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la reunión zodiacal

El Gran Palacio Zodiacal, un lugar de reunión para todos los signos zodiacales de diversas culturas existenciales, es el escenario donde se toman las decisiones que cada signo del zodiaco debe seguir. Tras la audaz propuesta de Aries para enfrentar a los dioses en batallas uno contra uno con los guardianes de la Tierra, la noticia se difundió por todas las culturas del mundo. Aries y Piscis aparecieron instantáneamente en el Palacio Zodiacal, pero Aries no esperaba recibir respuestas tan rápidas.

En el centro del Palacio, se congregaban los diez signos zodiacales más poderosos de todas las culturas. A la izquierda, sobresalía Escorpio, un signo del zodiaco occidental, que emanaba belleza a simple vista. Vestía un atuendo que combinaba elegancia con resistencia. Su corselete, fabricado con una tela que desafiaba cualquier daño, brillaba intensamente. Encima del corselete, llevaba una túnica de un negro profundo, que recordaba el color de un escorpión.

En sus rodillas, lucía unas grebas doradas, notables por su grosor y acabado fino, que proporcionaban una defensa adicional. Sostenía un escudo, aunque rara vez lo empleaba, junto con una katana de tipo látigo que le permitía emular los ataques venenosos de un escorpión con su cola. Portaba joyas discretas, como un anillo, para no obstaculizar su agilidad en el fragor de la batalla.

Finalmente, sus pies estaban calzados con sandalias resistentes, mejorando su posición y velocidad en el campo de combate. La combinación de su belleza y su vestimenta robusta hacía de Escorpio un signo formidable y elegante en igual medida.

Junto a Escorpio se hallaba el signo zodiacal azteca Xochitl, que en lengua náhuatl significa "flor" y era hija de la diosa Xochiquétzal. Vestía con solemnidad real, luciendo un huipil con simbología azteca que llevaba el calendario azteca en el centro, tejido con hilos de la más alta calidad, diseñado para resistir los rigores del combate. Debajo del huipil, portaba una falda larga, conocida como tehautl, elaborada a partir de telas finas y adornada con detalles intrincados que evocaban la elegancia de una princesa.

Sus manos estaban decoradas con hojas pequeñas, al igual que Escorpio, y llevaba un anillo discreto que no interfería en la batalla. Sobre su cabeza, ostentaba un majestuoso penacho adornado con plumas únicas y exóticas que habían sido recolectadas de todo México y el continente americano, dotándola de un aire regio.

Sus pies estaban protegidos por sandalias resistentes, lo que le garantizaba una posición firme y una movilidad ágil en el campo de batalla. Pero su arma emblemática era el Macuahuitl, una vara de madera con bordes afilados y a menudo incrustada con fragmentos de obsidiana, un vidrio volcánico. Esta arma era sumamente efectiva en combate cuerpo a cuerpo, debido a su capacidad para cortar y desgarrar, convirtiéndola en una formidable guerrera en las filas aztecas.

En el lado derecho del escenario se encontraba la princesa de Cáncer, un signo zodiacal occidental. Vestía de manera similar a Escorpio, pero su túnica era de un hermoso tono azul, en sintonía con el elemento agua al que tanto ella como Piscis pertenecían. Al igual que Piscis, su atuendo exudaba la elegancia del agua en su esencia.

Su arma, por otro lado, destacaba por su singularidad. Sostenía un tridente que parecía al del dios poseído, con una configuración inusual. En lugar de las tres puntas típicas de un tridente, este arma solo presentaba dos puntas, largas y curvas, que recordaban de manera sorprendente a las pinzas de un cangrejo. Esta elección de arma era un tributo a su signo zodiacal y le otorgaba una presencia única en el campo de batalla.

Junto a Cáncer, se encontraba el signo zodiacal celta del Halcón. Este noble guerrero llevaba una túnica de excepcional calidad, confeccionada a partir de lino y adornada con patrones intrincados y colores llamativos que denotaban su estatus regio. Sobre esta túnica, portaba un manto de batalla que, además de ser resistente y práctico, irradiaba elegancia con sus diseños simbólicos que enfatizaban su posición como príncipe.

