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Capítulo 9: Segunda ronda.

Los novatos habían decidido darse un respiro el resto del día, ya que ninguno de ellos estaba programado para pelear en todo el día. Optaron por pasar el día en la acogedora habitación de las chicas, rodeados de almohadas y mantas, con una pila de películas listas para ser devoradas. 

Al día siguiente, con un gesto enérgico, Manolo anunciaba el comienzo de un nuevo día lleno de emociones y adrenalina.

—¡Y aquí estamos, iniciando los cuartos de final del primer grupo del torneo! —exclamó con entusiasmo, su voz resonando en el estadio.

—¡Así es, Manolo! ¡Un día radiante, digno de las más épicas batallas! —respondió su compañero, acompañando su entusiasmo.

La cálida luz del sol se filtraba a través de las ventanas, bañando la arena en una luz dorada, mientras el murmullo de la multitud crecía en intensidad, impregnando el aire con una electricidad palpable.

—¡Jacob Thomas y Lewa Kobayashi, por favor, diríjanse a la arena! —ordenó Manolo, su voz resonando con autoridad, mientras los dos combatientes emergían con gracia y determinación.

Desde la comodidad de sus habitaciones, los novatos observaban con atención en sus televisores mientras Lewa hacía su entrada, con su característica cara vendada y una sudadera deportiva que apenas ocultaba su figura esbelta, junto con unos pantalones cortos y zapatillas que denotaban su agilidad y destreza. Por otro lado, Jacob, el chico de la cara delgada y el cabello lacio, salía con confianza a la arena, recordando su destacada participación en las entrevistas previas al torneo.

—¡Adelante! —gritó Osvaldo, su voz resonando por encima del estruendo de los fuegos artificiales que estallaron, marcando el inicio del enfrentamiento.

—¿Estás listo? —inquirió Lewa, flexionando los dedos con un crujido audible, su mirada fija en su oponente.

—Interesante... justo iba a preguntarte lo mismo —replicó Jacob, su tono cargado de arrogancia, reflejando la confianza en sus habilidades.

—¡Marcha de rocas! —exclamó Jacob con determinación, mientras plantaba la palma de su mano en el suelo, provocando que una serie de rocas surgieran con violencia de la tierra, amenazando con embestir a Lewa, quien se vio obligado a esquivar hábilmente para evitar ser golpeado o perforado por los afilados proyectiles.

—¿Eso es un Keiyaku?

—Con cualquier otro tipo de naturaleza, un ataque tan poderoso sería definitivamente un Keiyaku; sin embargo, lo que Jacob está haciendo no parece ser ni siquiera un Jibun —comentó el locutor principal—. La habilidad para manipular la tierra es intrínsecamente poderosa en su forma básica, permitiendo a los usuarios modificar sutilmente su entorno.

—Huye, pequeña momia, a menos que puedas volar, ya has perdido este encuentro, porque... ¡El suelo es mi dominio! —bramó Jacob, sin descanso, mientras continuaba generando afiladas rocas que emergían del suelo en filas ordenadas de tres, desintegrándose después de cumplir su función para dar paso a una nueva oleada. En un instante, Lewa tropezó con una de las piedras que se desprendieron del suelo cuando una roca emergió, provocando que el joven perdiera el equilibrio y apenas pudiera esquivar una de las afiladas proyecciones que le provocó un profundo corte en el hombro.

—¡Impacto dragón! —gritó Lewa, levantando la mano en dirección a Jacob, desatando una poderosa onda de aire que surcó el suelo hasta impactar directamente en el brazo izquierdo de Jacob, el cual utilizaba para generar las rocas con las que atacaba a Lewa.

Los marcadores de daño de ambos se elevaron rápidamente, alcanzando un 12% para Jacob y un 16% para Lewa, mientras una fuerte ráfaga de viento comenzaba a rodear el cuerpo de este último, quien no dudó ni un segundo en activar su Keiyaku: "Torbellino Infernal".

—Pues otra victoria rápida para Lewa Kobayashi gracias a su Keiyaku —comentó Manolo, observando cómo Jacob se retorcía de dolor por los cortes infligidos por el viento.

Ik apagó el televisor y se volvió hacia las chicas con una expresión preocupada.

—¿Se dan cuenta de que si alguno de nosotros llega a las semifinales, tendrá que enfrentarse a ese monstruo?

—Incluso podría ocurrir antes —respondió Touko con seriedad—. Hemos tenido suerte hasta ahora, pero aún queda una ronda antes de las semifinales.

