2 Fuinjutsu

El anciano se dedicó a instruirlo en una variedad de temas, desde consejos de vida hasta Filosofia. Aunque Naruto se encontraba casi dormido, cada vez que parecía distraerse, recibía un golpe con un bastón que el anciano sacaba de la nada. En ese momento, aún no se percataba de que le estaban brindando todo lo que la academia no había logrado enseñarle adecuadamente, y mucho más.

"Bueno, eso es todo lo que tenia para enseñarte sobre los sellos; el resto tendrás que aprenderlo por tu cuenta."

Naruto estaba emocionado, maquinando cuántas nuevas bromas podría hacer con el fuinjutsu, saltando por todos lados mientras el anciano lo observaba con preocupación.

Con suavidad, el anciano le dijo: "Naruto, a partir de este momento ya no solo vives y actúas por ti mismo, sino por todos aquellos que han dedicado su vida al clan, y por los que la han sacrificado por él. Eres el heredero del legado Uzumaki, el líder del clan. Es una enorme responsabilidad que no podrás asumir con tu mentalidad actual. Todo lo que hagas puede afectar lo que fuimos, somos y seremos. Algunos dicen que la ignorancia es felicidad, y quizás tengan razón, pero aunque me duela, debo abrirte los ojos. Tómate un momento para reflexionar sobre todo lo que te he enseñado hasta ahora."

Mientras Naruto reflexionaba sobre las palabras del anciano, algo se le ocurrió. "Entonces, si soy el líder del clan, ¿significa que no podré ser Hokage? ¿Tendré que abandonar mi sueño?" preguntó, con lágrimas en los ojos. El anciano arqueó una ceja y preguntó: "¿Por qué quieres ser Kokage?"

"Hokage, ¡Hokageeee! Quiero que la gente me reconozca y demostrarles a todos que están equivocados", respondió Naruto.

"No creo que entiendas lo que implica ser un Kage Respondio el viejo. "No se trata únicamente de reconocimiento, cariño y superficialidades. Implica tomar decisiones difíciles, es tener la responsabilidad de elegir, a quién manipular y qué sacrificios hacer, cargar con la culpa de todo lo que ocurra, tanto lo bueno como lo malo. Implica lidiar con burocracia, traiciones, mentiras, engaños y política."Añadio. 

¿Y vas a hacer todo eso por qué, por quién? ¿El Hokage? ¿Gente que no conoces, a la que no le importas? Tú has experimentado todo eso de primera mano."

"¿Te parece normal que nadie te haya adoptado, que no sepas quiénes son tus padres y que todos te ignoren?, ¿Crees que es una simple coincidencia? Tu destino fue sellado el día que naciste; nunca tuviste opción. Estabas destinado a ser un ninja de esta aldea, quieras o no. Te educaron lo justo y suficiente para que pudieras seguir órdenes, pero no para que pensaras críticamente. Y hubieran seguido haciéndolo hasta lavarte totalmente el cerebro."

"Eres el Jinchuriki del Kyubi, un arma de destrucción masiva y un objeto estratégico de gran importancia. No tenían la intención de permitirte llevar una vida normal como civil, ni tampoco dejarte ir." Todos los adultos de la aldea saben lo que llevas dentro, lo que hace que te eviten e incluso te teman. Para ellos, eres el Kyubi personificado, y esto, convenientemente, sirve a los "intereses de la aldea". Nadie se ha molestado en aclarar la verdad. Te dirán que era para protegerte, como si no existieran los espías. Como si no acabaran de matarte.

Naruto estaba en estado de shock. Nunca antes había experimentado algo tan devastador. Sentía un vacío en el pecho y su mente estaba turbia. "¿Todo fue una mentira? ¿Acaso soy solo un instrumento?" No podía aceptar esa posibilidad sin más. Necesitaba una explicación. Naruto estaba destrozado, llorando desconsoladamente.

El anciano posó su mano con delicadeza en el hombro del niño, buscando consolarlo.

"Tienes la explicación frente a ti, aunque no sea la que deseas o esperas. Pero es la realidad que debes aceptar. La vida es así, no puedes avanzar con los ojos cerrados. No eres una persona normal, con el Kyubi dentro de ti, y además, eres el único heredero del clan. En este camino, incluso aquellos en quienes confíes podrían decepcionarte. Tu vida estará llena de desafíos, donde solo aquellos que demuestren su valía merecerán tu confianza."

