33 Capitulo 31 - Frontera

En las murallas de la Fortaleza Withe Steel se paraba la figura solitaria de una mujer pelirroja, ella observaba el cielo antes de voltear su mirada hacia el norte y soltar pequeños suspiros mientras pensaba en su amante que se encontraba a kilómetros de distancia.

Fue entonces que una figura diferente apareció a su lado desde el vacío del espacio, como si se hubiera teletransportado hasta ese punto de la nada.

Liza retrajo su mirada y observo a la mujer semielfa que se paró a su lado en silencio, esto provoco que las cejas de Liza se arrugaran por un momento, pero al final solo volvió a observar hacia el sur nuevamente, directo al campo de batalla desde donde los muertos avanzaban, como si la mujer a su lado no fuera diferente al aire.

"¿Realmente no lo consideraras? somos el equipo más fuerte, estoy segura de que si te unes a nosotros aumentaran las posibilidades de tener éxito en la misión." - no dirigió su visión a la pelirroja en ningún momento, pero aun así se pudo notar un poco de emoción en su normalmente fría voz.

"Ya les dije que no me interesa tirar mi vida a la basura... si están tan desesperados por ganar fama y poder pueden hacerlo por su cuenta, no me involucraré." - un tinte de desprecio en su voz dejo claras sus intenciones, esto provoco que la semielfa la mirara por primera vez desde que comenzó la conversación, solo el odio en sus ojos mostraba la ira acumulada dentro de ella.

"Eres una cobarde... si tienes miedo puedes decirlo en lugar de insultarnos... como puedes despreciarnos por hacer aquello para lo que no tienes agallas, si nosotros tenemos exito, toda esta guerra acabara." - Aunque quiso seguir diciendo más, se dio cuenta de que sus palabras solo caían en oídos sordos, ya que la mujer pelirroja comenzó a caminar lentamente a su departamento. - "..."

"¿Realmente no soy merecedora de que escuches mis palabras?" - al final la mujer solo pudo soltar un suspiro antes de que su figura desapareciera en el vacio, como si jamás hubiera estado en aquel lugar.

Por otro lado la mujer pelirroja, quien naturalmente es Liza... llego a su departamento y comenzó a preparar su cena, luego de lo cual cambio su atuendo a unos pequeños shorts combinados con una camiseta sin mangas de color negro, una vez estuvo preparada se acostó suavemente en su cama sin olvidar colocar su lanza a un lado de la cabecera.

"Realmente se siente frio... debí haberla dejado encerrada en mi habitación, de esa forma hubiera estado a salvo y mi cama no estaría fría." - Expreso Liza con frustración antes de que su mente comenzara a vagar en los recuerdos de la última noche que paso con Samantha.

El calor recorrió su cuerpo al recordar como fue su propia amante quien se entregó a ella, su piel suave, sus grandes pechos, sus caderas... al recordar el sensual cuerpo que fue suyo antes de cualquier otra persona y que sin duda nunca abandonaría no pudo evitar estirar su mano entre sus muslos.

Cuando por primer vez en su vida tuvo el impulso de buscar placer por sí misma, esto la llevo a meter la mano dentro de sus pequeños shorts que ahora tenían una pequeña mancha de humedad en su entrepierna, luego de lo cual sus dedos tocaron su pequeña hendidura.

Una corriente eléctrica paso por su cuerpo cuando el extraño sentimiento la invadió, si bien en el pasado tuvo intimidad y relaciones sexuales con Samantha, lo cierto es que en su presencia siempre creció su compañero, y esta vez por otro lado al no estar ella, solo pudo complacerse como una chica, por tanto fue su primera vez experimentando estos sentimientos.

"Nhg... Samantha..." - un gemido escapo de su boca cuando trato de adaptarse a las intensas reacciones y sensaciones de su propio cuerpo, sin embargo eso no evito que tanto los gemidos así como el nombre de su pareja comenzaran a salir.

"¡Ahhhh!" - cuando uno de sus dedos se hundió dentro de su vagina causo que sufriera un fuerte espasmo antes de sentir que su cuerpo se debilitaba, esto la dejo muy confundida al no entender como perdió toda su energía tan fácilmente, sin embargo el regusto del orgasmo junto a los pensamientos de su amada cobraron su pago y enviaron la conciencia de Liza a un dulce sueño.

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El día siguiente dentro de la Sala de guerra en la fortaleza, se reunieron las principales fuerzas del lugar, así como los enviados de la capital y el comandante a cargo de la defensa en la que ahora se había convertido en la nueva frontera del sur.

"Escuche al respecto, pero ¿estás segura de que no te unirás?" - el comandante se dirigió a Liza quien permaneció indiferente en el borde de la habitación, como si no tuviera gran interés en los planes ideados en aquella sala.

