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Capítulo 1. Encuentro

La alarma suena, abro los ojos y la claridad del día me lastima, mi madre ha vuelto a abrir las cortinas. Me levanto y apago la alarma, miro la hora intentando saber porque sonó ¿Hay algo especial hoy? No recuerdo que sea el cumpleaños de nadie, y la escuela… ¡La escuela! Vuelvo a mirar el reloj.

Después de haberme preparado corriendo salgo para llegar a tiempo a la parada del autobús. Llego a tiempo y monto en este, me coloco los audífonos y pongo la playlist en aleatorio.

Después de un rato llego a la preparatoria, es el cuarto día y ya quiero que esta tortura termine. Al menos no me dicen nada por los piercings. Saludo a todo aquel que me saluda mientras en mis audífonos se reproduce una canción con muchos gritos y ruidos, me encanta.

Abro mi casillero y miro el horario, matemáticas a primera hora, mi cerebro va a estallar, odio matemáticas, demasiados números, problemas, ecuaciones… y letras ¡porque con los números no era suficiente!

Voy a agarrar mi libro, pero mi mano se detiene al ver que hay una carta sobre ellos ¿será? Tomo la carta entre mis manos, se trata de una hoja doblada sobre sí misma, arrugada y amarillenta, la abro.

"Tras el almacén en el descanso" dice en una letra muy oscura por la presión del grafito contra la hoja, la caligrafía es sucia y parece casi la de un niño pequeño, vuelvo a leer en busca de la broma, le doy vuelta en busca de algo más, pero nada, solo eso.

¿Una chica se interesó en mí? ¿Se me va a declarar y por fin tendré novia?

Me paso todas las clases dándole vueltas a la carta en mi cabeza. Ya es el descanso, me escabullo de mis amigos y voy a donde me indico la carta, no hay nadie, ahora seguro aparece mi amigo y me dice "te pille"

Desde el lado opuesto por el que vine sale un chico.

―Estas aquí― dice muy calmado.

― ¿Tú me mandaste la carta? Lo siento tío… no bateo para ese lado― lo último es casi inentendible debido a mi nerviosismo ante la situación.

―No vengo a declararme― una sonrisa burlona acompaña sus palabras.

―Ah vale, entonces emmm… ¿de qué va esto?

―De ti.

―De mi… creo que yo me voy― digo dando varios pasos atrás ¿busca pelea?

― No iras a ningún lado, te traje acá para hablar sobre tu situación adolescente.

―Va a ser que no, tío para hablar de eso están educación sexual y biología sabes ―esta situación se está tornando más incómoda de lo que debería.

―Ellos no podrán enseñarte lo que debes saber― se empieza a acercar a mí.

El ambiente se siente más denso, siento como si una parte de mi cerebro me jalara hacia delante, una rara sensación me recorre la espalda, camino hacia delante de forma voluntaria hasta quedar delante de él. Mis ojos conectan con los del chico, sus ojos parecen brillar, mueve sus labios. Estoy golpeando a Kevin ¿Qué? Esta sangrando, mi puño duele y mi otra mano lo tiene aguantado por el cuello del pullover ¿Por qué lo estoy golpeando? ¿En qué momento me salí de detrás del almacén? No lo sé, no recuerdo, suelto a Kevin y varias personas me apartan de él.

Estoy en la dirección, según testigos fui hasta Kevin y lo golpee sin razón aparente, pero ¿Por qué no recuerdo el trayecto o la razón que yo debería haber tenido para golpearle? ¿Qué le paso al chico de la carta? Ahhhhhhh no lo sé ¡no lo sé!

―Xavier ¿me vas a responder de una vez? ― dice la directora sacándome de mis pensamientos.

―Enserio no recuerdo nada, no sé cómo llegue hasta Kevin ni porque lo golpee.

― ¿Quieres que me crea eso?

― Es la verdad ― normal que no me crea ni dios

― ¿Y si lo llevamos a la enfermería? Puede haberse dado un fuerte golpe en la cabeza ― dice la maestra que me llevo hasta la dirección.

Tiene razón, a lo mejor el de la carta me noqueo y me dio amnesia o algo así… espera ¿es eso posible? De serlo sería muy cool.

― ¿Y lo de golpear a Kevin que fue? ¿¡Control mental!? ― dice la directora en burla ―Si Xavier tuviera amnesia estaría desorientado no golpeando a un estudiante, lo golpeo porque si y ahora no quiere afrontar consecuencias, profesora Carla, entiendo que quiera ayudarle, pero Xavier solo es un malandro.

¿Malandro yo? Pero si soy el más social y menos busca pleitos, bueno, eso ella no lo sabe porque solo entre hace tres días a esta escuela y ya al cuarto estoy involucrado en una pelea… por otro lado lo de control mental me suena ridículo hasta a mí, aunque sería increíble.

―Directora no sea tan dura con él, solo es el cuarto día ― la profe sigue intentado salvarme.

―Si se es suave con él seguirá buscando peleas, además lo que hare le servirá de escarmiento a los demás.

―Solo por esta vez, aunque sea no le castigue tan duro― casi que le ruega.

La directora la mira por unos momentos y suspira.

―De acuerdo, solo por esta vez― hace énfasis en esta ― Xavier, tu castigo será ser el encargado de la biblioteca, ya sabes: ver que se devuelvan los libros, organizar las estanterías… en pocas palabras, mantener todo en orden.

