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Capítulo 25: Dando muerte

Translator: Adrastea Works Editor: Adrastea Works

El mago del rayo negro de clase Dominus se quedó quieto, con los ojos muy abiertos. ¿Una orden del cuartel general enviada desde esta distancia? Incluso enviar una orden desde un planeta de distancia requería de un mago del destino extremadamente hábil. Los cuarteles generales del rayo negro estaban a al menos dos mundos de distancia, y a través de uno de los puentes de mundos más largos en los 30.000 mundos.

Eso solo podía significar que este mensaje había sido enviado por alguien que era al menos un mago del destino de clase pseudo-Rex como mínimo…

—Es de los cuarteles del Destino, una orden del mismísimo rey mago.

Lord Hadrion parpadeó, y luego puso toda su concentración y atención en Larah, sin perder más tiempo con pensamientos perdidos,

—Transmítelo de inmediato.

Inmediatamente Larah comenzó a hablar.

..

—¿De classse Rex intermedia? ¿Todos los equipos tienen que retirarse inmediatamente?

Los ojos del hombre de la máscara de sombra se abrieron mucho, e inmediatamente juntó sus manos. La oscuridad se precipitó hacia él mientras flotaba en mitad del aire. Se quedó volando donde había estado todo el tiempo, contemplando el mundo mientras sus creaciones oscuras buscaban al dragón con escamas verdes. Sus ojos se abrieron incluso más mientras escuchaba el informe que Larah estaba contándole a Lord Hadrion. Una orden directa, enviada por el mismísimo rey loco.

La masa oscura que había estado escuchando a escondidas a Lord Hadrion y Larah se desvaneció, disipándose en el aire.

—Vengan, mis sssombrasss. Retírense inmediatamente. Nos… vamos…

La figura oscura se retiró sin pensarlo dos veces, su única preocupación era su propia seguridad.

..

—¿Vamos a retirarnos inmediatamente? ¡¿Se sospecha que la bestia es un dragón de clase Rex?!

Los ojos de Eren estaban inyectados en sangre mientras escuchaba el informe de Laura, una de sus dos magos del destino de clase Magnus Magister. Él en ese momento estaba en una pequeña área boscosa en el suelo.

Detrás de él, con el rostro pálido y todavía inmóvil, sin atreverse a moverse, estaba Byrus, uno de sus subordinados titán, y Mayne, su otra maga del destino de clase Magnus Magister, así como algunos magos subordinados.

Solo hace unos momentos, Larah, la maga del destino de clase Magnus Magister del lado de Hadrion, había enviado su propio mensaje por medio del destino, informando a Laura y Mayne de las órdenes del mismísimo rey mago.

El enorme titán se sacudió con rabia mientras miraba al pequeño cadáver quemado, con una luz demente brillando en sus ojos. Laura siguió transmitiendo el mensaje.

—¿Se puede transformar?

Cuando escuchó este chisme de su compañera maga del destino, una calma mortífera parecía cubrir al titán. Una luz de comprensión apareció en sus ojos. Lentamente se giró hacia el sur, hacia la dirección del puente de mundo.

—Si realmente es una bestia de clase Rex, no hay manera de que saliera huyendo… Simplemente destruiría todo a su paso.

Apretó sus puños, renuente a retroceder.

—Magia de dispersión: perforar.

BUM

Con un movimiento casual de sus manos, hizo desaparecer el bosque delante de él, tres docenas de árboles se convirtieron en astillas de madera, despejando el camino. Todos sus subordinados se cayeron hacia atrás, la pequeña onda de choque golpeó contra ellos.

Ante Eren, a la vista, estaba el enorme pilar de tierra que era el puente de mundo.

Se apartó del puente de mundo y caminó de regreso hacia el cadáver calcinado que yacía en el suelo. Su forma enorme, de tres metros se estremeció cuando se agachó, mientras se arrodillaba.

—Mi hermosa Greta…

Abrazó cuidadosamente el cuerpo, moviendo sus manos con cuidado. Sostuvo su cuerpo contra su pecho por un breve momento, con una única lágrima cayendo por su mejilla.

