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La Leyenda del Scire

Vlas Windsor vive en tranquilidad en su reino natal, Remia... Con una alta posición en la sociedad, fama, dinero, influencia y reconocimiento, se considera feliz, mayormente recordando que siempre se encuentra acompañado de sus mejores amigas: Zenda y Kora Allen. Quizás su vida parecía demasiado perfecta para ser real, pero en realidad había únicamente una cosa que lo atormentaba desde aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás... Esas pérdidas que lo marcaron para siempre. Rhys Windsor reside en Fons, acompañado de su hermosa esposa, Lara Harch, y de la hija adoptiva de ambos, la joven Leah Foster, además de otras personas que conoció en su recorrido por el mundo en el transcurso de unos largos diez años; a quienes terminó por tomarle mucho cariño. Con la idea de protegerlos y darles felicidad tiene sólo un propósito en su cabeza... Acabar con su padre de una vez por todas. Pero aunque parezca algo simple para él y todas sus hazañas logradas, se torna complicado cuando los fantasmas del pasado reaparecen y debe cumplir esa promesa que parecía haberse roto hacía demasiado tiempo, volver a por su hermano y su madre a su hogar, Remia, temiendo que el dolor por aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás todavía siguiera latente. Luego de esa repentina caída de asteroides en Remia todo cambia para los hermanos Windsor. Rhys regresa a Remia dispuesto a acabar con la tragedia en su familia para siempre, y la vida de Vlas da un giro inesperado dejando a su destino esperando por él... Con esa decisión que lo torturará por lo que dure su vida. Quizás el talento y la estirpe Di Rem-Windsor fueron su mayor perdición, pero poder superar los obstáculos que hicieron presencia en sus vidas a causa de sus inevitables destinos es el impulso que los hace seguir adelante... Lo único que desean es no ceder ante aquello que siempre despreciaron, y que al final, les terminó quitando todo...

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Capítulo 2: «Una historia que se repite»

Remia, Ajax, Residencia Windsor - 25 de mayo - Año 525

 

VLAS

 

Era la media tarde, había tomado una larga siesta de cinco horas luego de llegar a casa, el cansancio acumulado del día y la noche anterior hizo su magia, y luego de ese descanso me encontraba como nuevo. Me senté en el sillón de la sala con un gran tazón de cereales luego de tomar un baño apenas despertarme, encendí la televisión y justo se encontraba sintonizada en el canal de noticias, era una buena manera de ponerme al día con lo sucedido, mamá sólo me explicó un poco en el viaje en auto desde la zona de refugiados hasta casa.

Según las noticias, era la tercera vez que caían tantos asteroides en tan corto período de tiempo en Remia. Lo más interesante de ese dato eran los años específicos en los cuales sucedía... Dejando de lado los años 485 y 505, había pasado cada diez años desde 475, apenas unos años después de que la nación fue fundada, y casi siempre en la misma fecha, entre mayo y julio... Se me hizo conocido ese dato apenas oírlo, sabía que lo había escuchado o leído en algún lugar, y estaba seguro de que había sido en un lugar muy específico ya que era un detalle demasiado concreto como para sólo haberlo conocido como un dato aislado... «Cierto, el libro de Ajax», pensé... Y rápidamente subí a mi habitación a buscar en mi biblioteca ese libro que había leído meses atrás.

«Una historia que se repite», leí cuando logré ubicarlo en el fondo de una caja de libros que ya había leído, bajo mi cama. Por suerte había olvidado devolverlo a la biblioteca, pero eso ya había perdido importancia, porque esta se encontraba destruida, por lo que no iba a ser necesario. Lo identifiqué rápidamente al leer su nombre, aunque cuando leí el título y posteriormente abrí sus páginas me llevé una gran sorpresa... Recordé al instante que ese libro estaba escrito en shi... El idioma más antiguo del mundo, o al menos del que más datos se tenía. 

«Bingo», encontré el detalle que recordaba al ver las noticias... «Cada una década el mundo se verá sumido en un caos causado por los siete impactos que avisarán la llegada del nuevo salvador a la tierra». Esas palabras me paralizaron por un momento, realmente eran bastante precisas con lo que estaba pasando, así que no me quedé de brazos cruzados y comencé a investigar. Hasta que lograra conseguir respuestas.

