una criatura por encima de su límite normal de crecimiento. Pero requería mucho conocimiento y tiempo.

Los vampiros eran fuertes, pero era claro que, en poder puro, los titanes tenían una ventaja.

Especialmente con la habilidad que poseía la raza titán.

—Ausra. Hazme evolucionar en un titán.

Un haz de luz lo rodeó, y abruptamente se encontró en un paisaje blanco y brumoso. Su espacio de evolución, un área mental intangible donde comenzaría a evolucionar.

En el mundo real, parecería simplemente como si estuviera dormitando. El tiempo transcurría de forma extraña en su espacio de evolución, sus pensamientos estaban acelerados.

Una esfera de luz apareció frente a él, la forma de Ausra.

Una visualización de un titán apareció frente a Dorian. Un humanoide enorme y musculoso con piel de color rojo claro y llamativo pelo blanco. Estaba cubierto de músculos, y con solo mirarlo, Dorian sintió una sensación de dominio.

Sus ojos brillaron.

—¡Haz que evolucione en eso, Ausra!

Un par de actualizaciones mentales aparecieron en su mente.

-Absorbiendo linaje de titán-

-Reconstrucción del cuerpo en proceso-

Pasó un breve periodo de tiempo, pero parecía que era una eternidad para Dorian.

Su enorme y corpulento cuerpo dracónico cambió y se transformó, colapsando hacia adentro. El proceso entero tardaba unos pocos segundos, pero cualquier espectador observando se habría horrorizado. Músculos torcidos, huesos enroscados, era una visión increíblemente extraña.

Pasó de unos enormes cuatro metros y medio a un minúsculo medio metro.

Una forma pequeña, cubierta con una suave piel de color rojo claro con una cara ligeramente regordeta pero adorable. Tenía una nariz pequeña y un mentón fuerte, con ojos marrón tranquilos. Se podían ver diminutos músculos protuberantes en sus brazos, dándole una apariencia un poco feroz.

-Titán- Etapa de crecimiento: (1/4) niño titán –

Progreso de crecimiento- 6.232/2.200 –

Dorian miró a su pequeño cuerpo con consternación.

—Después de evolucionar, tu alma requiere de un breve periodo de tiempo para adaptarse a una forma nueva. Debido a que tu alma está en la clase Magnus Magister, este período de adaptación se reduce a seis horas. Cuanto más fuerte sea tu alma, menor será el periodo de adaptación—. La voz de Ausra resonó en su cabeza.

Dorian suspiró. Se había olvidado de esto.

Afortunadamente, aun podía sentir una poderosa fuerza descansando en su interior. A pesar de estar en el cuerpo de un niño, los niños titanes eran fuertes. Además, su matriz de hechizos del alma estaba en la clase Magnus Magister. Eso aumentaba enormemente la fuerza base de cualquier forma en la que estuviera.

Una brisa suave sopló, a través del pequeño acantilado en el que estaba de pie, haciendo que Dorian se estremeciera y sobresaltara.

Cuando volvió a mirar hacia abajo, se percató de algo más que había olvidado.

Estaba completamente desnudo.

..

Helena Aurelius paseaba de un lado a otro afuera de la habitación del mapa del Gran Señor, con su boca torciéndose.

Sintió como si su estómago estuviera en llamas por el nerviosismo. Se agarró los lados de su largo vestido negro, estirándolo para asegurarse de que se ajustara perfectamente a su forma delgada. Sacó un espejo pequeño de un Anillo espacial que poseía, comprobando su apariencia. Frunció el ceño al ver lo que parecía una mancha en su rostro pálido y delicado, limpiándoselo.

Pasaron unos minutos más mientras ella se preocupaba afuera, yendo y viniendo.

Un ruido sordo resonó cuando la gran puerta de la habitación del mapa comenzó a abrirse, revelando algunos rostros conocidos.

Trajan, Tacitus, Probus… les echó un vistazo de reojo cuando salieron de la habitación. Cada uno de los nobles vampiros estaba vestido con trajes elegantes, un misterioso aire de elegancia que se encontraba en su comportamiento. Auras poderosas colisionaban alrededor de ellos mientras se iban, un feroz sentido de propósito que emanaba hacia adelante.

