601 Extra 15: Dragon & Dragon Maids (32)

"¿Dónde está Kurama?" - preguntó Tohru mientras miraba a Kanna, quien estaba coloreando unos libros que Kurama había invocado.

"Papá mencionó algo sobre que quería tomar un pequeño descanso, así que fue al baño termal" - respondió Kanna mientras seguía coloreando su libro.

"Supongo que es un buen momento para algo de tiempo a solas" - dijo Tohru mientras se lamía los labios, aunque antes de que pudiera acercarse a la puerta del baño, notó como su mano estaba tocando lo que parecía ser una barrera invisible - "¿Qué es esto?"

"Papá puso una barrera porque quería descansar solo" - respondió Kanna, sin notar como un aura depresiva empezaba a rodear el cuerpo de Tohru.

"Ahora que lo pienso, ¿Dónde está Ultear y Meredy?" - preguntó Tohru mientras miraba alrededor.

"Ellas fueron al gremio porque estaban aburridas" - respondió Kanna con una sonrisa al ver cómo estaba quedando su pequeño dibujo.

"¿Quieres ir también?" - preguntó Tohru con una pequeña sonrisa porque había pasado un tiempo desde que las dos estuvieron solas.

"Claro" - sonrió Kanna mientras guardaba sus cosas y tomaba la mano de Tohru.

Tohru sonrió cuando vio esto porque no podía creer lo mucho que la pequeña niña de cabello blanco había cambiado durante todo este tiempo juntos. Ella ahora era parte de su familia, prácticamente su hija junto a Kurama, cosa que hacía que ella tuviera mariposas en el estómago.

"¿Tohru-sama?" - preguntó Kanna, confundida por la expresión de la mujer que la cuidaba.

"Ya te dije que me llamaras mamá" - sonrió Tohru mientras acariciaba el cabello de la pequeña niña dragón - "Si llamas a Kurama como tu papá, entonces yo no me puedo quedar atrás"

"Ok, mamá" - respondió Kanna con cuna sonrisa aún más grande porque ahora tenía una familia completa - "¿Cuándo tendré a un hermanito?"

"No lo sé, pero nos estamos esforzando" - respondió Tohru con vergüenza porque esto no era algo que tuviera que mencionarle a su hija adoptiva.

Tohru y Kanna, rápidamente salieron de su hogar con destino al gremio, sin saber que su familia pronto estaba a punto de agrandarse gracias a una invitada sorpresa.

* * * * *

"Paz y tranquilidad" - murmuró Kurama mientras disfrutaba el calor del agua tocando cada centímetro de su cuerpo - "Es bueno tener un poco de tiempo a solas, sin miedo a que venga una dragona en celo a destruirte la cadera porque está sedienta de descendencia"

Kurama se quedó en silencio unos segundos antes de negar con la cabeza - "Ahora que lo pienso, eso no suena tan mal"

El Kitsune estaba descansando en paz, cuando notó como el baño empezaba a temblar.

Lentamente, él abrió los ojos y vio como un extraño portal aparecía sobre él.

"¡Cuidado abajo!" - exclamó una voz femenina, y antes de que Kurama pudiera decir algo más, un destello rubio cayó directo frente a él, causando una pequeña ola por el impacto.

Kurama se quedó en silencio, sin saber qué expresar mientras veía como el agua salía volando por el impacto de la extraña mujer que había aparecido de la nada.

"Lo siento, no logré calcular bien las coordenadas y terminé impactando en este lugar poblado" - dijo la voz femenina mientras saltaba del agujero el que estaba atrapada.

Kurama no respondió, él solo le dio una mirada.

"Lo siento, no era mi intención interrumpirte" - dijo la mujer mientras "miraba" a Kurama, solo para quedarse congelada porque era la primera vez en muchos años que veía a un hombre desnudo.

Sus "ojos", lentamente bajaron hasta la entrepierna del hombre de cabello blanco, solo para soltar un pequeño suspiro de sorpresa porque era más grande de lo normal, o al menos los que ella había visto.

"¿Vas a seguir mirándome la entrepierna?" - preguntó Kurama mientras le daba una mirada en blanco a la mujer, y ver lo hermosa que ella.

Ella tenía el cabello largo, rubio, con puntas verde esmeralda, vistiendo una sudadera sin mangas negra que a duras penas parecía estar conteniendo sus enormes pechos, los cuales eran incluso más grandes que los de Tsunade, y eso era decir mucho.

"Oh, lo siento, es solo que habían pasado siglos desde que vi a tan fino espécimen" - respondió la mujer mientras se rascaba la mejilla.

"¿Les suceden algo a tus ojos?" - preguntó Kurama mientras levantaba una ceja al ver como la mujer seguía sin querer mirarlo.

"Oh, no, no les pasa nada, es solo que no hay mucha gente que pueda mirarme a los ojos, así que ahora los mantengo casi completamente cerrados para impedir aterrar a la gente" - respondió la mujer con una pequeña sonrisa - "Hmm, se podría decir que mis ojos son una manifestación de mi poder"

"Interesante" - murmuró Kurama mientras acariciaba su mentón - "Como sea, te pido que salgas del baño para que al menos pueda vestirme"

"Es sorprendente que actúes con tanta calma luego de que te viera desnudo y tener a alguien como yo delante de ti" - dijo la mujer mientras se tapaba la boca con sus manos - "¿A caso no soy hermosa?"