 

Al otro día...

 

Remia, Ajax, Residencia Windsor - 26 de mayo - Año 525

 

Era la tarde, cerca de las 5:00 p.m. Había pasado la noche entera, más la mitad del día, buscando algunos datos o informes sobre las anteriores caídas de asteroides en Remia, mis padres no había vuelto en la noche y aproveché el hecho de que no tenía colegio en la mañana para dedicarme de lleno a encontrar al menos algo que abriera una abanico para descubrir posibilidades y comenzar a plantear hipótesis. Fue un arduo trabajo, pero lo logré, y entre tanta información me llevé una gran sorpresa cuando encontré un patrón que se repetía en muchos lugares, porque descubrí que no sólo caían en Remia, caían en todo el mundo. El lapso de tiempo de diez años todavía se mantenía, pero en los años que no caían en Remia terminaban por caer en otros lugares, sin ir más lejos, en el año 485 cayeron en Bellum Giant y en el 505 en Filii Dei. Eso era suficiente para que comenzara a sospechar, y sabía quienes podrían ayudarme a descifrar tales coincidencias... Dejé mi computadora en mi habitación y bajando las escaleras tomé mi celular para marcar el número de Zenda, cuando comencé a llamar lo apoyé en mi oreja.

—Ey... ¿Qué tal? —preguntó ella al atender.

—Buen día linda... ¿Todo bien? ¿Te encuentras en tu casa? 

—Sí, estoy jugando ajedrez con Kora... Y como sabes estoy perdiendo brutalmente —respondió entre risas, también escuché las risas de Kora cerca de ella.

—Me lo esperaba... En realidad te llamaba para preguntarte si querías salir, ¿Mirador de Ajax en una hora? —pregunté al pasar al lado del perchero y tomar mi chaqueta sin parar mi caminata hasta la puerta.

—Claro... Nos vemos ahí en un rato –aceptó ella con facilidad.

—Bien... Adiós linda.

Corté y salí de la casa rápidamente, para dirigirme a la playa.

 

Una hora después...

 

Remia, Ajax, Mirador de la ciudad - 26 de Mayo - Año 525

 

VLAS

 

Llegué al mirador cerca de las 5:45 a.m. La playa de Ajax era inmensa, la famosa Bahía de la Libertad, donde casi cincuenta años atrás desembarcaron los primeros ciudadanos de Remia luego de la Cuarta Guerra Mundial. La arena era casi blanca y el agua tan cristalina que brillaba a lo lejos proyectando el reflejo del sol. El verano se estaba acercando y pude confirmarlo cuando vi algunas personas caminando por la arena o zambulléndose en el mar. Intenté buscar a Zenda entre todo ellos pero no la ubiqué, ella seguramente no había llegado, fui tonto al no pasar por su casa primero, podríamos haber venido juntos, después de todo vivimos en el mismo vecindario... Por lo que sólo me senté en una banca que daba hacia el océano y esperé a que ella hiciera presencia. No pasaron muchos minutos cuando escuché algunos pasos acercándose por detrás hacia mí.

—Aquí estoy —dijo Zenda apareciéndose atrás mío, al escuchar su voz me di la vuelta, junto a ella estaba su hermana, Kora.

—Tarde, como siempre —respondí riendo.

—Es que alguien no me quería dejar venir sola. —Giró sus ojos hacia su hermana.

—No iba a dejarte venir sola luego de lo sucedido ayer —explicó Kora—. Oh, hola señor príncipe, un gusto verlo —me saludó.

Olvidé mencionar lo mucho que a ella le gustaba molestarme... Mayormente con mi título y mi amistad con su hermana. Su sarcasmo y sentido del humor era algo que la caracterizaba demasiado, a mí me gustaba bromear con ella también.

—Primero que nada, en realidad no me gusta que me remarquen en todo momento mi título, y por otro lado, tenía esperanzas de que no actuaras de nuevo como una tonta —respondí con una sonrisa.

Ahora tenía que escuchar su respuesta, no sería para nada leve.

