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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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Capítulo 17: Viaje de pareja (4)

Seong-Jin llegó temprano por la mañana a la suite, lo primero qué vio fue a su esposa tirada en la cama con la cabeza casi en el suelo, también tenía las sabanas enrolladas en los pies.

Sin dudarlo, decidió tapar a su esposa.

Sin embargo, la pequeña caja de galletas que había sobre la mesa se lo impedía. Rápidamente sostuvo la caja entre sus manos y la observó detalladamente.

Cogió una de las galletas y le dió un pequeño mordisco, no era ni dulce ni agrio, justo cómo le gustaba.

Mientras su esposa seguía tumbada en la cama con esas extrañas posiciones aprovechó para acercarse a ella, se agachó y mantuvo la mirada clavada en su pálido rostro, se veía bastante tierna cuando dormía.

—Cof.

Sun Hee sin percatarse, le tosió en su rostro, el cual solamente se encontraba a unos pocos centímetros de el rostro de ella.

Incómodo, Seong-Jin fue a lavarse el rostro dejando a Sun Hee casi tirada en el suelo.

De repente, una llamada inesperada de un número desconocido captó la atención de Seong-Jin, mientras se secaba la cara observaba de reojo su teléfono.

Velozmente cerró la puerta del baño para no molestar a su durmiente esposa.

—¿Quién eres?

Una desconocida voz masculina casi no dejo terminar hablar a Seong-Jin.

—Hola, soy el doctor Bae. ¿Disculpe, es usted el señor Seong-Jin?

Seong-Jin arqueó una ceja, la repentina llamada de aquél doctor lo sorprendió un poco, sin dudarlo le contesto.

—Sí.

—Menos mal... una mujer llamada Kim Hyun tuvo un accidente, nada más despertar nos pidió groseramente que llamasemos de inmediato a este número.

Seong-Jin estaba sorprendido, tanto que incluso parecía molesto.

—Digale qué mañana estaré allí... y también infórmele qué no vuelva a llamar a este número.

Enseguida él salió del baño impaciente y se apoyó en el gran ventanal que había junto a la cama, sin percatarse, el ruido de sus pasos despertó a su esposa.

Cuando finalmente observó que su esposa se levantaba de la cama todavía un poco dormida decidió hablar.

—Tenemos qué regresar esta noche.

Aquella oración la despertó completamente, no se esperaba aquello tan repentinamente y tampoco en ese momento.

No fue una buena noticia para cuando una persona se acababa de despertar.

—¿Puedo saber el motivo?—preguntó escondiendo su decepción.

Rápidamente Seong-Jin miró a su esposa, la cual todavía seguía sentada en la cama y a la espera de una buena respuesta.

Sin embargo, la respuesta de él solamente logró causarle más curiosidad a Sun Hee.

—Simplemente me surgió un trabajo importante, no es nada importante—explicó él ocultando la verdad.

Por ahora no quería confesarle el verdadero motivo por el que tenían que regresar tan repentinamente. Es más, tenía planeado no contárselo nunca.

Sun Hee decidió no darle más importancia al asunto, ya que el rostro de su esposo en ese momento no parecía muy agradable.

Observó la hora de su teléfono y suspiró débilmente, dejando escapar parte de su decepción.

¿Porqué tenía que regresar ahora?

En verdad, Sun Hee todavía quería seguir un tiempo más de viaje, pero claramente no podía seguir allí, pensó que quizás si le había surgido algo muy importante a su esposo.

***

Cuando finalmente era de noche, los dos estaban en la entrada del avión, claramente ya estaban preparados para irse.

Sun Hee todavía no había logrado deshacerse de toda su decepción, rápidamente piso una última vez el suelo de la ciudad M y subió corriendo sin mirar atrás.

Tenía las dos camisetas escondidas en el bolso que llevaba con ella.

Con una expresión triste observaba desde la ventana del avión como el avión aceleraba poco a poco, unos segundos después el avión comenzó a elevarse.