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Capítulo 41 - D'narda

Aegon estaba a punto de marcharse, pero sintió una pequeña fuente de vida, era algo leve como una persona que está al borde de la muerte. Siendo curioso decidió investigar, si era algo bizarro iba cubrir todo el lugar con Amaterasu.

Pero no fue algo bizarro lo que encontró. La fuente de vida que sentía provenía de un sarcófago oculto en el fondo del templo.

"¿Esto no será la verdadera La Magra o sí?" Se preguntó a sí mismo.

[AEGON POV]

Esto es extraño no recuerdo nada así en la película (se refiere a la película de Blade), pero este obviamente es un universo alterno del que solo tengo ideas de lo que puede pasar y el tipo de persona que es cada quien.

Abrir este sarcófago podría liberar algo peligroso, pero ¿qué podría ser? A menos que sea una entidad cósmica, un dios o un mutante de nivel omega tengo confianza de que puedo lidiar con ello.

"Ok está decidido." Sin pensarlo mucho abrí el sarcófago y quedé sorprendido, luego recordé que Dios debe de adorarme. Lo que había en el sarcófago era una mujer.

Su cuerpo se veía algo desnutrido, pero aun así se podía apreciar unas bellas facciones. Tenía el cabello corto de color rojo. Cuando revisé su dentadura pude observar largos caninos. Creo que esta mujer es La Magra.

Estaba pensando que hacer cuando la mujer abrió los asustándome un poco, casi le doy un puñetazo en el rostro.

[TERCERA PERSONA POV]

Cuando Aegon vio que la mujer abrió los ojos Aegon se quedó observándola, ella parecía desorientada, pero solo habían pasado unos segundos cuando atacó a Aegon queriendo beber su sangre.

Incluso si era el supuesto dios de la sangre en las condiciones que estaba había poco que pudiera hacerle a Aegon. Viendo que la mujer parecía fuera de control Aegon la sujetó colocando una mano sobre su pecho y cortó su mano permitiéndole a que bebiera algo.

Esta no era la primera vez que una vampira había bebido su sangre, ya se lo había permitido a Ananastasia y Alyssa antes de marcharse de Rusia.

Por esto sabía que era inmune a la mordida de un vampiro y su sangre solo la encontraban deliciosa nada más, quizás afrodisíaca.

La mujer bebió bastante de la sangre de Aegon, pero con su regeneración esto era algo que se podía permitir, aunque ahora era él quien estaba hambriento.

Pasado casi un minuto la mujer recuperó el control y se separó de Aegon. La mirada en su rostro era como si repudiara lo que había hecho y él encontró esto extraño.

Ambos se quedaron en silencio mirándose. Aegon decidió ser el primero en hablar. "¿Puedes entenderme?" La mujer solo asintió. "Oh, eso nos ayudará mucho." Él realmente pensó que ella no hablaría inglés ya que el sarcófago lucía muy antiguo.

"Mi nombre es… espera no puedo decirte mi nombre aun, no sé si eres una psicópata sanguinaria, bueno eres un vampiro así que eres sanguinaria." Dijo Aegon en voz baja, pero ella pudo escucharlo perfectamente.

"¡No soy tal cosa! Antes no tenía control sobre mis acciones, mi cuerpo estaba muy débil. No esperaba que este sería mi fin." Lo último lo dijo mirándose y con un tono triste.

"Quieres hablarme un poco de ti, tal vez pueda ayudarte. Estoy bastante seguro que los tiempos han cambiado mucho desde la última vez que caminaste por el mundo. Podrías empezar por decirme como es que puedes hablar mi idioma." Deben haber sido unos miles de años pensó.

"Es gracias a un hechizo que aprendí cuando era joven y tu sangre." Contestó la mujer mientras se limpiaba la poca sangre que había en su rostro, pasándose inconscientemente la legua por los labios resultando en una acción bastante erótica.

Lo último que había mencionado la mujer lo había alarmado. "Espera ¿qué más obtuviste de mi sangre?" Se quedó en silencio esperando la respuesta de la mujer. 'Si de casualidad recibió algunos de mis recuerdos, sea todo un bombón o no, está muerta.' Era lo que pensaba Aegon recordando las habilidades de los vampiros en Underworld.

"Solo aprendí tu lengua, el hechizo original es más complejo y requiere una gota de sangre de la persona de la cual quieres aprender a comunicarte, pero después de convertirme, este es el resultado."

"Ok." En el fondo pensaba. 'Estas a salvo por ahora.' "¿Entonces como debo llamarte, hechicera vampira, diosa de la sangre, La Magra?"

"La Magra." Repitió suavemente y pareció recordar algo que hizo lucir alarmada a la vampira nuevamente. "¿Cómo sabes ese nombre?"

"Veamos, así te llamaban el grupo de fanáticos vampiros que intentaban traerte de vuelta."

"¿¡Qué!? Traer ese monstruo de vuelta. ¿Lo lograron?" Estaba agitada y a punto de entrar en estado de pánico. "¿Qué es un vampiro? Lo has mencionado varias veces."

'¿Monstruo? Pero si está rebuena.' "Tengo la ligera impresión de que tú no eres La Magra. Para que puedas calmarte te diré que eres lo único nuevo que ha aparecido esta noche y todos los demás vampiros que querían llevar a cabo el ritual están muertos." Viendo que la vampira parecía aliviada al oír lo que le decía continuó. "Por cierto un vampiro es una criatura que se alimenta de sangre, o sea, tú. Ahora te importaría explicarme todo."