—Y si yo termino ganando en mi grupo, me tocará enfrentarlo a él —añadió Licka, mostrando un leve nerviosismo en su voz.

—Al menos tú no tienes de qué preocuparte —intervino Lyra con una sonrisa, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de Touko.

—¿Por qué lo dices? —inquirió Touko con un tono desafiante, anticipando la respuesta.

—Lo descubrirás en media hora —respondió misteriosamente Lyra, insinuando algo sobre su próximo encuentro.

La hora había llegado. Lyra y Touko se encaminaron hacia los vestidores para prepararse antes de su combate, mientras que Licka e Ik se dirigían hacia la dulcería para comprar sus boletos y algunas botanas.

—¿Qué les puedo ofrecer? —preguntó el amable hombre regordete que atendía la dulcería de la arena, con una sonrisa amigable.

—Pide lo que quieras, Touko invita —instó Licka a Ik, mostrándole la tarjeta de su amiga. Ik la miró por un momento y sonrió.

—Entonces, quiero una charola de alitas medianas y una soda de sangría grande —decidió Ik, mientras el dependiente comenzaba a preparar su orden.

—Yo optaré por la cubeta grande de patatas fritas, un sándwich de albóndigas, aros de cebolla, un helado mediano y una soda... de dieta, por favor —solicitó la delgada chica, sorprendiendo a su compañero con su variada elección. Una vez que les entregaron sus alimentos, Ik se ofreció a cargar la pesada bandeja, y como esta le obstruía la vista, Licka tomó la delantera para guiarlo hasta sus asientos, donde Manolo y Osvaldo ya habían comenzado a presentar el próximo encuentro. La música de entrada comenzó a resonar, indicando que era el momento para que Lyra y Touko hicieran su aparición en la arena, pavoneándose de manera jocosa ante el público.

—¡Comienza el combate! —anunció Osvaldo, mientras el público contenía el aliento, expectante por el enfrentamiento que estaba a punto de desatarse.

Ambas chicas se lanzaron una hacia la otra con determinación, colisionando en una extraña pose en la que Lyra detenía el puño izquierdo de Touko con su mano derecha, mientras que Touko sostenía la rodilla izquierda de Lyra con igual firmeza.

—Tienes unos reflejos impresionantes —elogió Lyra, admirando la destreza de su mejor amiga.

—Lo mismo digo, hermosa —respondió Touko con una sonrisa, mostrando su respeto mutuo.

Retrocedieron con agilidad, dando espacio entre ellas antes de volver a enfrentarse, lanzándose una serie de golpes rápidos y precisos, cada una hábilmente protegiéndose de los ataques de la otra.

—Tienes mucha fuerza —admitió Lyra, reconociendo la habilidad de Touko.

—He estado entrenando duro desde que me uní al gremio. Espero no lastimarte demasiado —respondió Touko, mostrando su determinación para el combate.

Por un momento, ambas se quedaron inmóviles, sosteniendo sus manos con firmeza, cada una buscando una oportunidad para superar a la otra. Touko destacaba por su fuerza y velocidad superiores, pero Lyra tenía la ventaja de la experiencia en combate real, una habilidad que podría resultar crucial en ese momento decisivo.

Lyra activó su aura oscura en ambos brazos, tomando por sorpresa a Touko, quien soltó su agarre en un instante de desconcierto. Aprovechando esta apertura, Lyra lanzó un fuerte golpe directo a las costillas del lado izquierdo de Touko, elevando su marcador de daño al 12%. A pesar del dolor punzante, Touko se mantuvo firme, su mente ágil buscando oportunidades en medio del combate. Notó una clara apertura en la defensa de Lyra cuando la golpeó, y sin perder un segundo, aprovechó la oportunidad para lanzar una ráfaga de cuatro jabs seguidos al rostro de su amiga, rematando con un poderoso gancho que la hizo retroceder momentáneamente. 

Pero antes de que Touko pudiera recuperar completamente su compostura, Lyra ya había contraatacado con una poderosa patada que casi la hizo caer al suelo. Con reflejos rápidos, Touko colocó una de sus manos en el suelo, aprovechando ese movimiento para desencadenar una respuesta defensiva. Raíces brotaron del subsuelo, emergiendo bruscamente a los pies de Lyra, quien apenas tuvo tiempo para esquivarlas, aunque sufrió un corte superficial en la pantorrilla derecha en el proceso.

