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CAPITULO VIGÉSIMO: JUEVES TRES DÍAS ANTES DE LA LLEGADA DE LOS METEORITOS

1

Durante el desayuno que tuve con Linnet, no pude evitar verla de una forma muy especial. Su cabello, su mirada, inclusive aquella boina negra adornada con una pluma me eran demasiado bellas para no poder admirarla, quizás, en el fondo, intentaba no enamorarme debido a todo lo que pensaba sobre las mujeres; pero ella me mostró que esa idea era estúpida. No era el género lo que primaba en la superioridad y la inferioridad. Entonces ¿qué era? Confieso que aun no lo sabía; pero quizás ella lo supiese, ¡no! No podía, ni quería, dejar que ella supiese lo que había dicho a mi amigo Tim. no por temor de sus golpes sino por temor a su rechazo. La quería; pero no me atrevía a decirlo, no pensaba que fuese su tipo. Mientras la observaba descubría que inclusive sus expresiones de gusto, al comer esos Hot Cakes, me provocaban felicidad. Durante toda esta aventura ella siempre sabía lo que pensaba y reaccionaba al instante; pero ¿Por qué no decía ni hacia nada ahora? Era claro que ni estaba tratando de pensar en otra cosa ¿a no ser qué…? Yo no pensaba en realidad, yo sentía. Sentía felicidad, sentía amor, sentía cariño. La Exploradora no podía leer los sentimientos de las personas, o quizás sí; pero solo cuando estaba concentrada. Sin previo aviso me levanté y le dije

- Pienso salir un momento quiero ver a mi amigo, ya sabes por lo de la fiesta

- Está bien pero ten cuidado, el helicóptero sigue por allí- me dijo sin cambiar siquiera de expresión

- Gracias- le respondí retirándome del lugar

- Por cierto John- me dijo ella con una voz tranquila a la vez que seguía comiendo su desayuno

- ¿Qué?- le pregunté sonriente, ya me encontraba fuera del observatorio

- Yo también te quiero amigo – me dijo con una sonrisa tierna, luego me guiñó el ojo y después de eso desapareció, el desayuno había terminado

Sin saber que hacer solo me limité a sonreír.

2

Durante mi caminata por la ciudad no pude ver nada fuera de lo común, excepto algunos soldados a caballo patrullando las calles. Al parecer la policía había pedido ayuda al ejército para poder resolver el problema con el asesino Feminys. Tal parecía que le atribuían la muerte de mi padre anoche junto con la explosión de su casa. No faltaban los sacerdotes que decían que el fin de los tiempos se encontraba cerca y, juzgando por lo que había visto, si fallábamos ellos estarían en lo cierto.

3

Me debía encontrar por Picadilly cuando vi a mi amigo paseando por la calle. Él me saludó en cuanto me vio y se acercó con el rostro lleno de felicidad

- ¡John amigo mío!- exclamó dándome un abrazo- ¡gracias a Dios estas bien!, iba a verte en cuanto supe de la noticia, lo siento mucho de verdad

- No me encontraba por allí por fortuna- mentí con verdadero pesar

- ¿Cómo se encuentra Linnet?- preguntó con autentica preocupación- ¿ella está bien?

- Si, ha sido ella quien me ha sostenido estos días- le conté ruborizándome un poco

- ¡Ven!, tomemos algo, un té, por supuesto, aunque no sea la hora de tomarlo, dudo que importe por el momento- me invitó cordialmente mi amigo para que pudiese reponerme de mi tristeza, en su sonrisa había algo agradable que por algún motivo me inquietaba un poco

- De acuerdo, de todas formas quería hablar contigo- acepté su invitación debido a que, inquieto o no, su intento de agasajarme me parecía autentico y eso era lo que importaba

- ¡Adelante!- exclamó a la vez que me tomaba del brazo para llevarme al bar más cercano

Cuando llegamos, nos sirvieron un té helado y allí fue donde decidí contarle a Tim sobre cómo era mi vida con Linnet, obviando algunos detalles importantes, como el que era de otro mundo claro está.

4

Después de meditar lo que le había dicho durante unos minutos él se sonrió y dijo con una voz demasiado alegre

- John mi viejo, creo que eres una de esas damas frágiles como porcelana que tanto odias

- ¿De qué hablas?, ¡no soy una dama!- exclamé indignado a la vez que golpeaba la mesa con mi taza de té

- Pero si eres frágil, según lo que me cuentas, tuviste una pelea en donde caíste inconsciente. Linnet pareciera que te salva de apuros en todo momento y si hubieses estado anoche en lo de tu padre lo más probable es que ella te hubiese salvado, siempre y cuando hubieses perdido el conocimiento o algo por el estilo. siempre te está cuidando, juro que si te hubiese ayudado en esa pelea tú serias el que cae inconsciente o hay que salvar. Una especie de caballero en apuros- luego rió un poco mientras decía- inclusive algo me dice que Linnet es una dama muy inteligente

- ¡Tim!, me sorprende este tipo de comentarios siempre hemos sido amigos ¿lo olvidaste?- exclame totalmente indignado, no por que pensara que me mentía y me insultaba sino porque en realidad él decía la cruda verdad, solo que no deseaba verla todavía

- Y los amigos se dicen la verdad, por más que esta duela, mira no quiero ser duro contigo. Estas triste y necesitas alguien con quien hablar para no llorar como una dama; pero también porque me importas es que debo hablar con franqueza- se disculpó Tim con una sonrisa agradable a la vez que su expresión agradable le daba un aire de simpatía que hacía imposible cualquier otro tipo de respuesta

- Tienes razón, lamento mi estallido y me alegra poder contar contigo en esto amigo mío- me disculpé completamente avergonzado, bajé mi cabeza intentando no mostrar otra emoción y ser fuerte por mi padre

- No hay problema, ahora terminémonos el té helado que quiero presentarte a alguien- me dijo sonriendo

Sin mediar mas palabras asentí y terminé de beber mi te.

5

Luego de retirarnos del bar seguí a mi buen amigo hasta un lujoso hotel conocido como "Grand Palace", en ese lugar se hospedaban las figuras más famosas y lujosas de la sociedad inglesa o extranjera. No podía creer que mi amigo pudiese conocer a alguien que se hospedase allí. Pensé que podría ser un empleado o algo por el estilo; pero cuando se acercó a donde estaba el recepcionista, le preguntó si una persona en concreto había llegado. El recepcionista le dijo que si y le aseguró que en ese momento lo estaba esperando.

Subimos por las escaleras hasta el segundo piso y allí, en la puerta veinticinco, Tim golpeó la puerta. Esta se abrió saliendo una dama muy bien vestida con un atuendo negro con líneas doradas, de cabello negro y ojos verdes

- Buen día Celine- le saludó Tim- ¿se encuentra el señor Hamill?

- Ahora le digo que llego señor Steel- le contestó haciéndonos pasar, con un ademan de su mano, al lujoso cuarto

Después de unos minutos de espera apareció un hombre alto y regordete con el cabello canoso y un bigote que se unía con sus patillas. Se trataba del señor Christopher Hamill el dueño de las frigoríficas Hamill y uno de los propietarios de la presa Stinky que unos días atrás se había roto por falta de mantenimiento.