"No es la primera vez que me preguntas, y mi respuesta sigue sin cambiar, no tengo interés alguno en perder mi vida en una misión sin sentido." - Su negativa provoco que los presentes fruncieran el ceño, pero al final ninguno tuvo el valor de enfrentarse a la mujer, por lo que todos dirigieron su visión al mapa en el centro de la sala en la habitación.

"Sabes que como el hombre a cargo de la defensa ¿está en mi poder el disponer de todos los soldados y recursos en aras de la protección del Reino?" - al final resulto que no todos estaban tan asustados para responderle a Liza, pues el comandante no aguanto su actitud y termino haciendo lo que ningún otro se atrevió, la amenazo.

"De acuerdo." - Liza dijo esas palabras antes de pararse correctamente y comenzar a caminar a la salida, esto causo que extrañas miradas se dirigieran a ella, al mismo tiempo se pudo escuchar un pequeño suspiro salir de la boca de Grace quien ante tal situación no dijo nada en absoluto.

"¿A dónde cree que va? No puede abandonar una reunión por su cuenta..." - el comandante casi exploto cuando se levantó de su asiento, pero aún pudo conservar la mayor parte de su cordura y no ataco a Liza, o su propia vida es la que se hubiera extinguido en ese momento.

Liza por su parte alcanzo la puerta haciendo oídos sordos, solo que antes de abrirla dudo por un momento luego de lo cual hablo sin voltear mientras sujetaba la perilla de la puerta.

"Yo no pertenezco al reino, soy parte de las tribus libres en el este... por lo tanto no estoy obligada a prestar servicio en el reino y menos aún a arriesgar mi vida por nadie... viendo que nuestro acuerdo no puede cumplirse me retiraré de la fortaleza." - sus palabras provocaron que la cara del comandante palideciera, ya que era cierto lo que Liza decía y al llegar a su puesto se le dio la información aunque en aquel momento la descarto rápidamente, era cierto que estaba informado.

"S-Señora Grace... ¿usted podría...?" - el nerviosismo era palpable en sus palabras, pero cuando vio la mirada abatida de la fuerte mujer se dio cuenta de que para ella también era imposible resolver la situación, por lo menos era imposible hacerlo de la forma adecuada.

Liza por su parte salió de la sala y se dirigió al Templo de la ciudad, su intención de encontrarse con la sacerdotisa Sandra era obvia después de todo antes de salir de la ciudad debe aprender sobre la ubicación de Samantha, o terminará vagando sin rumbo.

Así al llegar al templo pidió una audiencia y en poco tiempo ya se encontraba sentada frente a Sandra quien al escuchar la historia de Liza solo pudo suspirar en silencio.

"Era de esperarse, ese Comandante es un Conde enviado por la capital, probablemente ha estado acostumbrado a ser quien siempre ha estado sobre otros y no se siente cómodo al ser ignorado o rechazado constantemente por una semihumana o plebeya." - Sandra sonrió con ironía mientras declaraba su punto, Liza por su parte solo permaneció en silencio.

"Aunque entiendo tu punto y estoy de acuerdo en que no es una gran idea que te quedes, al final tendré que pedírtelo... no por mi seguridad o la de la fortaleza, sino por esto." - Sandra se explicó rápidamente al ver que Liza fruncía el rostro, y al final saco una pequeña caja debajo de la mesa en la cual estaba colocado un pequeño frasco con una extraña sustancia azul.

"No es algo malo, por el contrario esto fue un regalo que te envió tu mujercita, jaja no tengo idea de que clase de fortuna posee esa chica, pero esto es algo que incluso el Rey salivaría por tener..." - Cuando Sandra noto la expresión de sorpresa en el rostro de Liza no pudo contenerse más y comenzó a reír a carcajadas mientras recordaba su propia expresión al ver la caja que envió Samantha.

"Cuando me envió una carta pidiéndome que le consiguiera a la Dríada pensé que se burlaba de mí, jamás imagine que por el contrario terminaría recibiendo tan grata sorpresa, aun así creo que ahora será un poco más fácil explicar mi punto." - Liza asintió mientras abría el frasco y bebía el contenido en un solo trago.

"Mira, sé que puede sonar poco convincente... pero tengo plena confianza en mis palabras, y creo que por el bien de todos deberías tratar de darle un poco de espacio a la joven... si ella se queda a tu lado es muy probable que no pueda desarrollarse, y eso limitara fuertemente su futuro." - la expresión de Liza permaneció imperturbable como si las palabras de Sandra no le provocaran ningún efecto.

"Sigh. Realmente eres alguien difícil sabes... recibí un oráculo de la capital hace unos días, las únicas palabras en él eran [La Lizardkin no debe abandonar la fortaleza] y no sé si estás enterada pero Samantha tiene una bendición de un dios." - Por segunda vez durante esta conversación la expresión de Liza cambio, al final se levantó en silencio y con total tranquilidad le indico a Sandra.