Eran magos poderosos, y todos miembros de los Aurelius Reavers.

Los miembros de los Aurelius Reavers eran el grupo de magos más poderoso de la Familia Aurelius, además de los cuatro Generales de la familia, y el propio Marcus. Aun el vampiro más débil en los Reavers estaba en la clase Dominus.

Los Reavers actuaban como los brazos y piernas del Gran Señor, y de la familia, haciendo cumplir personalmente su voluntad.

Helena también pasó a ser miembro de los Aurelius Reavers, un título que asumió con alergría.

—Helena. Debes entrar—. Una mujer de aspecto hermoso y elegante apareció al frente de la puerta, haciendo un gesto para que entrara.

Julia, la Maestra de espías del Gran Señor Marcus, y según los rumores, su amante secreta. Helena tragó saliva y luego se controló a sí misma, dándole a Julia un austero asentimiento, dando un paso adelante.

Desafortunadamente, estaba tan concentrada en tener ese aire de elegancia que tenían los otros vampiros, que no se percató de que la habitación del mapa estaba un poco más abajo que el pasillo del exterior, y que tenía que bajar.

—¡Eek!—. Su pie resbaló, y comenzó a caer hacia delante, con su vestido apretado que limitaba sus movimientos.

En el instante en que comenzó a caer, automáticamente torció su cuerpo, moviendo su pie hacia adelante mientras su entrenamiento se hacía cargo. Su brazo se levantó en un movimiento sobrenaturalmente rápido, ajustando su equilibrio al compensar su peso.

Logró recuperar perfectamente su equilibrio en una fracción de segundo. Luego siguió caminando hacia la habitación, como si nada hubiera pasado.

—¡Helena! ¡Idiota! ¡Oh por Dios!—. Mentalmente se regañó, la vergüenza trataba de aparecer en su cara a la fuerza.

No obstante, mantuvo sus emociones con un agarre de hierro, haciendo todo lo posible para no hacer el ridículo.

—¿Oh? ¿Todo bien, Helena?—. Una voz cálida y poderosa retumbó a través del aire hacia Helena.

Internamente, Helena se sonrojó de vergüenza, su nerviosismo casi la abrumaba.

—Gran Señor Marcus. Todo está bien—. Se inclinó suavemente, mirando al Gran Señor con una expresión recatada—. ¿Me llamó?—. Levantó la vista hacia el Gran Señor, el protector de su familia, y el hombre al que respetaba más en este mundo. Sus ojos eran como pozos insondables, piscinas interminables de misteriosa oscuridad y luz. Cada movimiento que hacía el hombre era calculado e inmaculado, la imagen misma de la perfección vampírica.

Se estremeció un poco al mirar al hombre, apretando inconscientemente los puños. Marcus le dio una sonrisa cálida—. Sí, tengo una nueva misión para ti, mi querida.

..

—¿Está seguro de que es una buena idea enviar a Helena?—preguntó Julia cuando terminó de cerrar la puerta de la Habitación del mapa.

Helena se había ido, alejándose de la habitación con una emocionada pero nerviosa patada en su paso.

Marcus sujetó su habitual copa de vino, girándola en su mano de nuevo, uno de sus hábitos.

—Sí, ella es la elección perfecta. Es mucho más fuerte de lo que cree, y si esa anomalía resulta ser diferente de las demás…—. Marcus asintió—. La chica solo necesita fortalecer su confianza. Coloca la varilla demasiado alta para ella.

Julia se acercó a él y asintió, colocando sus manos en los hombros de Marcus, comenzando a masajearlos—. Ella estaba allí cuando luchaste contra el rey Sombra—. Julia pasó su mano por el frente de su pecho. Debajo de sus dedos, sintió el contorno de una enorme cicatriz negra, quemada en el torso de Marcus. Sus ojos eran severos.

Marcus se encogió de hombros.

—Fue mi culpa por dejar mi guardia baja…—comenzó, pero fue interrumpido de inmediato por la mujer a su lado.

—Si no te hubieras lastimado en tu duelo con Telmon…—respondió Julia, con su voz agitada.

