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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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132 Chs

Capítulo 117: ¿Lo que él estaba pensando?

Bon Hwa asintió y miró disimuladamente una última vez su alrededor.

Realmente le parecía extraño que ella hubiera venido sola, prefirió no darle más importancia al asunto y centrarse en lo que en verdad le importaba.

—¿Quieres que te lleve a tu casa ahora? No tengo nada más que hacer aquí, quiero irme ya, así que si tú quieres puedo llevarte.

Sun Hee le mostró una pequeña sonrisa incómoda, realmente le agradecía que la llevase a su casa pero... claramente él vería el lugar en el que vivía y no evitaría preguntar acerca de ese tema.

—Te lo agradezco otra vez, enserio, no necesito nada ahora. Espero verte en las siguientes grabaciones—dijo seria.

Bon Hwa suspiró y se levantó rápidamente, luego movió su mano para despedirse de ella.

Mientras tanto, Seong-Jin seguía observando su teléfono detalladamente como si se acabará de aislarse de la realidad.

Nuevamente, le habían llegado varios mensajes sobre nuevas ofertas buenas de colaboraciones, pero como siempre, él las rechazaba todas sin siquiera leerlas.

Enseguida volvió a la realidad cuando escuchó los débiles pasos de su esposa, la cual se acercaba a él como si no hubiera pasado nada.

—Ya estoy—comentó Sun Hee mientras se ponía su cabello detrás de la oreja.

Ese pequeño movimiento lo observó perfectamente su esposo, sin dudarlo guardó su teléfono en el bolsillo y siguió caminando mientras dejaba nuevamente a su esposa tras él.

—E-espera, ve más despacio.

Llegaron a un lugar que estaba bastante apartado de las demás mesas.

Realmente estaban ellos dos solos.

Sun Hee se sentó en la silla frente a ella y espero pacientemente a que su esposo se sentara frente a ella.

Sin dudarlo, le preguntó algo que quería decirle desde hace un gran rato.

—¿Para qué querías venir aquí? Simplemente es una tontería, la otra mesa era mejor.

Su esposo frunció el ceño y le miró con mala cara.

—Enserio, no he conocido a una persona más tonta que tú, hace un rato te quejabas porque las demás personas nos miraban y ahora que estamos aquí... ¿te enfadas?

Si no te gusta entoces vayamos otra vez a la otra mesa.

Sin nada más que decir, Seong-Jin nuevamente estaba preparado para levantarse.

Repentinamente, siguió hablando cuando ella aún seguía sorprendida.

—Aparte, tuve que estar esperándote mientras hablabas con otra persona como si estuvieras sola.

La próxima vez, ve con esa persona y no será necesario que seas obligada a venir conmigo a algún sitio.

Otra vez, en la sala comenzó a reinar el incómodo silencio.

Desgraciadamente, Sun Hee no pudo evitar reírse por la grosera expresión de su esposo.

Finalmente ella se atrevió a romper ese incómodo silencio.

—Bueno, no tienes porque enfadarte.

Lo primero, no tarde tanto como para que te cansarás, aparté estabas con tu teléfono.

Y lo segundo, en ningún momento me he sentido obligada a salir contigo, simplemente me lo pediste y acepte sin sentirme obligada.

Como tú mismo dices, eres mi esposo y debo acostumbrarme a eso ¿no?

En ningún momento Sun Hee parecía haberse puesto nerviosa, es más, las comisuras de sus labios estaban levemente elevadas, haciendo que mostrará una sonrisa que casi no se podía notar, pero capaz de hacer que cualquier persona se relajará.

Sim embargo, Seong-Jin seguía con la mirada clavada en su sonriente esposa, no escucho casi nada de la explicación de su esposa, en alguna parte de aquella conversación él se había perdido.

Sin siquiera pensarlo, él le respondió enseguida.

—Entoces... si tú eres mi esposa, no debe haber ningún problema si hago lo que estoy pensando ahora mismo ¿verdad?—dijo mientras se levantaba de la silla.