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VI Victorias

No sabía que decir. La chica, la primera chica que quiso ayudar, estaba frente a él, con los ojos llenos de lágrimas. Jayden la tomó de los hombros. «¿Qué hago? ¿Qué le digo?» Jane comenzó a temblar. La miró de pies a cabeza. La veía completa, pero su mirada, lejos de ser la que vio aquél día, ahora, reflejaba un poco, al menos un poco de esperanza. Finalmente sonrió.

-Me alegro que estés bien. -Susurró.

Jane simplemente cayó encima de sus brazos. La chica no podía parar de llorar. El miope estaba casi igual. «Está bien. Sigue viva. Aún hay chances de ayudarla». La guio hasta las afueras. La apoyó contra la pared. No pararon de hablar. Ella pudo descargar todo su dolor. Sabiendo que era el origen de algo muy importante para ellos. Finalmente, Jane Lee, había buscado ayuda, y Jayden y sus amigos, serían esa ayuda para ella.

Actualidad

Estaba de nuevo en casa, tras volver de la comisaría. Temblaba. No sabía si por en frio o el pánico. Tenía una botella de alcohol en la mano. Wiski. No paró de beber desde que llegó. Tampoco paraba de pensar. «Basta, no lo hagas más» se decía entre trago y trago. Su garganta estaba totalmente destruida por la acidez de la bebida. Además de su miopía, la embriaguez le impedían ver con claridad. Trataba de respirar para calmarse, pero solo los recordaba. No solo a sus amigos, a ese chico que "Quería ayudar" pero solo metió en un aprieto aún más grande «Siempre, siempre que tratas de ayudar, lo arruinas. Lastimas personas. Maldito inútil» No quería pensar más, porque solo tenía esos pensamientos de auto deprecio, que le daban todavía más ganas de tirarse por la ventana. Necesitaba hacer algo. Algo que le distraiga. Así que hizo lo primero y más precipitado que se le ocurrió.

Partió la botella al costado suyo. Tomó los restos y se hizo varios tajos en el brazo izquierdo. La mezcla del cristal y el alcohol le hicieron sentir un ardor totalmente extremo. Que le hicieron retorcerse del dolor en el suelo. Al menos le distrajo. Tras echarse agua encima, el dolor se disipó un poco. Sentir dolor era la forma que usaba de joven para poder dejar de pensar. El calor del líquido le permitió recordar. «Olvidé lo efectivo que era este proceso, para olvidar» Se dijo, mientras tomaba vendas del botiquín, y se vendaba el brazo.

Su teléfono sonó. Volteó para ver el aparato. Caminó hasta él mientras seguía vendándose. Atendió. No escuchó exactamente qué pasaba. Solo escuchó:

-¡Jayden! ¡El alcalde está clausurando el orfanato!

Hace 9 años

Ya había pasado un año. El M.V.J.J había crecido mucho más de lo que Jayden había esperado. La voz del grupo de ayuda que salvó la vida de cientos de chicos y chicas, brindando apoyo junto ayuda psicológica, y que estaba llevando a cabo una demanda masiva contra varios profesores, maestro u otras figuras de autoridad por abuso, se esparcía como el agua. Además de ellos cuatro, muchos otros se habían sumado como tutores para apoyar a otro. Desde Connor y Wyatt, quienes se encargaban de chicos con situaciones de familia o discapacidad, a Jayden y Abigail que lo hacían con trastornos de depresión o ansiedad. Aclarando que esta última, fungía más como una administradora de varios elementos más allá de las personas, como los recursos o tiempos, aunque muchas veces también hacía el aguante a otros jóvenes.

La alegría era superior a su estrés, ya que era uno de los principales miembros del grupo, así que muchos chicos iban a pedirle ayuda. ¿Era mucho? Quizá, pero Jayden Miller era totalmente feliz ayudando. Se sentía orgulloso, por todo lo que estaban luchando. Además, cada día se acercaba más el día de su graduación, lo que significaba que pronto podría dedicarse al grupo al cien porciento de su tiempo. Sería tan feliz haciendo de su pasatiempo, su estilo de vida. Como mucho, sabía que estudiaría psicología, pero solo para potenciar sus habilidades en este grupo. De esa manera, ser aún más efectivo «No permitiré que otro chico sufra lo que yo sufrí» Pensaba todo esto alegremente, mientras miraba su reloj. Era la hora de tener a una de sus reuniones con jóvenes favoritas.

Llegó al aula. Dentro estaba Jane. Ella miraba a la ventana. Jayden entró sonriendo. Ella le devolvió la sonrisa.

-¿Y cómo te encuentras? -Preguntó sentándose en una silla frente a ella.

La chica se tomó un tiempo para responder. Se analizó a sí misma para poder saber que responder. Pero no halló respuesta.

-No lo sé, si te soy sincera. -Se limitó a decir- Hoy es el día de mi declaración, y… No lo sé. Es mucho estrés. -Dijo, mientras se frotaba las manos.

-Lo entiendo. No es poca cosa. Pero intenta estar tranquila. No iras sola, y lo sabes. Muchas chicas irán contigo.

-Lo sé, lo sé. Pero… tú no puedes… ¿Venir?

Preguntó ella, casi suplicante. Jayden negó con la cabeza mientras apretaba los labios.

-No. Lo siento. Las reglas del grupo me piden que vaya con chicas o mujeres. Es un milagro que aceptaran que yo sea tu consejero, si te soy honesto. -Terminó con una pequeña risita- Sabes que si pudiera, iría.

Jane bajó la mirada. Suspiró.

-Ey. Te veré en la televisión y los chicos estarán presentes en espíritu. Además, Abigail te acompañará, y será como que yo esté ahí…

-Aunque más aterradora, fría y agresiva.

-Vamos… No es… tan, así.

Jane miró al costado.

-¿Cuál es el problema Jane? -Preguntó Jayden.