"Necesito que recojan todas mis cosas del apartamento, me instalaré en una de las habitaciones de este templo." - al terminar sus palabras y sin esperar respuesta Liza salió permitiendo que la Sacerdotisa soltara un suspiro de alivio.

"Es tan dificil razonar con esa mujer, pero me alegro de haberlo logrado... de otra forma hubiera tenido que usar mi ultima carta." - en su escritorio literalmente se encontraba un sobre blanco con una carta que Sandra esperaba no usar.

Al final Sandra penso en la joven semihumana que vino a su templo, misma mujer que no dudo usar la violencia en este lugar para proteger a un orco, y quien solo un mes despues de irse encontro lo que fue un tesoro con un valor absoluto.

"No hay forma de que una mujer que ni siquiera llego al nivel 10 haya sido capaz de escapar viva del bosque del sur, ni hablar de obtener materiales de un rango tan alto, solo estar en presencia de un monstruo de tal rango es absurdo." - Sandra saco algunos informes sobre lo que pudo aprender de Samantha y nuevamente se maravillo leyendo su historial.

"Asesino al hijo de un directivo del gremio de aventureros... probablemente ese hombre aun está investigando al respecto, luego de eso sobrevivió a la batalla defensiva contra el ataque de orcos y Ghouls... escapo antes de que atacara la quimera, venció a un ciclope y antes de que llegara Liza logro cortarle dos cabezas a la quimera." - las batallas sin duda fueron duras, pero siempre logro sobrevivir.

Es como si antes de que llegara a su límite alguien apareciera para salvarla, batalla tras batalla se fortaleció... esto era algo más que una simple bendición de un dios, era como si el mundo mismo protegiera a la joven.

"Necesitamos ocultar toda su información o alguien puede intentar deshacerse de ella." - mientras Sandra reanudaba su trabajo un dicho vino a su mente, cuando alguien es excepcional... su luz se vuelve tan fuerte que puede terminar deslumbrando a los demás, y no faltara aquel que busque apagarla.

Una pequeña sonrisa irónica apareció en los labios de Sandra cuando se dio cuenta que incluso ella no pudo evitar pensar en formas de ayudar a la joven.

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Frente a un espejo de cuerpo completo Samantha admiraba su figura en su nuevo conjunto de ropa, este conjunto que fue enviado por Trish y aunque aún le parecía revelador, lo cierto es que resaltaba su belleza no obstante no pudo evitar llevar su mano hacia su cabeza en varias ocasiones, siempre tocando el punto donde una vez estuvo su oreja.

"Maestra, ¿ya está lista?" - pregunto Ria entrando a la habitación, sin embargo, al ver la apariencia de Samantha no pudo evitar quedarse en silencio mientras apreciaba su figura un par de veces más. - "Le queda muy bien Maestra, no me cabe duda de que sin importar que apariencia tenga se seguirá viendo hermosa."

Los cumplidos de Ria provocaron un leve sonrojo en Samantha, quien después de pensarlo un momento volvió a activar su anillo regresando a la apariencia humana por el momento, después de todo esto evitaría algunos problemas en la capital, aunque no pudo evitar una mirada de decepción al notar que incluso su apariencia humana no tenía uno de sus oídos.

"Sigh. al menos puedo ocultarlo con mi cabello." - por primera vez en su vida Samantha se alegró de tener el cabello largo.

"No se preocupe por eso Maestra... si conseguimos los ingredientes necesarios puedo crear un elixir para sanarla... aunque podría tomar años que consigamos todos los materiales." - Ria no fue ajena a los sentimientos de Samantha, y aunque ella cree que incluso con la herida sigue viéndose hermosa, en lugar de externarlo ofreció sus servicios para que en el futuro con mucha suerte fueran capaces de sanarla.

"Muchas gracias Ria." - La emoción al enterarse de esto fue tanta que no pudo evitar darle un abrazo a Ria, esto provoco que la mujer madura sonriera y devolviera el abrazo a su maestra.

"Cof... disculpe Maestra, pero debemos partir." - desde la entrada la incómoda voz de Bella causo que ambas mujeres se separaran con las mejillas tan rojas como manzanas, pero al final sus palabras eran ciertas, después de todo fue justo en este día en el que estas mujeres abandonarían el pueblo en el que estuvieron viviendo durante cerca de 3 meses.

Afuera de la posada se preparó la carreta en la que llegaron, a su lado sin embargo se encontraba algunas de las personas que apoyaron y ayudaron a Samantha durante su estancia, aunque sus expresiones tuvieron distintas reacciones, sin duda eran importantes para ella.

Cuando Samantha salió vio a Luvia con los ojos rojos esperando junto a Morgan, por lo que Samantha junto su valor antes de caminar hacia ella.

Ambas mujeres viéndose frente a frente.

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