—La participante está ejecutando un ataque muy similar al que vimos por parte de Jacob en el encuentro anterior —comentó el Manolo, observando con atención la intensa confrontación.

—Exactamente, Lyra Yoto está confiando en su agilidad para evadir el daño, al igual que Lewa Kobayashi lo hizo en su enfrentamiento —agregó Osvaldo, destacando la estrategia defensiva adoptada por la combatiente rubia.

Lyra decidió poner fin a su estrategia de evasión y, en su lugar, aprovechó la velocidad que había estado utilizando para correr hacia Touko. Preparó un fuerte golpe cargado con toda su aura oscura, listo para impactar con fuerza. Touko, por su parte, notó la determinación en la mirada de su amiga y, en lugar de intentar alejarla con las raíces, optó por sacar la mano del suelo y cubrir su puño con una gruesa y dura capa de madera seca, preparándose para el choque.

—¿Estás lista? —preguntó Touko, su voz resonando con determinación mientras se preparaba para el enfrentamiento.

—¡Más que lista! —respondió Lyra, sin disminuir la velocidad. Sin embargo, una punzada de calor comenzó a recorrer una de sus piernas justo antes de que frenara en seco, recibiendo un poderoso puñetazo en el rostro que elevó su porcentaje de daño al 63%. La fuerza del golpe hizo que la chica de cabello de color fantasía fuera lanzada por los aires, su cuerpo flotando momentáneamente en el aire antes de caer con un golpe sordo al suelo.

En un instante, largas raíces emergieron de uno de los brazos de Touko, enredándose entre sí y formando un látigo improvisado. Con habilidad, la rubia lo lanzó hacia Lyra, atrapando una de sus piernas y tirando de ella de vuelta hacia sí misma con fuerza. En ese momento, aprovechando la cercanía, Touko conectó un segundo puñetazo, esta vez dirigido al estómago de Lyra, quien cayó de rodillas frente a su amiga.

—Me rindo.

Lyra, jadeando por el esfuerzo, se rindió con el poco aire que le quedaba, pero su rostro aún irradiaba una sonrisa sincera hacia Touko, quien le devolvió el gesto amablemente mientras extendía la mano para ayudarla a levantarse del suelo. La brecha de habilidad entre ambas quedaba claramente demostrada, pero la amistad y el respeto mutuo seguían intactos en medio del ardiente enfrentamiento.

—¡Touko Fujimori gana el combate y avanza a la siguiente ronda! —anunció Osvaldo, su voz resonando en el estadio mientras el público estallaba en aplausos y vítores por la victoria de la talentosa combatiente.

Lyra, aunque cansada y adolorida por el enfrentamiento, no pudo evitar sentirse profundamente orgullosa de su mejor amiga. A pesar de experimentar en primera persona el poder de Touko, sabía que debía mantenerse firme y seguir esforzándose.

Después del agotador combate, las chicas se retiraron a su habitación, buscando un merecido descanso. Optaron por ver el próximo enfrentamiento de Ik desde la comodidad de su cuarto, después de disfrutar de un relajante baño de espuma y un reconfortante masaje que Touko había contratado para ambas. Mientras tanto, Licka decidió permanecer en las gradas de la arena, ya que durante la pelea de sus amigas no habían terminado toda la comida que habían pedido, y aún le quedaba suficiente para disfrutar mientras observaba el combate de Ik.

—Ik Orochi y Urale Mirai, pasen a la arena —anunció Osvaldo, llamando a los siguientes competidores a la acción.

Los peleadores salieron del vestidor según lo ordenado, y así fue como se encontraron nuevamente después del incidente en el restaurante, listos para enfrentarse en la arena de combate.

—Aquí no está tu novia para defenderte, niño bonito —provocó Urale, sus palabras cargadas de desafío mientras mantenía un intenso contacto visual con su oponente. Ik, por su parte, respondió con una mirada firme, sin ceder ante la presión, manteniendo el enfrentamiento de miradas incluso después de que Osvaldo y los fuegos artificiales anunciaran el inicio del combate.

—Hagamos esto. Si yo parpadeo antes que tú, te dejaré atacarme y no me defenderé —propuso la chica de la máscara de hierro, su tono seguro y desafiante.

—¿Y cómo sé que mantendrás tu palabra? —cuestionó Ik, su expresión seria mientras evaluaba la propuesta.

—¡Si falto a mi palabra, quiero que me descalifiquen! —exclamó Urale, dirigiendo su mirada hacia la cámara flotante con determinación.