Vale, el castigo es estar en un lugar malditamente aburrido para casi todo ser humano, exceptuando a los frikis de los libros, en ese caso, puedo con ello.

―De acuerdo ¿A partir de qué día? ― la pregunta la digo de forma rápida casi inentendible.

―Comienzas mañana.

Mañana, bueno eso no esta tan mal, podría haber sido peor, pudo haberme puesto a limpiar los baños, solo pensarlo me asquea.

―Ya márchate a clases.

Salgo de la dirección, miro mis manos aun adoloridas y sangrantes, cambio mi destino hacia la enfermería. Al entrar a ella veo al chico de la carta, este observa la cama en la que descansa la enfermera, se voltea hacia mí y sonríe. Sus profundos ojos verdes son lo que más destaca de su aspecto, su pelo es castaño oscuro, casi negro, es moreno y su estatura es baja ¿1,64 o 1,67 quizás?

― ¿Adolorido por darle una paliza a tu amigo?

― ¿Qué te importa? ― mi respuesta termina siendo más agresiva de lo debido.

―Tranqui tío, quizás a la próxima te le abalances a alguien con un cuchillo, o tal vez sea algo tan simple como besar a un chico― al decir lo último se ríe.

― ¿Eres tonto o algo así?

―Uis estas un tanto furioso.

―Y tú estás un tanto más hablador de lo que deberías― me está empezando a hartar.

―Vale ¿Lo del cuchillo o lo del chico?

― ¿Para qué quieres que escoja?

―Escogeré por ti entonces, lo del cuchillo te traumaría, iremos a por lo del chico, será en un lugar privado el espectáculo ya se hizo, se perfectamente con quien.

Empieza a caminar hacia mí, otra vez mi cerebro parece jalarme hacia delante, la sensación en la espalda, empiezo a caminar hacia él, de nuevo estamos frente a frente viéndonos fijamente y mueve los labios diciendo algo. Abro los ojos, me alejo del beso, miro a la persona que tengo en frente, es uno de los estudiantes abiertamente gay, me sonríe, me da un último beso rápido y se va, miro a mi alrededor, estoy en el baño. Me limpio los labios con el dorso de la mano.

― ¿Qué tal estuvo el beso? ― se está aguantando la risa.

Volteo para ver al chico de las cartas apoyado contra los lavamanos.

― ¿Cómo? ― le pregunto.

―Ya sabes, si hubo mucha lengua, intercambio de saliva, química quizás― lo último lo dice con un tono travieso.

― ¿¡Cómo llegue acá, porque lo bese!?

―Baja tu tono o lo del cuchillo será lo siguiente, vuelvo a preguntar ¿Cómo estuvo el beso? ― su expresión se volvió seria y su voz neutra.

―No recuerdo― digo casi susurrando.

―Me pase, espera un segundo― nuestros ojos se conectan y varios recuerdos me son regresados ―responde.

―Estuvo bien para ser un tío.

―Interesante― camina hacia mi sonriendo.

El recuerdo de lo que paso da vueltas en mi cabeza, le pedí a ese que viniera conmigo, le dije que solo le retrasaría un poco, le traje al baño y lo acorrale contra la pared, después simplemente lo bese y el chico accedió, duro 2 o 3 minutos ¿qué demonios? Bese a un chico tal y como él dijo.

― ¿Confundido?

―Claro ¿Cómo es posible que pasara justo lo que dijiste?

―Me refería en cuanto a sexualidad.

― ¿Qué? ― lo miro fijamente ¿está de broma?

―lo que oíste.

―No.

―Claro que si― nuestra mirada conecta y sus ojos parecen brillar. ― ¿Estas confundido en cuanto a tu orientación sexual?

―Sí… estoy confundido― ¿qué? Que digo si soy… ¿qué soy?

―Comprendo, pero tranquilo algún día lo sabrás, no importa lo que seas todos somos humanos… espera tú y yo no.

Se da la vuelta para irse lo agarró del brazo rápido, él voltea y nuestros ojos se encuentran.

―No me sigas, déjame ir.

Y justo eso hago, me quedo en el baño mirando hacia el espejo, estoy confundido.

Llego a casa y veo a mi madre sentada en la sala viendo una novela, ella no se da cuenta de mi presencia ¿Cuánto tiempo he estado sin pestañear? Subo las escaleras hacia mi habitación, entro en ella y cierro de forma silenciosa.

Mi habitación es simple, paredes azul cielo con muchos posters adornándola, un escritorio desordenado al igual que la cama, ropa tirada por el suelo, estrellitas fluorescentes en el techo. Observo los posters que tengo en mi cuarto, son de pelis ―algunas porno― en los que salen los personajes principales junto al nombre de la peli, mujeres y hombres de buen cuerpo y aspecto.

Quito todos los posters un tanto furioso, me confunden mucho, pero más me confunde todo lo que ha pasado hoy ―incluyendo las matemáticas― tengo tantas preguntas, tal vez debería dormirme, sí, eso es lo mejor. Apoyo la mano en la cama y el dolor me recorre el brazo, observo mis puños recordando que golpee a Kevin… que raro, están vendados, no recuerdo haberlos vendado.