Un largo momento pasó mientras el enorme titán yacía inmóvil. Finalmente, colocó el cadáver abajo, secándose la lágrima de la cara. Sus ojos eran fríos y sin emociones mientras miraba hacia el cuerpo quemado.

—Magia de dispersión: mano mágica.

Tan pronto como habló en voz alta, manteniendo sus manos juntas para lanzar un hechizo, apareció una imagen poderosa y transparente de una mano, flotando en medio del aire.

Hizo un gesto con sus propias manos, haciendo que la mano mágica gigante se enterrara en el suelo, haciendo un enorme agujero de dos metros de ancho y largo.

Levantó el cadáver y lo colocó en el agujero, y luego volvió a hacer un gesto, haciendo que el cuerpo quedara sepultado completamente.

De una bolsa espacial que tenía atada a su cintura, extrajo una espada larga y plateada, que fácilmente tenía una longitud de un metro y medio, con un borde brillante. Caminó hacia el frente de la tumba y la clavó en el suelo, justo al lado del cuerpo.

—Este día. Este día. En este día, que se sepa que Greta, mi querida Greta, ha muerto— su voz estaba ahogada por la emoción.

—En este día.

Todos los seres de los alrededores, ya fueran hombres o titanes, inclinaron sus cabezas en señal de respeto.

Lentamente, un aura extremadamente pesada comenzó a formarse, en la palma de la mano de Eren. Sujetó la espada mientras formaba esta aura, transfiriéndose hacia la espada. Progresivamente, esta aura se extendió hacia los alrededores, impregnando un aura de clase Dominus dentro del área, lo que alejó a la vida silvestre cercana.

Cualquier ser que pudiera emitir un aura como esa era uno increíblemente poderoso, al menos de clase Dominus. Un aura era vista, por lo general, como una manifestación física de poder. Mientras más fuerte el aura, más fuerte la matriz de hechizos del alma y, por lo tanto, más fuerte el poder total de cualquier ser.

Cualquier criatura que sintiera a un ser con un aura tan poderosa, se retiraría, encendiendo sus instintos naturales de conservación. En niveles más altos, un aura incluso puede usarse para atacar físicamente a un enemigo.

Eren suspiró, hondamente. Sus ojos se pusieron completamente negros mientras se alejaba lentamente de la tumba, mirando hacia el sur. Un aura tremenda y poderosa comenzó a reunirse a su alrededor, mientras miraba fijamente hacia el enorme pilar. Pequeñas espadas de energía se formaron alrededor de su cabeza.

Aplaudió con sus manos.

—Magia de dispersión: ojos del gobernante.

Una luz roja brotó de los ojos del titán mientras tomaba una apariencia mística, flotando en el aire desde el suelo. El rostro de Eren se movió hacia arriba y hacia debajo del pilar de tierra, como si estuviera buscando algo.

Después de unas intensas fracciones de segundo, Eren sonrió con crueldad, sin alegría visible en sus labios.

—¡CONDENSAR! —gritó, manteniendo sus abultados brazos abiertos.

Poco a poco, su cuerpo de tres metros de altura comenzó a encogerse, condensándose sobre sí mismo. Su forma extremadamente musculosa cambió hacia adentro mientras su cuerpo se encogía, volviéndose increíblemente fuerte.

De una monstruosa altura de tres metros a una altura mucho más normal de dos metros, Eren se transformó, y sus túnicas se encogieron con él.

La habilidad innata que los poderosos titanes obtenían, conocida simplemente como condensar y una de las razones por la cual los titanes eran una raza dominante y feroz a pesar de no ser numerosos y su relativamente baja sensibilidad a la magia hacía que, al condensar sus enormes cuerpos a un tamaño más pequeño, los titanes eran capaces de aumentar enormemente su fuerza y resistencia. El único coste era el feroz drenaje de energía.

Eren, un titán con una matriz de hechizos del alma de clase Dominus, sólo podía mantener esta forma por alrededor de treinta minutos.

Aun así, en sus ojos, esto era mucho tiempo.

—Magia de dispersión: lanza buscadora del corazón.

