webnovel

CAPITULO DÉCIMO SEXTO: SIEMPRE EN MI CORAZÓN PARTE 2: EL SALUDO DEL REINO

1

Intenté levantarme; pero Linnet no me dejó, al ponerme nuevamente su suave, pero fuerte, mano en el pecho.

- ¡Tenemos que detenerla!- exclamé- ¡esos chicos corren peligro!

- Tranquilo John- me dijo suavemente, haciéndome acostar en mi cómoda cama- ellos aun se encuentran bajo custodia policial; pero mañana serán llevados a vivir con su tía, en Oxford, allí es cuando piensa atacar

- ¿A qué hora piensa hacerlo?- le pregunté asustado

- Cerca de las siete de la tarde, una hora antes de que el tren parta- me contestó con calma a la vez que me miraba con cariño

Suspiré e intenté relajarme. Esa asesina infame pensaba desquitar su ira en los inocentes niños. No podía quedarme de brazos cruzados, por lo que pensé en preguntarle a Linnet el nombre de la asesina; pero ella me sonreía con una cierta astucia. Sabía lo que estaba pensando por lo que me dijo.

- Todavía no te encuentras en condiciones John, la golpiza fue muy grande y necesitas descansar, saber el nombre de la asesina no ayudara a que te mejores, será mejor que termine de contarte el significado de nuestro saludo y cuando empezó a usarse como una señal de identificación

- Pero ya lo hiciste Linnet- le dije sorprendido

- No, lo que te dije era como comenzó a usarse; pero no cuando se empezó a imponer- me respondió Linnet con una sonrisa que emanaba orgullo y cariño

Dicho eso la Exploradora de Grumsier habló

2

"Ocurrió durante los últimos años del imperio Romano, la ciudad de Grumsier se encontraba bajo la amenaza de la invasión bárbara de los Hunos. A pesar de que Atila había muerto, sus propios hombres no decidieron ceder ante el poderío Romano y junto con otras tribus Nórdicas, como los Visigodos, terminaron por tomar varias ciudades del imperio. Al final la gran y poderosa Roma terminaba siendo humillada por aquellos a quienes desprecio en el pasado; sin embargo, en la ciudad de Grumsier, el filo de los Hunos aun no había llegado. El gobernador de la zona se encontraba muy asustado y las tropas Romanas de la ciudad eran pocas. El gobernador, Marco Nulio, pensó que las tropas bárbaras nunca atravesarían las murallas de la ciudad; pero todos sabían que eso no era verdad, si los Hunos deseaban llegar a la ciudad entonces lo harían, con o sin murallas."

"Marco Nulio era un hombre muy cobarde que no deseaba quedarse a pelear por la ciudad; pero tenía la esperanza de que las tropas del emperador apareciesen de inmediato y fuesen salvados de cualquier amenaza. El gobernador tenia familia, una esposa y un hijo muy joven que era muy querido por su madre. Debo resaltar que, en ese entonces, las mujeres vivían un mundo muy distinto al de los hombres. Mientras que, aquellos brutos, solo existían para la guerra, sus mujeres deseaban la paz a cualquier costo; sin embargo, el ver como los hombres enviaban a sus hijos a combates, sin sentido, de los cuales muchos no retornaban las terminaba molestando. En ese entonces varias mujeres, de las distintas clases sociales Romanas, se juntaban a escondidas en un lugar muy discreto. Me refiero a la viña de la anciana Virlotia, hogar de Irene Virlotia, ese lugar seria conocido, después como el palacio de Virlotia, lugar donde residen la Reina suprema y su familia."

"Sin embargo, en aquel entonces, era una viña muy sencilla en donde vivió una anciana madre que había perdido a sus hijos, en una de las tantas guerras del imperio o a manos del emperador. En ese momento solo residía su nieta, Irene. Allí las mujeres se reunían en secreto para hablar cosas que no mencionarían delante de los hombres. Podían opinar de lo que sucedía en su ciudad libremente y también podían decir lo que pensaban sin que nadie les reprochara al respecto. Puede decirse que se creó una hermandad entre ellas y contaban con una contraseña propia para poder entrar en la viña. Como habrás adivinado esa contraseña era: "Semper In corde meo", siempre en mi corazón. Ya mencione que era una broma al saludo legionario; pero, con el tiempo, se fue convirtiendo en otra cosa. Las mujeres, de la ciudad de Grumsier, eran muy distintas a las de las otras ciudades. Ellas tenían una conexión especial que les permitía confiar la una a la otra y también defenderse mutuamente de ser necesario. Todas y cada una de las mujeres de Grumsier eran una unidad de combate secreto. Hubo ocasiones en las que, a escondidas, practicaban el uso de la espada, el tiro con arco y la estocada. También, de a poco, iban mejorando el combate cuerpo a cuerpo. Las razones por las que las mujeres de Grumsier hacían todo eso era muy sencilla: odiaban ser menospreciadas por los hombres, ser sus esclavas o juguetes sexuales, no tener voz ni voto en nada, además de ver a sus hijos ser convertidos en soldados o a sus hijas casarse con sujetos viles. Todas tenían el mismo problema y todas soñaban con el día en que podrían mostrar a los hombres su superioridad."