—Entendido —respondió Osvaldo a través de los altavoces, reconociendo la validez del acuerdo interno dentro del torneo.

—Está bien, acepto —concedió Ik, preparándose para enfrentar el desafío que se le presentaba. Con determinación, comenzó a fijar su mirada en el ojo expuesto de Urale, el tiempo parecía ralentizarse a su alrededor mientras se concentraba en mantener su mirada sin pestañear.

El reloj avanzaba inexorablemente para Ik, y después de casi un minuto de tensa concentración, comenzó a sentir el ardor en sus ojos, las lágrimas amenazando con desbordarse. Sin embargo, justo en el momento en que una lágrima recorrió su mejilla, Urale parpadeó antes que Ik, asegurando una pequeña ventaja en el enfrentamiento.

—Ahora Ik Orochi puede atacar a su contrincante sin que ésta pueda defenderse —anunció Manolo, señalando mientras Ik parpadeaba para hidratar sus ojos.

Sin pensarlo mucho, Ik comenzó a cargar su Jibun, concentrando el aura oscura en la punta de sus dedos de sus manos, enviando el aura en medio de estas para crear la esfera de energía oscura que antes le había dado la victoria contra Akino Riot.

—¡Esfera Sombra!

—Espera, los Jibun no estaban…

Urale sintió como si un tren la estuviera arrollando, el Jibun de Ik contenía una fuerza inconmensurable, estaba a punto de desmayarse por el impacto cuando algo la hizo volver en sí. Fue otro golpe, se había golpeado la cabeza contra una de las paredes de la arena. La pobre chica aún no se explicaba cómo, de un momento para el otro, se había alejado tantos metros de su oponente.

—¡Si Urale no se pone de pie en diez segundos se considerará que no puede seguir peleando! —exclamó Manolo antes de comenzar a contar:

—Diez...

—¡Puedo seguir! —exclamó Urale con el poco aire que le quedaba en el cuerpo mientras a duras penas se ponía de pie. "Parece que ese ataque me lanzó disparada por los aires, pero no recuerdo eso ¿me habré desmayado?", se preguntaba la chica de la máscara antes de voltear a ver uno de los monitores sobre la arena donde se encontraba su porcentaje de daño. "¡¿Sesenta y tres por ciento?!"

—Un estudio dice que los chicos son más fuertes con la vejiga llena. Dime, Ik, ¿cuándo fue la última vez que fuiste al baño? —preguntó Urale con seriedad, tomando por sorpresa a Ik con su inesperada pregunta. Aun así, el joven respondió con franqueza:

—En el baño de los vestidores, justo antes de entrar a la arena —contestó Ik, sin comprender del todo hacia dónde iba la conversación.

—Eso explica por qué golpeas como anciana —comentó Urale, tratando de mantener su aire de superioridad, aunque nadie podía ignorar el evidente dolor que mostraba al sostener su abdomen con notable incomodidad.

—Déjate de juegos y ríndete de una vez, ya no estás en condiciones de pelear —instó Ik, preocupado por el estado de su oponente.

—¿Hacer ese ataque te dejó exhausto, verdad? Estás sudando —respondió Urale con una sonrisa maliciosa en el rostro, su tono lleno de burla. Casi por instinto, Ik se pasó la mano por la frente para comprobar lo que le decía la chica, y al observar sus dedos se dio cuenta de que efectivamente estaban mojados por el sudor.

—Ya se han cumplido las tres —dijo la chica. 

De repente, una burbuja de agua se formó sobre la cabeza de Ik, quien, tomado por sorpresa, comenzó a ahogarse por la desesperación mientras luchaba por respirar. La sensación de pánico se apoderaba de él, pero antes de que el ahogo lo dominara por completo, Urale chasqueó los dedos y la burbuja desapareció, devolviendo el alivio al joven luchador.

—¿Qué me hiciste? —preguntó Ik entre toses, tratando de recuperar el aliento mientras escupía agua, confundido por lo que acababa de experimentar.

—Ahora tienes dos opciones —respondió Urale con un tono frío y determinado—. Te rindes ahora y se acaba el encuentro, o te ahogo hasta desmayarte para que ya no puedas continuar.

Ik, todavía recuperándose del impacto del ataque, se encontraba en una situación delicada, enfrentando una elección que podría determinar el curso de la batalla.

