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Prólogo

Nota: Todos los derechos de Naruto pertenecen Masashi Kishimoto, o aquellos quienes le sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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PRÓLOGO

Era entrada la noche en "Hi no Kuni", el País del Fuego. Los grandes bosques cubrían miles de hectáreas. En algunas partes los bosques eran tan frondosos que el transitar por entre los arboles era una tarea muy difícil, en algunos casos casi imposible. Solo exploradores o ninjas con mucha experiencia se atrevería a internarse esas partes de los frondosos bosques del País del Fuego.

Precisamente, por una de las partes más complejas de esos grandes bosques, un grupo de ninjas se movía con gran sigilo y velocidad. Era verdaderamente increíble ver la velocidad con la que podían atravesar los frondosos árboles, haciendo que pareciera algo fácil. Sorteaban todos los obstáculos una facilidad pasmosa, sin disminuir la marcha, aun pese al descomunal tamaño de grupo, que era una fuerza de invasión compuesta por miles de efectivos. En sus filas habían Chunin de alto rango, Tokubetsu Joujin, Jounin y ninjas de Rango S, todos los cuales llevaban protectores frontales con el dibujo de un zorro grabado en el centro.

Pese a su abultado número, el grupo de ninjas pasaban completamente desapercibidos al atravesar por partes de los bosques que nadie en su sano juicio se atrevería a desafiar; aun así, en ciertas partes del recorrido debieron dejar la protección de los frondosos árboles para transitar por zonas más despejadas. Aun así, seguían pasando totalmente desapercibidos para un observador común; y para alguno experimentado también, gracias a poderosos sellos de enmascaramiento, especialmente preparados para literalmente hacer desaparecer de la vista a tan numerosa fuerza militar. Aun así, el grupo tuvo la precaución de eliminar y cubrir los cuerpos de cualquier civil o ninja, que hubiera tenido la mala fortuna de cruzarse en su camino. 

La fuerza de invasión continuó con su inexorable avance por entre los bosques del País del Fuego, hasta que con una señal de mano del líder, el impresionante ejército detuvo su andar, tomando inmediatamente posiciones para asegurar el perímetro.

El líder de la fuerza de invasión se posó sobre la gruesa rama de un gigantesco árbol, que le permitía una inmejorable visión de todo a su alrededor. El hombre esta flanqueado a cada lado por sus dos fieles guardaespaldas. Maya, una hermosa kunoichi pelirroja, que cargaba una gigantesca guadaña conectada a una cadena enrollada en su brazo derecho y Takako, otra hermosa Kunoichi, de larga cabellera color ceniza tomada en una coleta, que cargaba en su espalda dos afiladísimas Katanas.

El hombre que dirigía ese ejecito de ninjas vestía un Gi negro, sujeto con una gruesa faja de cuero negro con hebillas, pintadas también en color negro. Debajo llevaba la tradicional prenda protectora de rejilla de malla. Sus pantalones tácticos Anbu y sus sandalias mantenían el riguroso color negro, al igual que sus guantes sin dedos, sujetos con gruesas correas y protecciones metálicas en el dorso de la mano. Lo único que rompía el esquema de color, era el Aori sin mangas que llevaba encima del Gi. Era de dolor rojo sangre con llamas en color negro en la parte baja, sujeto por el frente con un cordón de oro, junto a una Katana en la espalda, también sujeta por una correa con tejido de oro.

La estatura del hombre sobrepasaba fácilmente los 1.80 metros, cuerpo fuerte y bien formado, con una alborotada cabellera rubia, pero sin llegar a verse mal. Su rostro era duro y curtido por los años, con 3 líneas en cada mejilla que asemejaban bigotes. Sus ojos, que alguna vez fueron de un hermoso color azul, ahora eran de un intenso color rojo, con una mirada profunda y llena de odio. En su cabeza estaba lo que tal vez fuera lo más particular de todo. Llevaba un protector frontal que lo reconocía como ninja, pero tenía la forma de la cabeza de un zorro y el kanji de "Kyubi" estaba grabado justo en el centro.

El hombre continuó paseando la vista por el terreno frente a él, con ojos estrechos analizándolo todo, buscando algo que solo él parecía saber que es. Finalmente y luego de largos minutos de observación, dio un casi imperceptible asentimiento de cabeza, más para sí mismo que para el resto, como dando a entender que estaba conforme por como marchaban las cosas. 

— En unos cuantos kilómetros entraremos en territorio de Konoha — dijo finalmente el ninja rubio con voz profunda — Hay que redoblar las precauciones a partir de aquí — añadió.

— Como ordene, Dark-Sama — respondieron ambas kunoichi, dando una respetuosa inclinación de cabeza, entonces, compartieron una mirada y con un asentimiento, Takako saltó fuera de la rama, para transmitir la orden de su señor al resto de la fuerza de invasión. 

— ¡Kysaka! — llamó el rubio con voz autoritaria, sin apartar la vista del terreno frente a él.

Ante el llamado de su señor, el ninja que respondía al nombre de "Kysaka", dio un salto hasta un árbol que estaba justo al frente de donde estaba su señor. Aterrizó en una gruesa rama del árbol y se arrodilló respetuosamente con la cabeza gacha.

— Dark-Sama — dijo simplemente el ninja con sumo respeto.

— Toma el equipo de infiltración y procede con la operación. Ataquen los puntos que acordamos en cuanto vean la señal y no dejen ningún sobreviviente. No me falles, Kysaka — demando Dark.

— No fallaré, Dark-Sama — respondió el ninja, para desaparecer pocos segundos después en compañía de un grupo la fuerza de invasión, adentrándose rápidamente en el bosque y desapareciendo entre los árboles sin hacer el menor ruido.

Arriba del árbol, aun de pie en la gran rama flanqueado nuevamente por sus dos bellas guardaespaldas kunoichi, el hombre conocido como "Dark" y que alguna vez se llamó Uzumaki Naruto, sonrió con alegría por primera vez en siete años.

Habían sido siete largos años; años en los que debió pasar por muchos dolores, tristezas y penurias, pero todo el sufrimiento había valido la pena. Se había transformado a sí mismo en una fuerza imparable, con dinero, poder, influencia y un ejército a su entera disposición. El camino para lograr todo eso no fue fácil, pero la recompensa bien valía las dificultades que debió sortear, porque hoy, luego de largos siete años, finalmente pondría en marcha el plan con el que cumpliría su mayor anhelo… la destrucción de Konoha.

Fin de Prólogo.

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Notas del autor: Hola a todos, acá traigo esta historia, con una idea que surgió después de ver la última de las precuelas de Star Wars: "La Venganza de los Sith". Al ver la caída de Anakin para convertirse en Darth Vader, no pude dejar de imaginar qué tendría que ocurrir para que Naruto cayera por el camino del mal, al igual que Anakin.

Espero que disfruten esta historia, que nos muestra un Naruto consumido por el odio y el deseo de venganza.

Saludos y nos leemos.