En lugar de los pantalones o calzas más formales, el príncipe guerrero elegía pantalones de batalla que le otorgaban la movilidad necesaria para el combate. Su cinturón, además de tener un valor ornamental, cumplía una función vital al sostener no solo su vestimenta, sino también sus armas, como una espada o un hacha.

En cuanto a sus armas, el príncipe celta portaba una espada afilada y un escudo resistente, símbolos de su destreza en la batalla. Sus pies se enfundaban en botas de cuero robustas que le proporcionaban protección y un firme agarre en el campo de batalla.

En lugar de una corona real, el príncipe llevaba un tocado de batalla adornado con plumas, símbolos tribales o metales preciosos, que representaban su liderazgo en la guerra y agregaban un toque distintivo a su presencia en el campo de batalla.

Al lado del signo del halcón, se encuentra la hermana gemela de Acuario, procedente de la cultura hindú, del país de la India: la poderosa Kumbha Kethu. Esta figura ostenta un gran prestigio, propia de una princesa de la India. Su vestimenta se describe de la siguiente manera: un sari lujosamente adornado con bordados y joyas, diseñado para permitir movimientos ágiles durante el combate. Puede llevar pantalones ajustados debajo para mayor comodidad y libertad de movimientos. Sus pies están calzados con zapatillas de cuero suave y flexible, adaptadas para el combate y decoradas con detalles integrados y bordados. Como accesorios, lleva dos brazaletes dorados en los brazos que la protegen de casi todas las armas, y en su cuello luce varios collares de colores llamativos y exóticos.

Al lado de Kumbha, se encontraba el signo zodiacal del Dragón, proveniente de los países de Japón y China. Este gran guerrero irradiaba fuerza, como lo demostraba su vestimenta. Portaba un hakama en blanco y rojo, adornado con bordados de símbolos japoneses y chinos. En sus pies llevaba unas botas tabi, combinando calcetines tradicionales japoneses con suelas finas de tabi para permitir movimientos ágiles.

Al lado del signo del Dragón, llegó el signo que prefiere la justicia, aquel que busca el equilibrio en todo, Libra, signo occidental, con vestimenta de color verde. Llevaba una clásica túnica, propia de las princesas de la antigua Grecia, y unas sandalias de cuero robusto con suela gruesa para una mejor estabilidad en el campo de batalla. Su arma era poco común: dos pequeñas dagas que, al combinarse, formaban una balanza. Nadie ha sabido para qué sirve esa combinación, ya que Libra nunca ha mostrado todo su poder.

Detrás de Libra, se encontraba el signo zodiacal del Tigre, procedente del país del sol naciente, Japón. Ella llevaba un kimono hecho por los mejores tejedores de todo Japón, con una tela fina y flexible para una mejor movilidad en la batalla. En sus pies, traía unos zori reforzados para soportar las intensas batallas, con suelas gruesas y correas ajustadas para mantener el pie seguro.

Al lado del signo del Tigre, llegando desde México, se encuentra un signo poco conocido de la selva: el Murciélago, perteneciente al zodíaco maya. Viste una vestimenta de color naranja, con un casco con forma de murciélago y una armadura ligera. Su piel está adornada con símbolos antiguos de la cultura maya, y en sus pies lleva unas sandalias de cuero con suela gruesa para enfrentar grandes batallas.

Al lado del signo zodiacal del Murciélago, encontramos otro signo no muy conocido pero sumamente fuerte: el Estaño, un alquimista. Ella lleva una clásica vestimenta de color gris como la plata, una túnica larga y fluida con simbología de renacimiento. Además, porta un cinturón con varios bolsillos que contienen materiales mágicos. En sus pies, lleva unas botas de cuero resistente, y para completar su atuendo, luce un clásico sombrero.