3

"Ese día llegó cuando fueron vistas, desde las lejanías, un ejército invasor Huno. El gobernador de Grumsier se encontraba asustado, porque las tropas Romanas no aparecían y sus propias tropas eran menores en tamaño, comparada con las tropas invasoras. Marco Nulio esperó por algunos días, completamente asustado, a que las Legiones Romanas hicieran su entrada triunfal; pero ellos nunca llegaron, para el tercer día posterior al avistamiento, el gobernador de Grumsier se encontraba aterrado y tomó la peor decisión de todas: recluto a los niños para poder tener un ejército. Encontrándose entre ellos su propio hijo."

4

"Marco Nulio había tomado la decisión de alistar a su joven hijo para pelear contra los salvajes Hunos; pero no solo tomó esa fatal decisión, también quiso huir con su esposa en el mismo momento en que su hijo, junto a los demás niños de Grumsier, peleara en el campo de batalla, a las afueras de la ciudad, contra los barbaros que no pensaban dejar a nadie con vida. La mayoría de las mujeres de Grumsier se encontraban furiosas al ver como sus pequeños niños, que debían contar con la edad de diez a doce años, eran llevados por los pocos soldados que también eran jóvenes, el más grande de ellos debía contar con diecisiete o dieciocho años. Durante el cuarto día, los temibles Hunos se encontraban a diez metros de la ciudad. Marco Nulio preparó su carruaje y, tomando una postura valiente, les habló a sus "tropas" diciendo que pelearían por la gloria de Roma, les aseguró que las tropas del emperador se encontraban cerca y, para el anochecer de ese cuarto día, todos serian condecorados como héroes. Por supuesto que todo eso eran sucias mentiras. Las tropas imperiales nunca vendrían, la ciudad estaba perdida y el gobernador, que hablaba de glorias pasadas, tenía intenciones de huir de la ciudad. Lo que Marco Nulio no sabía era que su esposa, junto con todas las mujeres de la ciudad de Grumsier, tomó la decisión de armarse y enfrentar a los hombres de una vez por todas. Durante la noche se escabulleron en las barracas, tomaron posesión de todas las armas y escudos que pudieron, luego se vistieron como Legionarios. Marco Nulio no pudo reconocer a las mujeres entre las tropas que tenia. Una vez que se abrieron las puertas y los Hunos corrieron a tomar la ciudad, fue que el gobernador Marco Nulio intentó huir; pero fue su mujer la que le disparo una flecha a su corazón y lo mató en el acto. Despojándose de los cascos, todas las mujeres de Grumsier se arrojaron a la batalla y pelearon contra los Hunos, con la misma ferocidad de un Hombre. Aquellos salvajes no podían creer que las mujeres les hicieran frente de esa manera. Por otro lado los niños y jóvenes soldados se encontraban seguros en las habitaciones de las barracas, que habían sido trabadas para que no salieran. La batalla fue intensa y duró un día entero; pero para cuando el quinto día comenzaba a salir, fue cuando las tropas de Grumsier pudieron repeler a los salvajes Hunos, los cuales no tuvieron otra opción que retirarse. La batalla había terminado y las mujeres tomaron posesión de la ciudad."

5

"Cuando la batalla terminó, fueron las mismas mujeres las que liberaron a sus hijos de las barracas. Todos los hombres que no eran soldados, sino civiles o senadores, fueron llevados ante la esposa del antiguo gobernador y les obligó a que la reconocieran como su Reina absoluta. Los hombres no tuvieron otra opción que inclinarse ante ella. No pasó mucho tiempo para que, la Reina de Grumsier, decidiera obligar a los hombres a vestirse como mujeres, en tono de burla y, bajo la amenaza de azotes y ejecuciones por parte de las mujeres del Reino quienes serian llamadas posteriormente Damalleras, lograron subyugar a todos los que estaban en su contra, fuese hombre o mujer machista. Fue así como el Reino femenino de Grumsier nació y uno de sus saludos seria "Semper in corde meo, siempre en mi corazón."