"Bubble Pop" era el Keiyaku de Urale Mirai, una habilidad que le confería un poderoso control sobre el agua. Con este Keiyaku, Urale podía crear y desaparecer a voluntad una burbuja de agua sobre la cabeza de sus víctimas durante un período de media hora. Sin embargo, esta habilidad estaba sujeta a un contrato de condición, que incluía tres requisitos específicos: primero, Urale debía hacer sudar a su víctima; segundo, debía hacer llorar a su víctima; y tercero, debía conocer cuándo fue la última vez que su víctima orinó.

En ese momento, Ik se dio cuenta de la gravedad de la situación en la que se encontraba, enfrentando no solo a un poderoso oponente, sino también a una habilidad que podría ser letal si no actuaba con cuidado y astucia.

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Al ver que su oponente no respondía, Urale decidió tomar medidas más drásticas y volvió a generar la burbuja de agua sobre la cabeza de Ik. El joven novato se vio atrapado, con las manos intentando desesperadamente encontrar un espacio para respirar dentro de la burbuja, pero sin éxito.

—Te daré una segunda oportunidad —anunció Urale con tono amenazante, su voz resonando con determinación—. Retiraré la burbuja para que te rindas, pero si no lo haces en cinco segundos, la volveré a invocar hasta que te desmayes.

Con un gesto rápido, Urale estalló la burbuja, liberando a Ik, quien cayó al suelo, tosiendo y escupiendo agua mientras luchaba por recuperar el aliento.

—Ahora te quedan solo dos segundos, ¡ríndete ahora! —exigió Urale, su voz llena de autoridad y amenaza, mientras observaba con atención la reacción de su oponente.

Sin embargo, en lugar de rendirse, Ik se levantó con determinación. Activando el aura oscura alrededor de sus brazos, corrió hacia Urale con firmeza, decidido a contraatacar y cambiar el curso del enfrentamiento.

—Imbécil —dijo Urale con un tono de genuina decepción, mientras chasqueaba los dedos para volver a activar la burbuja. Pero esta vez, Ik ya estaba preparado. Con determinación, el joven tomó una gran bocanada de aire antes de lanzarse hacia su oponente con una serie de golpes rápidos y desesperados.

Sin embargo, la lucha de Ik por mantener el oxígeno limitaba su capacidad para atacar correctamente. Urale esquivaba fácilmente los golpes del joven, aprovechando las brechas en su defensa causadas por la necesidad de Ik de concentrarse en retener el aire en sus pulmones. Con cada golpe evitado, Urale contraatacaba con precisión, conectando una serie de golpes que hacían que Ik perdiera gradualmente el aire que había guardado, causando que el joven comenzara a ahogarse lentamente.

A pesar de la asfixia que lo dominaba, Ik no se rindió. Con una determinación alimentada por la desesperación que Urale había provocado en él, el joven logró aferrarse a una de las piernas de su oponente y, con todas sus fuerzas, la azotó contra el suelo repetidamente. La fuerza sobrehumana que emergió de la desesperación llevó a Ik a dejar a Urale inconsciente, su máscara de hierro partida por la mitad como testigo del feroz combate.

Cuando Urale quedó inconsciente, el efecto de "Bubble Pop" desapareció de repente, liberando a Ik de la burbuja de agua que lo había mantenido al borde del ahogo. Con un suspiro de alivio, Ik luchó por recuperar el aliento antes de que el agotamiento lo consumiera por completo, resultando en un decepcionante empate entre los dos combatientes, cuyas fuerzas se habían igualado en una batalla épica de voluntad y determinación.

—¡¿Quién gana?, ¿quién sigue? Ustedes deciden. Llamen al número que aparece en pantalla para apoyar a su peleador favorito y al final del día daremos el resultado de este combate! —exclamó Manolo para poner fin al emocionante encuentro, dejando a la audiencia en suspenso mientras esperaban el veredicto.

Mientras tanto, en la central de correos, Crissalid aguardaba ansioso la llegada de un paquete desde la ciudad del Zen, a unas calles del estadio.

—Sí, ya me llegó. Se lo inyectaré cuando esté desprevenido —dijo Crissalid por teléfono mientras abría la caja—. ¿Untar? Bueno, supongo que así será mucho más fácil.

Mientras tanto, en la habitación de las chicas, Lyra, Touko, Licka e Ik se encontraban disfrutando de un merecido descanso después de la intensa jornada. Con el día de combate detrás de ellos y sin enfrentamientos previstos hasta el día siguiente, aprovechaban para relajarse y recargar energías para los desafíos venideros.