-Abigail es mi problema… -Miró al suelo avergonzada- No… Nos llevamos bien.

-¿Por cómo era en el pasado?

-Por cómo es… -Negó- Esa forma en la que me mira... Me da escalofríos.

-¿Por qué crees que te mira de esa forma?

-Se que siente celos de mí.

-¿Celos? -Preguntó inclinando la cabeza a la izquierda.

-Si, celos.

-¿Por qué sentiría celos por ti?

-Porqué está loca por ti, y cuando nos ve juntos, ella tiene miedo que te arrebate de ella.

Jayden se quedó helado.

-Te das cuenta ¿No? De que ella está enamorada de ti.

Jayden soltó una risa entre labios.

-Solo somos amigos.

-Eres miope, no ciego. Debes saber cómo te mira. -Continuó juguetona, acercando su silla más cerca de Jayden, quien intentaba no reír en voz alta.

-No hablemos de mí. No es momento de chisme. Estás en sesión. Eso lo podemos hablar más tarde.

Jane soltó una carcajada.

-¡No te rías! Oye. Escúchame. Hablaré con ella. Pero tú, solo piensa en como harás para declarar. Tomate tu tiempo, y recuerda. Este es el final de tu trauma, y el inicio de la ayuda a miles de jóvenes. Eres valiente, Jane. No lo dudes.

Jane sonrió. Se levantó y abrazó a Jayden.

-Gracias.

-Está bien. Siempre para ti. -Se apartó. Tomó sus cosas.

-Luego hablaremos de esta chica.

-En la cafetería con Connor y Wyatt, pero ahora no me distraigas, ¿Si?

-Vale, vale. ¡Nos vemos!

Jane salió del aula. Jayden bajó la mirada. Se refregó las manos. Se levantó y miró la ventana. «Hoy es un gran día» Jane era de las primeras grandes victorias del M.V.J.J. Tras su llegada, ella inspiró a miles de chicos a denunciar a sus agresores sexuales. Ese día, irían ella y otras chicas al juzgado a escuchar el veredicto, tras mucho tiempo de estar esperando la condena. Naturalmente, pese a la victoria, el miope se sentía asustado. Sabía que esas cosas eran de todo, menos justas. Menos con la gente joven. Por eso la movida de ir tantas personas. Así se tenían la presión social de su lado. «No es muy limpio, pero al final del día, estos sujetos no merecen un juego justo»

-Mantente positivo Jayden. -Dijo Charly entrando por su espalda- Jane es fuerte, y pronto ella será una ayudante más, como los chicos y tú.

El miope no dejó de mirar la ventana.

-Lo sé, y estoy orgulloso… Pero…

-Se positivo. Todo saldrá bien.

-Eso espero. Enserio.

-Escucha… -Charly se sentó a su lado- Y esto a ti… ¿Cómo te afecta?

-Ya lo sabes Charly, me afecta porque me asusta que le hagan algo.

-Me refiero a… Sobre tu experiencia.

Jayden bajó la mirada. Suspiró.

-Deseo que no se de la misma situación que cuando yo di la mía. Pero ya llegó más lejos ¿No? Ya hay un veredicto, y de ese modo es posible que esté bien… Que metan a los tipos en la cárcel y que ella esté segura, ¿Verdad?

-Jayden… ¿Quieres hablar de…?

-¡No! No… Estoy bien, solo me preocupo por ella.

Charly suspiró, lo tomó del hombro. Jayden evitaba el contacto visual.

-Escucha, ve a hablar con Abigail. Sabemos lo tensa que es la relación entre ambas.

-Son personas. Deben poder resolverse solas.

-No es momento para errores amigo.

El miope suspiró.

-Está bien. Yo me encargo.

Actualidad

Jayden llegó a toda velocidad al orfanato. La puerta tenía un aviso de desalojo. Lo tomó. Estuvo a nada de romperlo, pero sabía que debía controlarse, por lo que simplemente entró. Adentro, estaban todas las monjas y maestros, caminando de izquierda a derecha, naturalmente, estando extremadamente nerviosos. Los niños menores eran inconscientes de la terrible situación, a la par de que los mayores, que, si lo eran, estaban desolados. Ya se veía en sus rostros como se esperaban peor. Debían de pensar que terminarían en la calle. Y aunque quería abrazarlos a todos, para decirlos que todo estaría bien… «No descartemos nada» pensaba tratando de estar listo para cualquier posible resultado. Ser negativo era la mejor forma de estar listo para todas las posibilidades, sobre todo las peores. Del mismo modo, tenía que pensar en cómo ayudar a los jóvenes que estaban ahí si llegaba a darse el caso. «No. No pienses en eso. Vamos a resolverlo» trataba de desviar el tema en su cabeza.

Llegó corriendo con Mariane. Ella, que estaba llorando a cantaros, le abrazó.

-¡Jayden! -Tomó al chico de los hombros- Lo vamos a perder todo…

-¡No lo harán! -Negó en un chillido, mientras intentaba evitar que se desmaye- Resolveré esto, y por lo que sea, yo me aseguraré de que tengan donde quedarse. -Respondió velozmente. Sacudió la cabeza- Dime ¿Cuánto tiempo tenemos?

-Menos de un día. Hasta las doce.

-Es más que suficiente. -Miró su reloj. Activó la alarma- ¿De qué se los acusa?

Mariane bajó la cabeza nerviosa.

-De malversación de fondos y lavado de dinero.

Jayden se quedó callado un par de segundos. «¿¡Qué!?»

-Mira. Yo demostraré que no es verdad…

-Jayden. -Interrumpió Mariane mientras soltaba al miope- No hay nada que podamos hacer ya…

-¡No digas eso! Yo me encargaré de investigar el caso, y así demostrar su inocencia para que eso no pase.

-Jayden… Escucha…

-¡Escúchame tu! Voy a… Hacer todo para que esto siga vivo. Lo prometo.

