1 Prólogo

Los días se convirtieron en años. Parecía una vida entera. Las horas pasaban, los días, los meses, los años, pero él no.

Me hubiera gustado detenerlo, pero todo fue tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de seguirlo. Me arrepiento de no haberlo hecho, pues no sabía que esa sería la última vez que lo vería.

Él se fue sin dejar ningún dato para localizarlo, quizás no quería que lo encontráramos, pero cuando supe cuánto lo extrañaba, lamenté no haberlo seguido. Seguía igual, o más enamorada de él.

Pero ya era hora que me lo fuera sacando de la cabeza. No podía pensar sin que él se metiera en mis pensamientos. No soportaba el control que tenía sobre mí incluso con su ausencia, pero yo lo sentía presente, sentí que en alguna parte estaba cerca, conmigo, a mi lado …

Siempre he creído que todas las historias que terminan con un final feliz, comienzan con un inicio triste …

Pero ya no importaba. Nunca sabría el final de esas historias. Usualmente, las personas solemos hablar del futuro sin saber si tendremos uno.

Es curioso, ya que estaba aquí no seguiríamos juntos.

Había perdido la cuenta de cuantas veces miré las hojas en blanco frente a mis ojos. No sabía qué decirte, cómo dirigirme a ti. Tal vez no sería capaz de hacerlo nunca.

Entonces boté la hoja hecha bola al cesto de basura.

Sé que dijiste que siempre quisiste que escribiera un libro sobre ti, pero no puedo, lo siento.

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