Capitulo 1

¡SHWIIISHHHHH— !

El viento revoloteaba con intensidad. Opacando la vista debajo de mi, las nubes tormentosas rugían cómo si cientos de feroces bestias yacieran en su interior.

Mi caída se hacía cada vez más acelerada, el viento frio casi congelante helaba mis entrañas entumecidas mientras me acercaba a mi pronta muerte. Sabía en qué me había metido, pero no esperaba que terminara tan pronto.

El arrepentimiento provocaba un sabor amargo en mi boca, me recordaba constantemente las consecuencias de mi elección.

Sin dolor. Esperaba que al llegar el momento, mi muerte fuese instantánea, indolora, la última misericordia por la podría rogar.

Sin embargo—

....

Abrí los ojos ante un nuevo amanecer. Un techo vagamente familiar me saludo.

Me levanté lentamente, entumecido. El horror, el miedo yla conmoción asaltaban mi ser con cada respiración que daba. Sudor frío recorría mi espalda.

Mis manos apretaban fuertemente las sábanas de una cama algo pequeña y andrajosa.

"Fue un sueño" - susurré sin estar convencido. Un sueño era algo que hubiese deseado en aquel entonces, sin embargo, los recuerdos de mi muerte asaltaban mi conciencia cada noche desde aquel fatídico día.

Lentamente mi corazón se calmo, los poderosos latidos en mi pecho fueron disminuyendo en intensidad volviendo a la normalidad.

"Uck" - suspiré con dificultad mientras me recomponía. Mi mirada una vez más de dirigió hacía el techo aún más familiar. El techo de un pequeño cobertizo casi a las afueras de un pequeño pueblo olvidado.

Trece años atrás, había llegado a este pueblo junto a una caravana de lo que crei, eran gitanos. Era borroso. Mi yo adulto de 25 años, había sido encerrado en el cuerpo de un bebé de apenas unos meses de nacido.

Había sido abandonado en el baño de uno de los pocos establecimientos de este lugar. Ropa toscamente cosida y una manta remendada, era lo único que me acompañaba mientras yacía en la frialdad del piso junto a un retrete o algo así. Solo había escuchado de ello tiempo después.

...

Fueron unos largos años. La gente del pueblo fue amable y me acogió. No tenían demasiado, pero los pocos habitantes de este lugar me habían más de lo que podía pedir. Lamentablemente, al ser un lugar escasamente habitado, fue objetivo de personas malintencionadas quienes aprovecharon la incapacidad de los habitantes, hombres y mujeres de mayor edad, para tomar por la fuerza la propiedad de la pequeña aldea. En unos pocos días, el cálido y reconfortante hogar que había conocido desapareció.

Tragedia tras tragedia. No solo mi repentina muerte ocasionada por las malas decisiones. Ser abandonado por lo que deberían haber sido mis nuevos padres. Mi hogar arrebatado por capricho y diversión, por codicia, avaricia; provocaron que en mi interior algo surgiera con una intensidad tormentosa, justo como la tormenta que vislumbre antes de morir.

No lo sabía en ese momento, pero había dado un paso más allá de lo que es ser un humano.

...

"Fuu—" - solté una bocanada de aire mientras me levantaba de la pequeña cama.

Sentado al borda del colchón, me tomé unos momentos antes de ponerme de pie y comenzar lo que sería mi rutina diaria.

No sabía que había pasado en aquel entonces, pero había despertado en este pequeño cobertizo. No había señal de alguna otra persona además de mi, ni en el pueblo ni en este lugar.

Ya sea hombre o mujer, perro o gato, no había quedado rastro alguno de aquellos a quienes conocí, cómo si se hubiesen convertido en polvo, dejando atrás nada más que montones de ropa polvorienta.

(Me dió flojera y hasta aquí lo dejé, por el momento)