Jayden se apartó. «Debo hacer esto, pero no creo poder hacerlo solo» Comenzó a pensar. «Igual, pese a todo, no sé realmente en quien puedo confiar». Tomó su teléfono. Lo miró. Abrió los contactos. Miró los pocos que habían «Y si…» Entró al contacto de Blair. «Debería…» Se quedó helado miraba la pantalla. «¿Sabes algo? No vale la pena» Se dijo. Guardó el aparato. «No puedo confiar en nadie» Terminó mientras entraba finalmente al establecimiento, viendo de paso a Mariane, quien lo miraba totalmente desconsolada. «En nadie, Jayden».

Hace 9 años

Mientras caminaba por el pasillo del M.V.J.J se decidió a tratar de mantener la calma. Jane estaba camino al juzgado, y la televisión acompañaba a todas las chicas, que estaban frente al edificio legal. La chica en cuestión estaba con Abigail, y aunque sabía que no se llevaban del todo bien, sabía que el profesionalismo de la morocha era superior a su mala leche. Aunque se aseguró de detenerla de hacer pendejadas antes de que vaya…

Hace 1 hora

-Escuchame, se que no te agrada mucho… -Le dijo Jayden a Abigail en un recoveco de los pasillo.

-Yo nunca dije eso.

-Vamos, no soy tonto. Ni ciego.

-Tus lentes no dicen lo mismo.

-¡Escucha!

1 hora más tarde

...Pareciera que entendió. Sin embargo, sus preocupaciones eran simplemente mayores a sus posibilidades de estar en paz. Odiaba los juzgados. Le daban miedo. Esperaba que Jane sea más fuerte que él, que vivía demasiado aterrado.

Entró a la cafetería. Charly y Connor estaban ahí. Mirando la televisión. Se sentó junto a ellos.

-¿Qué hay?

-Nada. Mirando la marcha. A las chicas en el juzgado. Son muchas. Estoy realmente emocionado -Respondió Whyat.

Jane estaba mirando la ventanilla. Abigail estaba igual que ella. Nada más, cada cierto rato miraba su reloj. Era un viaje algo largo. Lo que también lo volvía algo incómodo. «¿Algo?» Ninguna sabía cómo hacer para entablar conversación. Finalmente, la rubia miró a la morocha musitó un par de palabras.

-¿Cómo crees que nos vaya? -Preguntó la chica, queriendo matar el silencio, pero con cierto miedo.

-Creo que nos irá bien. -Respondió Abigail sin mirarla- Tenemos todo a favor, legalmente hablando. Eres muy valiente. Espero que el destino, o lo que sea, esté de nuestro lado y valore eso. ¾«"Recuérdale que es valiente" como digas Jayden» recordaba Abigail.

-Nunca creí que justo tu serías creyente algo divino. -Continuó la chica con una tímida sonrisa.

-Supongo que cuando me estreso creo en lo que sea…

Jane suspiró. Jugueteó con sus pulgares. Un poco mientras trataba de mirarle.

-Oye… No te caigo bien ¿Verdad?

«No» Pensó la morocha. Le dirigió la mirada. Desde que se conocían, su relación fue tensa. Quizá sea la tosquedad natural de Abigail, o la constante actitud auto defensiva de Jane. Normal para una chica en su posición. Pero esa primera experiencia, seguía dándole molestia. Para colmo estaba lo de Jayden…

-¿Por qué lo dices? -Preguntó.

-Por cómo me miras... No eres muy sutil. Y… la verdad, me das un poco de miedo.

«Carajo»

-Mira… no sé qué responderte. ¾Se quedó callada unos segundos pensando en que decir.

-Se nota…

-Perdón. Pero enserio, no me caes mal.

-¿Entonces me tienes celos?

Abigail casi escupe algo de agua.

-¿Celos?

-De que me llevo bien con Jayden… O soy muy cercana.

-No, no me molesta.

Abigail comenzó a recordar lo mucho que Jane abrazaba a Jayden, y como Abigail apretaba los dientes y cerraba los puños, con un sentimiento que ni ella entendía.

-Por favor. Sé que te gusta…

-¡No me gusta! -Bajó la voz- Disculpa. No… No me gusta.

-Por favor. Connor Wyatt y yo hablamos todo el rato de cómo es totalmente obvio. La forma en como lo miras, como le hablas.

-Le hablo a todos exactamente igual.

-Eso crees.

-Vamos…

-Mira… hoy el tema es sobre ti. Además. No quiero hablar del tema.

-Okey, solo… quiero hablar de otra cosa, para poder distraerme… -Jane sacudió la cabeza- Lo siento, ya no hablaré.

9 años después

Estaban los tres. Adam, el capitán y Abigail frente a varias pantallas, que mostraban la habitación de hotel de Wyatt. Ella estaba avergonzada, pero trataba de mantener su pecho en alto, para que nadie vaya a detener su plan de ayuda a su amigo.

-Lo sé, lo sé… Pero es lo único que tenemos. Y… ¡Es mi amigo, por favor señor! Démosle paz, por lo menos hoy. Luego me hecha del caso si quiere. Pero hágame este favor.

El capitán suspiró. Miró directamente a su agente, luego a Adam, quien miraba a otro lado.

-Estoy perdiendo el control de mi propio equipo. No pierdan el tiempo, más de lo necesario. ¿Está claro?

Ambos asintieron. El capitán se fue. Abigail prendió el teléfono. Miró los mensajes. Le escribió un texto a Connor. Estaba bien por lo que dijo. Ella miró nuevamente la pantalla. Le envió un meme de gatitos para calmarlo. Luego se sentó.

-Estás haciendo bien Miller. Es una pista y es… Un amigo. Es bastante valiente.

-Si esto falla me sacarán del caso.

-Tranquila. Me aseguraré de que no pase nada, y que no te saquen.

-¿Cómo harás eso?