El anciano permitió a Naruto desahogarse por un momento, hasta que llegó el momento de continuar. "Ahora que tienes toda esta información, dime, ¿cuál es tu objetivo? ¿Qué es lo que realmente quieres?"

Rememorando todas las vivencias desde su infancia, Naruto recordó el abuso en el orfanato, el frío, el hambre y el miedo que lo habían acompañado. Las miradas de desprecio aún estaban grabadas en su mente. Recordó el día en que lo echaron del orfanato y tuvo que sobrevivir a la intemperie, hasta que el "jiji" se dio cuenta y le consiguió un hogar.

Recordaba observar escondido cómo los demás niños eran recibidos en sus hogares con sonrisas, mientras él anhelaba secretamente lo mismo: tener una familia, amigos.... algo. Tampoco podía evitar explorar la idea de que quizás las adversidades que había enfrentado no eran simples accidentes del destino, sino parte de un diseño más oscuro y deliberado. Esta percepción lo sumergía en un mar de emociones intensas, mientras intentaba comprender.

Cada recuerdo doloroso y cada experiencia difícil alimentaban su creciente determinación de encontrar un sentido más profundo en su vida, por suerte no tenía que buscar muy lejos.

"Quiero una familia, deseo ser más fuerte que cualquiera", declaró con convicción. "Pero, por encima de todo, no voy a permitir ser manipulado de nuevo", afirmó Naruto, con sus ojos irradiando una determinación nunca antes vista. "¡Lo acepto!", gritó con fuerza. "¡Desde este momento en adelante, seré el líder del clan! ¡Créelo!"

"Hoho, por supuesto que lo creo. Si no cambiabas de opinión, iba a tener que obligarte", pronunció con una mirada que oscilaba entre la burla y una vaga amenaza. "Mucho de lo que te he dicho podrías haberlo descubierto por ti mismo si te hubieras tomado el tiempo para pensar un poco. Recuérdalo para el futuro."...

"Hemos usado demasiado tiempo. Si no nos apresuramos, los demás no podrán enseñarte nada. No es que tengan algo mejor que yo para enseñar", añadió con una risa burlona. "Pero hay un invitado especial que te está esperando. Ahora te enseñaré a meditar y luego terminaremos", concluyó el anciano.

"Meditar... uff, suena medio aburrido", comentó Naruto, algo decepcionado.

"No es aburrido, a menos que tú seas aburrido. Lo 'aburrido' es aprender a hacerlo, pero después de eso, el tiempo pasa volando. Sirve mucho para reflexionar y ayuda a mejorar el control de las emociones, cosa importante, dado que, por si no te diste cuenta, toda tu vida te han manipulado mediante ellas. Es clave para controlarte", explicó el anciano con seriedad.

Después de repetir el mecanismo del bastón y el sueño, el anciano finalmente enseñó a Naruto a meditar. Desde que perdió el conocimiento hasta ahora, no sabía cuánto tiempo había pasado, y Naruto no pudo evitar que surgiera una duda.

"Oye, ¿cuánto tiempo pasó, jiji?" interrogó Naruto.

"Hohoho, al fin, una buena pregunta", respondió el anciano con una sonrisa. "No puedes decir que no soy un gran maestro. Mira cómo has mejorado. Normalmente el tiempo pasa igual dentro de tu mente que fuera, eso no se puede cambiar. Vas a tener que aprender cuánto tiempo pasó tú mismo cuando salgas. Igualmente, el sello está ayudando con eso", añadió, dejando una pista para ver si Naruto la captaría. Para su sorpresa, lo hizo.

"Entonces, si se puede cambiar con fuinjutsu," . "¿Por qué dices que no se puede cambiar?"

El anciano sonrió ampliamente, incapaz de contener su alegría, mientras daba palmaditas en la cabeza a Naruto y lo felicitaba. "¡Bien, bien! ¡Al fin lo has entendido! Con el fuinjutsu, puedes hacer todo lo que quieras, al igual que en la vida. El único límite con él es tu mente".

"Entonces, ¿cuánto tiempo ha pasado, jiji? ¿No podrías revisarlo con un sello también?" preguntó Naruto.

"¡Seis meses!" exclamó Naruto, sorprendido. No podía creer cuánto tiempo había pasado. Si le hubieran preguntado, habría respondido que a lo sumo habían pasado nueve o diez días. No se había dado cuenta de lo absorto que estaba en las explicaciones del excéntrico anciano. La experiencia lo dejó perplejo ante la distorsión del tiempo que había experimentado.

