Tiempo más tarde, él sigue en mí.
El tiempo dirá, o el universo, que es a quien él pedía.
Pero si existe una mínima posibilidad, yo salto a sus brazos y me acurruco, sin pensarlo ni un solo instante.
Porque en 24 horas esos brazos fueron hogar.
Llegué a enamorarme de ellos, con su ojo, su meditación y su tiburón :)
Y eso no se encuentra en cualquiera.
Él no era, es y será.
Él es diferente.
Él es especial.
Él siempre será mi Chimichurri.