La mujer comenzó hacer su historia, según sus palabras su nombre es D'narda y era una hechicera en la antigua ciudad de Karanada. Junto al resto de los ciudadanos vivían una vida prospera hasta que un día apareció un mal, una criatura inmortal de orígenes desconocidos llamado Skornn, aunque algunos pocos adoradores le llamaban La Magra.

Incapaces de destruirlo el Concejo de Nirinthia, el concejo al que pertenecía D'narda convocó a un poderoso guerrero para luchar contra el Skornn. La criatura se alimentaba de la sangre de sus víctimas.

Para cuando el guerrero apareció D'narda era la única que quedaba con vida del concejo. El guerrero peleó con valor, pero no importa que, la criatura no moría.

Viendo la precaria situación en la que se encontraban D'narda decidió utilizar un último recurso, una daga capaz de matar a un inmortal, pero a cambio de tal poder una vida debía ser ofrecida como sacrificio.

Decidida a ganar a toda costa D'narda ofreció su vida como sacrificio.

Ahí debía haber terminado todo para ella, pero ese no fue el caso D'narda se despertó días después de haber hecho su sacrificio y ahora era una criatura como la que había intentado eliminar, por suerte ella tenía cierto grado de control sobre su sed de sangre.

Reuniendo información descubrió que la daga había funcionado y el guerrero había asesinado al monstruo y luego se había marchado.

Con la ciudad casi destruida, sin conocer donde se encontraba ahora la daga y sabiendo que sería temida cuando su nuevo secreto se hiciera conocido decidió irse a dormir en el sarcófago utilizando un hechizo que la despertaría si alguna vez Skornn regresara.

"A ver si entendí, eras una hechicera mamasota en la antigüedad y cuando tú y tu banda no pudieron asesinar a un probablemente vampiro muy feo le hicieron isekai a alguien que luchó por ustedes. Aun así, para matar al…"

Aegon se quedó tratando de recordar por un momento. "Skornn, si así fue como le llamaste, para matar al Skornn tuviste que utilizar una daga fantástica que necesitaba un sacrificio para funcionar y tú fuiste ese sacrificio. Pero no moriste y fuiste transformada en una vampira súper sexy."

Esto parece una novela ligera, pensó Aegon.

La vampira había permanecido en silencio todo este tiempo escuchando a Aegon resumir la historia que ella le había contado. "No entiendo que es una hechicera mamasota o isekai, pero es bastante acertado."

"Bien, como antes mencioné ese tal Skornn o La Magra no fue revivido así que puedes volver a dormir en tu sarcófago o venir conmigo y ver cuánto ha cambiado el mundo desde la última vez que lo viste. Estoy seguro que vas a quedar sorprendida. En fin, es tu decisión."

Aegon no dijo más y la mujer entendió que él estaba esperando para saber cuál sería su respuesta. Decidirse no le tomó nada de tiempo, no había otra cosa que podía hacer después de haber probado su sangre después de tanto tiempo.

"Si no te molesta, me gustaría acompañarte. Es como dijiste, quisiera ver cuánto ha cambiado el mundo."

"Entonces sígueme. Te estarás quedando en mi casa hasta que te hayas familiarizado con estos tiempos y entonces puedas estar por tu cuenta. Tengo que pensar en que decirle a mis novias, por cierto, si intentas algo con algunas de mis novias, te pongo a dormir… por toda la eternidad."

"Descuida, con lo que bebí de ti puedo durar por un tiempo, lo suficiente para encontrar áreas con animales de los que alimentarme." La vampira hizo una pausa. "La verdad es que detesto tener que alimentarme de sangre." Luego lo miró y pensó 'aunque la tuya no la detesto para nada'.

Ambos comenzaron a moverse rápidamente hacia la ciudad. D'narda, aunque no era tan rápida como Aegon, su velocidad por lo que él pudo ver era mayor que la Blade. Mientras se dirigían a la ciudad, D'narda le mencionó. "Debes ser un guerrero muy valiente para ir a enfrentar un grupo de vampiros por ti solo e impedir el regreso de Skornn."

"No realmente, no era el único luchando esta noche. Había 2 personas más conmigo esta noche, es solo que ya se habían marchado cuando te encontré."

"Eso solo significa que había 3 valientes guerreros. Además, debes ser muy fuerte si tienes varias mujeres."

Aegon sintió que había algo más en sus palabras. "Digamos que tengo mis habilidades y si quieres ser una de ellas no me importaría." Lo último lo dijo sonriendo y D'narda se enojó un poco por esto.

"No te sobrestimes. Se necesita ser más que un mero guerrero para tenerme como mujer. Nunca fui una mujer débil, mucho menos ahora." Después de decir eso aceleró un poco el paso.

Lo que siguió esa noche fue Aegon enseñándole un poco de la ciudad, le había dado una buena suma de dinero a una familia por la ropa que ahora D'narda llevaba puesta. La vampira no podía creer lo que sus ojos veían mientras paseaba por la ciudad.

A ella le hubiera gustado continuar desandando por la ciudad, pero Aegon no le apetecía así que le prometió que les pediría a sus novias que le mostraran la ciudad al día siguiente ya que a diferencia de los vampiros que había visto hasta ahora, D'narda no parecía tener ningunas de sus debilidades.