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Capítulo 1: Hermosa inclusive muerta.

Desde niña, fui anormalmente bonita. Bonita, pero huérfana.

Se puede decir que tuve una infancia normal, quitándole el hecho que crecí en un orfanato indignado de tenerme. O al menos eso es lo que dicen.

No era mala, pero tampoco buena. Yo simplemente era otra chica más que había nacida con sus privilegios y desventajas. Como cualquier otro ser humano.

Sin embargo, la gente me veía de dos forma: Un ángel o una Zorra.

¿Me importaba? Al principio si, pero me dejó importar luego de graduarme de la Universidad en el país donde nací con mi licenciatura en Psicología, otro en Educación, un título en Música y un Menor en trabajo social.

Si señor, pase por esa fase de "solo por tener una cara bonita no significa que no tenga cerebro". Y lo demostré.

Gracias a mis esfuerzos, logré ser contratada en una Universidad en el extranjero, ayudaba en un orfanato como psicóloga voluntaria y hace música como pasatiempo.

Mi vida era ocupada, pero me gustaba así.

Y no solo tenía todo lo bonito en esto. Si no, también tenía un harem.

Si, tenía un harem. Mi mejor amigo, el amigo de mi mejor amigo, un ricachón viudo de 57 años y contando (un sugar daddy en otras palabras), el Director de la Universidad donde trabajaba que tiene unos 40 años, el presidente de un CEO de una compañía famosa en el extranjero, y uno de los más letales mafiosos de México.

¿Era molesto? Si. ¿Traté de deshacerme de ellos? ¡Por supuesto!

¿Logré deshacerme de ellos? Claro que no. Su orgullo les impedía dejar de perseguirme. Como a todos los hombres.

Al final, me dije, '¡Al diablo con esto! ¡Si ellos quieren sufrir, lo haré sufrir!' Me propuse a tomar mi celular y hacer una cita con el señor viudo por mensaje mientras iba a la oficina de Él Director de la Universidad. 'Veamos quien llora al final'. Guardé mi celular y me dedique a entrar a la oficina para devorarme al director a besos.

El Director me abraza de la cintura y y me sienta en sus piernas. <<Exacto. Ámame, ámame y veras como te hago arder.>>

Desde esa día, mi vida se volvió mucho más agitada.

No había día en el que no recibiera rosas, chocolates, y hasta joyas.

Mi primera cita con el viudo fue propuesta por mi, pero sólo si el pagaba todo y me compraba algo caro. El accedió demasiado rápido. Pero eso fue mejor para mi. No tuve que pagar ni mi vestido.

Con mi "ex mejor amigo", fuimos a ver una película. Ambos pagamos.

El amigo de mi "ex mejor amigo" me llevó al zoológico. Ambos pagamos.

El Director tuvo mi primer beso y casi me toma en su oficina. La adrenalina casi me deja sin virginidad.

El CEO me llevó de viaje a Dubai. Lucí una de las joyas que e, viudo me dió para celar al CEO. Casi me arranca la ropa en el proceso.

Y el mafioso me compró un coche de la mejor tecnología Tun mejor apartamento de el que tenía. El lo paga todo el tiempo.

Mi paga de maestra de Psicología y todo el dinero que los señores me dan sin pestañear hizo alzar mis estándares de vida. Empecé a desear algo más carnal. Pero eso implicaba elegir. Y a mi JAMÁS me gustó elegir.

Por lo que simplemente dejé lo de lo carnal en abstinencia, y me rehusé a tener algún contacto "pecaminoso" con alguno de ellos. Obviamente, algunos comenzaron a desesperarse y a demandar "azúcar", pero yo siempre dejé en claro quién era el desesperado en las relaciones.

Fuera de eso, todo bien.

Hasta que. . .

¡¡Terminé siendo atrapada por los cinco!! Me mandaron mensaje de querer ir a mi apartamento en tres días. Al mismo tiempo.

Sabía que era hora. Una vez que me vaya, no había vuelta atrás.

Empaqué todo lo valioso.

Mandé mi carta de renuncia. Empaqué mis cosas y tomé el primer vuelo a Tokyo, Japón.

No se qué pasó con ellos y tampoco quise averiguarlo. Algo es seguro, jamás volví a escuchar de ellos.

Y si se lo preguntan, si. Morí por el típico cliché japonés de el camión arrollándote por no andar abusado por ambos lados.

Por lo menos había hecho una testamento antes de morir. Quizás fue por mi paranoia, pero tampoco quise dejarle mis cosas al Estado de Japón. Todo lo que se me fue regalado será de vuelto a quienes me lo dieron. También se le entregarán un par de cartas a todos en mi harem declarándome culpable, dando mis razones por hacer lo que hice y que morí.

Quizá hice las cartas por que no quería ser olvidada como cuando me abandonaron en el orfanato.

Y el dinero que yo misma ahorre con mi propio empleo, se iría a la Organización de la Salud Mundial para investigar el cancer.

Para mi velorio, me pondrían en el mejor vestido que tenía, toda maquillada y perfumada.

Viéndome hermosa aún estando muerta.

.

.

.

.

Lo siguiente que se al cerrar mis ojos, es que todo estaba oscuro. No me gustaba la oscuridad. También estaba apretado y calientito, lo apretado me daba claustrofobia, pero lo calientito me daba seguridad.

Comencé a retorcerme y noté que comenzaba a abrir paso al romper algo.

Pronto, vi una luz y comencé a sacar mi mano por donde venía la luz. Había vuelto a nacer.

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