—Difícilmente un duelo, ¿ahora lo era? Los tres fuimos a él...—. Él la interrumpió de nuevo—. Solo porque es un fenómeno de la naturaleza. Ningún ser se atrevería a enfrentar al Rey loco solo—. Julia lo interrumpió una vez más, y luego lo fulminó con la mirada, desafiándolo a que respondiera.

Marcus levantó las manos en señal de derrota, y luego suspiró, sacudiendo su cabeza.

—No te equivocas. Ese hombre tiene más de monstruo que cualquier bestia a la que he enfrentado. Para cualquier vampiro que quisiera desafiarlo…—. Él suspiró de nuevo—. Eso es, de hecho, un objetivo demasiado alto para establecer.

..

El puente de mundo hacia Taprisha no era el puente de mundo más popular, y era uno de los más pequeños. Muy pocas personas optaron por vivir en él, debido a su tamaño, y al hecho de que casi la totalidad estaba formada por una sabana extensa y vacilante, entremezclada con unos pocos ríos.

La lluvia y otros tipos de clima, no eran comunes en los puentes de mundo, pero aparecían ocasionalmente, creados del éter por las leyes del universo.

Fue suerte de Dorian, buena o mala, que una tormenta enorme y expansiva había comenzado a barrer el puente de mundo, dejando una capa fina de agua.

Habían pasado varias horas desde que Dorian se había transformado en un titán bebé. En ese tiempo, había seguido con su viaje, avanzando hacia el puente de mundo.

A pesar de estar en tal forma, todavía tenía la fuerza física en el rango de la clase Caelus gracias a su poderosa matriz de hechizos del alma de clase Magnus Magister.

Esto significaba que todavía podía dar pasos enormes y cubrir una enorme distancia en un breve periodo de tiempo.

Dorian sonrió y se rio cuando miró las nubes de lluvia retorciéndose arriba, en el cielo, disfrutando la sensación del agua cayendo en su rostro y cuerpo. Era la primera vez que experimentaba la lluvia desde que había llegado a este universo.

Sin embargo, frunció el ceño después de un momento, al escuchar algo en el límite de su sentido de audición, a través de la fuerte lluvia.

Miró hacia la distancia, a unos kilómetros a su izquierda. Muy débilmente, pudo distinguir una caravana.

En las horas en que había estado corriendo en el puente de mundo, Dorian ya había pasado más de ocho caravanas separadas. Algunas de ellas habían sido pequeñas, de cuatro o cinco vagones de longitud, con solo unos pocos guardias. No obstante, varias otras habían sido enormes y gigantescos trenes de coloridos vagones, docenas e incluso cientos colocados a lo largo, repletos de guardias protectores y magos.

Esta caravana en particular en la distancia era una de las más pequeñas. Y, como otras caravanas más pequeñas que había visto, esta parecía que no era dirigida por humanos.

En su lugar, los habitantes que llevaban la caravana, según lo que Ausra le había dicho, eran miembros de la raza aeth.

Casi idénticos en apariencia a los humanos, pero con orejas puntiagudas, y una piel ligeramente más pálida. Tenían rasgos delicados, y todos ellos tenían penetrantes ojos violeta y cabello rubio. Famosos por su belleza, los aeth eran una de las especies humanoides más comunes en los 30.000 mundos.

Se veían casi exactamente como Dorian imaginaba que serían los elfos, aunque eran conocidos en este universo con un nombre diferente.

Los miembros de la raza titán, poseían cuerpos extremadamente poderosos, y una de las ventajas de tal cuerpo, era la visión considerablemente mejorada que lo acompañaba.

Aun desde esta distancia en mitad de una tormenta, Dorian todavía podría obtener una imagen relativamente clara.

La pequeña caravana aeth de seis vagones de largo estaba siendo invadida por varias criaturas corpulentas y negras como osos. Los guardias que la protegían estaban luchando para defenderla, pero estaban siendo sobrepasados.

Dorian frunció el ceño al ver esto, apretando sus pequeños puños. No dudó cuando comenzó a correr adelante, con sus ojos brillando.

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