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Ángel era un chico común y corriente como cualquiera. Su vida cambió cuando Sonia lo invocó usando el muro celestial, algo que no había pasado en miles de años. Ángel terminó en otro mundo. Ángel ahora debe ser el familiar de Sonia. Cuando descubre que tiene magia, decide entrenar, pues le dijeron que si el muro celestial lo trajo a ese mundo, significa que algo malo va a pasar. Después de vivir algunos días con Sonia, a Ángel le pasa algo malo... Muy malo, que cambiará su vida para siempre.

Hector_Angel · Fantasy
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La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 26

-Una semana después-

Me despierto en una cama, a mi lado está Crismei abrazándome.

—¿Cuánto tiempo dormí?

Me levanto un poco y me siento en la cama.

—Reconozco esta habitación... Regresamos a la ciudad... Creo que dormí mucho tiempo.

Volteo a ver a la ventana y veo que es de noche.

—Creo que son como las dos o tres de la mañana.

Volteo a ver a Crismei.

—Está dormida... Perfecto.

Me levanto de la cama y me doy cuenta que tengo la ropa puesta y también tengo los zapatos puestos.

—No me quitaron la ropa... Da igual, no puede ensuciarse.

Veo a mi alrededor.

—No hay nadie más... Debería esperar, pero realmente quiero conocer a mis hermanas.

Cierro los ojos.

—Magia tipo hada.- Pienso.

Abro los ojos.

—Soy un hada y quiero ir a mi hogar. Seimo, dame permiso.

Pasan unos segundos y no pasa nada.

—Estoy seguro que lo dije correctamen...

Una puerta blanca aparece de la nada frente a mí.

—G-genial... Debe ser la puerta mágica.

Abro la puerta y veo que a lo lejos se ve una gran ciudad. Más lejos aún, se ve un castillo. En ese lugar es de día.

—I-increíble.

Entro y la puerta se cierra. Estoy en un pequeño monte verde.

—Bienvenido.

Volteo y veo a un niño con el cabello rosa.

—¿Eres Seimo?

—Efectivamente.

—Disculpe... No sé si sea verdad, pero un espíritu me dijo que era el hijo del rey hada y que mis hermanas se encuentran gobernando el reino hada.

El niño empieza a reír.

—Sí, claro. Oye, tengo mucho trabajo que hacer, no me molestes con tus bromas y vete.

—N-no quería molestarte, lo siento.

Empiezo a bajar el monte caminando.

—Creo que debo ir personalmente a ese castillo... Se ve lejos... Creo que iré corriendo.

Empiezo a bajar el monte corriendo.

—¡¡Se siente genial bajar de esta forma!!

Una especie de topo con un cuerno sale del suelo.

—¡¡Quítate!!

Intento frenar, pero me tropiezo con el topo y empiezo a caer rodando.

—¡¡Duele!!

Unas niñas me ven rodar.

—¡¡Eso se ve divertido!!

Llego al suelo y dejo de rodar.

—Mierda, eso dolió.

Me levanto con dificultad y veo a mi alrededor. Veo niñas y niños, pero también hay algunos adultos y ancianos. También hay hadas en su forma pequeña.

—¡¡Genial!!

Empiezo a correr mientras veo a mi alrededor.

—¡¡Simplemente increíble!! ¡¡Este lugar es una ciudad normal, pero las personas son increíbles!!

Una niña, con el cabello azul y largo y usando un vestido rojo me ve a lo lejos. Está acompañada de tres niños y un hombre con espadas.

—Qué molesto es. Maten a ese tipo molesto, sus gritos me desesperan.

Los chicos se dirigen corriendo a mí con sus espadas.

—¡¡Este lugar es muy hermo...!! ¿Eh?

Veo a los chicos con espadas que se dirigen a mí.

—¿Se dirigen a mí?

Se acercan demasiado a mí y un niño intenta golpearme con la espada, me hago a un lado y esquivo el golpe.

—Eres lento.

Le doy un golpe en la cara que lo deja inconsciente en el suelo.

—¿Por qué intentó atacarme?

Los demás intentan atacarme también y esquivo sus ataques fácilmente.

—Son lentos... ¿Son criminales?

Uno por uno los voy golpeando en la cara.

Derroto a los tres y los dejo inconscientes.

—Vaya... Fortalecer mis puños con magia funciona bastante bien.

Una niña se acerca a mi muy enojada.

—¡¡¿Como te atreves a golpear a mis guardaespaldas?!!

—Ellos intentaron matarme y yo no les hice nada.

—¡¡Me molesta tu voz, eres molesto!! ¡¡Cállate!!

—¿Eh? Tú no tienes el derecho a callarme, niña mal educada.

—¡¡¿Cómo me dijiste?!!

—Lo siento, pero tengo un asunto pendiente, adiós.

—¡¡No te atrevas a irte!!

Me voy corriendo de ahí.

—¡¡M-maldito, me ignoró!!