—Luna me llamó hace un rato. Me dijo que ya votó por ti —comentó Lyra con una sonrisa mientras pasaba su mano por el largo cabello rubio de Touko, quien descansaba cómodamente en sus piernas.

—Cuando vuelvas a hablar con ella, dale las gracias de mi parte —respondió Ik con gratitud desde el sofá "Puff" junto a la cama donde estaban sentadas las chicas. El teléfono de la habitación comenzó a sonar, y Licka se apresuró a levantarse para contestar.

—¿Sí?... Es para ti —anunció Licka, entregando el teléfono a Touko, quien lo tomó con curiosidad y lo acercó a su oído.

—Hola… ah, eres tú.

—Vi tu pelea contra Lyra. Me hiciste perder una apuesta con Finley —dijo Shori desde el otro lado de la línea, su voz resonando con un tono juguetón y familiar.

—Idiota, ¿hiciste lo que te pedí? —respondió Touko con una risa leve, reconociendo la voz de su hermano.

—Sí, sí, ahora te la paso, pero primero pásame a Ik, quiero hablar con él sobre su pelea —solicitó Shori, su tono cambiando a uno más serio y concentrado.

—Así que nos has estado viendo desde el hospital —comentó Ik, tomando el teléfono después de que Touko se lo pasara.

—Ya terminé mi recuperación. Ahora estoy practicando para tener un Jibun como el tuyo. Con ese ataque, casi matas a la pobre chica de la máscara —continuó Shori, compartiendo detalles de su propia experiencia mientras observaba el torneo desde la distancia.

—Fue una pelea difícil. Espero que hayas votado por mí —respondió Ik, compartiendo una breve conversación con su amigo sobre los eventos recientes.

—Eso haré. Se ve muy divertido el torneo… por cierto, ¿ese chico Demian está ahí? —preguntó Shori, cambiando de tema y mostrando interés en otro competidor.

—No, es muy extraño. Siempre desaparece —respondió Ik, notando la ausencia de Same.

—Oye, ya me tengo que ir. Dile a Touko que le pase la llamada a Sombra; su madre quiere hablar con él —dijo Shori, mientras una mujer observaba desde una cama de hospital a sus espaldas, una presencia silenciosa pero significativa en la conversación.

Conmovida por la historia de Sombra y el deseo de ayudar a la señora Kei, Touko decidió tomar acción. Con determinación, se acercó a su padre, el señor Fujimori, para solicitar financiamiento para el tratamiento médico de la madre de Sombra. Tras escuchar los detalles y las razones detrás de la petición de su hija, el señor Fujimori accedió, viendo la oportunidad de ayudar y establecer una conexión beneficiosa.

Sin embargo, el señor Fujimori planteó una condición adicional: Sombra debería mudarse a la ciudad del Zen y unirse al cuerpo de seguridad de la familia Fujimori después de recibir formación en energía Zen por parte del jefe de seguridad del señor Fujimori. Era una oferta que combinaba ayuda con oportunidad, brindando un camino hacia una vida mejor para Sombra a cambio de su compromiso y servicio.

La noche se cernía sobre ellos y los chicos aguardaban ansiosos frente al televisor, esperando conocer el resultado del enfrentamiento de Ik. Mientras tanto, en un restaurante de la plaza dentro del estadio, el equipo de Urale se reunía junto con varios otros concursantes que se habían convertido en sus simpatizantes durante la reunión previa al torneo.

—Buenas noches, televidentes. Aquí Manolo para presentar al ganador del enfrentamiento entre Ik Orochi y Urale Mirai. Hace una hora se cerraron las votaciones, así que es momento de hacer el recuento —anunció Manolo, sosteniendo una calculadora en sus manos y tecleando rápidamente en ella mientras su rostro expresaba una mezcla de emoción y expectación—. Ik Orochi logró 4373 votos, colocándose en segundo lugar, ¡mientras que Urale Mirai con 8220 votos se alza como la vencedora del encuentro!

El día siguiente prometía una emocionante jornada en el torneo de combates. Sin embargo, una decisión de último momento por parte de la directiva cambió los planes. En lugar de dar inicio a la segunda ronda del segundo grupo, se anunció que hoy se celebraría la semifinal del primer grupo. Los dos días siguientes se reservarían para las siguientes rondas del segundo grupo, dejando la final para el tercer día.