—Nuevo insulto desbloqueado señor dinero —respondió haciendo lucir ese sublime tono sarcástico antes mencionado.

Escucharla hablar seriamente era algo casi imposible. Pero las pocas veces que lo hacía era muy interesante, siempre dejaba ver una gran madurez en sus palabras, e inversamente a Zenda, ella podía ser mucho más realista, y la mayoría de veces la bajaba a tierra.

—Okey... ¿Pueden parar ustedes dos? —interrumpió Zenda poniéndose entre nosotros—. Vlas, ¿Qué era lo que querías hablar? —preguntó tomando asiento a mi lado. Kora nos rodeó, planeando sentarse del otro lado.

—Okey pararemos, ¿Cierto, Kora? —le pregunté dirigiéndole una sonrisa cuando pasó delante mío.

—Lo haremos —asintió, devolviéndome la sonrisa.

—Muchas gracias, ahora repito, ¿De qué querías hablar Vlas? —Zenda insistió.

—Sí, eso... Empezaré, ¿Recuerdas el libro que encontré en la biblioteca de Ajax esa vez que fuimos con el colegio? —le pregunté a Zenda.

—Oh, sí, recuerdo que estabas muy interesado en él, ¿Te lo llevaste a tu casa, cierto? —ella recordó.

—Si, ese mismo... En él decía algo sobre el fin de la civilización humana, cambios en el mundo y guerras casi interminables, no entendí muy bien su contenido ya que estaba escrito en shi y lo tuve que leer rápido —expliqué.

—Espera... —me interrumpió Kora—. ¿En serio sabes shi? —preguntó sorprendida.

—Sí, lo estudié de pequeño con Rhys y pude comprenderlo fácilmente, él era un muy buen maestro —respondí.

—Wow, eso sí es de admirar. —Extrañamente dejó salir un halago. Eso era un gran avance.

—Gracias —dije, con un poco de confusión, pero más que gratificado con sus palabras—. Entonces sigo... Ayer mientras miraba las noticias de lo que pasó en el centro de la ciudad recordé algo muy importante que había leído en él.

Les conté mis hallazgos con lujo de detalle. Kora me miraba fascinada mientras más avanzaba, ella era una persona muy interesada en la historia y culturas antiguas, tenía cientos de libros, desde la historia de Fons, hasta la de Filii Dei, pasando por el antiguo Imperio Indil y llegando al naciente Reino de Remia. Era algo obvio que le terminaría por gustar lo que les estaba contando.

—Eso suena muy fantasioso Vlas, puede haber sido cualquier cosa, son asteroides, hay millones de ellos flotando alrededor de la tierra, era obvio que alguna vez sucedería algo así, es natural —respondió Zenda luego de que terminara contándole hasta lo que había descubierto esa misma mañana, pero ella le quitó importancia a lo que había dicho. ¿Por qué justo con eso tenía que ponerse tan razonable y lógica?

—No, espera... —la interrumpió Kora—. ¿Puedes explicar más de lo que trataba ese libro, Vlas? Me está interesando la historia —preguntó entretenida con mi historia.

—Emm, sí, de algo me acuerdo, contaba también una lucha que sucedió hace unos cientos de años, antes de la Primera Guerra Mundial para ser más exactos, en el libro era llamada «La Batalla del Fin».

—Eso me interesa más todavía, cuéntanos eso —instó.

—Claro, explicaba que existían personas en la época cercana a la fundación del Reino de Fons que eran considerados los guerreros más fuertes hasta ese momento, según explica la historia esos guerreros tenían una «bendición genética» que los hizo dotar de habilidades inhumanas que los llevo a luchar hasta la muerte... Luego que uno de ellos ganó, siguió con su plan de formar un reino uniendo varios pueblos del Continente Central, y comenzó a conquistarlos uno por uno, anexándolos a su cada vez más grande territorio, luego de su muerte no hubo nadie que se encontrara a su altura en cuanto a poder y pudiera controlar tanto territorio sometido, esa fue la causa de la Primera Guerra Mundial —continué.

—Si eso realmente sucedió, fue hace más de quinientos años... Filii Dei ya era una nación instaurada también... ¿Ellos no deberían saber qué fue lo que pasó? —preguntó Zenda con curiosidad.

