5. Su historia

Hacía un poco de fresco, por lo que yo me quedé en falda larga y la parte de arriba del bikini.

Él sin camiseta, ninguna pega por mi parte.

Ahí pude fijarme en sus tatuajes: en un brazo, un tiburón dando la vuelta hecho con puntitos; y en el otro, un ojo con una persona meditando.

Recuerdo que él estaba muy moreno, porque ya lo era de por sí y por haber estado días caminando debajo del sol. Pero su color me pareció enigmático. Aunque no tenga sentido, un color que quieres sentir, quieres tocar. No su cuerpo, sino como estaba "pintado".

Bueno, que me desvío con el cuerpo del muchacho... (que no estaba para nada mal, todo lo contrario)

Sin pedir permiso, como si nos conociéramos de toda la vida y sin él sabiendo que yo no era muy dada a la cercanía o el contacto de las otras personas, decidió tirarse en mi toalla e invitarme a sentarme con él.

Ahí fue cuando realmente empezamos a conocernos o al menos nuestras historias.

Él medio tumbado, con la cabeza apoyada en su codo. Yo sentada con las piernas cruzadas, dispuesta a escuchar su historia.

Y ahí se abrió, sin tener por qué hacerlo, pero queriendo. Contándome cómo había sido su vida hasta el momento.

Hacía tiempo que no me concentraba tanto en algo. Que una historia me intrigara tanto y queriendo saber más y más. Más de él.

Porque mucho de lo que decía podía ser una vida medio normal, pero yo pude conocerle por cómo se expresaba, por cómo hablaba de su país de origen, su ciudad natal, las personas que quiere, etc.

Ahí vi al verdadero hombre que tenía delante. Y me gustó, mucho.

Tenía una labia, el muy capullo...