En las manos de Eren, se formó una delgada y mortífera lanza hecha de luz blanca pura. Emitía un aura poderosa y ondulante, una que presionaba a todos los que estaban cerca. Su forma se estremeció y desapareció cuando arremetió hacia adelante, dirigiéndose hacia el puente de mundo a un ritmo vertiginoso, dejando atrás a sus subordinados.

..

Los ojos de William se abrieron mucho cuando sintió que su hechizo explotaba en añicos, con enormes ondas de energía que arruinaban su visión. Su corazón se llenó de miedo al sentir el aura abrumadora que había aparecido, casi como si estuviera desgarrando los cielos.

Tragó saliva con fuerza mientras tendía su mano derecha, apretando sus dientes con determinación. Rastreó el aura, su sensibilidad a la magia estaba llegando a su punto máximo.

—Es ahora o nunca.

Hizo su elección. Ese dragón le había dado su nueva vida.

—Magia de luz: armadura del cielo.

Lanzó un hechizo, sintiendo que drenaba una gran cantidad de energía de él. Una armadura blanca, mágica y resplandeciente descendió, cubriendo su cuerpo.

—Magia de luz: luz perturbadora.

Lanzó un rayo de luz hacia el puente de mundo, y desapareció.

..

«Me estoy acercando», pensó Dorian mientras corría hacia arriba.

Sus piernas trepadoras de salamandra roja recorrieron las millas en muy poco tiempo. Ya había escalado dos tercios de la altura de la parte visible del puente de mundo, y estaba acercándose al área donde existía el portal, que transportaba el puente de mundo a un espacio fracturado.

Cuanto más se acercaba a esta sección del puente, más inquieto se sentía.

Los bordes de los portales estaban bastante lejos del puente. No podía determinarlo con precisión, pero supuso que estaban a una distancia de al menos una o dos millas, quizás tres.

Mientras los estudiaba, tratando de tener una mejor comprensión, una vez más sintió una extraña sensación de hormigueo en la parte de atrás de su mente, como un sexto sentido estallaba, advirtiéndole.

Miró a su alrededor, sin saber qué hacer.

Una fracción de segundo después, una enorme onda de choque se estrelló contra él, lanzándolo a cien metros de distancia. Llovieron los escombros rocosos, tierra y hierbas, cayendo en cascada del aire, en un desorden caótico, mientras que algunos pocos árboles cercanos se estremecieron y partieron, rotos.

Dorian no tuvo tiempo en absoluto de reaccionar cuando aterrizó con fuerza, golpeando contra el suelo. Logró cubrirse a cara con los brazos, pero el resto de su cuerpo estaba ametrallado con fragmentos de roca, varios de ellos enterrados en sus brazos y piernas.

Su mente estaba desorientada y todo estaba borroso mientras trataba de enfocarse, mirando hacia la fuente de la onda de choque.

Una enorme red de grietas de cincuenta metros de ancho, con un cráter en el centro de diez metros de ancho se había formado en el puente de mundo. El polvo y escombros se elevaban del cráter, pintando el aire de marrón opaco.

De pie, en el medio de este cráter estaba un humanoide musculoso de piel roja con cabello blanco corto, sosteniendo una lanza blanca brillante, que emitía un aura que era devastadoramente poderosa. El aire en sí parecía torcerse y distorsionarse muy ligeramente alrededor de él.

—¡TÚ! ¡ASESINO! ¡DE! ¡MI! ¡GRETA! —resonó una poderosa voz, sorprendiendo a Dorian una vez más, debido a su gran volumen. Sintió que sus tímpanos temblaban y se rompían ligeramente, su cuerpo los regeneraba automáticamente.

Incluso si lo deseara, Dorian era completamente incapaz de reaccionar físicamente por un breve momento. A pesar de que había estado en guardia, observando cuidadosamente su entorno, la gran sorpresa e impacto en su cuerpo lo dejaron temporalmente en shock.

El poder que tenía el ser en el cráter era simplemente demasiado grande.

—¡MUERE!

En el instante en que el hombre de piel roja gritó, sucedieron varias cosas.