—Quizás... Aunque la parte que viene ahora es lo que más me convenció, y la que responde a tu pregunta, Zenda —respondí.

—¿Entonces? Sigue. —Kora seguía enganchada al relato.

—Si... Kora tiene razón, sigue contándonos —añadió Zenda.

Al principio le quitó importancia a lo que dije, pero no tardó mucho hasta que se interesó en lo que tenía para contar también. Sabía que no iba a aguantar mucho siendo la única que no demostraba curiosidad.

—Entonces sigo, según el libro el ganador de esta batalla fue el primer rey de Fons, Delta Ex Fons, y en cuanto a su contrincante asesinado, fue ni más ni menos que el emperador de Filii Dei, Hades Filii Dei... Así que si comenzamos a unir todas las piezas, podemos llegar a la conclusión de que el que creó el combatiente vencedor no fue nada más y nada menos que la nación más grande del mundo... Fons.

—Espera, eso en sí tiene algo de sentido... Después de todo, según la historia, Delta conquistó las seis regiones que conformaron al inicio Fons en sólo mil días... Es casi imposible que alguien que haya aparecido de la nada conquiste la mitad del mundo en tan poco tiempo sin tener algo especial que lo haya ayudado.

La teoría que Kora planteó tenía sentido, al parecer ella ya había investigado algo por el estilo. 

—Se supone, y no sólo eso, sino que asegura que su prematura muerte se debió a una maldición dada por su rival antes de matarlo en aquella batalla.

—Cierto, él murió a los treinta y cinco años en una situación misteriosa, hasta el día de hoy se desconoce el verdadero motivo... Vaya, al final tiene mucho sentido todo eso, no me espera...

Las palabras de Zenda no llegaron a su final, y los tres nos miraron con gran impresión al percatarnos de esa vibración que nos otorgaba una sensación demasiado familiar... Y cercana. Algo que logramos deducir al instante en el cual se oyó una explosión aturdidora que azotó la ciudad.

—¿Qué fue eso? —Kora se puso de pie y dirigió su mirada hacia el centro de Ajax.

—Oh no... Una explosión en el SkyLife —dije, señalando el rascacielos más alto de la ciudad al mismo tiempo que el reloj que se encontraba en la cima de este caía lentamente. 

Se estaba derrumbando.

—Maldita sea... Puede ser un ataque terrorista —supuso Zenda apretando mi mano, había tomado también la de su hermana.

—No lo creo... Más asteroides. —Señalé el cielo y tracé con mi dedo el recorrido que una estela dejaba sobre nosotros, para que momentos después la tierra temblara de nuevo, anunciando que había caído otro más.

—Ahora... Debemos correr hacia una zona de refugiados... —Las palabras de Kora vinieron acompañadas de la alarma de evacuación de la ciudad.

Eso significaba una sola cosa... Ya no había salvación para Ajax.

Zenda jaló la mano de Kora, y por impulso la mía también, y comenzó a correr mientras nosotros la seguíamos siendo guiados por su valentía. Vi caer demasiados edificios a mis espaldas, y rocas volando que se hundían en el mar. Doblando en una esquina vimos un inmenso camión del Ejército Nacional llegando al lugar, en el cual nos subimos lo más rápido posible.

Saliendo de la ciudad eché una última mirada detrás de mí... Todo era caos y destrucción, parecía el apocalipsis.

«Mamá... Papá», pensé... No quería asumirlo, y podía pensarlo luego. Sólo quería creer que ellos estaban a salvo.

Cuando pasaron unas horas y no alejamos lo suficiente de la capital por fin pude respirar con normalidad. Miré a Kora, quien se encontraba enfrente de mí, ella me sonrió y me di cuenta por qué lo hacía cuando la vi al señalar que la mano de Zenda apretaba la mía.

—Se durmió —­dije sintiendo su cabeza apoyada en mi hombro.