-No lo sé. Simplemente lo intentaré. El capitán me debe favores. Algo conseguiré.

Ambos rieron. Abigail se limpió una lagrima.

-Gracias.

-Somos compañeros.

Hace 9 años

Jane bajó la mirada. Se recostó aún más en el respaldo del asiento. Cerró los ojos. Suspiró mientras intentaba dormirse. Abigail no podía dejar de mirar por la ventana. Pensando en la pobre chica en cuestión.

A diferencia de Jayden, ella no era tan pesimista. Era muy probable que ganaran. Pero, aun así, algo le hacía estar alerta. ¿Las circunstancias? No lo sabía, pero no podía bajar la guardia. Quizá haya sido por eso, que no tardó en moverse cuando Jane comenzó a temblar y gritar. Otro ataque de pánico. Sabía que el simple hecho de hacerlo, de intentar dormir, le provocaba que sus manos temblasen, y se agitase. Le comenzó a faltar el aire. Abrió los ojos asustada.

-¡Calma! -Abigail puso su mano en la espalda de la chica, quién hacía un esfuerzo para respirar.

-Tengo miedo… -Dijo entre sollozos- Tener que volver a verlos a la cara… A ellos… No… ¡No! No quiero volver a verlos. ¡Déjame ir!

Abigail cacheteó a Jane.

-¡Tranquila!

-¡Ey!

-¡Escúchame! Jane, lo que hiciste, y haces cada día, es enorme. Eres extremadamente valiente.

-¡Basta de decirme esa mierda de que soy valiente!

Un silencio se cimentó entre ellas. Abigail bajó la mirada.

-No soy valiente. Estuve casi dos años. Desde los quince, me vienen torturando y jamás hice nada al respecto. -Jane comenzó a llorar. Su rostro se empezaba a manchar de negro por la sombra de ojos- Soy una puta cobarde. Soy una puta.

Abigail levantó su rostro con su mano.

-No eres cobarde. Estuviste amenazada por… demasiado tiempo. Pero no quita, de que eres más valiente, más que muchas personas que jamás haya conocido…

Jane quiso volver a bajar la mirada.

-¡Mírame! -Gritó para que ella volviera en sí- Sé que es feo pero… Es un último trago amargo antes de acabar con esto de una vez. Tu puedes. Por ti, y por todos los que tienen miedo.

Jane terminó de respirar agitada. Luego se volvió a recostar contra el asiento. Luego miró al cielo.

-Gracias… Abigail.

-Para eso vine.

-¿No era para cuidarme?

-Esto cuenta.

Actualidad

Jayden caminó velozmente por el lugar. «Me puse muy alto, ahora no tengo ni idea de cómo hacer esto. Esto me pasa por venirme arriba» pensó. Finalmente se detuvo en el patio. Miró a los niños jugar despreocupados, mientras tratada de recordar porqué lo hacía. «Siempre para ayudarlos. No pierdas tus valores» Se decía. «Céntrate. Piensa. ¿Qué podría ser una pista?» Continuaba, mientras suspiraba, tratando de recordar exactamente porqué estaba aquí.

La malversación de fondos, es un crimen muy grande en Estados Unidos, por lo que se suele actuar con todo el peso de la ley. La forma rápida de actuar implicaba pistas contundentes. ¿Plantadas? «Eso quiero creer» Eso puede implicar que posiblemente se tratase de un trabajo interno. ¿Un infiltrado? «¿Tanto para poder tirar abajo un orfanato? Debe ser personal». Estos planteamientos, no eran suficientes para que él no dejase de estar alerta a todo lo que pasaba. Fue justamente, por eso, que dirigió la mirada a la esquina, donde un chico lo miraba disimuladamente, rodeado de otros de su misma edad. Esa mirada no era común, sabía algo.

Jayden se levantó y se acercó pensativo. El chico lo miró algo tembloroso, intentando alejarse. Jayden interrumpió su paso sin tocarlo «Si lo hago, esto podría ser incluso peor que antes»

-¿Ocurre algo señor?

-No, no… -Miró a los costados para ver si los vigilaban, mientras los demás chicos se alejaban- ¿Cómo te llamas?

El chico dudó en responder.

-Alan… -Dijo tímidamente.

-Muy bien, Alan. Quiero saber que sabes.

-¿Sobre qué?

-Sobre warhammer. ¡Claramente sobre lo que pasa con el orfanato!

El chico suspiró. Claramente se conocía el discurso.

-¿Qué le dice que yo se algo sobre la situación?

-Sabes cosas en general. Se ve que eres precavido. Tienes un teléfono, lo que no es normal en estos lugares, además de que te sientes bastante cómodo en el lugar, lo que implica que llevas aquí mucho tiempo, o… que aprendiste a usar este entorno como una herramienta. -Describió el miope. O más bien, presumió saber-Sé que sabes quién soy. ¿Me equivoco?

El chico bajó la mirada. Suspiró.

-A ver qué sabes de mí. Vamos, se nota que quieres presumirlo.

Alan sonrió y sacudió la cabeza. El miope le había ganado.

-Eres Jayden Miller. Caza recompensas, ex miembro del M.V.J.J. Acusado de…

-Suficiente. -Jayden se arrodilló frente a él- Mira, no quiero saber tus métodos, simplemente dime que sabes de las acusaciones del orfanato.

El chico miró al cielo. Se lo veía, algo así como decepcionado.

-No importa que le diga… No hay forma de salvar este lugar.

-Cuanto pesimismo, chico… Ten fe. Esto se solucionará, me aseguraré de ello, pero tendrás que decirme la verdad.

-Escuche. ¿Sabe que todos nosotros seremos reubicados en otros lugares?

-Si. Lo sé, ¿Y eso que significa?