"Lo eres, pero digamos que con todas las mujeres que he visto durante mi vida, me he vuelto mayormente inmune a situaciones como esta" - respondió Kurama con calma - "En cuanto a por qué no actúo como un perro en celo, bueno, digamos que no quiero pelear contra ti por ahora"

"Interesante, ¿A caso sentiste mi poder?" - preguntó la mujer mientras abría levemente los ojos.

Kurama notó un destello dorado en uno de ellos mientras sentía como su deseo por dominación empezaba a salir a flote.

La mujer le dio una enorme sonrisa al sentir el cambio drástico en la expresión del hombre delante de ella mientras sentía como la emoción del combate empezaba a brotar en su interior.

Como diosa, y dragón, su deseo por medirse con otras criaturas, era enorme, incluso podría decirse que era el doble gracias a la dualidad de su identidad, así que encontrarse con Kurama, una entidad que podría compararse a ella, era algo que su sangre ansiaba constantemente.

"Ok, creo que mejor vamos a hacerlo en otro lugar, no quiero destruir mi casa" - expresó Kurama mientras creaba un portal frente a ellos.

"Yo, Quetzalcóatl, acepto tu desafío... ¿Cómo te llamas?" - preguntó la mujer ahora identificada como Quetzalcóatl.

"Oh, lo siento, mi nombre es Uzumaki Kurama, el Jubi no Kitsune" - respondió Kurama mientras liberaba sus diez colas de zorro junto a sus dos enormes orejas.

Quetzalcóatl se sorprendió ante esto mientras el poder en sus ojos diferentes era cada vez mayor.

Kurama miró detenidamente los hermosos ojos diferentes de la mujer, uno era normal en estándares draconianos, con un delicado color esmeralda, y el otro estaba lleno de una fuerza inquebrantable. Este tenía un iris con exterior negro e interior amarillo, con una pupila reptiliana de color verde.

"Quetzalcóatl, una deidad?" - preguntó Kurama con sorpresa mientras su sonrisa crecía considerablemente - "Interesante, un dios dragón, esto será emocionante"

"Un Jubi, una de las construcciones creadas por el clan maldito, nunca pensé que fueras una manifestación del fruto prohibido, pero no te sientes así" - murmuró Quetzalcóatl mientras fruncía el ceño - "Te sientes demasiado humano para ser parte del árbol de la sabiduría"

"Es porque soy un ser vivo que se transformó en esto por motivos que no son importantes en este momento" - respondió Kurama mientras le daba una pequeña sonrisa - "Lo único que importa ahora, es que tú y yo, vamos a luchar"

"¿Vas a luchar desnudo?" - preguntó Quetzalcóatl mientras apuntaba a su entrepierna - "No es que me moleste, sin embargo, esto me hace pensar que quieres otro tipo de combate"

Kurama le dio una mirada en blanco antes de chasquear los dedos y materializar ropa sobre él.

"Ok, ya no hay problema ahora" - murmuró Kurama mientras entraba al portal.

Quetzalcóatl se quedó en silencio unos segundos antes de seguir al extraño hombre de cabello blanco.

* * * * *

"¡Ok, qué mierda acaba de pasar!" - exclamó Tohru mientras veía como su antigua amiga, Lucoa, estaba abrazando el brazo de Kurama con una expresión enamorada - "¡Lucoa! ¡¿Qué haces aquí?!"

"Oh, hola, Tohru" - sonrió Lucoa, o mejor conocida como Quetzalcóatl, quien estaba acurrucándose contra Kurama - "Nada, solo estaba tratando de pasar un poco de tiempo con este buen material de esposo ~"

"¡Aléjate de él, Lucoa, él es mío!" - rugió Tohru mientras su rostro se volvía oscuro y salvaje.

"Lo siento, él me derrotó, me vio desnuda y nos besamos" - respondió Lucoa mientras le sacaba la lengua a su amiga.

"¡¿Qué?!" - exclamó Tohru con furia - "¡¿Cómo pasó eso?!"

"Bueno, la derroté porque peleamos, la vi desnuda porque mis ataques destruyeron gran parte de su ropa, y nos besamos porque perdimos el equilibrio y caímos sobre el otro" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros.

"Irónicamente, ese es un ritual de apareamiento" - respondió Lucoa mientras Tohru explotaba porque era cierto.

Para un dragón, pelear era una propuesta de matrimonio, si el macho ganaba, podía tomar a la hembra a la fuerza, aunque si al final terminaban con un beso, eso significaba que la hembra aceptaba la macho.

"¡Tú, yo, pelea, ahora!" - exclamó Tohru mientras tomaba a Kurama del brazo y lo llevaba lejos de la casa.

"Ara ara ~" - eso fue lo único que pudo decir Lucoa al ver la faceta celosa de su amiga.

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