—El pánico la invadió, pero tuvo el suficiente valor para tomarnos de las manos y comenzar a correr alejándose del peligro, ni tú ni yo pudimos hacerlo... Es una chica muy valiente —respondió Kora, rápidamente alzó su mirada y logró apreciar la puesta del sol—. ¿A dónde crees que nos dirigimos? —preguntó señalando algunos carteles de la carretera.

—Crystel... Es la ciudad más cercana que queda al sur... Probablemente Dunch también está destruida, los asteroides que vimos pasar sobre nosotros tenían de destino el norte. 

—Es mejor saber dónde vamos a estar... Quizás el Parlamento fue destruido, pero todavía tengo la esperanza de que mis padres se encuentren a salvo —intentó decirlo con tranquilidad, pero el temblor en su voz y sus manos inquietas delataban lo que sentía en ese momento, y era todo lo contrario a lo que pretendía dejar ver.

—Ey... Estamos los tres juntos... Eso es lo único que importa, ahora solamente debemos cuidarnos entre nosotros. —Intenté calmarla.

—Sí, lo sé... Sólo estaba pensando eso... —Bajó la mirada—. Creo que me recostaré hasta que lleguemos al lugar... ¿Puedo? —preguntó arrastrándose con ayuda de sus manos hasta mi lado. Al llegar apoyó su cabeza en mi otro hombro disponible.

—Si... Duerme, yo estaré atento a lo que suceda —permití, soltando una ligera risa. Ella se encontró llevando su mano hasta la mía, y suspirando una última vez.

—Bien... Gracias, Vlas.

Irónicamente la intenté calmar cuando yo estaba cien veces más nervioso que ella... Sabía que el Parlamento no se había salvado de los impactos, pero al igual que ella tenía la leve esperanza de que mis padres estuvieran a salvo luego de ese pensamiento optimista que sentí horas atrás... Suspiré como ella cuando aprecié el sol desaparecer en el horizonte... Iba a ser un camino largo, Crystel estaba más lejos de lo que parecía. No pretendía soltar la mano de Zenda, ni la de Kora, ya que con ellas sanas y salvas a mi lado al menos podía también sentir la necesidad de tranquilizarme un poco.

Pero ante ese deseo, de nuevo las sospechas vinieron a mi cabeza.

«Siete impactos», pensé recordando aquella frase del libro.

—Sólo queda esperar... Pronto todas las dudas serán resueltas.

Parecía que todo se unía, así que lo único que pude hacer fue abandonar la idea de que podría resolverlo yo mismo... Quizás era algo en lo que no debía involucrarme... Quizás sólo eran ideas mías.

Quizás... Nada de eso tenía que ver conmigo.

 

Una semana después…

 

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 1 de Junio - Año 525

 

VLAS

 

Después de la segunda caída de asteroides en Ajax, la ciudad fue totalmente destruida. Aproximadamente diez mil muertes, trescientos mil heridos y veinticinco mil desaparecidos. Todavía no se encontraba una explicación a la causa de tal fenómeno, y la ANSE aún seguía investigando para darle lógica a la aparición de los seis extraños asteroides que salieron de la nada entre las dos caídas. La hipótesis inicial era que la primera y la segunda tenían el mismo motivo detrás, ya que apenas las separaron dos días, y fueron tres en cada una, pero todavía nada era seguro, y sólo existían sospechas sin conclusión.

Luego de que la ciudad de Ajax fuera destrozada por los impactos de asteroides terminé en la ciudad de Crystel junto con Zenda y Kora... Estuvimos algunos días en una zona de refugiados hasta que la aparición de mi padre nos dio esperanzas... Pasaron algunos días desde que nos instalamos en la segunda residencia de la familia ubicada en Crystel. Zenda, Kora y sus padres se dirigieron a la ciudad de Gala, al oeste de Crystel, donde se encuentra su segunda residencia, y desde ese día no la he visto, pero aun así hablo con ella a diario.

Mientras estaba sentado en la sala con mis padres ellos me explicaban la situación, al parecer Ajax era sólo escombros, quedaron en pie unas pocas estructuras como la mitad del Parlamento, o la mitad del SkyLife... Mucho dinero se vería involucrado en la reconstrucción de la ciudad y en la investigación de los asteroides, además de implementar nueva tecnología que los pueda identificar con anterioridad para que una catástrofe así no volviera a suceder.

