3- Como encontramos a Sylas, El Hechicero
Con la aceptación de Kael, El Guerrero, surgió La necesidad de encontrar a Sylas, el hechicero, y convencerlo de unirse a la búsqueda de las Reliquias del Destino era apremiante. La misión era vital para el destino del reino y, posiblemente, del mundo entero.
Sylas, con su conocimiento de las artes mágicas y su dominio sobre la magia arcana, era esencial para la búsqueda. Sin embargo, había estado fuera del reino explorando lugares de poder mágico en busca de sabiduría. Su naturaleza misteriosa y dedicación a la magia lo hacían difícil de rastrear.
El Gran Erudito Thaddeus, un hombre con barba canosa y mirada sabia, había sido designado para liderar la búsqueda de Sylas. Junto a él estaban otros eruditos y consejeros, todos conscientes de la gravedad de su misión. Habían seguido las pistas de Sylas hasta una antigua biblioteca escondida en las profundidades de un bosque encantado.
Mientras avanzaban a través del bosque, el Rey Aldric habló con preocupación. "Sylas es un hombre de misterio, y no sabemos cómo reaccionará a nuestro llamado. Debemos ser respetuosos y persuasivos."
La Reina Isabella asintió con determinación. "Sylas es un hechicero poderoso, y su participación es fundamental. Debemos convencerlo de la importancia de esta misión."
Finalmente, el grupo llegó a la biblioteca, una estructura antigua llena de libros antiguos y pergaminos llenos de conocimientos mágicos. Sylas estaba inmerso en la lectura de un antiguo grimorio, y su figura estaba envuelta en una capa oscura.
Thaddeus se acercó primero, expresando el propósito de su visita. "Sylas, noble hechicero, te agradecemos por tu dedicación al estudio de las artes mágicas. Pero ahora, te necesitamos más que nunca."
Sylas levantó la mirada de sus escritos y observó al grupo con curiosidad. "¿A qué os referís, erudito? ¿Qué os trae a esta biblioteca?"
El Rey Aldric se adelantó y colocó una mano en el hombro de Sylas. "Hemos venido para hablarte de la profecía de las Reliquias del Destino. Tu nombre ha sido mencionado, Sylas. Eres uno de los elegidos, destinado a encontrar y proteger las Reliquias que pueden salvar a nuestro reino y, posiblemente, al mundo entero."
Sylas parecía escéptico, su mirada profunda y sus ojos llenos de conocimiento. "Una profecía, dices. ¿Por qué debo creer en ella?"
Los consejeros, conocedores de la valentía de Sylas, intervinieron para expresar su fe en él. "Sylas, no solo es nuestro reino el que está en peligro, sino también la oportunidad de obtener conocimientos mágicos y artefactos poderosos en el transcurso de esta búsqueda."
La Reina Isabella tomó la palabra con seriedad. "Tenemos visiones que confirman la autenticidad de la profecía, Sylas. Esta misión es de la mayor importancia, y necesitamos a un hechicero de tus habilidades y conocimientos para tener éxito."
Sylas reflexionó durante un momento, contemplando las palabras del Rey, la Reina y los consejeros. Finalmente, utilizó su magia para proyectar visiones de los desafíos que enfrentarían si no completaban la búsqueda. El Rey Aldric, la Reina Isabella y los demás vieron visiones de un Eldoria asolado y destruido, y el conocimiento de que la profecía era real y urgente se hundió en sus mentes.
Sylas habló con solemnidad. "Aunque soy un hombre de la magia y de la razón, estas visiones no pueden ser ignoradas. Acepto unirme a vuestra búsqueda de las Reliquias del Destino."
El Rey Aldric, la Reina Isabella y los líderes del reino se sintieron aliviados por su aceptación. Sabían que, con Sylas a su lado, tenían un poderoso aliado en su misión para encontrar y proteger las Reliquias que podrían cambiar el destino de su reino y, posiblemente, del mundo entero.