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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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Capítulo 4: Casarse

Ver las visitas del vídeo le producían temblores "¿enserio me voy a hacer famosa por esto?" pensaba Sun hee.

***

Desgraciadamente ya había llegado el día en el que se tenía que casar, cogió un bello vestido rojo qué hacía resaltar sus curvas, no se maquillo pero estaba aún más bella sin maquillaje, se soltó su largo cabello y por último cogió un collar verde.

Lista para salir avisó al chófer. Él le abrió la puerta del lujoso auto con mucho entusiasmo, detrás de ellos una gran cantidad de autos negros les seguían, ¿porqué tanta protección para una persona? pensaba Sun hee mientras se frotaba los nudillos.

Un rato después se podía ver un edificio enorme, ¿sería ese el lugar?

—Señorita Sun hee ya llegamos— el amable chófer le abrió la puerta mientras hacía una reverencia.

Cuando salió Sun hee del auto no pudo evitar dar un pequeño salto y casi un chillido después de ver tantos guardaespaldas escoltandola.

Cada pasó qué Sun hee daba era un segundo menos para firmar el contrato para el matrimonio con el hombre qué ni siquiera había visto una vez. Eso provocó qué su corazón empezará a acelerarse, Sun hee estiro el brazo para poder abrir la gran puerta haciendo qué su hombro quedará al descubierto, rápidamente un trabajador del edificio reaccionó y le abrió la puerta con una gran sonrisa.

"Si solamente mi madre fuera una pizca de lo amable qué son ellos todo cambiaría tanto" pensó.

Enseguida volvió a la realidad, entró segura al edificio, pero esa seguridad duro hasta qué apretó él botón del ascensor.

Subio con bastante inquietud al ascensor cómo si al otro lado se encontrará un barranco sin fondo, dos guardaespaldas subieron junto con ella mientras qué los demás subían por las escaleras.

En el ascensor se escuchaba una música relajante, aunque hizo totalmente el efecto contrario en ella, ¿enserio mi futuro esposo se encuentra justo encima de mí? pensaba, empezó a caminar en círculos por el espacioso ascensor sin dejar de mirar a los espejos del ascensor, se le pasaban ideas locas por la mente cómo darse cabezazos en el cristal para poder desmayarse y evitar casarse.

Pero antes de qué pudiera pensar algo más la puerta del ascensor se abrió, tenia dos opciones, apretar todos los botones del ascensor haciendo qué cambiara de planta o darse cabezazos en el cristal hasta desmayar-

Los guardias cogieron uno de sus brazos y la sacaron, Sun hee caminaba hacia adelante con los ojos cerrados no podía creer qué frente a ella estuviera su futuro esposo. Lentamente abrió los ojos, pero luego los abrió tanto de la impresión qué casi noto que se le salían, los guardaespaldas estaban un poco asustados, no sabían si ella estaba bien.

Sun hee no podía creer qué en la enorme sala no se encontrará nadie, solo una mesa grande y una silla negra qué parecía bastante cómoda.

Una carpeta llena de papeles se encontraba sobre la mesa, le echo una ojeada por encima, todo estaba en orden era un contrato de matrimonio normal y corriente, solamente un problema la firma de su "futuro esposo" no estaba, dudosa Sun hee cogió un bolígrafo y empezó a firmar, sus manos temblorosas y empapadas de sudor le dificultaban la situación, finalmente logró firmar, en ese momento sintió cómo si se hubiera quitado un peso de 100 kilos de encima.

Los guardaespaldas cogieron la carpeta con el contrato y se marcharon sin ni siquiera despedirse, ¡¿enserio toda esa protección era para un maldito trozo de papel, pero quién demonios era ese hombre?! pensaba Sun hee mientras qué la intriga la mataba.

De camino a la casa de su madre revisaba los vídeos qué fueron subidos de ella en el incidente qué paso anteriormente, algo tenía claro, no volvería a entrar en una piscina.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el amable chófer le abrió la puerta, ella le agradeció y bajo bruscamente del auto, ¿ella es la hija de la señora Kuyng Shin? pensaban los trabajadores.

Sun hee se dirigió hacía la cocina para intentar preparar algún plato sencillo, después de todo había olvidado incluso cocinar por ese accidente, quería volver a averiguar las aficiones qué tenía. No podía preguntarle siquiera a su madre, seguramente ella ni sabría cuando ella estaba en casa, ¿se sabrá al menos mi cumpleaños? pensaba Sun hee con tristeza.

Le pidió ayuda a las cocineras para preparar espaguetis, ellas respondieron felizmente qué sí, primero pensaron qué no deberían dejarla cocinar pero cómo no se encontraba la señora Kuyng Shin la ayudaron.

El plato tenía una pinta bastante buena Sun hee se sentó a comer mientras le hacía un gesto amable con la mano a las cocineras para qué la acompañasen, a lo qué ellas reaccionaron con sorpresa pero no pudieron rechazar la petición.

Sun hee no dejó ni un poco en el plato, felizmente se daba golpecitos en el estómago y sacaba la lengua para poder chupar la salsa de tomate qué se le habia quedado en la boca.