"¡Yo te dije que no habías visto nada!", exclamó el anciano. "Afuera pasaron 6 meses, ¡aquí ya ha pasado un año completo! La mayor parte del tiempo te estuve enseñando fuinjutsu y creo que te había advertido que nuestro cerebro está hecho para esto. ¡Hohoho!"

Naruto solo podía pensar en lo poderoso que se volvería cuando finalmente despertara y todo lo que podría lograr con el fuinjutsu, pero esto no pasó desapercibido para el viejo, quien, para este punto, ya podía leerlo como un libro.

"No te confundas, mocoso", intervino el anciano. "Vas a salir de aquí con la teoría perfeccionada, pero tendrás que practicar. Aquí en tu mente, todo te sale a la primera porque aquí tú controlas todo. No tienes que medir tu chakra ni saber escribir bien. En la realidad, tu letra es basura y tu control de chakra también. Vas a tener que perfeccionar tu pulso, tu letra, cuánta fuerza utilizar con el pincel, cuánto chakra poner en cada apartado del sello, cuánta tinta tiene cada línea, entre otras cosas. Necesitarás más precisión que el mejor cirujano, así que no te confíes. Vas a tardar años en ser un adepto, ni hablar de un maestro y mucho menos un gran maestro, y ni siquiera te imagines llegar a mi nivel", advirtió el anciano con firmeza. Sin mencionar que, para poder hacer que un sello haga cualquier cosa, primero tienes que saber cómo funciona dicha cosa, así que también te falta mucho por estudiar".

"Jiji, ¿tan directo tenías que ser, eh? Jaja", bromeó el muchacho, algo incómodo. "Pero tranquilo, lo conseguiré. Más aún, te superaré. Créeme", afirmó Naruto con firmeza en su voz. El anciano lo miró por un momento, una mezcla de asombro y diversión en sus ojos, antes de soltar una carcajada que llenó toda la habitación como si hubiera escuchado el chiste más gracioso del mundo.

"Jajaja, ahora que has hablado, será mejor que cumplas tus palabras, o tendrás que lidiar conmigo saliendo de las fauces del inframundo para asegurarme de que lo hagas", añadió el anciano, entre risas.

Naruto siguió al anciano que caminaba con su bastón a través de la oscuridad, parecía como si estuviera viendo algo que los demás no podían.

Sin embargo, él no podía ver nada a su alrededor y no entendía hacia dónde los estaba llevando el anciano. Decidió preguntar, después de todo, era prácticamente su abuelo, bueno, algo así.

"Jiji, ¿a dónde vamos? No veo nada, ¿tú ves algo?", preguntó Naruto con curiosidad.

El anciano rió con su característica tonada. Últimamente estaba de buen humor, ya que parecía que su discípulo finalmente estaba tomando en serio el fuinjutsu.

"Yo no veo nada desde hace décadas, hohoho", respondió el anciano entre risas. "Estoy, utilizando el fuinjutsu para escanear el entorno".antes de detener abruptamente su paso. Golpeó el suelo dos veces con su bastón y declaró: "Este es un buen lugar". Después, prosiguió: "Bueno, ahora te voy a enseñar una habilidad que es tan compatible con la meditación que la voy a incluir en ella. Estamos en tu mente y aquí puedes ser prácticamente un dios"...

Siguiendo las indicaciones del anciano, Naruto cerró los ojos y en su mente creó la imagen de una puerta antigua y majestuosa, tallada en madera maciza. Mientras se concentraba en su visualización, el anciano continuó con voz serena: "Ahora, deja que tu imaginación te lleve más allá de esa puerta. Visualiza una biblioteca tan vasta que sus estantes se pierden en la distancia".

Satisfecho con el resultado, el anciano le dijo con una sonrisa: "Bueno, eso es todo, Naruto". Luego, en un tono sereno pero cargado de sabiduría, compartió su último gran consejo: "Recuerda, nunca reveles todas tus cartas. Cuanto más conozcan tus enemigos sobre ti, más preparados estarán para enfrentarte". Con esas palabras resonando en su mente, Naruto asintió solemnemente.

El anciano se desvaneció lentamente ante los ojos de Naruto, disipándose en la oscuridad como una neblina al amanecer. En ese momento, una mezcla de nostalgia y gratitud inundó el corazón del niño. Tratando de contener las emociones que amenazaban con desbordarse, Naruto inclinó la cabeza en una reverencia silenciosa como último gesto de respeto hacia su querido mentor. El anciano había sido mucho más que un instructor. Aunque nunca lo había expresado en palabras, el respeto que Naruto sentía por él era inmenso.

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