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Silencio

En la víspera de la celebración del aniversario de Halle, la plaza principal se encontraba muy concurrida, había comerciantes que ofrecían productos exóticos a todo aquel que pasara. También se podían encontrar malabaristas e incluso artistas que echaban fuego por la boca. Ezilda, Sax y Mia se encontraban ahí, disfrutando del espectáculo.

- ¿Le tienes miedo al fuego, gran cobarde? – Mia molestaba a un pensativo Sax.

-Claro que no, solo que una vez que entiendes el truco deja de ser sorprendente. – le dijo con una sonrisa. Pero por supuesto, aunque te lo explicara, no lo entenderías.

-Chicos miren, los malabaristas están formando un castillo de naipes humano. Los interrumpió Ezilda.

Los tres contemplaban el espectáculo con suma atención cuando se escuchó un estruendo proveniente del boque. Este fue similar al de una gran explosión. El movimiento de las personas ceso por unos segundos, de pronto el bullicio se tornó en un extraño silencio, todos estaban expectantes a lo que podría haber ocurrido. 

Para sorpresa de los habitantes de Halle, de la dirección del bosque comenzaron a surgir miles de siluetas, eran animales que corrían a toda prisa, los pobladores confusos tropezaban tratando de esquivarlos. Por supuesto los que provocaron más caos fueron los animales salvajes.

Todos los presentes en la plaza corrieron despavoridos al divisar osos y leones, sin embargo, estos únicamente miraban a las personas como obstáculos que eran hábilmente esquivados. El trio de amigos busco refugio en el gran reloj en donde encontraron a muchas otras personas acongojadas y confundidas.

-Lo han notado cierto? ¡Ellos… ellos estaban asustados! – vociferó un hombre. ¡Incluso los leones, hasta ellos salieron huyendo del bosque! -hubo alguien que le tomo del hombro y el acongojado hombre guardo silencio.

De los tres chicos era Sax el más asustado con lo ocurrido, no había dejado de temblar y no había soltado la mano de Mía en ningún momento y fue esta la que con un golpe en la cabeza lo hizo entrar en razón. 

Una vez calmado el alboroto varios adultos llegaron a llevarse a los niños que se refugiaron en el reloj. Los tíos de Sax y Mia junto con la abuela de Ezilda llegaron al recinto con una expresión muy marcada de preocupación, su ansiedad se calmó al ver a los niños, quienes se alegraron de verlos. 

La abuela de Linda le dio un profundo abrazo y con mucha tristeza le dijo.

-Mi niña, tenemos que irnos de Halle.

 

El día que siguió al extraño acontecimiento, hubo una reunión en Halle. El alcalde Charles inicio la asamblea, por su aspecto se notaba que no había dormido nada. Frente a él, los asistentes eran un mar de dudas, todos querían conocer lo que estaba ocurriendo, pero la verdad era que el mismo no lo sabía.

-Señores presentes debo iniciar diciendo que el grupo de búsqueda que enviamos al bosque ha regresado, lamento anunciar que de todos los niños desaparecidos…. logramos encontrar solo a 4 y fueron encontrados sin vida. Los presentes quedaron impactados, no había manera que aquello fuera verdad.

- Desconocemos a que se debió la muerte de los niños, los cuerpos tenían algunas mordeduras por lo que creemos que se deben a ataques de lobos…. Antes de concluir fue súbitamente interrumpido.

- ¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Lobos? ¿los animales salvajes ahora corren por las calles? díganos que es lo que sucede? El alcalde guardo silencio un momento y por fin hablo.

-Señores… estoy reunido con ustedes para decirles… el bosque no es seguro, hay algo que ha estado provocando todo lo que estamos padeciendo. Creo firmemente que con la ayuda del rey y los soldados que envía podremos solucionar todo esto.

-Alcalde Charles! Alcalde Charles! gritaba un hombre desde afuera. Se le notaba sudado y asustado.

- ¿Que ocurre? -pregunto al hombre que acababa de ingresar al recinto.

-Señor, hay cientos de soldados que se han reunido a las afueras de Halle, en la quebrada que nos separa de la ciudad más cercana, cuando me vieron me dijeron que nadie podría salir del pueblo, incluso me amenazaron con sus espadas.

- ¿Como? -El alcalde, dejo la reunión y acompañado de un grupo fue a constatar lo que el hombre decía.

-Por órdenes de su majestad, está prohibido que cualquier persona intente salir de Halle. Le indicaba con indiferencia el capitán a cargo de los soldados.

El alcalde entonces cayo en cuenta de lo que ocurrió, el rey si sabía lo que estaba ocurriendo. Y el problema del bosque era tan grave que incluso para que este no se expandiese al reino, si era necesario, Halle podía ser sacrificado.

Los pobladores de Halle protestaron con fervor, pero no consiguieron ningún resultado ni explicación, en lugar de ello fueron amenazados y golpeados por los soldados. Finalmente entendieron su situación y regresaron al pueblo. Fue durante su vuelta al pueblo cuando se produjo el segundo estruendo. Aunque esta vez el sonido fue menor, lo que aconteció después fue de terror.

Cientos de enormes lobos de un color oscuro ingresaron al pueblo, esta vez los animales no tenían miedo, se movían hábilmente a cumplir un claro objetivo. Con una velocidad letal cogían en sus fauces a todo niño que encontraban, estos al entrar en contacto con las criaturas caían en un profundo sueño. Aunque los padres oponían resistencia, estas criaturas les arrebataban por la fuerza a sus pequeños hijos.

La abuela de Ezilda acudió a la reunión del pueblo dejando a su nieta en casa junto a los amigos de esta. El caos en el pueblo que continuo al segundo estruendo llamo la atención de los niños, 

fue Mia la que abrió la puerta por curiosidad; con gran pavor observo a un enorme lobo a solo 3 metros de ella, como por inercia cerró la puerta, pero fue inútil, las criaturas la habían notado.

- ¡Son lobos, hay que escondernos! -atino a advertir a sus dos amigos. En ese momento atravesó la puerta en enorme lobo, seguido de 4 más.

Los lobos se abalanzaron sobre ellos, uno salto encima de Mia, quien tomo un mazo con el que golpeo a su agresor, esto no tuvo ningún efecto, la criatura solo la mordió a la altura del vientre y al instante sintió sus fuerzas mermar. Ezilda y Sax no tuvieron mejor suerte, aunque también opusieron resistencia, ambos recibieron una mordida y las criaturas los tomaron con ellos. Lo último que pudieron ver antes de perder la conciencia, fue la ciudad iluminada por la luz de la luna mientras eran arrastrados por las bestias a la profundidad del bosque.