webnovel

Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
Not enough ratings
132 Chs

Capítulo 46: Una pequeña reforma

El día siguiente Sun hee decidió hacer una reforma en la mansión, odiaba que la habitación de su esposo fuera tan oscura.

Quería aprovechar ahora que no estaba para darle mas alegría al dormitorio, para ella era extraño que pudiera dormir en una habitación tan fría y aterradora.

Solo había un simple problema, la única que podía entrar al dormitorio era Sun hee, los empleados lo tenían prohibido.

Así que tuvo que intentar sacar todos los muebles pesados ella sola.

Ellos le pidieron varias veces que parara pero fue en vano.

No se escuchaba nada, solo un camión en el exterior esperando para recoger los muebles antiguos.

Sun hee se había echo un moño alto por que todo su cabello se ponía en su rostro.

Tenía todo el rostro lleno de sudor, le daba igual si se veía femenina o no.

Nunca le había importado mucho el aspecto físico, mientras fuera feliz lo tenía todo.

Cuando logró sacar despues de una hora todos los muebles, salió de la habitación para poder respirar mas tranquilamente.

Un empleado se acercó a ella y le mostró algunas de las marcas mas lujosas del país.

—Señorita, ¿qué muebles prefiere?

Sun hee asombrada le señalo unos que eran completamente blancos.

Al menos no eran negros, tampoco quería comprar algo llamativo, ya cruzaba los dedos para que a su marido le gustará.

Así que decidió darle a la habitación elegancia pero también que fuera acogedora.

"Se sentiría mejor si trabajara en un lugar más agradable"

Poco después de que eligiera que muebles poner llegaron.

A demás de ser increíblemente hermosos, también te los mandaban en un momento.

Supuso que eso era por su marido...

Llegaron un poco después, incluso el camión parecía lujoso... era demasiado gracioso para ella.

Enseguida algunas personas subieron hasta arriba los muebles, meterlos en la habitación era el gran trabajo de Sun hee.

Con una mirada cansada miro todos los que habían y levantó el puño para motivarse un poco.

Una hora después de duro trabajo estaban todos dentro tenía que admitir que realmente se veía bien.

—Señorita, buen trabajo—dijo Min ho desde fuera.

—Gracias, tengo una pregunta, ¿a mi esposo le gusta algo?

—Oh... e estado muchos años con él y nunca lo e visto hacer algo que le gustara. Pero de pequeño tocaba el piano, parecía que le relajaba.

Sun hee no pudo evitar pensar en su esposo cuando era pequeño, ¿tendría la misma expresión siempre o sería alguien lindo?

Sintió que era demasiado lindo, pensar en cómo sería de pequeño hacia que sintiera ternura. Pero luego se acordaba de él ahora y rápidamente esa ternura se volvian escalofríos.

—Min ho, ¿puede pedir un piano?

—S-señorita, sería un malgasto de su tiempo, puedo asegurarle que ni siquiera lo mirara, ahora no le gustan, incluso de pequeño no tenía casi emociones, tocaba el piano solamente para relajarse. Ahora no creó que lo toqué.

—No importa, si no lo hace él lo haré yo—dijo sonriendo.

Min ho solo pudo aceptar aquélla petición, sacó su teléfono para poder llamar a alguien y que trajeran aquél piano.

***

Seong-Jin estaba sentado en el avión, quedaba solo una hora para el aterrizaje, asi que eso hacía qué estuviera mas nervioso.

No tenía miedo de aquella persona pero tampoco se podía sentir superior.

Se podría decir que aquella persona era uno de sus puntos débiles, podía ser que esa persona incluso lo conociera mejor que a él mismo.

Esas ansias que tenía se volvieron en enojo al pensar algún motivo para que viniera otra vez y de aquella forma.

Odiaba viajar hasta Francia, ya que estaba muy lejos y solo porque una persona se había atrevido a jugar con los sistemas.