El brazo del hombre de piel roja se volvió borroso mientras lanzaba hacia adelante la lanza blanca que sostenía en su mano. La lanza giró en el aire, temblando a lo largo de toda su longitud mientras iba directamente hacia Dorian.

Dorian logró recuperarse lo suficiente para activar por la fuerza los remanentes del aura de clase Rex que quedaban en su alma, desatando una poderosa aura que se estrelló contra la que estaba desprendiendo el atacante.

Al mismo tiempo, hizo que su cuerpo se transformara, sabiendo que había sido descubierto. Al usar su práctica de antes, quiso que su cuerpo cambiara a su forma mucho más fuerte de Dragón Myyr, sin tener que perder el tiempo diciéndole a Ausra.

La transformación tardó solo un instante, su forma de salamandra roja se extendió y expandió, alargándose hasta la de un dragón de escamas esmeralda de tres metros de longitud.

El aura que desató causó que el hombre tropezara hacia atrás, con sus ojos temblando. Saltó hacia atrás más de cien metros, retrocediendo temporalmente.

La lanza blanca cruzó la distancia entre Dorian y el hombre de piel roja en una fracción de segundo. No obstante, antes de que terminara esa fracción de segundo, apareció otra persona.

Un hombre que llevaba una armadura blanca de plata brillante, la que emitía una luz tenue y calmante, apareció justo en frente de la lanza voladora, solo a unos metros de distancia de Dorian. Las manos del hombre estaban extendidas delante de él, como si intentara bloquear la lanza. Parecía un ángel celestial de leyenda, misterioso y tranquilo.

RUIDO SORDO

ZUMBIDO

La lanza chocó con la figura de la armadura blanca, deslizándose entre sus manos. Inmediatamente el hombre fue lanzado hacia atrás, chocando contra Dorian. La armadura parecía absorber la mayor parte de la fuerza, provocando que Dorian cayera solo a unos pocos metros. Una pequeña onda de choque resonó ante el impacto y la velocidad del ataque.

Un sonido tintineante hizo eco en sus oídos cuando sus visiones se agitaron y luego se recuperaron, con su audición recuperándose gradualmente.

Dorian por segunda vez, luchó por ponerse de pie, con su corazón latiendo con fuerza. Continuó emitiendo la imponente aura de una bestia de clase Rex, de los remanentes que había absorbido de los huesos del mago muerto. Miró alrededor de manera borrosa, tratando de orientarse.

El hombre que había salvado su vida yacía en el suelo cerca de él, con una larga lanza enterrada en su pecho. Su armadura blanca estaba desmoronándose, y partículas brillantes de ella se disipaban en el aire. Después de un momento, la lanza desapareció.

Lentamente, esa armadura blanca se desvaneció, revelando una cara que conocía. Una cara delgada y apuesta con penetrantes ojos azules y una sonrisa cálida y amistosa. El rostro del mago que había salvado, dejado atrás en el bosque.

Miró al hombre en completo shock.

—William?— balbuceó con incredulidad—. ¿Me salvaste?

William Robel levantó la vista, con una mirada exhausta en sus ojos. Su rostro estaba pálido cuando se sujetó el pecho. La lanza había perforado un gran agujero directo hacia su corazón, rompiendo su barrera innata en un instante, incluso a través del poderoso hechizo protector más fuerte que supo lanzar. La sangre comenzó a brotar de la herida, en una visión terrible.

Se encogió de hombros mientras miraba hacia Dorian.

—S-Sí —tosió, salpicando sangre de sus labios—. Sí, lo hice. Aunque puede que todo sea inútil al final. Lo hice.

El joven mago de unos veinte años le dirigió una sonrisa carmesí, llena de orgullo.

—¿Por qué? —preguntó Dorian, siendo lo único en lo que podía pensar mientras miraba a Will, a la vez que todo su cuerpo de dragón temblaba.

El mago le dio una sonrisa aún más grande

—Porque sentí que era lo correcto.

Sus ojos se cerraron poco a poco, y su cabeza se reclinó a un lado. Su pecho se levantó una vez más, y luego bajó.

Y no volvió a levantarse.