El teléfono sonó unas cuantas veces, hasta que mi padre se levantó para atender...

—Hola... —tardó un poco en responder—. Sí, estamos a salvo... En Crystel... ¿Mañana? Entendiendo... Tu madre y Vlas... Bien, te esperamos... Rhys —y cortó luego de decir esas palabras... Ese nombre.

Mi corazón se aceleró con sólo escucharlo a mi padre nombrar a mi hermano... Diez años y seis asteroides en Remia tuvieron que pasar para que al fin fuera capaz de volver a verlo, de volver a encontrarme con mi hermano mayor... Con Rhys.

Fue automático, sentí una intensa sensación de felicidad invadir mi cuerpo, nunca antes había tenido tal estremecimiento. Sabía que únicamente él podría ser capaz de hacerme sentir algo así. 

—¿Ese era Rhys? —preguntó mamá dejando su computadora sobre la mesa. Ella quiso actuar serena, pero el intento de ocultar esa sonrisa no sirvió de mucho, ella se encontraba igual de feliz que yo.

—Si, dijo que llegará mañana por la mañana... Parece que su viaje acabó —respondió mi padre tomando asiento de nuevo.

—Eso quiere decir que luego de tanto tiempo por fin lo volveremos a ver —me uní a la conversación con un gran entusiasmo.

—No te emociones demasiado, Vlas... Está claro que volverá, pero no sabremos si se quedará mucho tiempo... Ni siquiera me dio demasiada explicación de su extraña aparición... No sabemos por qué vuelve tampoco —explicó mi padre, quitándole importancia con una gran indiferencia en su voz.

—¿No es obvio? Vuelve porque está preocupado por nosotros, seguramente escuchó sobre lo que pasó en Ajax y quiere saber si estamos bien —dije, sin dejar de ilusionarme cada vez más y más.

—No es tan así como crees Vlas... Si sólo quería saber cómo estábamos un llamado bastaba, ya que no sé si recuerdas, pero Rhys nos abandonó, y se fue sin darle explicaciones a nadie... Una persona así no puede preocuparse por su propia familia... A mí no me convencerá con eso —respondió mi padre, la indiferencia ya no formaba parte de su voz, se convertía lentamente en fastidio.

—No puedes decir eso de él... Te estás equivocando, Rhys no es así... Que haya tenido problemas con ustedes en el pasado no quiere decir que nos odie y que no se preocupe por su familia —respondí en defensa de Rhys.

Eso que mi padre estaba haciendo era injusto... Rhys no estaba con nosotros en ese momento para defenderse de esas acusaciones o al menos negar los argumentos de mi padre, ¿Por qué no sólo esperaba a que volviera para poder tener una charla con él?

—Sí que eres ingenuo Vlas —dijo mi padre volteando hacia mí, su rostro lo decís todo—. Rhys desapareció... Fueron diez años en los cuales nadie supo dónde estaba, se fue sin avisar, sin siquiera despedirse... ¿Entiendes Vlas? Diez años en los cuales nunca llamó ni mostró un signo de importancia por nosotros... ¿Eso es preocuparse por su familia? —preguntó alzando la voz.

Viendo su rostro conseguí percibir el enojo gran que lo invadía. Mamá al igual que yo quedó en silencio, supongo que anonadada por la reacción de mi padre frente a mis palabras sobre Rhys.

—Lo que tú digas papá. —Me puse de pie y abandoné la sala.

Caminé por el pasillo hacia las escaleras y subí hasta mi habitación, al llegar sólo cerré la puerta con fuerza y giré la llave, mi accionar fue suficiente para dar por terminada la discusión... No quería pelearme con mi padre, él era mi familia y mi sangre, pero sigo pensando que sus acusaciones a Rhys son exageradas, porque él también era mi familia, y quería defenderlo... Pero no podía suponer nada, no conocía de la raíz de sus problemas con él, así que la única forma de saber quién tenía la razón era esperar hasta mañana para que Rhys llegara y despejara todas las dudas.

Con ese deseo en mi mente caí en la cama y me dormí rápidamente... Esa noche iba a soñar con Rhys.