-Tengo casi catorce años. Tuve una vida antes de esto, pero ya terminó y sé que tampoco la conoceré, teniendo en cuenta el margen de adopción. Los chicos que hay aquí son lo más cercano a una familia que tengo. Si nos reubican, no podré protegerlos o asegurarme de que están bien. Además… Tengo dos hermanos. Un par de gemelos… Si nos reubican, sé que los perderé.

-¡Escúchame! Me voy a asegurar de que no ocurra, ¿Está bien? Sabré la verdad. Y no perderás a tus hermanitos. Lo juro por Dios.

-No vale la pena jurar, porque se que esto es insalvable. Eso quería decir. Además, lo que vi…

-¿Qué viste?

-El otro día un hombre entró y le pidió los análisis de cuentas del mes a Mariane.

-Interesante -Dijo Jayden- ¿Tu qué crees que sea?

-Lo mío es la información, no las opiniones.

-Claro… -Jayden se levantó- Hiciste bien. Quiero que sepas que ayudaste a salvar este lugar.

-O a que se hunda más.

-Hablaremos más tarde de tu actitud pesimista. Hasta luego.

-Nos vemos señor.

Hace 9 años

El auto llegó oficialmente al juzgado. Las chicas se miraron. Abigail no sabía cómo darle ánimos. Jane estaba temblorosa. La morocha tenía un teléfono entre manos.

-Escúchame… Yo… -Susurró Abigail.

-No… No hace falta que lo intentes… Sé que no eres buena en esto. Gracias por venir conmigo. Aunque no lo creas. -Ella soltó una pequeña risa.

-Quiero que sepas que… Antes de entrar… Lo siento.

Jane miró a sus ojos, con los suyos abiertos como platos. Totalmente sorprendida.

-Yo intenté por mucho tiempo ayudarte con… Tu situación… Pero los profesores me aterraban. Tenía miedo de incluso de hablar con mi tía, o de testificar a tu favor. Soy realmente una cobarde. ¾Dirigió su mirada a Jane y puso su mano en su hombro¾ Sé que… Sé que tú eres realmente valiente, y sé que si decides, después de esto, ser una miembro más del grupo de ayuda, serás una gran maestra…

-Te ardió decir eso.

-Como no tienes idea. No soy así, decir cosas tiernas me da diabetes, pero… Nada de lo que dije es una exageración o mentira. Yo realmente admiro.

Jane sin previo aviso le abrazó con fuerza. Abigail se retorció. Jane la soltó.

-Disculpa.

-No pasa nada. Si quieres seguir… Puedes hacerlo.

-Okey…

Jane volvió a abrazar a Abigail. Se aferró a su espalda. Mientras más y más quería. Ella estaba con la necesidad de salirse, pero no podía salirse. Lo necesitaba. Necesitaba cariño. Necesitaba paz. Abigail se sentía, pese a todo, cómoda. Esa chica era especial, y aunque se sentía algo incomoda cuando estaba cerca de Jane, y las experiencias pasadas entre ellas dos eran parcialmente incomodas, aceptó finalmente como era la cosa. «La odio, pero la admiro. Que hija de puta» Finalmente se separó de ella. Jane se limpió una lagrima

-Te prometo que te ayudaré con Jayden.

-No es momento.

Jane salió del auto. Caminó al tribunal con miedo. Volteó para ver a Abigail. Saludó a con la mano. Vio a las chicas que miraban, expectantes para poder seguir su ejemplo. Miró una vez más la puerta. Sonrió. Y entró.

Actualidad

Mariane se acercó a Jayden, quien estaba en la mesa leyendo los expedientes totalmente horrorizado. Al ver su rostro, bajó la mirada. Se sentó en la silla frente a él, mientras el miope hacía un esfuerzo mayor para no gritar de la ira.

-Diez aires acondicionados… Raciones de comida para más chicos de los que tienes… Y… Más números, claramente inflados. Porque… No soy economista o contador, pero… dos millones de dólares en total, no creo que gaste un orfanato tan pequeño en un mes. -Jayden le miró- ¿Cuál vendría a ser la explicación?

-Jayden, yo…

-El hombre que vino pidiendo los archivos… quería saber cómo iba el lavado de dinero ¿No es así?

-Nos faltaba dinero, y… Surgió una posibilidad y…

-Mira a la ventana. -Interrumpió Jayden los intentos de excusas de Mariane

-¿Qué?

-¡Mira a la ventana! -Dejó salir un grito levantándose agresivamente de la silla.

Mariane miró la ventana. Abrió las cortinas. Lo único que vio, fue a cientos de chicos jugar. De todas las edades.

-Ves a esos chicos ¿Verdad? Todos esos chicos, que ahora, perderán lo más cercano a una familia, o una casa, que tuvieron por años, todo, porque la perra avariciosa de la dueña del lugar, quería unos centavos más. -Jayden se puso detrás suya, y comenzó a hablarle directamente al oído- No sabes a donde van a terminar ¿No es así? Porque lo que vi, es que estás tratando, en vez de buscarles un buen lugar, estás tratando de no estar presa.

-Sé que… Sé que no iré, a la cárcel.

Jayden miró directamente sus ojos.

-¿A qué te refieres?

-Sé que iré, porque… Fue parte del trato que tuvimos…

Una ira interminable, jamás vista, provocó que Jayden tirase por los aires todo lo que apoyaba en la mesa, para luego tirarla de una patada.

-¡Eres un puto monstruo! ¿Quién mierda te hizo creer que esto es una buena idea? Maldita avariciosa.

Jayden se sentó en la silla.

-Lo siento.

-¡No digas eso hija de puta!

-Fue una oferta que no pude rechazar... pero cuando me di cuenta de lo que implicaba, ya era extremadamente tarde.

Iba a volver a gritarle. Pero algo le detuvo. «Un hombre vino» Le miró nuevamente. «Recuerdo que, parte del dinero que sobró cuando terminó el M.V.J.J se usó para… ¡Fundar este orfanato!»

