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Introducción

*Tic... Tac... Tic... Tac...*

Todos estábamos mirábamos el reloj que colgaba de la pared con atención y en silencio. Esperando el momento perfecto para que, en cuanto sonara la campana, podamos gritar a todo pulmón que éramos libres.

Era nuestro último de clases, precisamente el último día de nuestro último año de preparatoria. Estábamos a segundos de ponerle fin a esta etapa tan "importante" de nuestras vidas y convertirnos finalmente en jóvenes adultos. Mentalmente independientes y responsables de nuestras acciones.

—¡Yay...! —festeje mentalmente frunciendo un poco los labios.

Realmente no estaba feliz por ello, aún tenía muchas cosas que soñaba con hacer. Cosas que obviamente no tendrían sentido si lo hago ahora que voy en la universidad. Sino como un estudiante de preparatoria que lo único que podría desear es ser más popular de todos.

De hecho, el día que crucé la puerta principal siendo un estudiante de intercambio, me puse de objetivo una lista que, según yo, eran cosas esenciales que tenía que hacer para decir que tuve una vida escolar envidiable.

Y esa lista era...

Numero 1: Hacer mínimo 5 amigos en mi primer día de clases.

"Eso fue fácil..."

Numero 2: Unirme al club deportivo más popular de la escuela y sobresalir entre todos los novatos.

"Eso... no fue tan fácil como pensé que sería."

En mi antigua escuela era muy bueno en deportes, sobre todo en el club que pertenecía allá, que era el de boxeo. Pero aquí, el boxeo no era un deporte popular, ni siquiera uno que se practicara. Así que, viéndome obligado en hacer un deporte del que no tenía ni idea de cómo se jugaba, fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer en mi vida. Aunque milagrosamente también logre cumplir ese objetivo.

Numero 3: Relacionarme con las personas más populares de toda la escuela.

"Eso tampoco fue tan fácil como espere que serie"

Como saben, en este tipo de círculos, no dejan que cualquiera se coloque entre ellos. Menos cuando se trata de un novato que no ha hecho nada pare merecerlo.

Tuve que cumplir mi objetivo anterior antes de este, ya que de otro modo habría sido imposible.

Con esos tres objetivos de mi lista hechos, ya me había convertido en una persona querida y recordada por todos. Bien pude detenerme y disfrutar de lo que había logrado, pero para ser honesto, para mí, aun no lo era. Quería más, y para ello solo tendría que cumplir los últimos dos objetivos de mi lista.

Numero 4: (Este seria cuando ya estuviera en el club deportivo de la escuela) convertirme en una figura importante en el equipo y ser una pieza clave para ganar cualquier campeonato en el que éste participara.

En su momento, pensé que era algo demasiado ambicioso, digo, era un novato que jamás en su vida había practicado el futbol americano. Pero no me importo y di todo de mi para poder alcanzar ese objetivo, lamentablemente de mí no dependió que esto se cumpliera.

Fui un jugador destacado, incluso me atrevería a decir que estaba entre los mejores, pero no fue suficiente como para ganar un partido donde todos estaban siendo apaleados. Nuestro equipo no logro salir del cuarto lugar en cada campeonato que se celebraba cada primavera e invierno, por lo que, ahora solo se quedará como un deseo.

—Si tan solo mi equipo se lo hubiera tomado en serio, lo habríamos logrado —pensé frunciendo aún más los labios.

Vamos con mi último y más importante objetivo que tuve en esta escuela...

Numero 5...

(Escrito en letras grandes y en rojo)

"Conquistar a la chica más bella y popular de toda la escuela"

Sin poder evitarlo, alejé la mirada del reloj y la dirigí a la única chica, que, en mi opinión, encajaba con cumplir ese objetivo.

Vanessa Wang

No tengo mucho que decir sobre ella, solo que es la chica más bella que mis ojos hayan visto. Y que, al igual que a mí, ella también fue una de las seleccionadas para el programa de estudiantes de intercambio. Lo que fue también una de las muchas razones para que todos se abalanzaran sobre ella desde el primer día de clases. Invitándola a salir para conocer la ciudad o simple y sencillamente declarándosele enfrente de toda la escuela con la esperanza de que ella aceptara ante la presión social.

Jamás la vi aceptar una cita a ningún chico en todos estos años. Se corrieron muchísimos rumores sobre ella, unos que no me molestare en mencionar, por lo que al poco tiempo se convirtió en alguien del que todo el mundo comenzó a hablar, y, por ende, se convertiría en la chica más popular de la escuela.

Una chica hermosa y popular de la que seguramente me haría saltar a la fama por ser el único chico que logro conquistarla.