 

Más tarde...

 

Clio entró a la oficina de Rygal tarde en la noche... Este tenía demasiado papeles, trabajo, reuniones, llamadas y cientos de cosas más que debía atender en consecuencia a los recientes sucesos que habían azotado la nación. Igualmente cuando vio entrar a Clio a su oficina hizo todo a un lado y se preparó para escuchar lo que ella tuviera para decirle.

—Déjame adivinar... ¿Vienes a hablar de Rhys? —Rygal alzó su mirada y vio a su esposa parada frente a su escritorio de brazos cruzados.

—Vengo a hablar de Vlas... Creo que fuiste muy duro con él hoy, apenas es un adolescente y no comprende lo que sucede a nuestro alrededor ni lo que sucedió con Rhys... No debes tratarlo de esa manera. —Clio se movió un poco hacia su izquierda y se sentó en un sillón al borde de la habitación—. Él es tu hijo.

—Lo sé... Gracias por recordármelo —respondió Rygal con mordacidad—. Justamente ese fue el problema... Si no comprende no debe hablar, mucho menos cuestionar lo que su padre dice... Él no sabe por qué Rhys se fue, y tampoco sabe porque vuelve, quizás cuando lo sepa podré hablar con él sobre el tema sin necesidad de alzarle la voz.

—Rygal... No hagas la vista gorda al problema principal... Ambos sabemos la razón por la cual Rhys vuelve, y desgraciadamente ambos sabemos por qué se fue en primer lugar... Creo que no es necesario que sigas fingiendo, ¿O seguirás siendo igual de cínico con tus hijos? —Clio miró a Rygal y este le lanzó una sonrisa irónica, quitándole importancia a su pregunta principal.

—Clio... No debes meterte en los problemas que tengo con Rhys, yo te he dicho mil veces la verdad de la situación, lo que pienso y las decisiones que tomaré en base a su vuelta. —La sonrisa desapareció de su rostro y este cambio a seriedad, su mirada se volvió fría de repente. Clio lo miró sobrecogida—. Aunque con el paso del tiempo aprendí que a veces hay que dejar que las cosas sigan su curso natural... Esta vez no intentaré influenciar el resultado, él sabrá que hacer al final, cuando ya no le quede nada más por lo que seguir —esa voz sombría la cual pronunció palabras tan crueles acabó por hacer que la piel de Clio se erizara.

Ella se puso de pie y lentamente caminó hacia la puerta, con Rygal a sus espaldas. Cuando llegó a la puerta puso su mano en la perilla y antes de girarla volteó para mirar a su esposo una última vez.

—Yo seguiré protegiendo a mis hijos así como lo he hecho hasta ahora... No voy a permitir que los lastimes otra vez —aseguró su esposa, volviéndose hacia delante y con su mirada posada sobre su mano apretando la perilla recordó haber dicho eso tantas veces en el correr de los últimos veintiocho años que sintió que tal promesa ya no tenía ningún peso... Y por eso apretó la perilla con fuerza cuando la odiosa risa de Rygal retumbó en la habitación.

—Si tú lo dices, me queda desearte suerte Clio... Lastimosamente tu mayor desventaja es el amor que me tienes... Siempre pensando que podrías haberme hecho cambiar, pero el destino te jugó en contra, ¿Y qué quedó al final? —Sonrió. Esa pregunta fue dolorosa.

—El destino no me jugó en contra... Era tu arrogancia y monstruosidad contra lo que peleaba, no podría haberle ganado jamás, no tengo esas cualidades, Rygal... Pero tienes un hijo que es demasiado igual a ti, y él no te quiere hacer cambiar... Él quiere acabar contigo... Y no cesará hasta lograrlo.

—Somos dos... Y alguno tiene que acabar con lo que el otro comenzó, Clio... Espero puedas llegar a ver el paisaje final.

—Sigue riendo Rygal, hazlo mientras puedas —la puerta se cerró con fuerza luego de Clio haber dicho eso. Abandonó la habitación al instante.

Rygal sonrió aún más que antes, para luego bajar su mirada y al final negar con su cabeza...

—Sabía que no me equivocaba al casarme contigo... Clio Windsor.