-Escucha… ¿Quién te ofreció el trato de lavado de dinero?

Mariane miró al costado. Comenzó a sollozar.

-¡¿Quién fue?!

-No sé… Solo sé su apodo, jamás lo vi en persona…

Suspiró aterrado.

-Dake… ¿Verdad? -Tartamudeó.

-Es demasiado poderoso. Necesitaba un lugar para lavar dinero y me llevaría un porcentaje bastante bueno por todo… Pero, cuando me di cuenta, ya era tarde. Si llego a hablar, moriré.

-Te dio chance a negarte, ¿Verdad? Ni se te ocurra volver a mentirme.

Miriam asintió.

Jayden se levantó, caminó a su lado. Miró la ventana con todos los chicos. Vio su reloj. Faltaba tiempo para la llegada del desalojo. «¿Qué más da? No hay nada que pueda hacer»

-Dake mató a Abigail.

-¿Qué?

-Si… A ella y a muchos más… Algunos niños, sea dicho ya de paso… -Con la mayor frialdad posible, se acercó lo más posible a la mujer y susurró- Por eso, quiero que sepas que trabajaste con el asesino de mi esposa, y con el de tantos más. Eres un monstruo igual que él.

Miriam comenzó a llorar desesperadamente, mientras Jayden salía de la oficina. Caminó unos cuantos pasos, antes de derrumbarse. Comenzó a llorar a los gritos. Tanto por el dolor que le representaba saber esta traición, como también por la frustración que le resultaba saber que una vez más Dake, arruinaba su vida. Tantos chicos lastimados por culpa de este imbécil. Cayó de rodillas. Golpeó el suelo con tanta fuerza que sus manos empezaron a sangrar. «¡Te odio! ¡Déjame en paz! ¡Estoy lejos de poder atraparte! ¡Lejos de siquiera poder hacerte algo! ¡Déjame en paz por favor!» Pensó mientras notaba como su sangre y lágrimas dejaban un color carmesí en las baldosas. «Por favor»

Jayden se quedó toda la tarde para jugar con los residentes, pero había llegado la hora. Varios camiones llegaron junto a la policía para llevarse a los niños. Los pasillos, antes inundados por risas alegres, ahora aturdían con el llanto de miles de niños quienes no querían dejar el lugar. Los policías pasaban a su lado, mientras él solo podía observar sombrío. Entre todos, se acercó Alan. Este le miró fríamente.

-No lo lograste. -Susurró Alan, quien se acercaba lentamente por su espalda- No pudiste hacer nada.

Jayden suspiró, mientras miraba al suelo. No podía ni mirarle la cara.

-Lo siento Alan. -Se limitó a decir.

-Sabía que no podrías. Estaba todo en nuestra contra. Alan comenzó a llorar.

Se sentó contra la pared, Jayden hizo lo mismo, junto a él.

-Los voy a perder. A ellos también. -Dijo refiriéndose a los niños del lugar- Perdí a mis padres hace un año. Solo me quedan ellos. Y sé que nos enviarán a orfanatos distintos.

Jayden permanecía en silencio. «¿Para qué intervenir? Solo arruino las cosas»

-Señor… ¿Le puedo pedir algo? -Dijo con la voz de súplica de un niño indefenso.

-Dime. -Respondió el desesperanzado miope.

Alan sacó de su bolsillo un papel. Se lo entregó al miope. Era una foto de dos niños. Bebés, de casi un año.

-Adóptelos.

-¿Eh?

-Sé quién es usted. Sé que ayuda a personas… Sé que perdió un hijo. -Describió- Se llaman Rebeca y Adam. No durarán mucho sin mí. Por favor, sé que podrá con ellos.

Jayden miró la foto. Comenzó a temblar.

-A-Alan yo… Es-t-t-to no es fácil. Es complicado y tardado y…¾Comenzó a tartamudear.

-Por favor. Son lo único que me queda.

Jayden comenzó a lagrimear.

-Los adoptaré a los tres. Te lo juro.

-No podrá...

-Lo haré.

-Por favor.

Un oficial llegó. Llamó a Alan por su nombre. Saludó con la mano al miope. Jayden, quería con todas sus fuerzas ir tras él y llevárselo, sin embargo, sabía que sería inútil. Solo levantó y miró cada paso que daba rumbo a la salida. «Una derrota más que agregar a la lista de mierda Jayden»

-Veo que logró una conexión fuerte con ese joven. ¾Dijo una voz detrás suya. Este puso al lado suyo. Jayden reconoció la voz.

-Es un talento dicen algunos. Le agrado a las personas en general. Aunque tengo una debilidad con los niños.

-Debería ser maestro.

-Lo fui alguna vez…

-Dejó el cargo.

-Me jubilaron.

-Me apena escuchar eso… Claramente se nota que debía ser bueno. O eso creo.

El hombre se pasó a su lado, Jayden lo miró

-Disculpe la curiosidad, pero… ¿Qué hace el alcalde en el cierre de un orfanato?

Daniel miró adelante, luego a los alrededores.

-Porque me desagradan los corruptos. La gente que usa lugares como este para lavar dinero. Y encima ¿Un orfanato? ¿Enserio? Ya me parece el colmo. Quiero que los ciudadanos, sepan mi repudio sobre esta, horrible situación.

-Es bastante respetable. ¾Respondió Jayden, quien estrechó su mano a Daniel. Este aceptó. Este se aceró para susurrarle¾ Se quién eres y que haces. Se lo que le hiciste a estos niños, lo que le hiciste a mis amigos y a Abigail.

Daniel rio por lo bajo.

-Decírmelo no es muy inteligente, ¿Sabe?

-No me importa. Quiero que lo sepas. Quiero que sepas que este será el principio del fin de tu viaje, maldito enfermo.

-Quiero verlo intentarlo, Miller.