—Damas y caballeros, bienvenidos a la emocionante semifinal del primer grupo de este torneo. Aquí está Manolo, listo para vivir otro día lleno de acción junto a todos ustedes —anunció con entusiasmo el comentarista principal, mientras el bullicio de la multitud resonaba en el estadio.

—Y como pueden ver en la tabla de combates de hoy, nuestro primer enfrentamiento presenta a dos contendientes que han capturado la atención y el apoyo del público: ¡Lewa Kobayashi contra Touko Fujimori! —agregó Manolo, acompañando la euforia de la audiencia con su voz vibrante.

Mientras tanto, en los vestidores, Lyra compartía un momento de aliento con su mejor amiga, Touko, quien se preparaba para su importante combate.

—Estoy segura de que lo harás increíble, pero recuerda que tu salud es lo más importante. No te arriesgues demasiado —aconsejó Lyra, abrazando a Touko con fuerza y depositando un beso en su mejilla.

—Confía en mí, Lyra. Haré todo lo posible por ganar, pero sin ponerme en peligro —respondió Touko, devolviendo la sonrisa a su amiga con determinación.

Antes de que pudieran intercambiar más palabras, una joven del personal del torneo irrumpió en la habitación, indicando que era hora de que Touko se dirigiera a la arena. Con un gesto de despedida, Lyra observó cómo su amiga se encaminaba hacia su próximo desafío, mientras ella misma se dirigía a las gradas, donde ya la esperaban Licka e Ik para presenciar el emocionante enfrentamiento.

—Estoy preocupada por Touko, ese chico parece ser realmente agresivo —expresó Lyra, dejando ver su inquietud mientras observaba la pantalla que mostraba el inicio del enfrentamiento.

—Touko es excepcional, si alguien puede hacerle frente a ese tal Lewa, es ella —respondió Licka, mostrando confianza en su amiga.

—Lewa es considerado el novato más prometedor de toda la nación Kaji, pero debo admitir que estoy de acuerdo contigo. Touko es la única que podría plantarle cara —añadió Akino, uniéndose a la conversación mientras se sentaba junto a los chicos de la ciudad del Zen.

—¿Tú estás en su equipo, verdad? —preguntó Lyra a Akino, extendiéndole la mano en señal de amistad. Akino aceptó el gesto con una sonrisa cálida mientras observaba a los jóvenes de la ciudad del Zen.

—Es un placer verte de nuevo —saludó Akino a Ik con un gesto amistoso, recibiendo una sonrisa en respuesta por parte del joven de cabello oscuro.

Mientras tanto, en la arena, Lewa y Touko se enfrentaban, listos para el inicio del combate. Touko mantenía la calma, a pesar de conocer la reputación y la fuerza de su oponente. Sin embargo, por dentro, la preocupación bullía. "Su Keiyaku es increíblemente poderoso. Si no soy cuidadosa, podría encontrarme atrapada como el último oponente que enfrentó... Necesito encontrar una forma de neutralizar su ataque", reflexionaba en silencio mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo y Manolo anunciaba el inicio del enfrentamiento.

El cañonazo marcó el inicio del enfrentamiento, y ambos combatientes adoptaron posturas defensivas, evaluando el terreno. Lewa reconoció la habilidad de Touko y se preparó mentalmente para enfrentarla. "No quería llegar a este punto con esta chica. Con todas sus tácticas y trucos... Es tan hermosa como peligrosa", pensó, observando a su rival mientras ella revisaba mentalmente sus estrategias anteriores para contrarrestar el Keiyaku de Lewa.

En un momento de distracción por parte de Touko, Lewa aprovechó para lanzar un ataque sorpresa. Sin embargo, los agudos reflejos de la rubia le permitieron esquivar la embestida y responder con un golpe certero en la quijada de Lewa, enviándolo hacia atrás varios pasos. Lewa, sorprendido por la fuerza de su oponente, reflexionó sobre la aparente disonancia entre la gracia y la potencia de Touko. "Su apariencia no coincide en absoluto con su fuerza. Parece tan hermosa y refinada, pero sus golpes son tan contundentes como los de Akino", pensó, mientras su medidor de daño marcaba un aumento del 5%.

En las gradas, Akino junto al grupo de Lyra, observaban con atención el enfrentamiento, intercambiando comentarios sobre el combate.

—Ese golpe fue impresionante. El tonto debería haberse protegido —murmuró Akino, evaluando la situación.

—Sí, Touko es muy poderosa incluso sin usar zen —respondió Lyra con admiración.