Recuerdo haberme puesto manos a la obra e intentar todo para poder interactuar con ella. No iba a recurrir a lo que hicieron esos idiotas al invitarla a salir como si nada. No, tenía que ir más a fondo, ser sigiloso con mis intenciones y después atacar. De ese modo seria ella quien se sentiría halagada por salir conmigo y no al revés.

Moví hilos para que me emparejaran con ella en los proyectos, me relacione con sus amigos más cercanos, e incluso estuve a nada de unirme a su club en un intento desesperado al ver que nada lo que hacía no funcionaba.

Nunca supe que fue lo que hice mal. La chica era cautelosa en todo lo que hacía, siempre que intentaba acercarme, sentía que algo me frenaba en seco. No sé si fue plan de ella o que mis

intentos no fueron suficientes. Al final, quede como cualquier otro idiota más que se le declaró enfrente de toda la escuela (obviamente sin hacer eso).

Eso sin duda hizo que la seguridad en mí mismo flaqueara un poco...

—Si tan solo hubiera tenido más tiempo... —murmure soltando un suspiro decepcionado

¡RING!

Bien, señoras y señores, todo ha terminado...

Todos se pusieron de pie casi de un salto y corrieron a la puerta gritando de alegría, unos arrancando hojas de sus cuadernos para aventarlas al aire.

Negue con la cabeza con desaprobación.

Odiaba que se empujaran como si estuvieran huyendo de un incendio, no es como si fuéramos a perder todo el día si tardamos unos segundos más en salir en orden del aula. Espere hasta que salieran todos para salir yo también.

—El ultimo como siempre, ¿no, Logan?

Apenas cruce el umbral de la puerta y mi mejor amigo Travis apareció junto a mí, éste venia junto con otros dos amigos que, para ser honesto, no me agradaban mucho.

—Toda la primavera me dedique a embestir a personas, lo último que quiero es tener que hacerlo también en el último día de clases —solté en tono de broma haciendo reír a mi amigo y a sus acompañantes.

—Pero eso ya termino, ya no estudiamos aquí —dijo posando su brazo sobre mi hombro. —De hecho, ya podemos hacer lo que queramos —

—¿Ah sí? —pregunte extrañado.

—Así es, ¿y sabes que es lo que quiero hacer ahora? —pregunto mirándome, a lo que yo negué. —Es obligar a mi mejor amigo a acompañarnos a los juegos recreativos, todos estarán ahí como una fiesta de despedida, habrá música y comida, ¿qué dices? —

Al escucharlo, muchas cosas pasaron por mi cabeza, antes le habría contestado un "si" sin dudar, pero ahora nada de eso me servía. Ya no tenía que hacer el intento de caerle bien a todo mundo. El mismo lo dijo, era una despedida.  

"Que nada mejor para un popular que desaparecer sin haber dicho adiós, como un héroe volando al atardecer"

Sonreí divertido.

Con eso último en mente, estaba a punto de decirle que no, pero éste se me adelanto y volvió a hablar.

—Escuche que Vanessa va a estar ahí, y no solo eso, que un chico la invito y ella acepto de inmediato.

Mi expresión cambio al instante.

—No digas estupideces —escupí. —Eso es mentira —

—Todos lo vimos, es verdad —se apresuró a decir.

Mire a los chicos que lo acompañaban y estos asintieron con la cabeza. Maldito, bien sabía que con eso aceptaría.

No quería admitir que me importaba, pero la intriga de que alguien más pudo hacerlo hizo que esa vieja herida se abriera y que todo mi ser deseara saber quién de quien se trataba. No podía negarme ahora, y la verdad era que tenía algo hacer antes de irme.  

Bueno, más bien ver a alguien...

Maldita sea...

Saqué el teléfono de mi bolsillo y comencé a escribir.

"Oye, ¿estás en la biblioteca ahora mismo?" escribí.

Unos segundos después me llego un mensaje.

"Si, ¿ya vienes para acá?"

"Iba, pero se cruzó algo, ¿está bien si te veo mañana?"

Mi amigo al ver que no despegaba la mirada del teléfono se acercó para ver de quien se trataba.

—Es esa chica, ¿verdad? —pregunto con tono aburrido y yo asentí. Escuche un suspiro de su parte. —No puedo creer que aun sigas hablando con ella —

Lo mire arqueando una ceja.

—¿Por qué? —pregunte sin saber a qué se refería.

—No, por nada, solo decía —respondió restándole importancia. —¿Ya nos vamos? —

Sonó mi teléfono.

"Claro, no hay problema"

—Si, ya vámonos —dije.