webnovel

LA MUJER SIN NOMBRE

Ha pasado un año desde que Colt dejó a la familia Billswourd partiendo rumbo a California, durante su viaje se encuentra con una casa elegante que solo está bajo la custodia de un niño pequeño con una escopeta en sus jóvenes manos ¿podrá Colt ayudar al pequeño Jimmy a cuidar su hogar del ejercito invasor del malvado general Saavedra y liberar los pueblos que se encuentran bajo su tiránico dominio?

crazor_productions · Fantasy
Not enough ratings
23 Chs

PARTE 1: LA PISTOLERA

CAPITULO 1: UN AÑO DESPUÉS Y UNOS MESES ANTES

El caballo estaba cansado por aquel extenso viaje por el desierto, viaje que también lo había dejado sediento. Colt no culpaba al caballo por su agotamiento y tampoco lo obligaba a ir más lejos de lo que aquel noble corcel podía ir. Había pasado más de un mes tras su partida de la casa de la familia Billswould en el ya extinto Miracle Town, dentro de dos días se cumpliría un año, con rumbo a California, un estado que aun peleaba entre las facciones que buscaban seguir siendo Mexicanas contra los que deseaban que fuesen un Estado mas de Norteamérica. Los motivos por los cuales Colt deseaba ir allí todavía le seguían siendo confusos y muy poco claros, la mayor parte del tiempo. Había noches, tras su partida, en las que ella se preguntaba a si misma que carajos estaba haciendo, Colt debía volver con Ryan junto a su pequeño Jerry porque ellos la necesitaban y el motivo para ir a California no le era claro, mucho menos importante como el quedarse allí con ellos, formando una familia…

Familia, ¿Acaso tuvo una antes? Las memorias continuaban molestándola, ella creía que sí. En aquellos, momentáneos, destellos de sus recuerdos podía ver a aquel apuesto hombre de cabello azul sonreírle. También veía una familia igual de bella que la de Ryan. Veía hijos e hijas que le darían ¿Nietos? Sus memorias recordaban una dolorosa traición y después…

Todo seguía nubiloso. En realidad, ahora, el pasado poco le importaba, ella deseaba ver el futuro como algo bueno y su presente como una bendición. El pasado, o las motivaciones que pudiese tener, ya no tenían que importarle tanto como el estar con el hombre que amaba junto al pequeño que adoraba como si fuera su hijo. Sin embargo ella continuaba camino, como si fuese algo que superaba incluso su más férrea voluntad.

Sus heridas habían sanado, cicatrizando la semana pasada. Su brazo ya no le dolía, tampoco su hombro y mucho menos su vientre, sin embargo las cicatrices permanecerían allí un buen tiempo. "Otras más para la colección" pensaba Colt con una sonrisa divertida.

Una pequeña tormenta de arena la tomó por sorpresa, sintiéndose molesta por ello, se tapó la nariz con su pañuelo rojo, una parte de su antigua camisa que se enrojeció por la sangre de sus heridas durante aquella confrontación contra el Ángel Vengador haría un año atrás. El caballo continuó camino sintiéndose más cansado que antes hasta detenerse en medio de la tormenta, buscando un lugar donde esconderse y poder dejar descansar a su caballo, Colt, vio, a la distancia, una edificación. Podía ser un espejismo, eso ella lo sabía muy bien; pero valía la pena el ir a comprobarlo. Un solo movimiento de sus botas sobre el lomo del caballo bastó para que él continuase cabalgando hasta donde se encontraba aquella pequeña casa, que se veía a la distancia. Al principio era pequeña; pero la casa se fue agrandando hasta que, al llegar, Colt notó que era de un gran tamaño, posiblemente hecha para albergar una enorme y bella familia. La pistolera esperaba encontrarse con un hombre mayor o un joven padre de familia saliera a recibirla dispuesto a darle indicaciones o albergue hasta que pasara la tormenta; pero quien estaba en la puerta de entrada no era un padre de familia y mucho menos un hombre mayor sino un niño pequeño, de unos posibles cinco años, que estaba sosteniendo, con sus frágiles manitas, una escopeta.

- Hola pequeño- lo saludó Colt con un tono amistoso acercándose a él con su caballo. El niño, al verla, le apuntó con su escopeta diciéndole

- ¡Largo de aquí ladrón de caballos!

Colt supo en ese momento que la hospitalidad de esa casa dejaba mucho que desear.