Daniel se alejó de Jayden, mientras se acercaba al grupo de personas que lo miraban. El joven se prendió un cigarrillo. Se alejó. Suspiró. Sabía que es lo que iba a pasar. Era el inicio de su cruzada, ahora, iría a por todas. Estos niños, serían la última víctima de este hijo de puta.

Hace 9 años

Jayden Connor y Wyatt estaban expectantes para que llegasen, en la cafetería. Naturalmente, no fue un juicio televisado y las chicas salieron por lo bajo del juzgado. Una vez Jane y Abigail pasaron por la puerta, y la más joven susurró:

-Estarán en la cárcel.

Los tres se levantaron y aplaudieron a Jane, antes de abrazarla. Casi la matan por asfixia. Le festejaron, le dijeron que lo orgullosos que estaban y como inspirarían a miles de personas que estarían dispuestas a hablar por su ejemplo, todo antes de finalmente, sacar unas cervezas, y sentarse en la mesa de la casa de Connor para beber.

-Si rompen algo, los rompo a ustedes. -Exclamó en un grito el dueño de la casa.

Pese a lo que se podrían imaginar, la casa estaba muy ordenada. Se veía que Connor hacía un sobre esfuerzo para cuidar el lugar donde vivía su madre. Por cierto, su cuarto era todavía más sucio que un chiquero.

Se sentaron en el suelo para beber, mientras comenzaban a hablar. Wyatt probó por primera vez el alcohol. No le gustó, pero se tomó varias latas. Fue el primero en caer. Jayden y Abigail fueron los más moderados, porque sabían que serían los encargados en llevar al resto a la casa. «La responsabilidad es una carga, sobre todo cuando quieres descansar». Jane por otro lado, miraba a la parejita, quienes estaban sentados muy cerca el uno del otro. Aunque trataban de no intercambiar mucho sus miradas. No había incomodidad, pero en cuestiones de sutileza, la peli violeta no lo era. «Es la definición de la hiprecrecía» se decían ellos.

-¡Oye Jane! -Exclamó, Connor, arrastrando las palabras, porque tomó bastantes latas.

-Dime. -Respondió ella con la voz más clara. Ya que ella tenía más experiencia con estas bebidas.

-Ahora que terminaste tu tratamiento… ¿Vas a ser una consejera más?

Jane bajó la mirada, sonrió. Jayden sonrió «Esa sonría dulce, es tan diferente a la que conocí antes» Abigail lo vio. «Maldita sea» pensó ella.

-Claro. Es mi principal objetivo. Seré tan buena como ustedes dos. -Dijo señalando a los dos- De hecho, seré mejor.

-Diffficil… Sommm -Trató de hablar Wyatt, quien estaba medio caído en el piso.

-Calma amigo. -Respondió Connor, ayudándole a levantase al chico que estaba tirado en el suelo.

-Sommosss nosotros los mejores.

Los otros tres rieron.

-¡No por mucho!

Jayden se rió. Luego dejó la lata en la botella.

-Disculpen, voy al baño. Déjenme algo.

Jayden se levantó y se retiró. Abigail notó que Jane estaba junto a ella. «¿Ahora se tele transporta o qué?» Se miraron directamente.

-¿Qué? Esa mirada tuya me da miedo. -Dijo la chica tomando un sorbo de la lata.

-Esta noche, vas a declararte a Jayden. -Dijo decidida, mientras toqueteaba el hombro con el índice a Abigail.

-No, no lo haré.

-¿Por qué no?

-Porque no me gusta.

-¡Si te gusta! -Dijeron al unísono.

-Es la primera palabra que dicen completa sin trabarse, malditos alcohólicos. -Les recriminó.

-Abii, te encanta Jayden. ¡Todos los sabemos! ¾Dijo Connor completamente normal, como si no hubiese tomado cuatro latas de un tirón.

-¡Si! Aparte, como te mira. -Continuó Jayden- Y como tú lo miras.

-No sé de qué me hablan… Esperen, ¿Hay una forma de ver a alguien como enamorada?

-¡Hasta sientes celos de Jane! ¾Dijo el que estaba más intoxicado.

-¡Wyatt!

-¡Sabes que es verdad!

-¡Lo sabía!

-¡No sabe lo que dice, está ebrio!

-No tiene sentido que tengas celos, amiga.

-Aunque es más graciosa, más carismática…

-No es tan agresi…

-Abigail, ¡Soy lesbiana!

-¡¿Qué?! -Gritaron los tres.

-Chicos ya lo sabían, ¿Por qué fingen?

-Para no hacer sentir mal a Abigail.

-Claro, ahora les importa no hacerme sentir mal. -Miró a la pelivioleta- Disculpa por no saber.

-No sufras por eso -Jane tomó de los hombros a Abigail- ¿Qué tengo que hacer para que te declares?

Abigail se tomó un trago totalmente largo. «Tengo más tolerancia de la que yo misma creía»

-No le gusto. Soy terca, agresiva, acida. No soy su tipo, para nada. Y, no hay nada que le pueda decir o hacer yo, para que le guste. Sé que…

-No sabes nada. Voy a ayudarte… Aunque no quieras.

-¿Eh?

Jane tomó de la mano a Abigail, y le ayudó a levantarse, o más bien la jaloneó con fuerza para llevársela corriendo. Jayden, quien estaba volviendo a la sala, fue tomada de la mano por ella también, quien los arrastró hasta el patio de la casa.

-¿Qué te pasa? -Exclamó el miope.

-Lo siento chicos, pero esta es la única forma que tengo para tenerlos a solas.

-¿Qué?

Jane tiró sus abrigos, y bufandas, para luego cerrar la puerta detrás de ella. Se escuchó el seguro ponerse «Maldita» Pensaron ambos, mientras recogían las prendas y se las ponían, debido al frio que comenzaba a hacer. Para colmo comenzaba a nevar. Pero este último detalle, daba al ambiente un lindo toque. Hacía que el cielo, y en general, momento, se verían hermosos. Ambos, sin mucho que decir, miraron la nieve caer en el pasto.

