11 ¿Qué pasa si te hago daño?

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Cuando escuchó las palabras de la secretaria, la expresión de Qin Yu cambió radicalmente.

Era consciente de que Ruoxue Yan no era una persona corriente, ¡pero nunca imaginó que fuera la heredera de la familia Yan!

—Ruoxue... Yan Ruoxue... —tartamudeó. En ese momento, todo parecía cobrar sentido. 

No era de extrañar que tuviera un aire tan poderoso. Ni de que su padre dijera que la familia Yan cuidaría de él, tampoco que Lei Hu tuviera tanto miedo de Yan Ruoxue... 

—Ahora, ¿entiendes la diferencia entre tú y la señorita Ruoxue? —cuestionó la secretaria, que parecía estar satisfecha con su reacción. 

Qin Yu permaneció en silencio durante un buen rato. En ese momento, exclamó de repente: —¿Y qué? Algún día, estaré a la altura de la familia Yan. ¡Además, la señorita Ruoxue nunca ha despreciado a nadie por su estatus!

La expresión de la secretaria se volvió gradualmente fría.

—Eres realmente valiente —dijo con un tono gélido—. ¡Si tienes algo de sentido común, deberías alejarte de la señorita Yan!

Después de decir eso, se dio la vuelta y entró en el coche. Ya no quería estar en presencia de ese hombre. 

Era cierto que la familia Yan era alta y poderosa, pero el legado dejado por su padre llenaba a Qin Yu de confianza.

El lote de hierbas fue entregado en el patio.

Después de ser informado de la identidad de Yan Ruoxue, la presión que Qin Yu sentía en su interior había aumentado inmensamente.

«Si entro en la etapa de Establecimiento de la Fundación, tendría las calificaciones para hablar con la familia Yan, ¿verdad?», se preguntó. 

Dejó sus suposiciones de lado y rápidamente procedió a hervir la Píldora de Cosecha de Qi basándose en el método de refinamiento que tenía en su mente.

El procedimiento era extremadamente sencillo, y podía hacerse con una olla de metal normal. Sin embargo, como no estaba lo suficientemente familiarizado con la técnica, Qin Yu fracasó entre siete y ocho veces antes de conseguir producir una píldora.

Al anochecer, tenía cinco píldoras de cosecha listas.

—Estas cinco Píldoras de Cosecha de Qi son suficientes para entrar en el segundo nivel de la Fase de Refinación —se aseguró. No dudó y rápidamente ingirió las cinco. 

En ese mismo momento, cuando la Píldora de Cosecha de Qi entró en su sistema, sintió inmediatamente que una corriente caliente atravesaba su cuerpo. Después de eso, fluyó por todo su cuerpo y finalmente se instaló poco a poco en su dantian.

Los ojos de Qin Yu estaban ligeramente cerrados, y los puntos de acupuntura de varias partes de su ser parpadeaban con un brillo inquietante.

Al cabo de una hora, su cuerpo emitió un crujido y sus ojos se abrieron de golpe.

En ese momento, la timidez de su mirada desapareció y fue sustituida por confianza.

—El poder del segundo nivel de la etapa de Refinación del Qi es así de poderoso... —se percató Qin Yu. Apretó ligeramente sus puños mientras experimentaba una cantidad de fuerza nunca antes vista dentro de su cuerpo.

Se sintió increíblemente ligero, lo cual le devolvió la confianza. Pero antes de que pudiera experimentar plenamente esa sensación, se oyó un repentino golpe en la puerta.

Se levantó rápidamente a abrirla. Solo para ver a Yan Ruoxue de pie fuera.

A su lado, había un hombre alto y robusto.

Yan Ruoxue parpadeó y preguntó: —¿Has recibido las hierbas?

—Sí, señorita Yan, muchas gracias. 

Yan Ruoxue se quedó atónita: —¿Señorita Yan? ¿Cómo te enteraste de que mi apellido es Yan?

Qin Yu hizo una mueca: —Soy demasiado tonto. Debería haberlo descubierto antes. 

—Idiota, ¿y qué si lo has averiguado o no? —Yan Ruoxue se puso de puntillas y le dio a Qin Yu una suave palmada en la cabeza. Si alguien más hubiera visto ese gesto cariñoso, se habría quedado asombrado.

Qin Yu la hizo pasar y los dos se sentaron en el patio. 

Yan Ruoxue señaló al hombre corpulento que estaba detrás de ella: —Deja que te lo presente. Es mi guardaespaldas. Para evitar que la gente se meta contigo, deja que te acompañe a partir de ahora —ofreció con una sonrisa.

Qin Yu sonrió y rápidamente sacudió la cabeza mientras decía: —Señorita Yan, gracias por su amable oferta, pero... ya no necesito que alguien me proteja.

Yan Ruoxue puso los ojos en blanco: —Lei Hu no tendría las agallas para meterse contigo, pero ¿quién puede decir que no habrá otros que lo intenten? Este guardaespaldas es un hombre retirado de la región de Chuzhou, así que manejar a siete u ocho personas no debería ser un problema para él. 

Qin Yu miró al guardaespaldas por un momento antes de sacudir la cabeza y decir: —Mi fuerza actual podría no ser inferior a la suya.

Un destello de sorpresa apareció en el rostro de Yan Ruoxue. Pensó que Qin Yu siempre había sido bastante modesto, así que ¿qué le pasaba ahora?

—¿Me estás despreciando? —preguntó el guardaespaldas con desdén.

Qin Yu se apresuró a agitar la mano: —Me malinterpretas. No quise decir eso. Es solo que... Realmente no necesito que me protejas en este momento. 

Lo que originalmente era una declaración modesta sonó increíblemente arrogante para el guardaespaldas.

—¡Señorita, le ruego que me deje darle una lección!

—¡De ninguna manera! —Yan Ruoxue ni siquiera se lo planteó y rechazó de plano el desafío.

El guardaespaldas pareció entender las preocupaciones la joven, e inmediatamente imploró: —Señorita, no se preocupe. Tendré cuidado de no hacerle daño. 

Antes de que Yan Ruoxue pudiera decir nada, Qin Yu se apresuró a agitar la mano: —No quiero hacerlo. Todavía no controlo bien mi fuerza, así que podría hacerle daño...

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