Touko, por su parte, había llegado a una conclusión estratégica tras analizar las peleas anteriores de Lewa. "Antes de activar su Keiyaku, hace una extraña pose para concentrar corrientes de aire en su mano. Tengo que evitar que realice esa pose", se dijo a sí misma. Rápidamente, una gruesa liana brotó de su brazo izquierdo, lo que hizo que Lewa asumiera la posición para desatar su torbellino infernal. Sin embargo, Touko actuó con rapidez y logró atrapar uno de los brazos de su oponente, tirando de él hacia ella y haciéndolo caer de bruces al suelo.

—¡Si eso es lo que quieres! —exclamó Lewa, levantándose rápidamente y usando el impulso para jalar a Touko con su propio látigo.

Ambos luchadores se enfrentaron en un choque de fuerza, conectando puñetazos en el rostro del otro en un intercambio intenso. Osvaldo narraba emocionado lo que sucedía mientras los contadores de daño aumentaban: un 12% para Lewa y un 8% para Touko, quien hasta ese momento no había recibido daño.

Ambos quedaron momentáneamente aturdidos por el impacto del intercambio de golpes, lo que permitió a Lewa recuperarse primero y prepararse para lanzar su poderoso ataque.

—Lo siento, preciosa… ¡Torbellino infernal! —exclamó el joven de la nación Kaji, desatando el mortal vórtice de aire desde su brazo extendido.

Touko se dio cuenta de que necesitaba protegerse de inmediato. Miró a su alrededor en busca de algo que pudiera usar como escudo, pero no encontró nada a mano. Rápidamente, se percató de que tenía que improvisar una defensa. Con determinación, colocó las manos en el suelo y canalizó su energía, generando una pequeña pared hecha de varias raíces que emergieron del suelo para formar una barrera protectora justo a tiempo para enfrentar el embate del torbellino infernal de Lewa.

El aire se llenó con el sonido de la lucha mientras el torbellino infernal de Lewa arremetía contra la improvisada defensa de Touko. Las raíces luchaban por mantenerse firmes contra la furia del viento cortante, protegiendo el cuerpo de Touko del peor del daño, pero no lograron evitar que sus brazos quedaran expuestos ante las cuchillas invisibles del viento.

Para Touko, esos breves segundos parecieron una eternidad. Cuando el ataque finalmente cesó, sus brazos estaban marcados por cortes profundos y sangrientos. Aunque su cuerpo mostraba signos de dolor, su expresión determinada no flaqueó.

Lyra y los demás observaban con creciente preocupación mientras el marcador de daño de Touko se elevaba hasta el 74%. La joven rubia sabía que la situación era crítica, pero también sabía que aún tenía una carta bajo la manga.

"La única oportunidad que me queda para ganar es usar mi Jibun", reflexionó Touko. Sin embargo, también era consciente del precio que tendría que pagar. Usar su Jibun significaría infligirse un gran daño en el brazo izquierdo, que ya estaba gravemente herido. Pero al ver a Lewa, claramente exhausto tras el formidable ataque, Touko tomó una decisión.

—¡Inferno! —exclamó con determinación, extendiendo su brazo herido. Desde la base de su hombro, un enjambre de gruesas raíces comenzó a brotar, envolviendo rápidamente a Lewa en una maraña de vides espesas. Las espinas de las raíces cortaban con ferocidad, causando a Lewa cortes aún más profundos que los que él había infligido a Touko. El marcador de daño de Lewa se elevó rápidamente al 87%, mientras que la expresión de determinación en el rostro de Touko brillaba con intensidad.

—Maldito contrato de poder, apenas me queda energía para un Keiyaku más —murmuró Lewa entre dientes, expresando su frustración ante la situación. Pero para sorpresa de todos, la risa de Touko llenó el espacio, interrumpiendo sus lamentos. En ese momento, ella comprendió que su último intento de usar su Jibun había sido en vano; sus fuerzas estaban exhaustas y sus brazos lastimados ya no le respondían.

Recordando las palabras de aliento de Lyra antes del combate, Touko decidió seguir el consejo de su amiga. Inhaló profundamente, reunión todas sus fuerzas para pronunciar las palabras que sellarían su destino en ese combate:

—Me rindo.

Con esas palabras, la tensión en la arena se disipó, y una mezcla de alivio y admiración flotaba en el aire. Touko había demostrado su valentía y su determinación, incluso en la derrota.