-Oye… ¿Sabías que Jane es lesbiana? -Dijo ella para romper el hielo.

-Pues obvio, soy su consejero. Es mi trabajo conocer eso detalles para ayudarlos.

-Claro. Resulta que soy la única que no sabía. Soy un desastre.

-Na, si no lo dice, no es posible darse cuenta.

Ambos siguieron mirando el cielo, hasta que, tras unos segundos de silencio, ella habló nuevamente. Abigail miró a Jayden y simplemente dijo.

-Yo te gusto. -Afirmó, sin más- Ya lo sé. Jane se dio cuenta... Yo también, obvio, pero ella me terminó de confirmar las sospechas. Y la verdad… Nunca estoy segura cuando se tratan de esas cosas.

Jayden se quedó paralizado. Simplemente miraba a las estrellas, que los envolvían en un manto. Incluso, con la mezcla de los copos de nieves, pareciera que algunas estrellas caían sobre ellos.

-Supongo que... Bueno. -La seguridad de la morocha se desvaneció velozmente- Es gracioso, siempre sé que decir… Pero, solo sé que no, sé qué pasará ahora que… Me sinceré, porque… No lo sé, no me gusta guardar secretos.

Abigail se sonrojó tanto que corrió su mirada al costado, totalmente avergonzada.

-Yo... -Tartamudeó Jayden.

El chico no sabía que decir. Su boca temblaba, sus manos no dejaban de moverse. Le miró directamente. Pero un horrible flashazo volvió a su cabeza. «... Alguien ayudaría a un patético tartamudo como tú?» «Eres atractivo, aunque no cualquiera puede notarlo. Yo lo hice, quizá nadie más lo haga» Miró sus manos. Están aún heridas. Suspiró.

-Abigail… Lo siento -La miró a los ojos- También me gustas, pero... No sé cómo sentirme al respecto.

Abigail bajó la cabeza. «Mierda, lo arruiné».

-Sé que solo causo problemas a dónde quiera que voy. Soy más un mal que un bien y... La historia no hace más que repetírmelo cada vez más y más. Se que, con todo lo que me pase, te terminaré lastimando. Enamorarme solo causará desgracia. Y no quiero que salgas herida. Justamente, porque te quiero mucho, no quiero que pase. Lo siento.

Las palabras de Jayden, le causaban dolor a sí mismo. Lo que sentía por esta chica era tan fuerte, que sabía que rechazarla por miedo era una estupidez, pero lo tenía. Tenía miedo. Miedo de herirla, o de que ella dejase de sentir eso y pasar a odiarlo por culpa de las tragedias que lo atormentaban. Como pasó con todos. Sus padres, su madre y hermanos. Y cuando iba a volver a decirle algo, quizá de disculparse…

-Voy a cambiar eso. -Exclamó Abigail.

-¿Que?

-Quiero cambiar eso Jayden. -Reiteró mientras se acercaba aún más al chico, quien se quedó anonadado- Sé que sufriste mucho. Sé que muchos te hicieron sentir así, que no valías nada y solo atraes desgracias. Sé que la realidad, es que sientes miedo a que yo también te odie. -Se detuvo. Ahora estaba frente a él- Pero desde que te conozco, la verdad... Siento que eres increíble. En un principio, creí que solo te admiraba. Que te tenía como un ejemplo a como quería ser, pero, hace tiempo que entendí que es algo más. Me pareces inteligente, gracioso, empático, amoroso y, bueno, realmente atractivo. -Notó que los ojos de él estaban brillando, de la misma forma que ella tanto amaba- Y se todo lo que sientes y vives, pero por eso quiero mostrarte lo mucho que me haces feliz. Quiero mostrarte que eres increíble aún con tus defectos. Quiero hacerte sentir igual, a como me haces sentir a mí. Porque enserio me gustas… Y me gustaría intentar ser tu novia. O al menos salir para ver qué pasa. No será fácil, sobre todo porque sé que soy imperfecta, y ambos tenemos nuestros asuntos. Pero... Te quiero mucho Jayden.

El chico no sabía que decir. Abigail estaba totalmente roja frente a él, mientras él trataba de decir algo. Simplemente pudo susurrar.

-Te dolió tanta dulzura saliendo de tu boca. ¾Quiso bromear.

Abigail negó con la cabeza.

-No. Para nada.

Con los copos de nieve cayendo a su alrededor, con la mirada de los tres borrachos que se hacían llamar amigos suyos mirando desde la ventana, Jayden se acercó a Abigail. Ella bajó las bufandas de ambos para descubrir sus labios. Quiso mirarla una última vez. Ella sonrió, él devolvió la sonrisa. Puso sus manos en la cintura de la chica, quien con una mano rodeaba su cuello, con la otra lo tomaba del abrigo. Y con esa mano, tiró hasta que finalmente, ambos se enfrascaran en el que sería su primer beso. Un abrazo perfecto, lleno de amor joven, dulzura y paz. Cuando se separaron. Volvieron a verse a los ojos, antes de abrazarse con fuerza. Para ellos, esa noche, comenzaba una jornada, con baches, pero lo intentarían, con todas sus fuerzas, de que esa relación no fracase.

9 años más tarde

-¡Mierda! -Gritó Adam- Llegamos tarde. Los hijos puta cortaron las luces, no pudimos verlos entrar ni salir.

Los gritos frustrados de Adam no eran más que ruido de fondo para Abigail, quien miraba, con el rostro lleno de lágrimas, el cuerpo ensangrentado de su amigo. Se acercó lentamente. Se arrodilló sin importarle la sangre que le mancharía.

-Lo siento amigo… Te fallé. Otra vez te fallé. -Susurró la chica.

Esa noche, mataron a Wyatt, y Abigail no puedo hacer nada para impedirlo.